domingo, 15 de julio de 2012

¿Auténticamente convencidos?

En todo anuncio cristiano, es decir, en la evangelización, si importante es el cómo evangelizamos, cómo mostramos el Evangelio, más importante aún es el qué anunciamos.

Es verdad que el continente suele decir mucho del contenido, y así nos preocupamos en la catequesis, en la formación, en los medios de comunicación, de la presentación, de la interactividad, de que los medios sean actuales. Es verdad, es importante. Algunos sin embargo se desorientan y se creen ingenuamente que lo único es el marketing, y, por tanto, que todo es cuestión de usar medios modernos y atractivos y que entonces la Iglesia "convencerá" de su propuesta cristiana. ¡Demasiado ingenuo este planteamiento! 

El problema, para empezar, no es lo atractivo y actualizado de los medios que empleemos, medios que siempre deben ser los más aptos y más cuidados, sino el problema más de fondo es qué es lo comunicamos y además, que estamos ofreciendo respuestas muy válidas a personas que jamás se plantean ningún interrogante. Estamos respondiendo a quienes no nos están preguntando porque han adormecido sus inquietudes más profundas. 

Más que los medios -repito, necesarios y siempre los mejores y más aptos-, el problema es el contenido. Cualquier estupidez, cualquier idea loca, hoy se difunde rapidísimamente y no porque todos la oigan y la vean en el planeta va a dejar de ser una estupidez o una locura. Nos convencemos de su aparente veracidad porque es algo universalmente aceptado en cuanto se difunde, pero si la analizamos, no dejaría de mostrar su vaciedad y mentira. 

No podemos minusvalorar la influencia y la capacidad (tanto para el Bien como para el mal, tanto para la Verdad como para la mentira) de los medios de comunicación. Están ahí, determinan la vida social, crean una cultura y una forma de pensar. Pero lo esencial, lo que es irrenunciable siempre, es el servicio a la Verdad, sin complejos, ni fisuras, ni concesiones de cara a la galería. El servicio a la Verdad es lo que puede sustentar cualquier medio de comunicación. Para un periodista católico, la Verdad tiene un nombre, Jesucristo, que dijo "Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida" (Jn 14,6). El camino es la Verdad, comunicar la Verdad.

La Palabra de la Verdad es nuestra fuerza porque no nos predicamos a nosotros mismos sino a Cristo, el Señor. Y lo hacemos con los medios de hoy que estén a nuestro alcance, comunicando lo único válido que no pasa: a Cristo Jesús.

Hoy la Red es un proyecto interesantísimo de comunicación basado sobre todo en escuchar y leer. Algo apasionante que supone un reto es la presencia católica en Internet; es decir, primero hay que "estar", dedicar tiempo, interactuar, ofrecer. Soy muy consciente de que para algunos, esto es mero entretenimiento o pérdida de tiempo generando suspicacias, pero "estar" es un signo de los tiempos para evangelizar. Aquí hay un encuentro real con esta humanidad concreta. Y, segundo, lo que se ofrece, ya sea reflexión, formación, oración; ya sean noticias, información o anécdotas de lo cotidiano vivido cristianamente, debe reflejar y ofrecer a Cristo mismo que es el único que sacia el corazón humano.

La clave del éxito (permítase llamarlo así) es hablar al corazón desde el corazón; es hablar desde el corazón que se ha encontrado con Cristo al corazón del hombre que sigue buscando y que está sediento de Dios. Éste es el reto. ¿Lo aceptaremos?

8 comentarios:

  1. Hola Javier. Más q convencer hay q estar cara a cara con el ser humano, codo con codo, estos tiempos de retroceso nos obligan a salir más a la calle que a escribir bellas palabras. Carmen.

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    1. Sin lugar a dudas, hay que estar con el ser humano, o sea, hacerse prójimo y servidor: reír con los que ríen, llorar con los que lloran, compartiendo la vida de nuestros hermanos. Esto con gestos sencillos y cotidianos.

      Lo cual no impide escribir, comunicar y anunciar; lo cual no impide predicar, enseñar y educar. Es lo que se pretende aquí (gracias por el adjetivo irónico "bellas palabras"), ya que una buena formación y una sólida oración, no nos encerrarán nunca en nosotros mismos, sino disponibles a los demás.

      La gran medida, incluso más que estar al lado de nuestros hermanos, será siempre perdonar sin rencor a quien nos hiere gravemente y restablecer la relación como si no hubiese sucedido daño alguno.

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  2. En su ausencia, don Javier, está presente en la entrada del blog.

    Muchas veces el evangelizador y el católico fiel a Cristo en su vida diaria se descorazonan al encontrar hombres que no buscan, que no se plantean ningún interrogante, adormecidos sus anhelos profundos por la cultura dominante que les da la pregunta-respuesta, apaga su capacidad de pensar (atributo esencial del hombre), domesticándolo y haciéndoles creer que ya “han llegado”, que el sistema (el mundo en espiritualidad clásica) es la respuesta; ya no son necesarias las preguntas. Ni la educación oficial ni la cultura tiende a desarrollar la capacidad de pensar del ser humano; sólo quedan en esta función la familia y la Iglesia.

    No puedo evitar una cierta satisfacción (que debe tener algo de malévolo, que Dios tendrá a bien corregir) cuando, al explicar una discutida actitud concreta mía en base a mi fe católica, contemplo la cara de estupor de mi interlocutor como si se encontrara por primera vez con un católico que quiere ser coherente. Te dan ganas de señalarle al estilo gallego: haberlos, haylos.

    Saber despertar en el otro la capacidad de hacerse preguntas y de hacerse las preguntas correctas. Ese, a mi juicio, es el mayor reto para la Iglesia y para cada católico. La habilidad que tenía y tiene Jesús para despertar la capacidad de hacerse y hacer preguntas se ve muy bien en el Evangelio y es palpable hasta convertirse en imagen, como si de una película se tratara, en el pasaje de la samaritana. "Dame de beber", dice Jesús, despertando así una pregunta que la samaritana se hace a sí misma y a Él: "¿Cómo tú, judío, me pides de beber a mí que soy mujer samaritana? La respuesta de Jesús, "si tú conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice dame de beber, quizá tú le hubieras pedido a él, y él te habría dado agua viva" sigue en la línea de desarrollar en la samaritana la capacidad de hacerse las preguntas correctas que la llevarán a una nueva lectura de los hechos de su vida.

    Y como le pasó a Jesús, a pesar de la evangelización con palabras y hechos, hoy como entonces, muchos hombres no se harán preguntas porque no quieren conocer la respuesta; todos sabemos por propia experiencia que es duro reconocer tu error y tomar otro rumbo en tu vida.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia Mª querida, hacedora de enjambres y colmenas:

      Si sigue así, realmente no vamos a disentir mucho y eso le quita gracia a nuestro diálogo.

      Por una parte:

      1) Contestamos preguntas que nadie nos ha formulado; ofrecemos respuestas a cuestiones que no se nos han planteado. Emitimos en otra onda muchas veces: documentos, planes pastorales, etc. etc.

      Por otra parte:

      2) Hay que vivir, hablar, estar -emitir informes jurídico-legales como es su profesión-, de manera que despierte en el otro la pregunta y el deseo.

      Nuestras vidas deben ir adquiriendo un destello suficiente de belleza como para herir suavemente con su fulgor.

      Luego vendrá el diálogo, la conversación, y la ofrenda de lo que uno vive con sencillez.

      Pero si nuestras vidas carecen de ese fulgor de la Verdad y la Belleza, de poco servirá lo que hagamos y digamos.

      Saludos a todos sus ("mis") insectos.

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  3. Me ha gustado este post: llevaba días pensando sobre este tema. La presencia en medios como internet es como dices "hay que estar". El problema es lo que sigue: "dedicar tiempo, interactuar, ofrecer". Parece una tontería pero lleva mucho tiempo. Y yo creo que aquí está el por qué de tantos blogs cristianos abandonados o que se borran al poco tiempo de abrirse.
    Como bien dices, algunos piensan que es "mero entretenimiento" y cuando quieren hacer algo que se sale de la pastoral más clásica, entonces vienen los desánimos.
    Gracias por hacernos más conscientes de los nuevos horizontes que se abren a la pastoral del futuro y del presente.

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    1. Gracias, querido Adolfo.

      Este blog tiene más que vocación evangelizadora, de frontera, una vocación formativa, pensada para madurar en aspectos y dimensiones de la fe, la liturgia, la moral y la oración. No es sino una nueva cátedra, una docencia, una predicación, una catequesis... pero en un medio nuevo, que llega a más personas y más variadas y que, quizás, responde a sus inquietudes, búsquedas, deseos de avanzar.

      Se saldrá de "la pastoral clásica", pero es que estos medios avanzan y aquí, en el internet, estamos casi todos. Por eso, como dices, no es un entretenimiento, sino una carga y un peso con tal de evangelizar. Es pesado llevar un blog así, ofrecer catequesis que sean sólidas, contestar comentarios, y rezar cada día por quienes leen el blog como miembros de una comunidad virtual, pero -sinceramente- que forma parte del ministerio.

      Un gran abrazo!!

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  4. Pues yo acepte el reto, aunque nunca lo consideré así. Para mí fue un llamado a aquientarme y en la soledad frente a un teclado escribir sobre "lo vivido crsitianamente" me gusta como le llama. Espero estar haciendolo como Él se merece.

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    1. Si es un reto, amiga mía, ¡adelante!, sin arrojar la toalla ni cansarse.

      El escribir "lo vivido cristianamente" es oferta de un testimonio sencillo que transparenta la gracia de Cristo. Siga con el blog, por Cristo pero también por sus hermanos.

      Un beso!!

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