miércoles, 22 de junio de 2011

"El nuevo realismo de la teología"

La teología con el Concilio Vaticano II ha recibido un nuevo impulso orientando su método y señalando sus fines.

Toca ahora el integrarlos y asumirlos en el quehacer teológico y en la valoración de la misma teología y su función y misión dentro de la Iglesia.

Ratzinger describía esta perspectiva nueva:

"El concilio, empero, manifestó e impulsó también su voluntad de cultivar de nuevo la teología desde la totalidad de las fuentes, de no mirar estas fuentes únicamente en el espejo de la interpretación oficial de los últimos cien años, sino de leerlas y entenderlas en sí mismas; manifestó su voluntad no sólo de escuchar la tradición dentro de la Iglesia católica, sino de pensar y recoger críticamente el desarrollo teológico de las restantes Iglesias y confesiones cristianas, dio finalmente el mandato de escuchar los interrogantes del hombre de hoy como tales, y, partiendo de ellos, repensar la teología y, por encima de todo esto, escuchar la realidad, la "cosa misma" y aceptar sus lecciones" (El nuevo Pueblo de Dios, p. 319).

Después de señalar este programa, fascinante desde luego, Ratzinger, con la honradez del teólogo, señala sus límites y problemas alertando:

"Nadie podrá negar que aquí surgen algunos peligros. en nuestro siglo fueron cabalmente los historiadores los que desarrollaron la idea de una teología puramente magisterial para eludir las incertidumbres del conocimiento histórico en los enunciados de fe y para dejar a la vez a los historiadores el mayor espacio libre posible para sus investigaciones y tanteos. La oposición a la tesis de que en el campo católico había también el sola scriptura [principio luterano: solo la Escritura, sin Tradición ni Padres ni Magisterio], vino cabalmente de los exégetas, temerosos de que, en tal caso, debería demostrarse todo por la Escritura, la libertad de la investigación exegética caería más que nunca bajo la presión de un apriori dogmático y, a la postre, por su inmediata vinculación a los orígenes históricos, el dogma caería en peligrosas incertidumbres. Sin intentar aquí desarrollar el difícil problema del concepto de tradición ni meternos así en una cuestión teológica particular que se sale de nuestro tema, podemos decir, sin embargo, acerca de la orientación general que debe prevalecer según el concilio, que una teología magisterial que naciera del miedo al riesgo de la verdad histórica o al riesgo de la realidad misma, sería cabalmente una teología apocada, una teología de poca fe desde su punto mismo de partida y, en último término, una evasión ante la grandeza de la verdad. Sería una teología conservadora, en el mal sentido de la palabra, preocupada sólo del hecho de conservar y no de la realidad. Y no sería ciertamente una teología misional, sino todo lo contrario.

Efectivamente, el supuesto de lo misional es que la palabra no llegue en una forma sistemática, cerrada en sí misma, que no interroga ya a la realidad, sino que sólo se cuida de sí y se nutre de un mundo espiritual periclitado. Lo importante es más bien que, de acuerdo con la hermosa expresión de la primera carta de Pedro, la única palabra (logos) de la fe se revele y realice siempre de nuevo como respuesta (apología) a cada interrogante humano (1Pe 3,15). Así se pondrá también de manifiesto lo estrechamente unidos que van el contenido de la teología y el de la vida cristiana. Sólo cuando la fe se vive siempre de nuevo y se realiza de forma viva en la carne y sangre de cada tiempo, puede proclamarse de nuevo por la fuerza de esa vida y de ese sufrimiento"

(Ratzinger, El nuevo pueblo de Dios, pp. 319-320).

La noble misión de la Iglesia y su función:

-Trabajar con las fuentes, beber de la Tradición, atención al pensamiento contemporáneo y a los interrogantes del hombre actual para mostrarles el Misterio de Dios

-La idea de una teología puramente magisterial no es suficiente, aunque muchos lo hagan: la teología no es simple repetición y comentario de textos pontificios.

-El biblicismo no es católico, limitarse sólo a la Escritura saltando toda la Tradición y la vida de la Iglesia. ¡Con qué estima y alto respeto se mira a un biblista, a un exegeta, hoy! Pero la teología mira también la Tradición sin pegar esos saltos de sólo la Biblia, sólo la Escritura.

-Teología valiente: hablar con el lenguaje de hoy para responder a los interrogantes más profundos del hombre de hoy; la teología es por tanto siempre pastoral, siempre misional.

13 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. Es fundamental estar atentos ante la infiltración del protestantismo y las raíces de algunas herejías que pueden hacer presa en un ecumenismo muy mal entendido.Por otro lado es imprescindible pensar. Comer, beber, dormir, etc. requiere su tiempo, sitio, medios, arte: así también el pensar.Un abrazo.

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  2. La teología debería tener mucho de sagrario y poquito de cátedra. Mucho de humildad y poco de soberbia. No digo que no tenga algo de soberbia, porque somos humanos imperfectos a los que tener un estrado para nosotros nos causa delirios de grandeza.

    A la teología contemporánea le echo en falta mucha humildad. Humildad como la que San Agustín destilaba o como la que San Ambrosio de Milán hacía patente en sus escritos.

    Muchos teólogos actuales desdeñan la Tradición Apostólica. Pareciera que sustentarse humildemente en ella fuera un demérito o que pusiera en cuestión sus capacidades.

    Dios nos conceda más teólogos de sagrario y rodillas.

    Que Dios les dé un feliz día. Un abrazo en Cristo :)

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con Miserere. Ni quito ni pongo nada más. Amén y que "Dios nos conceda más teólogos de sagrario y RODILLAS".

    Gracias, D. Javier.

    Feliz día para todos.

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  4. Me gustado lo de "La idea de una teología puramente magisterial no es suficiente, aunque muchos lo hagan: la teología no es simple repetición y comentario de textos pontificios".
    En España nos da miedo hacer otra cosa o es que nos cuesta, no lo sé.

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  5. Estoy de acuerdo con Miserere. y Capuchina. Dios nos conceda teólogos según su corazón. Que sean
    más orantes, de Sagrario.
    En comunión de oraciones.
    Dios le bendiga.

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  6. No quierop qie seais exagerados; mas sagrario si, siempre, pero tambien mas leer, acudir a las fuentes, pensar, escribir y aventurarse mas para adentrarse en el Misterio. Solo sagrario daria teologi pobre, devocional, intelectualmente muy cortita.
    Todo debe ir en el mismo lote, mas la humildad sincera

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  7. D. Javier,

    Creo que en este tema hay que tener en cuenta que "el Magisterio vivo de la iglesia y la teología, aun con funciones diversas, tienen en definitiva el mismo fin: conservar al Pueblo de Dios en la verdad que hace libres" (J. Ratzinger, Elogio de la Conciencia)

    Si ese aventurarse más para adentrarse en el Misterio se hace con la recta intención de explicar mejor la verdad revelada, estupendo.

    Pero hemos de desconfiar de nosotros mismos. Porque estamos en guerra contra el demonio, y es fácil caer en el error que el ejército enemigo nos tiende. Sabido es que el demonio se viste de verdades para hacer caer en el error a los soberbios. Por tanto, miedo no, apocarse no, pero ser prudente y estar en guardia sí.

    El Magisterio de la Iglesia siempre debe ir por delante, guiando como una brújula, porque es acción de Cristo vivo, por medio del Espíritu que guía la Iglesia.

    No olvidemos que "una de las tareas del teólogo es interpretar correctamente los textos del magisterio" (Elogio de la Conciencia, J. Ratzinger)

    El magisterio educa nuestro entendimiento, nos confiere ese sexto sentido para discernir lo verdadero de lo falso, y nos guía entre tantas tinieblas de error que propagan los falsos profetas de hoy.

    Hay que ser muy prudente con las lecturas de teologías.

    la vocacion del teologo alcanza su culmen cuando actúa por obediencia, cuando recibe de la Iglesia la misión de enseñar. Es decir, cuando el teólogo se siente apóstol es cuando es buen teólogo.

    También ocurre, en sintonía con lo dicho por Miserere acerca de sagrario, que como las verdades de fe y sus misterios se entienden en mayor medida debido a la acción de los dones del Espíritru Santo, cuanto más santo es un teólogo, más profunda y verdadera será su doctrina. Por eso la santidad del teólogo es condición indispensable para la autenticidad y profundidad de su teología.

    Por esto, son los teólogos santos los grandes aventureros del espíritu, que se nutren del Sagrario para purificar su intención y recibir la luz de los dones.

    Un abrazo muy fuerte en el Señor. Laus Deo

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  8. Alonso,

    de acuerdo con todas sus apreciaciones, que creo que no difieren de aquello que pretendía explicar. Vd. lo ha hecho mejor, más ampliamente.

    Un teólogo no es un francotirador del pensamiento que vaya por libre, ni la autoridad última de la Revelación, sino un servidor obediente, que vive en clave pastoral y obediencia al Magisterio; reza, estudia, piensa y propone, pero dentro de la Comunión eclesial.

    Se debe procurar por parte del teólogo rechazar todos los extremos: pietismo y cientifismo; soberbia o disidencia...

    Remito al artículo "Teología y santidad" de Von Balthasar en Escritos Teológicos I, Verbum Caro, Cristiandad, que para mí resultó determinante cuando lo leí por vez primera hace ya la tira de años.

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  9. No quiero que se me pase por alto un detalle.

    Hay que ser cuidadoso con la lectura de la teología. Yo precisaría algo más: al pueblo cristiano, en general, y de manera amplia, sí, se debe ser cuidadoso en leer y recomendar.

    A quienes por oficio y vocación se dedican al estudio, deben leer de todo, cuanto más mejor, con espíritu crítico y discernimiento.

    Creo que se entiende lo que quiero decir... porque no me apetece dar ejemplos y nombres concretos de autores.

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  10. Querido d. Javier, lleva usted toda la razón en esto que dice:

    "Hay que ser cuidadoso con la lectura de la teología. Yo precisaría algo más: al pueblo cristiano, en general, y de manera amplia, sí, se debe ser cuidadoso en leer y recomendar"

    Un abrazo muy fuerte en el Señor y gracias por ese último detalle que no quiso pasar por alto. Es importante

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  11. Por cierto, me ha gustado mucho esto que ha escrito:

    ""Un teólogo no es un francotirador del pensamiento que vaya por libre, ni la autoridad última de la Revelación, sino un servidor obediente, que vive en clave pastoral y obediencia al Magisterio; reza, estudia, piensa y propone, pero dentro de la Comunión eclesial"

    Es justamente así, como bien dice.

    Un abrazo en la gracia de Nuestro Señor, bendito sea su Santo Nombre y su Santa Cruz

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  12. Gracias, gracias, gracias. Muy bueno, querido Javier. Entre tú y los últimos artículos de Adolfo me estáis ayudando enormemente.
    Gran artículo.
    Un fuerte abrazo.

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  13. álvaro:

    Nada me tienes que agradecer.

    Este blog es un blog de formación que ilumine la inteligencia y la voluntad... y una comunidad católica virtual, donde vivimos juntos y oramos unos por otros. Tú eres un miembro de esta comunidad, ¿no? Pues ya está, nada que agradecer.

    Un fortísimo abrazo

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