domingo, 15 de mayo de 2011

Una plegaria eucarística hispano-mozárabe

La plegaria eucarística es central en la celebración de la Misa. Sus textos son teológicos expresando la fe de la Iglesia. Cada rito y familia litúrgica compuso -en largo proceso- sus propias plegarias de acción de gracias y consagración según su peculiar sensibilidad litúrgica, su carácter, su visión del Misterio.

Acostumbrados como estamos, desgraciadamente, a escuchar solo a toda carrera: "En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación... Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad...", apenas tendremos el hábito de saborear y unirnos espiritualmente a la plegaria eucarística, y mucho menos de meditarlas en oración personal.

Traigo aquí un ejemplo, en este caso del rito hispano-mozárabe, para saborear nuestra peculiar tradición hispana. Existen unas partes fijas (la consagración y la conclusión final doxológica -de alabanza-) y unas piezas que varían en cada Misa (Illatio, post-sanctus y post-pridie). Así se obtiene una gran variedad y belleza.

El lenguaje es rico en imágenes, poético, amplio, muy diferente de la concisión del rito romano. Olvidémonos de los gestos litúrgicos típicos del rito romano: genuflexión, arrodillarse, mostrar el pan consagrado y el cáliz, o elevar conjuntamente la patena y el cáliz al final; es otro rito, otra forma, simplemente distinta. Y obsérvese cómo los fieles intervienen ratificando cada parte, incluso las palabras de la consagración, con el "Amén".

Traigo aquí la plegaría eucarística del VI domingo de Pascua, respetando las rúbricas. Disfrutadla y rezadla.

PLEGARIA EUCARÍSTICA

La quinta oración se pone consiguientemente para la santificación
de la oblación, en la cual se incita también a la alabanza de Dios
a todo el conjunto de criaturas terrestres y virtudes celestiales,
y se canta el Hosanna in excelsis, porque naciendo el Salvador
del linaje de David, hasta lo más excelso ha llegado la salvación
al mundo (S. Isidoro, De Ecl. Of., 1,15,2).

Durante toda la plegaria eucarística, cerca del altar, los acólitos con dos incensarios en la Misa episcopal, esparcen el humo del incienso.

El Obispo se acerca al altar y dice: Me acercaré al altar de Dios.

Todos responden: A Dios que es nuestra alegría.

El diácono dice: Oídos atentos al Señor.

Todos responden: Toda nuestra atención hacia el Señor.

El Obispo, extendiendo las manos, prosigue: Levantemos el corazón.

Todos responden: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El Obispo, juntando las manos, dice:

A Dios y a nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios,
que está en el cielo,
demos debidas gracias y alabanzas.

Todos responden: Es justo y necesario.

El Obispo, con las manos extendidas, dice (en tono de prefacio):




ILLATIO
(Acción de Gracias-Variable en cada Misa)

Es justo y necesario
que alabemos la potencia de tu poder, oh Señor,
y reconozcamos en el Hijo
la plenitud de la majestad del Padre.

Por él restituyes y restauras todas las cosas;
tú lo enviaste al mundo revestido de la naturaleza humana,
para amar en nosotros lo que amabas en tu Hijo.
Se ha cumplido cuanto habías anunciado
por la boca de los profetas;
se ha realizado cuanto habías predicho acerca de su venida.
Éste es pues el león de la tribu de Judá, valeroso en la lucha.
Éste es el cachorro de león que surge victorioso de la muerte.
Éste es el Cordero inmaculado
desde mucho tiempo necesario para ser inmolado.
Éste es la piedra que desecharon los constructores,
que llegó a ser después admirable,
establecida como piedra angular de la Iglesia.
Éste es el caudillo y príncipe del ejército celestial.
Éste es el Esposo y Señor de la Iglesia.
Estaba prefigurado en Noé no sólo como piloto del arca,
sino también de la Iglesia;
estaba en Abrahán como fiel culmen de la estirpe patriarcal;
en Isaac como misterio de su gloriosa inmolación;
en Jacob como inmejorable ejemplo de paciencia;
en todos los santos como plenitud de toda justicia.
Por esto, todos los ángeles y arcángeles
no cesan de cantar cada día, a una voz, diciendo:

Todos los concelebrantes y el coro cantan el Sanctus, y el coro, después del Hosanna, añade el triple Hágios y un único Kyrie o Théos:


Sanctus, Sanctus, Sanctus,
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra gloriae maiestatis tuae.
Hosanna Filio David.
Benedictus qui venit in nomine Domini.
Hosanna in excelsis.
Hágios, Hágios, Hágios, Kyrie o Theos.  

Santo, Santo, Santo, Señor Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu majestad gloriosa.
Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios.



El Obispo con las manos extendidas y los concelebrantes (éstos en voz muy baja sin extender las manos), dicen la oración:


ORATIO POST SANCTUS
(Oración después del Santo-Variable en cada Misa)


A partir de aquí viene la sexta oración, la conformación del sacramento,
para que la oblación que se ofrece a Dios, santificada por el Espíritu Santo,
se conforme al cuerpo y a la sangre de Cristo (S. Isidoro, De Ecl. Of., 1,15,2).

Santo y bendito es en verdad
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
en quien, al ser crucificado,
se manifestó realmente la debilidad de su carne,
y, en quien, mientras vivió,
permaneció escondida la fuerza de la divinidad.
Como hombre poseía lo que es propio del hombre
en su auténtica naturaleza humana;
y como Dios lo que es propio de Dios,
en la autenticidad de la sustancia divina,.
Demostró la realidad de su cuerpo al ser herido,
su impasibilidad en la fuerza que lo sostuvo,
y apareció en la muerte como mortal.
Así, experimentando la muerte, pudo vencerla muriendo,
y pudo asegurar la vida a los fieles sufriendo
y resucitando de entre los muertos.
El mismo Cristo Señor y Redentor eterno.

(En este rito, los fieles permanecen de pie.
La consagración es una pieza fija e invariable)

En inmediata conexión con su final prosigue:

El cual, la víspera de su pasión, tomó pan,

Toma la patena con el pan y, elevando los ojos, continúa:

dio gracias, pronunció la bendición,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomad y comed:
Esto es mi Cuerpo
que será entregado por vosotros.
Cuantas veces lo comáis,
hacedlo en memoria mía.

Todos responden: Amén.

El Obispo deja la patena sobre el altar y hace inclinación profunda. Toma el cáliz y prosigue:

Lo mismo hizo con el cáliz al final de la cena, diciendo:

Éste es el cáliz
de la nueva alianza en mi Sangre,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
en remisión de los pecados.
Cuantas veces lo bebáis,
hacedlo en memoria mía.

Todos responden: Amén.

El Obispo deja el cáliz sobre el altar, hace inclinación profunda y, con las manos extendidas, dice:

Cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz,
anunciaréis la muerte del Señor
hasta que venga glorioso desde el cielo.

Todos aclaman: Así lo creemos, Señor Jesús.

El Obispo, con las manos extendidas, dice la oración y todos los concelebrantes en silencio extienden igualmente las manos:
:
ORATIO POST PRIDIE
(Invocación-Pieza variable en cada Misa)

Oh Dios Padre,
esta es la víctima santa y saludable,
que reconcilió al mundo contigo.
Este cuerpo es el que colgó de la cruz.
Esta sangre es la que manó abundante de su costado.
Por tanto, dando gracias por tu gran amor,
porque nos redimiste con la muerte de tu Hijo
y nos has salvado con su resurrección,
humildemente te rogamos, Dios de bondad,
que hagas descender sobre estas ofrendas
la bendición de tu Espíritu Santo
y santifiques las almas de quienes participarán de ellas,
para que, purificados de la mancha de las culpas,
podamos alegramos sin medida en este día de la resurrección.

Al final todos responden: Amén.
(DOXOLOGÍA-Pieza invariable)

El Obispo junta las manos y concluye con la siguiente doxología:

Concédelo, Señor santo,
pues creas todas estas cosas para nosotros,
indignos siervos tuyos,
y las haces tan buenas,
las santificas, las llenas + de vida,

Y al decir “las llenas de vida”, hace la señal de la cruz sobre los dones sagrados.

las bendices y nos las das,
así bendecidas por ti, Dios nuestro,
por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

9 comentarios:

  1. Es preciosa la Liturgia mozárabe. Es una pena que no se celebre con asiduidad en todas la diócesis. Pero comprendo que es complicado, más en la actualidad.

    Un abrazo D. Javier :)

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  2. Es preciosa esta Plegaria Eucarística. Aparte de ser la oración de la Iglesia, en ella parece que Dios "nos explica las Escrituras".

    Yo no sé latin ni conocí la misa en el rito extraordinario, por lo cual no puedo añorarla.
    Pero sí que me gustaría tener la posibilidad de celebrar este rito hispanomozárabe al menos los domingos. Hay que celebrar y conservar esta riqueza.

    Conforme la he ido leyendo me extrañaba de que se hable de tú a Dios. Sólo por Cristo...

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  3. Que hermosura, "Tu celo me consume, amo el decoro de tu casa"

    No se porque algunos se dedican a destrozar la hermosura de lo que se forjado durante siglos con la luz del Espiritu

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  4. coincido, por supuestísimo, con Miserere y Aprendiz. ¡¡Ojalá se celebrase de forma habitual en las diócesis!!

    Dimas:

    No llego a entender bien el sentido y alcance de sus palabras. ¿Quién se dedica a destrozar esta hermosura? Generalmente, el rito hispano-mozárabe, al no conocerse ni celebrarse habitualmente, nadie lo destroza. Se destroza nuestro rito romano actualmente.

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  5. leer esta entrada Javier me recuerda a la Eucaristia que celebramos dentro del camino neocatecumenal, con nuestros cantos, nuestra participacion con los mas pequeños... Muchas personas me han preguntado en alguna ocasion si no me resulta una celebracion larga. pues no, por el contrario disfruto tanto que al final me gustaria que durase más. me es más facil comprender lo que la palabra dice entender que quiere el Señor de mi, celebrar a su lado y junto a todo l que participa el gran misterio de la donacion, la donacion sin limites que perdona mis pecados.
    Lastima que la misa como todo en estos tiempos se esta volviendo lay, la gente quiere asistir, cumplir y salir en cinco minutos.

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  6. Tras la Misa de hoy he caído en la cuenta de la armonía que hay en la liturgia, aún en sus diferentes ritos a lo largo del tiempo y de la historia, cosa que, en realidad no es de extrañar ya que tenemos un solo Señor y una sola fe.
    Y es que me llamó la atención que en la Plegaria Eucarística de hoy se decía: "Porque El NO CESA de ofrecerse por todos, de interceder por todos ante Tí".
    Y ahora he vuelto a releer la Plegaria hispanomozárabe y llama a Cristo ¡Redentor Eterno!

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  7. "¡¡Ojalá se celebrase de forma habitual en las diócesis!!"
    Coincido plenamente. Me alegro, Javier, que hayas dado a conocer las bondades de la plegaria eucarística hispano-mozárabe.
    Un abrazo

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  8. Mento:

    difiícilmente esta plegaria eucarística te puede recordar a la Eucaristía en las Comunidades; en éstas siempre, casi de forma exclusiva, y la única que está musicalizada, es la plegaria eucarística II.

    Aprendiz:

    Christus Dominus ac Redemptor aeternus. Ésta es fórmula fija para enlaza la parte anterior (Post-Sanctus) con la consagración.

    La fe es la misma siempre, pero la belleza de la liturgia es la modulación de esta fe en diversos matices, perspectivas, siempre orantes. Y por su estilo literario prolijo, el rito hispano-mozárabe contiene bellezas escondidas.

    Vale la pena conocer este rito.

    Adolfo:

    Gracias por coincidir, pero en la anáfora tú eres el maestro.

    A mí me gusta la plegaria eucarística hispano-mozárabe y en este blog de vez en cuando traigo textos litúrgicos de nuestra tradición hispana para abrir boca y despertar el apetito.

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  9. Qué riqueza "desconocida" tiene la Iglesia en su liturgia. Para mi ha sido un descubrimiento el leer y meditar alguna Plegaria eucarística, qué pena que a veces protestemos al sacerdote porque está "haciendo diariamente la más larga", sin ni siquiera escucharla.

    Qué alegria el poder conocer estos textos, gracias a los enamorados y estudiosos del rito hispano-mozárabe que nos permite gustar de ello.
    Ne uno a todos en el deseo de poder participar en una celebración de la Liturgia mozárabe.

    D. Javier, podría algún día regalarnos una celebración.

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