lunes, 22 de agosto de 2011

Testimonios elocuentes (JMJ)

La Iglesia está viva y es joven.

Lo hemos visto y comprobado de mil maneras al seguir la Jornada Mundial de la Juventud. Una inmensa muchedumbre de toda lengua, raza, pueblo y nación congregados en torno a Jesucristo. 


En ella había jóvenes, que eran los protagonistas de la Jornada, pero hemos visto también una Iglesia donde junto a los jóvenes estaban religiosas, unas presentes en Madrid y en el encuentro de El Escorial, otras muchas con horas de oración en su clausura rezando por la JMJ; hemos visto a muchísimos seminaristas en la catedral de la Almudena, porque Cristo sigue llamando a seguirle en el ministerio. Hemos visto una juventud sana y entregada en el voluntariado (30.000 voluntarios) más las muchas personas que han colaborado cosiendo, preparando manteles y purificadores, la elaboración de las formas, etc. Hemos visto esa vida cristiana que toma la forma del Señor en la enfermedad y en la discapacidad física o mental, que ofrecen sus sufrimientos y viven de un modo nuevo y digno. Hemos visto familias enteras, unidas y presentes en Madrid. Hemos visto jóvenes profesores universitarios que se han entregado a la vida pública y cultural con una profunda coherencia e identidad católicas. Hemos sabido de tantas y tantas familias de acogida, que han abierto sus casas y han ofrecido la hospitalidad cristiana a los peregrinos, tanto en los días en las diócesis, como en Madrid, mostrando el rostro del amor cristiano.

La Iglesia está viva y es joven.

Nuestro corazón debería ensancharse, dilatarse, en una mayor conciencia católica y en la felicidad de pertenecer a la Iglesia, tan grande, tan variada. Conciencia católica que se ensancha y nos hace respirar, cuando tan a menudo medimos a la Iglesia con las medidas de nuestra pequeña experiencia, de aquello que vemos y que pensamos que es lo único que existe cada día, o perdiendo la visión católica, reducimos todo a los pequeños conflictos, roces, protagonismos, intereses creados... que desvirtúan la vida de cualquier parroquia, de cualquier comunidad.

La Iglesia está viva y es joven.

Aprovechemos hoy para ver y leer un testimonio público: La voluntaria en el pabellón de IFEMA abre su corazón al contar su experiencia de encuentro con Cristo y su amor a la Iglesia. Es un testimonio conmovedor:



Querido Santo Padre,
Me llamo Giselle Azevedo, tengo 28 años, soy brasileña, de Río de Janeiro.
He sido voluntaria de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 en Madrid, por gratitud... Participé en la Jornada de Colonia y me impresionó ver la valentía de aquella multitud de jóvenes al expresar su fe. El silencio y el entusiasmo con que escuchaban sus palabras. Esta Jornada me confirmó que “la Iglesia está viva y es joven”, que la Iglesia era mi lugar y que para ella quería vivir, dando lo mejor: mi juventud, mis dones, mi tiempo… mi vida. Por eso, soy misionera y me he comprometido a llevar a Dios donde haga falta, a evangelizar con valentía, a dar testimonio con mi vida de que "Cristo no quita nada, lo da todo"…
Sé que todos los voluntarios internacionales comparten conmigo esta experiencia del encuentro con Dios y con la Iglesia y por eso han dejado sus países, han dado su tiempo, lo mejor de ellos para servirla y poder ayudar a que jóvenes de todo el mundo tengan la experiencia más increíble de la vida: el encuentro personal con Cristo.
Hemos recibido mucho más de lo que lo hemos dado. Hemos podido maravillarnos con el misterio de la universalidad de la Iglesia. Jóvenes de todo el mundo unidos por una única persona: Jesucristo.
Santo Padre, muito obrigada por ter escolhido Brasil para a celebração da próxima Jornada Mundial da Juventude.
Nós, jovens brasileiros, estamos muito felizes por acolher todos os jovens em nosso país. A alegria e a religiosidade próprias do nosso povo serão fortalecidas e animadas por esta grande festa da fé. Desde já, conte com as nossas orações, lhe colocamos sob a protecção amorosa de Nossa Senhora Aparecida, Padroeira do Brasil. Querido Santo Padre, é com muita alegria que os brasileiros lhe esperam para a Jornada Mundial da Juventude 2013 no Brasil! ¡le esperamos!

6 comentarios:

  1. Buenos días joven don Javier. Los roces son muestras de nuestras muchas imperfecciones que quieren convivir, me gustan, porque en comunidad las superamos, limamos, erradicamos cuando podemos y nos permiten crecer más que con las penitencias impuestas.Soy un pecador que quiere ser santo y para ello preciso de todos vosotros, la imperfección, el sufrimiento, el dolor, la tormenta de la vigilia, todo es bendición para crecer si hemos encontrado a Jesús.Un fuerte abrazo.

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  2. Amigo NIP:

    Los roces son normales, claro.

    Yo quería expresar algo más y no sabía muy bien cómo decirlo. Me refiero en la vida de parroquias y comunidades y asociaciones, a esas pequeñas "luchas de poder", a quienes consideran más la fe una costumbre que una vida entera, y en vez de 'servir' quieren destacar como 'responsables', 'organizadores de', 'comprometidos', pero que sólo quieren lucirse, desplazar a otros. Súmele el fenómeno del 'amiguismo' en la misma Iglesia.

    En esto hay un síntoma para hacer un discernimiento: esas personas así, ¿cuántas veces las vemos orando pausadamente ante el Sagrario o el Santísimo expuesto? ¿O sólo aparecen y trabajan cuando se las ve, sin vida interior?

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  3. Buenos días don Javier. Producen tristeza el protagonismo y amiguismo que con frecuencia se da entre nosotros; es la consecuencia de nuestra vanidad y deseo patológico de sentirnos amados. Las palabras de Jesús: "Amaos como yo os he amado" resuenan continuamente en mí; ¿qué quisiste decir, Señor?

    Es lamentable la ausencia de sacerdotes y fieles en oración habitual ante el Sagrario y es terrible que este modo sublime de oración no se haya trasmitido, en general, a nuestros jóvenes. Cuando día tras día constatas esta situación, repites con don Manuel Gónzalez: ¡qué solo está! Quizá me equivoque pero creo que
    vivimos mirándonos demasiado unos a otros y muy poco a Él.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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  4. Julia María:

    tiene toda la razón. La experiencia de catolicidad, como la que hemos visto en la JMJ, debe corregir nuestra óptica y visión, salir reforzados a una vivencia de Iglesia más sincera y honda, más universal y menos "provinciana".

    Volvamos todos al texto de la catequesis de hoy y alegrémonos de esos testimonios sanos.

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  5. YO quiero alabar y bendecir al Señor, porque la Iglesia esta viva y es joven.
    Solo vemos lo negativo siempre, y no miramos cuantas almas de oración, de inmolación, de entrega.Cuantos jóvenes que viven en pureza,
    y vibran por Jesucristo...
    Muchas gracias Don Javier.
    Dios les bendiga.
    Hoy voy a pedir especialmente por ti Nip.

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  6. Como comentaba en una entrada en Rel, contemplar los rostros de los jóvenes de la JMJ ha sido un directo a la mandíbula. ¿Cómo es posible que no nos hayamos dado cuenta antes de lo que Espíritu esta tejiendo con tanta maestría?

    Los caminos del Señor son así, inexplicables y maravillosos.

    Un abrazo en Cristo a todos :)

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