sábado, 5 de abril de 2014

El prefacio de la resurrección de Lázaro (Domingo V de Cuaresma)

La Cuaresma puede ser una buena ocasión para profundizar y orar sobre algunos textos propios de este tiempo litúrgico. Para ello, dos buenos amigos nos hemos dado la mano (Corazón Eucarístico de Jesús y El Ciento por Uno) para elaborar una serie de entradas de tipo teológico-espritual y litúrgico-musical para aquellas personas que quieran orar con los textos de los prefacios de los domingos de Cuaresma del Ciclo A.

El prefacio del Domingo V de Cuaresma lleva por título "La resurrección de Lázaro" y guarda estrecha relación con el evangelio proclamado en este domingo (Juan 11, 1-45).

[Cristo] El cual, hombre mortal como nosotros
que lloró a su amigo Lázaro,
y Dios y Señor de la vida
que lo levantó del sepulcro,
hoy extiende su compasión a todos los hombres
y por medio de sus sacramentos
los restaura a una vida nueva.


“El cual, hombre mortal como nosotros que lloró a su amigo Lázaro”. Es un rasgo clarísimo de la humanidad real de Cristo: ¡lloró por su amigo Lázaro!, nobleza de sentimientos. Además, hombre mortal como nosotros, a Cristo le afecta la muerte. Pero... Él la derrotará.

“Y Dios y Señor de la vida que lo levantó del sepulcro”. Quien es hombre como nosotros, es, al mismo tiempo, Señor de la Vida, Dios eterno, y le devuelve la vida a Lázaro como un signo portentoso de la Vida que Él ofrece.

“Hoy extiende su compasión a todos los hombres”. Del mismo modo, el Corazón de Cristo sigue llorando, sintiendo compasión hoy por los hombres que están muertos por sus pecados, por los que sufren en oscuridad y tinieblas. Es su Corazón vivo, glorificado y redentor. Nada hay humano que no pase por el Corazón del Señor.

“Hoy extiende su compasión a todos los hombres y por medio de sus sacramentos los restaura a una vida nueva”. La compasión de Cristo, que se convierte en eficaz hoy, se verifica por medio de los sacramentos, comenzando por el Bautismo, donde Cristo restaura al hombre herido, destrozado, y le ofrece una vida nueva, vida resucitada.

Como recurso para los sacerdotes que lo deseen compartimos también el audio de este prefacio del IV domingo de Cuaresma según la versión musicalizada del Misal Romano.





7 comentarios:

  1. ¿Por qué lloró Jesús? Llora evidentemente, como expone la entrada, porque está conmovido ante la muerte pero a mí me impacta ese llanto, su estremecimiento, su levantar los ojos a lo alto, como me impactan las lágrimas que vierte contemplando a Jerusalén, las palabras que dirige a las mujeres camino del Calvario (“llorad por vosotras…”) y, sobre todo, su sudor en sangre en Getsemani (otro tipo de lágrimas).

    Allí, en Tierra Santa, bajando a la angosta tumba que se muestra como la de Lázaro, contemplando desde la ventana acristalada la ciudad santa ante cuya vista lloró, recorriendo la Vía Dolorosa, orando en Getsemaní, es fácil recrear los sucesos y preguntarse ¿Por qué llora? “El Corazón de Cristo sigue llorando, sintiendo compasión hoy por los hombres que están muertos por sus pecados” nos dice la entrada. Ni el mismo Mesías puede salvar a los que no quieren ser salvados, y Dios en Jesús se siente impotente y llora. Anteriormente les había dicho a sus discípulos:” Me alegro de no haber estado allí por vosotros, para que creáis”. Son, sobre todo, los discípulos los que han de contemplar y creer en Jesús ante el signo de la resurrección de Lázaro porque con este milagro firmará su sentencia de muerte.

    Sana envidia me produce una voz tan limpia que invita a la oración al cantar el prefacio. Pienso que mi madre, que “cantaba como los ángeles”, le debió decir a Jesús ayer al oírme cantar en solitario “Oh buen Jesús”, el primero de los cantos que intentó enseñarme de niña: “haz que se calle, esta hija mía, Señor” ‘Mamá, qué le vamos a hacer, es lo que toca y le he echado valor’.

    ¡Tú eres, Señor, la resurrección y la vida!

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    1. Julia María:

      Es realmente conmovedor el llanto de Cristo, su santísima humanidad plenamente al descubierto.

      En cuanto a su voz cantarina, me alegra estar a tantos km. de distancia como para "no padecer" (jejejejeje).

      Saludos

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  2. Yo soy la resurrección y la vida. Es fuerte: Yo soy. Jesús es personalmente la resurrección y la vida ya, aquí, ahora. La comunión de vida con Jesús es ya participación en la resurrección y en la vida.

    Aunque ya se lo ha dicho mi hermano, gran idea y esfuerzo la colaboración de los dos blogs, principio de un futuro holding… mire si necesita expertos economistas en administración con nómina solvente…

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    1. la colmena:

      ¡Soñáis! ¿Un holding bloguero? Pero si llega a cuajar la idea y a Óscar le place, os contratamos, no os preocupéis para administración y finanzas.

      Esta ha sido la primera colaboración, porque Óscar la sugirió. Estoy seguro de que vendrán muchas más.

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  3. En el diálogo con Marta se encuentra una de las revelaciones más precisas sobre Jesús: Él es la Resurrección y la Vida. Es la Resurrección porque su victoria sobre la muerte es causa de la resurrección de todos los hombres. Es la Vida porque otorga al hombre la participación en la vida divina, que culminará en la vida eterna. De ahí que el cristiano pueda decir: «La vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo»

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    1. La colmena:

      Amplío lo que afirmáis. Es todo el evangelio de san Juan el que ofrece, una tras otra, definiciones del estilo "Yo soy"... A mí me encanta recogerlas todas, ponerlas juntas. "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos", "Yo soy la luz del mundo", "Yo soy el camino y la verdad y la vida..."

      Saludos de nuevo.

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  4. No dudo que CRISTO llore. Tampoco dudo que CRISTO ría. La gran alegría de ver a Lázaro vuelto a la vida. La alegría de las hermanas. Nuestra alegría en la Vigilia desbordante, ante la certeza y la convicción de que el día y la VICTORIA son nuestras. Alabado sea DIOS. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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