martes, 13 de septiembre de 2011

El leccionario (origen y evolución)

El libro-signo de la presencia de la Palabra de Dios en la liturgia es el Leccionario, recuperado como libro litúrgico propio por la reforma litúrgica ordenada por el Vaticano II. La Biblia no es el leccionario, porque éste implica orden y selección de las perícopas según determinados criterios.

    El actual leccionario del Rito Romano, muy estudiado y sometido a crítica y revisión, es uno de los mejores de toda la historia de la liturgia, por su riqueza y variedad, siguiendo el mandato de la reforma litúrgica: "Ábranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia" (SC 51).

    Siempre en las celebraciones litúrgicas, desde los tiempos apostólicos, se ha leído la Sagrada Escritura, a la que, poco a poco, se le iban incorporando los escritos cristianos, las memorias de los apóstoles, las cartas, los evangelios que se iban componiendo.

    Al principio, el lector utilizaba el volumen entero de la Biblia y la perícopa -por lo menos su final- era indicada por el celebrante. A medida que se van fijando los usos, aparecen manuscritos que indican en el margen el principio y el final de las perícopas; luego aparecen los índices de perícopas (llamados capitularia) y, finalmente, libros que presentan los extractos bíblicos en el mismo orden de su utilización litúrgica: los Leccionarios y los Evangeliarios.

    Normalmente, se hacía una lectura continua de algún libro bíblico, señalando sólo el principio y el final, para retomarlo en la siguiente celebración litúrgica. Cuando empieza a constituirse el año litúrgico y sus diversas fiestas, la lectio continua queda interrumpida, en ciertos días, por la selección de pasajes adaptados a la fiesta celebrada, como, por ejemplo, ocurría en la Semana Santa y la Pascua, que se escogían las lecturas que iluminaban el Misterio que se celebraba, ya en el s. III-IV.

   
Para conservar la indicación de esas perícopas o extractos de la Escritura aptos para las diversas circunstancias, se tiene necesidad de una "guía de lectura" o comes. Concretamente, se trata o bien de notas marginales en el ejemplar de la Biblia que se usa en la iglesia, o bien de una lista puesta al principio o al final del volumen, con la indicación de las primeras y últimas palabras de cada secuencia, es lo que se llama, en los países de lengua latina, como dijimos, un capitulare. Sólo más tarde aparecerán los leccionarios que reproducen, siguiendo el orden del calendario litúrgico ya fijado, los pasajes que hay que leer en la asamblea, según el día que sea.


Seguiremos con el leccionario.

Pero desde ya tendríamos que empezar por tener un respeto al leccionario en la forma de tratarlo, de conservarlo, cuidarlo... y jamás, JAMÁS, sustituir un leccionario por una biblia cualquiera (y no aprobada su traducción) o por lo vulgar de leer unas fotocopias en lugar del gran libro-signo de la Palabra de Dios.

Pero esto ya lo sabíamos, ¿no?

7 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. ¡Oh! perícopa.
    Artículo nuevo en el DRAE
    "1. f. Rel. Pasaje de la Biblia que se lee en determinadas ocasiones del culto religioso."
    Es una gozada la catequesis.Un abrazo.

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  2. NIP:

    ¡Le he hecho trabajar! A veces uso términos técnicos y no me doy cuenta de que esto es un blog de formación y debo dejar las cosas muy masticaditas para que sean digeribles para todos. Pero ya jamás se le olvidará lo que es una perícopa.

    Gracias: si la catequesis le parece una gozada, espero que sea fructífera para todos.

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  3. Gracias por la nueva lección.

    Que el Señor le bendiga.

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  4. En armonía y composición una perícopa es una idea musical completa, un "motivo", que si se repite se denomina leit-motiv.

    La perícopa no es más que una unidad de significado, un motivo escriturístico, la expresión finita de una verdad revelada o de un aspecto de ella...

    Perícopa es corte, fragmento, trozo. Es lo particular. De Schelling aprendí que el alma en gracia es una perícopa de lo absoluto, algo finito que porta la infinitud en sí mismo, sin merma de infinitud. Lo particular que contiene lo absoluto sin merma de absolutidad.

    Para estudiar y memorizar pasajes de la Santa Escritura es muy útil hacerlo por perícopas. Por ejemplo, en un cuaderno índice como el que se usa para los teléfonos, distribuidas alfabéticamente por su sentido o significado, o por su contenido, o por el título tradicional que se le da.

    Hay una misteriosa relación entre la perícopa y el calendario litúrgico. Dios nos habla a través de esos motivos de la gran sinfonía litúrgica de su providencia. Todos ellos, juntos en una enredadera de verdades y hechos, conforman la traza de la Palabra que Dios nos comunica en el tiempo y el espacio, predestinándonos a una Historia sagrada en la que Él es siempre protagonista. Laus Deo

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  5. El alma en gracia del justo es alma litúrgica, alma que es perícopa de lo absoluto, imagen particular de lo divino absoluto (por participación comunicada)

    Es decir, que porta lo absoluto porque la Santa Trinidad inhabita en ella "sin merma de su infinitud"

    (porque Dios no es menos Dios por inhabitar en su hijo adoptivo).

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  6. Capuchino de Silos:

    Gracias a Vd. por estar aquí, por pertenecer a este blog, casa común.

    Alonso Gracián:

    Increible su virtuosismo para sacarle juego al concepto "perícopa". Es una lección de buen hacer y de saber universal-complexivo. Me quedo gratamente sorprendido.

    Deduzco que debe ser Vd. un buen polemista o buen apologeta, ¡con lo necesarios que son hoy!

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  7. Amigos:

    No sé si os habréis dado cuenta:

    hemos superado las 200.000 visitas. Creo que es algo importante en este pequeño blog.

    Mañana tal vez añada algo sobre esto al post que esté programado.

    Gracias porque entre todos lo hemos construido.

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