sábado, 6 de octubre de 2012

"Los invitados a la Cena del Señor" "...no soy dignO"

Hace ya casi año y medio -¡año y medio!- ofrecí una catequesis aquí de pequeños detalles sobre la liturgia que resultan de tremenda actualidad, es decir, vas a un sitio u otro y sufres los mismos errores en esos pequeños detalles. No se hunde el mundo, ciertamente, ni se arruina el valor de la Santa Misa, ni su carácter latreútico, eucarístico, impetratorio, etc., pero es una nota disonante en medio de todo el concierto sinfónico.


Pues volvamos a ello.

El sacerdote dice, en el rito romano, antes de la Comunión: "dichosos los invitados a la Cena del Señor". Y todos los fieles, varones o mujeres, responden pidiendo las palabras prestadas al centurión romano: "Señor, no soy DIGNO -¡no "¡digna!"- de que entres en mi casa..."

Una breve explicación fue la que se ofreció en esta catequesis: Pequeños detalles, que tuvo muchos comentarios. Os animo a pinchar esa catequesis y releerla.



Esto viene al hilo de un post de lexorandi.blogspot.com, donde mi colega y amigo Adolfo Ivorra trata de lo mismo, con mejor gracia y acierto que yo. Por ejemplo afirma:

"Pero no podemos dejar de lado la respuesta, que también es importante. Aquí algún caso se da de "inclusivismo" feminista. Hay que estar "en medio de la masa" de fieles para ver actuar el inclusivismo en el único lugar que podría caber: "Señor, no soy digna de que entres...". Ya sabemos que no eres digna. Pero aquí no se trata de reconocer personalmente la propia indignidad, sino hacer nuestras las palabras del único pagano del que Cristo dijo que tenía más fe que los judíos".

Os pido que pinchéis este enlace: "Dichosos los invitados a la Cena del Señor", y veréis que, sin ponernos de acuerdo, afirmamos lo mismo porque no son opiniones personales, sino el sentido y la verdad de la liturgia misma.


Espero que sirva a todos, que se corrija lo que se haga mal, y que penetremos de verdad en el sentido de los ritos de nuestra liturgia.



10 comentarios:

  1. Se ha vuelto a producir el ataque de risa que sufrí hace unos días leyendo el blog que cita don Javier. Cuando estoy trabajando, hago pequeños descansos entre expediente y expediente, consulta y consulta y entro en algún blog de los que visito habitualmente, pues bien, al leer la entrada de ese blog a la que nos remite no podía parar de reír, se estaba contando en ella mi “triste experiencia” en varios templos de esta hermosa ciudad en la que vivo con excepción, claro está, del templo en el que se celebra el rito extraordinario. En serio, no podía parar, cómo sería que, contra lo habitual en mí (este es el único blog en el que participo), introduje un comentario.

    Como contesto al sacerdote en voz alta, las personas a mi alrededor me oyen claramente: “… no soy digno…” en contraposición al murmullo reinante: “… no soy digna…”; si mantengo una cierta habitualidad en el mismo templo, a los pocos días me miran como si me estuviera equivocando, no se atreven a decirme nada porque yo “paso”, a su entender, por ser una persona muy seria y “poco comunicativa” y todo sigue igual día tras día ¿Por qué no tomo la iniciativa de explicárselo?: porque el párroco lo sabe y algunos, ante la cerrazón de las parroquianas, han tirado la toalla.

    Una de las necesidades perentorias es la formación litúrgica de los fieles. En mi experiencia como fiel de a pie, católicos sin apellidos, el desconocimiento de la liturgia es casi total.

    ¡He encontrado tema de discusión retroactivo! Titula vd la entrada de 22 de febrero de 2011 “Pequeñeces” (no me había incorporado entonces plenamente a esta comunidad) y yo no las considero pequeñeces sino más bien lo contrario, creo que el desconocimiento de la liturgia no se refiere sólo a los textos sino, y sobre todo, a su significado más profundo, su razón de ser, y va unido al desconocimiento de la fe. Ejemplo paradigmático es el rito de la paz ¡la cantidad de miradas asesinas que me he ganado!

    Teniendo en cuenta que algunos sacerdotes han intentado e intentan corregir estas situaciones ¿no sería conveniente que en cada diócesis el obispo emitiera el documento oportuno, de lectura obligada en todos los templos, que corrigiera conceptos erróneos tan evidentes?

    Una pregunta, don Javier: “los fieles se ponen de pie ya al decir el sacerdote: Orad, hermanos…”, ese “ya” ¿se refiere a la palabra “Orad”? ¿a cuándo termina el sacerdote y para responderle?

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Amiga mía en el mejor sentido de la expresión y más amplio:

      Hago una pausa en una mañana sobrecargada (de unos días sobrecargados) para dialogar juntos.

      Su experiencia es común a muchos, es decir, las miradas que se reciben (los mismos sacerdotes las recibimos si hacemos las cosas bien cuando los fieles no están acostumbrados).

      "No soy dignO". Hoy mismo, llevando la comunión a los enfermos, una piadosa señora anciana, con toda devoción, soltó el "no soy dignA". ¿Qué hago? Proseguí el rito con la mayor unción que Dios me dio.

      Vd. es capaz de encontrar temas de discusión con carácter incluso retroactivo. El blog tiene mucho de donde tirar. Lo llamaba "pequeñeces" porque no son graves abusos como inventar una plegaria eucarística, o auto-comulgar, subiendo todos al altar. Pero, qué duda cabe, que el problema es hacer las cosas bien y entender porqué se hacen así.

      La formación litúrgica es imprescindible y ya ve que es un sello de este blog e incluso de mi propia persona, por vocación litúrgica, máxime ahora que debo trabajar más estrechamente por la liturgia de mi diócesis. Y no le cuento más porque esto es público, si fuera un chat privado ya le explicaría más cosas, pero no quiero personalizar el blog ni presentar ""mis intimidades"".

      A la pregunta que formula: Al decir "Orad" es cuando los fieles se levantan. Yo hago siempre un gesto significativo con las manos al decir "Orad hermanos" para que se levanten. Si el sacerdote se dirige a los fieles, éstos por "educación" deben ponerse de pie desde el momento en que empiezo a hablarles.

      Y termino respondiéndole a un comentario que he visto en no sé cuál catequesis.

      Uno de mis mejores amigos, al que quiero entrañablemente, como un hermano, es abogado. No creo que él permitiera un contrato en este blog que fuera un fraude o que me perjudicara a mí. Así que redacte bien el convenio, porque tengo quien lo revise y defienda mis intereses (jeje).

      Gracias por todos, Julia María. Sinceramente.

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  2. Aquella catequesis la recuerdo perfectamente y hace muy bien en recordarla. El personal femenino sigue diciendo "no soy dignA". Yo trato de subir la voz pero de nada sirve. Los domingos solemos ir a Misa de l2 y en el comienzo el sacerdote siempre reza el Ángelus. Se da un caso muy parecido cuando el sacerdote dice:"soy la ESCLAVA del Señor", no dice "esclavo" por ser un hombre. Pero en fin...poco a poco.

    Feliz fin de semana.

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    1. Capuchino de Silos:

      El ejemplo del Ángelus es el más claro, evidente y equiparable a lo que intentamos decir hoy en la catequesis.

      ¿Se encuentra bien?

      Un abrazo. Mi bendición +

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  3. Gracias, Javier, por hacerte eco de este "pequeño" gran detalle que he puesto en el blog. Consulté tu post pero creí que había que volver a hablar de este tema. También porque ayer mismo volví a presenciar una "versión" ampliada de "Este es el Cordero... a la mesa". En fin, habrá que seguir predicando en desierto...
    Un abrazo

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    1. Nada que agradecer, Adolfo.

      Prediquemos y sigamos predicando; lo que pasa es que es muy cansado que nadie escuche.

      Un abrazo.

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  4. Voy mejorando por día, pero queda otra para el 17, no el 10.

    Muchas gracias, D. Javier.

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    1. Espero que no se me pase ese día para pedir; justo el 17 hará un año de la defensa de mi tesina ante el tribunal, para la licenciatura en teología.

      +

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  5. Padre, es encomiable el afán en preservar la pureza de la liturgia. Me ha resultado muy divertido leer el enlace que insertado.
    He asistido a misas en las cuales, el sacerdote introduce "morcillas", termino teatral que significa introducir texto que no está escrito a la "obra" en este caso en la liturgia. No sé exactamente que sentido tiene introducir "morcillas". A mi personalmente, me incomoda. Siento cierta alergía a esa costumbre. Por aquí hay un sacerdote, que introduce por ejemplo "morcillas" en el momento de la consagración. No sé, si por muy piadosas que sean vienen al caso.

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    1. Entonces, amigo, tenemos las mismas alergias vd. y yo, y unos cuantos más en la comunidad de este blog.

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