martes, 11 de febrero de 2014

Los enfermos en la parroquia (pastoral de enfermos)

"Estuve enfermo y me visitasteis".

Siguiendo lo que vemos en Cristo y su palabra sobre acompañar a los enfermos, la Iglesia atendió a los enfermos, los consoló, los ayudó, incluso creó instituciones sanitarias y benéficas cuando nada de esto existía. ¡Hagamos memoria histórica de la caridad en la Iglesia!


Los enfermos forman parte de la comunidad cristiana, son sus miembros dolientes, aunque estén en casa y no se puedan desplazar.

Son realmente pobres, porque carecen de la salud. Una parroquia jamás los puede olvidar y uno de sus pilares en la acción pastoral es "la pastoral de enfermos".

"Aquí podemos ver toda la importancia de la pastoral de los enfermos, cuyo valor es verdaderamente incalculable por el bien inmenso que hace, en primer lugar al enfermo y al sacerdote mismo, pero también a los familiares, a los conocidos, a la comunidad y, por caminos desconocidos y misteriosos, a toda la Iglesia y al mundo" (Benedicto XVI, Hom. en la XVIII Jornada Mundial del Enfermo, 11-febrero-2010).

La pastoral de enfermos nace de la cáritas (ágape) cristiano. Es tarea difícil porque difícil es encontrarse ante el sufrimiento; es pesada, de domicilio en domicilio, escuchando casi lo mismo (el cuadro médico, las últimas dolencias, historias que se repiten sin acordarse que ya lo contaron)... Es tarea que pasa desapercibida y en nada luce: no es un proyecto misionero, ni una reunión de Cáritas, ni una convivencia juvenil, cosas éstas que parecen más "pastorales" y evangelizadoras. Más aún, quienes suelen tener más en la boca la palabra "pobres" y "opción por los pobres", normalmente desatienden estas realidades o no le dan la suficiente importancia porque la ven como "sacramentalismo".

Sin embargo, la pastoral de enfermos surge por el dinamismo de la caridad cristiana y del mandato del Señor:

  • acompañamos al enfermo en la soledad de la enfermedad
  • ofrecemos una Palabra divina que ilumine su situación
  • hacemos presente a la Iglesia con delicadeza
  • rezamos juntos
y esto ayuda al enfermo con una fe débil porque se vuelve a encontrar con el Señor o con una fe fuerte, en cuyo caso, le llevamos a Cristo y los beneficiarios somos nosotros mismos, que quedamos edificados por la fe y visión sobrenatural del enfermo;

y esto ayuda a la familia, con una presencia serena de la Iglesia, que anima, y puede ser determinante para que la familia del enfermo sea evangelizada y vuelva a la Iglesia.

La pastoral de los enfermos es, en sentido amplio, evangelizadora, aunque no se dirija a muchedumbres, sino a un enfermo y su ámbito familiar.

Debemos cuidar mucho la pastoral de enfermos en las parroquias, dedicarle el tiempo necesario, la oración imprescindible para este ministerio de consolación.

5 comentarios:

  1. La enfermedad física y la enfermedad espiritual. La enfermedad, eso que se quiere esconder en occidente a toda costa, contemplando incluso el asesinato para ocultarlo, y conviertiéndolo en un derecho. ...... ¡cuánto se puede aprender de la CARIDAD y la ENTREGA!. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antonio Sebastián.

      Aquí, en la catequesis de hoy, me ceñía estrictamente a nuestra pastoral con los enfermos, aquellos que no pueden salir de casa e ir a su parroquia, o enfermos que necesitan acompañamiento y consolación.

      La caridad tiene ahí un amplio campo, delicado y en ocasiones incordiante, pero también es ejercicio de la caridad pastoral y de la solicitud de todos, aunque no se les vea ni sea algo lucido.

      Eliminar
    2. Excelente llamada al orden, Padre. Una vez más muchas gracias por todo. DIOS le bendiga.

      Eliminar
  2. Menos callarnos como católicos avergonzados y temerosos y más memoria veraz que, por cierto, es una de las facultades del alma para recordar las misericordias del Señor. “¡Hagamos memoria histórica de la caridad en la Iglesia!”. Nadie se ha preocupado tanto de los débiles como lo ha hecho desde sus comienzos la Iglesia.

    Sólo reseñar la importancia del apoyo al familiar del enfermo cuya estabilidad emocional puede encontrarse expuesta a la ruptura. Y una petición a los sacerdotes: soy consciente que, como cualquier madre que se precie, tienen que pasar sin solución de continuidad de una cuestión a otra con la desagradable sensación de ‘no llegar’ pero, siempre que sea posible, es bueno que lleve la comunión a los enfermos el sacerdote y no un laico. Para mí, al menos, es importante aunque ya sé: a los mártires del Coliseo se la llevaba san Tarsicio…

    Y ahora que estamos sanos, bueno… medio sanos, hagamos propósito, formemos la voluntad para que cuando enfermemos, momento que llegará más pronto o más tarde, no molestemos más de lo necesario. No molestar es una de las vertientes importantes de la caridad, del amor al prójimo (padre, cónyuge, hijo), que no se suele recordar. ‘Que me aguanten porque estoy enfermo’ no vale.

    “Lo que Eva nos perdió tan tristemente, tú lo devuelves por tu fruto santo” (Laudes) ¡Qué Dios les bendiga!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Julia María:

      Es verdad, la familia del enfermo, su entorno más cercano, merece atención, cordialidad, escucha y también la oración de la parroquia, tal vez en la oración de los fieles de la Misa.

      """"Disiento""""" en su llamamiento a los sacerdotes para que sean ellos, y sólo ellos los que lleven la comunión a los enfermos; sí es verdad que hemos de estar y acudir, pero a veces es imposible el ritmo de distribución diaria o semanal a los enfermos (hay enfermos que te exigen llevarles la comunión diariamente).

      Pidamos la gracia de no molestar mucho cuando nos llegue la hora de estar enfermos y "no aprovecharnos": sabio consejo, inteligente advertencia.

      Eliminar