jueves, 22 de noviembre de 2012

Amor al prójimo (Exht. a un hijo espiritual - IV)

"Acerquémonos, pues a Él, y unámonos en nuestro apego a Él, para así amarnos a nosotros mismos y a nuestros prójimmos. Al que quiere a su prójimo, nos dice, se le llama "hijo de Dios", pero a quien, por el contrario, lo odia, le dan el nombre de "hijo del diablo". El que favorece a su hermano tiene su corazón sereno; pero al que lo odia lo cerca una grandísima tempestad. A un hombre bueno, aunque sufra injusticia, no le importa; pero el impío hasta los actos del prójimo los juzga como una ofensa.

Quien está lleno de caridad, pasea con el rostro muy tranquilo, pero un hombre lleno de odio anda enfurecido. Pero tú, hijo mío, aspira a la bondad en tu vida y ten siempre a tu prójimo como uno de los miembros de tu cuerpo. A todos los hombres considéralos tus hermanos.

Recuerda que sólo uno y el verdadero es el artífice que nos creó. No provoques escándalo a nadie en la vida y lo que para ti no es útil, pero sí lo es para él, hazlo. Lo que no quieras que te ocurra a ti, no desees tampoco que le pase a él. Si lo ves comportándose bien, felicítalo y considera siempre tuyo su regocijo; y si está padeciendo algomalo, compadécelo y tenpor tuya su tristeza: arroja toda maldad de tu alma y las llamas del odio no abrasarán tu corazón.

Contra el débil o el que está sometido a ti no te lances con ira, sino tenlo a él, entre todos, como uno de los miembros de tu propio cuerpo. No fijas querer a tu hermano ni lo beses mientras por detrás le tiendes una emboscada. Pues el hombre que es falso pronuncia con su boca palabras de paz, pero en secreto está planeando zancadillear a su prójimo. Por tanto, obrando así se provoca la ira de Dios. Pues la pureza, que es grata a los ojos de Dios, aborrece todo lo que se hace fingidamente"

(S. Basilio Magno, Exh. a un hijo espiritual, n. 4)

11 comentarios:

  1. No sabe Usted, Padre, lo que agradezco que se me expliquen las cosas así de claras. Me llena de paz y de sosiego. Sin embargo, tengo este logro por algo harto difícil, pura gracia de DIOS. Porque con demasiada frecuencia me encuentro con todo lo contrario y me deja bastante patidifuso, es decir bastante perplejo y hasta confuso.
    Abrazos en CRISTO, Padre. DIOS le bendiga.
    Sigo rezando.

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    1. Son instrucciones claras; el amor son cosas muy concretas y como tal las expone san Basilip.

      Pidamos siempre un aumento de la gracia de la caridad sobrenatural, infundida en el bautismo.

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  2. Estoy de acuerdo en casi todo con san Basilio y, aunque siempre es complicado pedir aclaraciones a un santo pues una se sabe en desventaja, creo que sería necesario matizar algunos de sus consejos.
    Aunque pueda sonar a discrepancia no es tal, don Javier, es Búsqueda Apasionada de la verdad en un tema que considero vital para la Iglesia y que me ha hecho reflexionar y estudiar mucho desde mi adolescencia.

    Muchos de mis compañeros abandonaron la fe (y no han vuelto) por la constatación histórica de las consecuencias que propiciaron los consejos sobre la práctica de la caridad, otros “conciliaron” y “siguen conciliando” fe y marxismo, y los que no lo hicimos, somos conscientes que por sí sola ninguna filosofía hubiera arraigado en Europa a partir de la industrialización y la Ilustración sin nuestra inconsistencia en la práctica y en la teoría sobre el amor.

    En la historia, y acusando a la Iglesia de complicidad, los hombres han “solucionado” las injusticias y exclusiones creando otras injusticias y otras exclusiones pero de ello no estamos libres de culpa los católicos, bien por el empresario católico exento de caridad, por el marido católico egoísta, el padre católico dictador, la mujer embarazada fuera del matrimonio culpada y rechazada por los católicos o bien por quien, con generalizaciones sobre el amor, se ha limitado a aconsejar paciencia a la espera del cielo. Alguna responsabilidad indirecta tenemos en el establecimiento de "soluciones" como la igualdad-identidad varón-mujer, la ideología de género y la aprobación del aborto o las tesis marxistas.

    Me extendería en demasía en un análisis pormenorizado, sólo decir que la injusticia y la irresponsabilidad, grande o pequeña, siempre e incluso siendo nosotros sus víctimas, Sí deben importarnos a los católicos porque, cuando las consentimos, estamos propiciando que el responsable siga cometiéndolas sobre otros, faltando nosotros a la caridad respecto a esos otros y, también, respecto al que las comete al no enseñarle que su acción es irresponsable o injusta.

    Para mí, el paradigma del amor se encuentra en los Evangelios: Jesús no se muerde nunca la lengua y Sana siempre de raíz. Su pregunta en el sanedrín cuando recibe una bofetada, “si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” es un testimonio de amor verdadero impresionante. Los católicos muchas veces confundimos amor y paz con ausencia de conflicto externo.

    Se suele refutar mi argumentación invocando que Cristo soportó la mayor injusticia que se ha cometido en el mundo, su muerte en la cruz, y nada más cierto, pero la Cruz, como expresión del amor más grande, ha de ser entendido y aplicado en su verdadero significado.

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

    (Hoy le debo un plus de alquiler, sirva de reconocimiento de deuda)


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    1. La caridad siempre es inteligente, no bobalicona, porque busca el Bien y la Verdad.

      Jamás la caridad puede significar el silencio ante la injusticia, ni la pasividad, ni la inactividad pensando en un más allá... Repito: la caridad es inteligente, no atontada. También por caridad hay que decir la Verdad y hablar claro: "Si he mentido dime en qué, si no, ¿por qué me pegas?" pregunta Jesús en su Pasión al bruto del esclavo...

      (Mi abogado sigue redactando contrato de alquiler en el blog; ajustaremos precios).

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  3. Sabias palabras las de San Basilio, también agradezco mucho el comentario de Julia Maria, con quien también estoy de acuerdo.
    Saludos a todos.
    Un abrazo D. Javier, no le olvido en mis oraciones aunque ahora comente menos.

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    1. Muchas gracias, Sacramento, por su referencia a mi comentario. Saber que otro católico comparte una opinión consuela porque te dices: “si otro lo comparte es que todavía no me he vuelto loca”, mucho más si es una mujer porque las mujeres católicas sufrimos por la situación espiritual, mental y emocional de muchas mujeres.

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    2. Saludos, Sacramento.

      Me alegra de verla por aquí.

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  4. La doblez del corazón y de los actos, desagrada mucho a Dios, además de ser hipocresía.Un corazón sano da frutos sanos. Pidamos al Señor nos de un corazón lleno de amor, para reconocer en todos la presencia Divina, y reconocer que son nuestros hermanos.
    Si no amas a tu hermano a quien ves, ¿como puedes amar a Dios a quien no ves?
    Gracias Don Javier.
    Unidos en oración.

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    1. La doblez de corazón es terrible así como la hipocresía. Nada que ver con quien, pese a no sentirlo, se domina por ser amable, por servir, etc., incluso a quien le hace mal. Eso no sería hipocresía, sino caridad en alto grado, aunque se no sientan sentimientos placenteros.

      Un cordial saludo

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  5. Bueno dias, tengo una duda, me podria ayudar? el momento en que el Sacerdote eleva el pan y el vino, es la trasubstanciacion? y nosotros que estamos incados, cual es la oracion que decimos en silencio? Gracias por su ayuda

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    1. La Transubstanciación del pan en el Cuerpo del Señor y del vino en su Sangre, por decirlo de manera resumida, se produce por las palabras de la consagración "Tomad y comed...", "Tomad y bebed...", y una vez consagradas se muestran a la adoración de los fieles.

      Los fieles están de rodillas desde el momento en que el sacerdote extiende las manos sobre la patena y el cáliz ("santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu") hasta que se muestra el cáliz y el sacerdote hace la genuflexión.

      No hay porqué decir ninguna oración en silencio: hay que escuchar las palabras que el sacerdote pronuncia y mirar el Cuerpo y la Sangre de Cristo que nos muestran para que adoremos. En el corazón de cada cual saldrá alguna palabra al Señor, tal vez, pero sobre todo que salga amor y adoración.

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