jueves, 24 de julio de 2014

Magisterio: sobre la evangelización (XVIII)

¿Retomamos para la nueva evangelización algo que hemos perdido?

Lo hicimos en su momento y fue enriquecedor. La cultura recibió magníficas expresiones y formas, transidas de belleza y espiritualidad, cuando la fe buscó cauces de expresión. Una larga historia lo avala, si se recorre con objetividad.


En vez de ser antagónicas, pensando que la fe es subjetividad y sentimiento, y la cultura es objetividad y razón, la alianza de ambas fue fecundísima.

Pero en un cierto momento, fruto de la modernidad y de otras causas, los caminos se bifurcaron sin llegar a encontrarse. La fe se refugió mucho en sus iglesias perdiendo su influjo en la sociedad, su capacidad de belleza en muchos casos,  y la cultura prescindió de la espiritualidad cristiana para transitar senderos que, en muchas ocasiones, acababan en precipicios.

Hagamos memoria.


"Queridos hermanos y hermanas, la historia de la Iglesia es también inseparablemente historia de la cultura y del arte. Obras como la Summa Theologiae, de santo Tomás de Aquino, la Divina Comedia, la catedral de Chartres, la Capilla Sixtina o las cantatas de Juan Sebastián Bach, constituyen síntesis, a su modo inigualables, entre fe cristiana y expresión humana" (Benedicto XVI, Discurso a la Pontificio Consejo para la cultura, 15-junio-2007).

Esto lo repetirá, de una manera u otra, en distintos discursos. Creo que no deberíamos olvidar los grandes logros que la fe católica ha logrado para la cultura y la civilización.


Nada nuevo es, por tanto, evangelizar y trabajar en el campo de la cultura. Simplemente, hemos de retormar lo que siempre se hizo y tanto bien hizo. La nueva evangelización debe afrontar ese reto y no temer, no replegarse en la sacristía.

"El concilio ecuménico Vaticano II prestó gran atención a la cultura, y la constitución pastoral Gaudium et spes le dedica un capítulo especial (cf. nn. 53-62). Los padres conciliares se preocuparon por indicar la perspectiva según la cual la Iglesia considera y afronta la promoción de la cultura, considerando esta tarea como uno de los problemas "más urgentes (...) que afectan profundamente al género humano" (ib., 46). 

Al relacionarse con el mundo de la cultura, la Iglesia pone siempre en el centro al hombre, como artífice de la actividad cultural y como su último destinatario. El siervo de Dios Pablo VI se interesó mucho por el diálogo de la Iglesia con la cultura, y se ocupó personalmente de él durante los años de su pontificado..." (ibíd.).

¿Y hoy?

"Resulta aún más urgente para la Iglesia promover el desarrollo cultural, cuidando la calidad humana y espiritual de los mensajes y de los contenidos, ya que también la cultura se ve inevitablemente afectada hoy por los procesos de globalización que, si no van acompañados constantemente por un atento discernimiento, pueden volverse contra el hombre, empobreciéndolo en lugar de enriquecerlo. ¡Y cuán grandes son los desafíos que la evangelización debe afrontar en este ámbito!" (ibíd.).

Las grandes obras de arte -literatura, escultura, pintura, música- eran expresión de un genio cristiano, de una mentalidad cristiana que refleja la verdadera cultura, el culto a Dios en la vida del creyente.
"Pero si bien estas son, por decirlo así, las cumbres de dicha síntesis entre fe y cultura, su encuentro se realiza diariamente en la vida y en el trabajo de todos los bautizados, en esa obra de arte oculta que es la historia de amor de cada uno con el Dios vivo y con los hermanos, en la alegría y en el empeño de seguir a Jesucristo en la cotidianidad de la existencia. 

Hoy, más que nunca, la apertura recíproca entre las culturas es un terreno privilegiado para el diálogo entre hombres comprometidos en la búsqueda de un humanismo auténtico, por encima de las divergencias que los separan. También en el campo cultural el cristianismo ha de ofrecer a todos la fuerza de renovación y de elevación más poderosa, es decir, el amor de Dios que se hace amor humano" (ibíd.).

El amor de Dios por Cristo, que llega a cada uno de nosotros, engendra hombres nuevos, y sólo estos hombres nuevos, con la experiencia previa del Amor de Dios, pueden dar vida a la cultura, al arte, al pensamiento.

¿Caminos nuevos para la nueva evangelización? Más bien caminos que recorrimos muy bien y que se abandonaron.

4 comentarios:

  1. Comparto todo lo que nos comenta D. Javier, pero quisiera reseñar un problema que no existía hasta el siglo XX: la perversión del arte y la cultura.

    El siglo XX trajo consigo una ruptura del concepto de arte y de cultura. Lo feo, roto, abstracto, impropio, ahora se le llama arte, mientras que lo bello, coherente, unitario y adecuado, se desprecia como algo pasado de moda.

    Las personas sencillas de los siglos pasados eran capaces de admirar el arte y la belleza, además de entender la trascendencia que nos comunicaba. Hoy en día, con un sistema educativo tipo producción en cadena, el nivel medio de conocimientos es mucho mayor que en el siglo XIII, pero la sensibilidad de los niños se destroza a base de aplicar la funcionalidad y el estructuralismo como base para todo. No digo que sea malo que sepamos más cosas que hace siglos, de lo que me quejo es que la formación fomente un modelo de ser humano roto, sin coherencia y lleno de traumas.

    En este contexto, casi nadie es capaz de dar valor a la cultura, ya que se ha "embotellado" y se vende en los quioscos de las esquinas. ¿Qué valor tiene lo que se produce en cadena para satisfacer los deseos de cada momento? ¿Cómo introducir el Evangelio en una cultura "Prêt-à-porter" sin destrozarlo constantemente.

    Personalmente, creo que el problema de la Nueva Evangelización es que intenta asimilar métodos de marketing y liderzgo empresarial, para vender el Evangelio segmentado, homogeneizado y uperizado.

    Además, desde los medios y la formación reglada (incluso en algunas catequesis y clases de religión) se introducen prejuicios antievangélicos muy bien diseñados.

    Creo que el gran desafío de la Iglesia es crear una nueva cultura que parta de la actual, curada, sanada y tonificada con vitaminas evangélicas. Pero, la postmodernidad tiene también una respuesta a esta tentativa: la cultura de guetos incomunicados.

    La cultura ya no es homogénea, sino que existe cientos de ellas que se aíslan unas a otras en burbujas: culturas urbanas. Los intentos de la Iglesia por crear una nueva cultura son buenos, pero la sociedad rápidamente los reduce a una alternativa equivalente a otras muchas.

    Hoy en día, si uno se siente de la tribu urbana X1 ignora desafectadamente todo lo que tiene que ver con X2, X2,...,Xn. Cada subcultura consume ansiosamente productos que le dan consistencia y la aísla de las demás. Un hipster ignora todo lo que respecta a un pokemon o a un cristiano. Simplemente rechaza todo lo que no tiene que ver con sus subcultura preferida.

    Todo esto me lleva a volverme de nuevo al Evangelio y releerlo desde el punto de vista social. Veo que Cristo tuvo que vérselas con subculturas, en la medida de su tiempo: fariseos, saduceos, zelotes, romanos, griegos y que no buscó llegar a todos ajustando el mensaje y creando macroespectáculos. Bueno, en el Sermón de la Montaña pudo comprobar que querían convertirlo en rey de una nueva subcultura que daba de comer gratis. Como es lógico, salió rápidamente de la encerrona.

    Creo que el Evangelio, hoy en día, debe ser comunicado persona a persona. Debe ser una respuesta personal (que no sesgada ni adaptada) al sufrimiento y la desesperación en la que muchas personas viven. Al hablar de respuesta personal, hablo de que cualquiera de nosotros responda a quien necesita de Cristo de persona a persona. Los macroeventos no me terminan de convencer. Generan presencia mediática que sirve, para crear consistencia en quienes ya estamos dentro. Quienes no les interesa, tienen 200 canales de TV y 500 de radio, donde no se habla de la última JMJ.

    En fin... es todo un desafío que necesita de mucha iluminación del Espíritu!!! Que el Señor le bendiga D. Javier :D

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  2. “Más bien caminos que recorrimos muy bien y que se abandonaron.” Y repito de modo machacón: no reaccionamos a tiempo y el campo de la cultura se convirtió en un erial.

    Comentando con uno de mis hijos en un paraje paradisíaco, sumergidos en unas aguas transparentes, mi falta de aprecio por la cultura y el arte moderno , como casi siempre, este chaval mío dio en el clavo: ‘Mamá, no te gustan porque no tienen alma’

    “Nada nuevo”, es cierto, don Javier, pero no es fácil porque la situación social es muy diferente. Primero, porque durante muchos años nos hemos dejado ‘comer el terreno’ y segundo porque la cultura y el arte necesitan exponer dinero, carreras profesionales, tiempo y ¿quiénes están dispuestos a hacerlo?

    Además, don Javier, aunque no me ha ‘oído’ nunca criticar a los Pastores de la Iglesia porque para mí el sacerdocio es sagrado, “hay de todo como en botica” y, aunque queden muy bonitas todas las expresiones referidas a los laicos y su responsabilidad, sin el apoyo y el impulso de los Pastores…me parece que “va a haber poco que rascar”.

    Tampoco nos debe extrañar ya que los artistas y autores en siglos anteriores tenían mecenas, entre ellos algunos de los propios Pastores. Y las ‘declaraciones’ por muy ciertas que sean y por muy excepcional que sea el documento que las contenga no bastan, hay que remangarse y ponerse a remar y, ahora, contracorriente. Si les gustan las películas de aventuras (yo he visto muchas con mis hijos) se pueden imaginar uno de esos ríos turbulentos, llenos de meandros y corrientes y una barquichuela de remos navegando río arriba. En la cultura social actual, esa barquichuela es la cultura católica.

    Aunque comparto parte de lo que comenta Néstor, discrepo en su solución: “de persona a persona”. Este es, a mi juicio, uno de los medios de evangelización personal, de cada uno de nosotros en su ambiente, pero no de la cultura. Y creo profundamente que si no cambiamos la cultura social, si no les “plantamos cara” de una vez por todas, si no cambiamos las costumbres sociales, si no cambiamos el pensamiento cada vez más único, si no plantamos cara a determinados lobbys, no dejaremos de ser una alternativa entre tantas otras mientras muchas personas se pierden irremediablemente.

    No se trata de convocar macroeventos periódicamente, se trata de medios e instrumentos de comunicación no únicamente de masas como radio y televisión (que por cierto deberían ser vigiladas) sino también de libros no de ensayo- cuentos, novelas- editoriales “decentes” que no se vendan al mejor postor, cine, pintura, escultura… con compañías de distribución y de marketing propias (¿Qué hubiera sido del malvado Código Da Vinci sin su agresiva campaña de marketing?). Todo ello en manos de católicos serios apoyados por sus Pastores, con programación sólida si es un medio de masas, una editorial o una cooperativa, bajo la dirección de católicos de verdad y con serios trabajadores católicos. Soy de los convencidos de que no podemos ser una alternativa más sino, con respeto a la libertad que Dios dio a cada hombre, constituirnos en la ALTERNATIVA, alternativa atractiva para la mayoría, la alternativa por la que esa mayoría esté dispuesta a apostar la vida.

    Pero, aún discrepando en la solución, me ha encantado que Néstor se haya explayado ¡ya no soy yo sola la que escribe y escribe…, aunque hoy creo que "me he pasado tres pueblos"!

    “Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios (de Laudes)
    .

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    1. Estupendo que te haya gustado mi parrafada Julia :)

      Comprendo que no te termine de gustar la solución de Evangelizar de persona a persona, ya que es totalmente utópica. Es complicado que todos nos tomemos en serio nuestro papel evangelizador.

      Comparto la visión de evangelizar la cultura, que es una asignatura pendiente que nunca nos tomamos en serio. El problema es que no tenemos que evangelizar una cultura, sino decenas de ellas que conviven en el mismo espacio. La atomización cultural es tremenda hoy en día, lo que conlleva un reto importante para la Iglesia.

      En fin. esperemos que el Espíritu nos ayude un poquito. :D

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    2. Gracias;comparto que existen muchas subculturas pero todas tienen algo en común, como ha dicho monseñor Schneider: el antropocentrismo. Hoy, se convierte en oración el grito ¡Santiago, y cierra, España! entendido en su verdadero sentido: pedir la ayuda del santo y cerrar filas las tropas cristianas españolas en torno a Cristo ante el enemigo (hoy, el antropocentrismo), esta vez en un combate incruento.

      Como le digo a don Javier: has debido sufrir una indigestión al comerte las letras de la mitad de mi nombre y mi madre te estará dando escobazos celestiales desde el cielo ¡Mira que comerse María! (Risas).

      Tenemos la seguridad de que Él no nos abandonará, pero no podemos tampoco olvidar que en la historia del pueblo elegido (AT) se encuentran desiertos y destierros que duraron muchos años, y que el mismo pueblo en la boca de los profetas comprendió que eran producto de sus pecados. Cada dia y año que pasa comprendo más la necesidad de la oración constante.

      Un fraternal abrazo.

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