La Iglesia es mariana.
Sí. Pero, ¿qué queremos decir con ello? Hemos de situarnos en el plano de la catequesis que nos forma y de la teología que reflexiona. Por ello quitemos el devocionalismo de pensar que la afirmación "la Iglesia es mariana" significa que ante todo hay que potenciar el culto mariano (que es necesario, claro, sin los excesos de equiparar a María con Cristo).
La Iglesia es mariana porque la Virgen María es la mejor prefiguración, imagen y tipo de la Iglesia.
Lo que ocurrió en María es lo que ocurre en la Iglesia; la perfección y santidad de María es la perfección y santidad que la Iglesia está llamada a alcanzar.
Las relaciones entre la Virgen María y la Iglesia son estrechísimas, y cuanto más mire e imite a María, la Iglesia será más santa y por tanto, como María, será Virgen, Esposa y Madre.
Demos algunos pasos.
El primer paso, la Tradición. La patrística, con su aguda percepción del Misterio, proclamaba la mutua relación entre la Virgen y la Iglesia:
"Cristo es, pues, uno, formando un todo la cabeza y el cuerpo: uno nacido del único Dios en los cielos y de una única madre en la tierra; muchos hijos, a la vez que un solo Hijo.Pues así como la cabeza y los miembros son un hijo a la vez que muchos hijos, asimismo María y la Iglesia son una madre y varias madres; una virgen y muchas vírgenes.Ambas son madres, y ambas vírgenes; ambas concibieron sin voluptuosidad por obra del mismo Espíritu ambas dieron a luz sin pecado la descendencia de Dios Padre. María, sin pecado alguno, dio a luz la cabeza del cuerpo; la Iglesia, por la remisión de los pecados dio a luz el cuerpo de la cabeza. Ambas son la madre de Cristo, pero ninguna de ellas dio a luz al Cristo total sin la otra.Por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas se entiende con razón como dicho en singular de la virgen María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la virgen madre María; y lo mismo si se habla de una de ellas que de la otra, lo dicho se entiende casi indiferente y comúnmente como dicho de las dos" (Isaac de la Estrella, sermón 51).
El Misterio de la Virgen Madre desvela el misterio de la Iglesia misma; aquello que la Virgen es en plenitud, eso será la Iglesia aún peregrina. Son palabras de Juan Pablo II recogiendo la enseñanza de la Lumen Gentium del Vaticano II: