lunes, 2 de mayo de 2011

Discernir la vocación

En la vida cristiana, discernir significa valorar los signos e indicaciones de todo tipo en la existencia y ver cuál es el camino que el Señor está trazando, aquello que el Señor desea y espera de nosotros. Definamos discernir como una búsqueda libre de la voluntad de Dios concreta.

No hace mucho, "Católico" dejaba un comentario con una pregunta y vamos a tratar de responderle, señalando algunos principios para poder discernir.

Escribía él:

"Me gustaría, si es posible, que me comentara qué elementos se dan en la persona para reconocer que, efectivamente, una vocación es de Dios y no fruto de la imaginación o responde a un deseo únicamnente personal (propio o creado por terceros). Muchas gracias.

Un abrazo,

Católico" 

Hay dos campos de discernimiento: la orientación fundamental de la vida (vocación, esto es, llamada de Dios para algo) y las diversas opciones de cosas más concretas y temporales (una tarea, un apostolado específico, una decisión).
A) Un principio es fundamental para reconocer los signos de Dios: Los deseos de Dios en el alma se identifican por el ímpetu, la duración (si es pasajero, es capricho de la voluntad) y por la paz que dejan (porque se vive en paz ya que sabemos que si es de Dios, Él los realiza).

Cuando Dios llama a una vocación, aprovecha la naturaleza de la persona: sus inclinaciones espontáneas, sus cualidades, su manera de ser... Dios hace sentir una atracción hacia algo para que la persona se dé cuenta de que su corazón siempre se orienta hacia un mismo objeto. Es una atracción irresistible, un cierto afecto (al sacerdocio, o a una Congregación religiosa concreta, o al matrimonio), en el que no se puede dejar de pensar, aunque uno se vea muy lejos del ideal y de ser capaz de realizarlo. Pero esa atracción es ya un primer signo de Dios si dura en el tiempo y al pensar en ello provoca consuelo.

Un segundo signo es que, objetivamente, uno sea capaz de realizar esa vocación sin que haya impedimentos. Por ejemplo, quien al ver sangre se desmaya, es evidente que no está siendo llamado para ser médico-cirujano. En el orden sobrenatural ocurre igual. Uno ve un camino que le puede hacer feliz y por el que se siente atraído, y observa que realmente puede ser capaz de recorrerlo, que hay unas aptitudes y unas actitudes concretas para ese camino vocacional. Es decir, tiene una cierta capacidad para entregarse a esa vocación, una cierta madurez (que habrá que perfeccionar), aun cuando sienta la distancia entre esa vocación y el yo concreto. Pero es Cristo el que se fía de cada uno y le hace capaz para encomendarle algo.

Un tercer signo: la perseverancia de la llamada de Dios. Los dones y la llamada de Dios son irrevocables (Rm 11,29). Duran mucho tiempo en el alma. Quien es llamado tal vez pueda apagar la voz de Dios, ocultarla, persuadirse de que es una locura y distraerse con otros caminos, otras tareas que momentáneamente parecen llenar el corazón, pero, a poco tiempo que pase, se nota la insatisfacción. Eso no es lo suyo y Dios sigue llamando tenazmente.

Un cuarto signo -todos hay que sumarlos- además: Dios da mociones en el alma, fogonazos de luz en la oración, ofrece pistas divinas en la vida mediante acontecimientos, circunstancias, encuentros con personas... y son señales que Dios pone para que luego, en la criba del discernimiento, veamos una línea fija, trazada por Él.

Todo esto lleva tiempo y consultas con alguien (tal vez un sacerdote, un religioso o religiosa) que, desde fuera, pueda valorar todo lo que somos, vivimos, sentimos y rezamos, ofreciéndonos luz para descubrir la voluntad de Dios.

B) Luego vendrá el segundo sentido del discernimiento: cosas pequeñas, tareas, apostolados, decisiones.  También habrá que discernir para en todo hallar la voluntad de Dios.

Lo que es de Dios es la santificación en lo ordinario, en lo cotidiano:

* matrimonio e hijos
* el ejercicio de la profesión
* el ministerio encomendado como sacerdote (como religiosos consagrados) en lo pequeño de cada día.

Estando esto bien vivido y realizado, el Señor, por muchos medios nos puede sugerir apostolados concretos, tareas apostólicas, mientras no lesionen la santificación en el matrimonio ni la santificación en el trabajo. Hay personas que, no por Dios sino por protagonismo o por huir de su realidad, buscan apostolados que los entretengan, que les rellenen el tiempo, mientras el marido o la esposa están solos a todas horas.

Combinando todo esto y siendo realistas -con discernimiento- en las posibilidades personales, uno se lanza a otras tareas.

Pero en todo hay que buscar que no se dañe la relación íntima, cordial y afectiva con Cristo. Algunos buscan apostolados DE Cristo pero sin estar CON Cristo. San Bernardo aconseja que seamos conchas y no veneros, conchas que retienen el agua del Espíritu y desbordan a los demás, y no veneros que todo lo que se recibe de Dios se va hacia otros y nos quedamos siempre vacíos:
"Si eres sensato, preferirás ser concha y no canal; éste según recibe el agua la deja correr. La concha no: espera a llenarse y, sin menoscabo propio, rebosa lo que le sobra, consciente de que caerá la maldición sobre el que malgaste lo que le ha correspondido. No desprecies mi consejo y escucha a Salomón, más sabio que yo: “El necio vacía de una vez todo su espíritu, pero el sensato guarda algo para más tarde” (Prov 29,11). Hoy nos sobran canales en la Iglesia y tenemos poquísimas conchas. Parece ser tan grande la caridad de quienes vierten sobre nosotros las aguas del cielo, que prefieren derramarlas sin embeberse de ellas, dispuestos más a hablar que a escuchar, y a enseñar lo que no aprendieron. Se desviven por regir a los demás y no saben controlarse a sí mismos” (S. Bernardo, In Cant. 18, I, 3).
Hay límites, claro que sí: que no se nos robe la paz profunda del alma generando siempre violencia interior, y que no reste capacidad ni tiempo para la oración personalísima con Cristo. Lo otro será activismo derivado de diversas causas. Un último signo: la libertad. Si nos quitan, o debemos dejar un apostolado, no tomarlo nunca como si fuera "mío", sino del Señor, con gran desprendimiento. Entonces no nos buscaremos a nosotros mismos, sino al Señor.

14 comentarios:

  1. Me gusta mucho la entrada de hoy que es clarita como el agua. Hace bien a los que casi siempre andamos en un mar de dudas...
    Pues otra duda para mí es la definición de la palabra "moción". ¿Sería algo a lo que uno se siente inclinado, aunque no sea tan determinante en su vida como la vocación, como esas decisiones o cosas más pequeñas?

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  2. Moción:

    Un movimiento interior, en el corazón, que viene de Dios, normalmente en la oración o cuando hay silencio interior. Sería un fogonazo, una luz, una inclinación, que cuando Dios la pone en el corazón se reconoce de veras como algo dado, y no como fruto personal de la imaginación o del pensamiento.

    Una moción puede ser una "conclusión" de algo que se está meditando, una oración litúrgica, un Evangelio, y uno ve que eso se lo está diciendo el Señor en persona a uno. O es una idea fija que no se logra apartar, señalando que hagamos tal cosa o tal otra.

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  3. Muchas gracias, don Javier (:-)

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  4. Buenos días don Javier. ¡Qué preciosidad y con qué claridad queda expuesto! Él llama y en esa llamada descubrimos que con nuestro sencillo trabajo obediente juntos hacemos cada proyecto se construya o no, los dos entregados a los demás: Él es con nosotros, creo que esa es "su vocación" en el misterio de la creación y cada vocación personal enseña el camino de como ser yo con todos.Procuraré ser concha. Un abrazo.

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  5. Yo también quiero ser concha, pero tengo una duda respecto a mi vocación y amor con Cristo exclusivamente. Muchas veces pienso si mi amor por Él es verdadero o impuesto por mi fuerza de voluntad a quererlo; entonces se transformaría en algo horrible, postizo y... no sé, algo tremendo. Me pregunto tantas veces si verdaderamente quiero tanto cómo digo al Señor. Creo quererlo muchísimo, pero, ¿y si lo qué siento por Él no es amor y es puro egoismo por lo bien que me siento interiormente?
    ¡Ay, Dios mío, cuánto sufro por esto! Porque mis pecados no les faltan cada día. Dehecho lo que me sobra, es verdad, pero las caídas van unas detrás de las otras. ¡Pobre mío, qué paciencia debe tener conmigo! ¿Se enfadará conmigo y me dejará por imposible?

    Una entrada para meditarla muy a fondo.

    Muchas gracias D. Javier, ayuda mucho para llevar temas nuevos a la oración de cada día.

    Feliz día a todos.

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  6. Buenisima la entrada D Javier.....vivir fuera del pecado es ya una Gracia!!!!!.....esto lo hace la Vocacion y seguirla con perseverancia, humildad y alegria.......vivir el Gracia esta es nuestro camino....y sin tener esta vocacion seria imposible.

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  7. Buen día a todos, bendición Padre Javier, pues pareciera que Dios me mirara y me dijera:" Ves que estoy pendiente".
    Regreso de un retiro de silencio, dejándole espacio a Dios Padre para escucharle, regreso con una idea en la cabeza que da vueltas y vueltas, debo discernir; y ¡zas! abro su blog y me consigo con esta entrada. Tomar una decisión en la vida de apostolados a veces no es fácil pues pienso que distinguir entre lo que uno quiere y lo que Dios quiere no es muy fácil, a veces nos engañamos nosotros mismos .A veces otros pueden ver lo que nosotros no queremos ver.Me quedo con la sugerencia de buscar ayuda, que ya se que Dios Padre me la viene sugiriendo hace un buen rato. Un abrazo en Cristo Resucitado para todos.

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  8. QUE BIEN ME HABRIA VENIDO ESTA ENTRADA TUYA EN MI JUVENTUD. ME PASE MEDIA ADOLESCENCIA SUFRIENDO POR QUE SENTIA QUE DIOS ME LLAMABA PERO NO ME VEIA CON CAPACIDAD PARA LA VIDA COMTEMPLATIVA. Y SUFRIA. ENTONCES EN EL 97 BAJO EL LEMA DEL AMOR DE CRISTO NOS APREMIA... ASISTI CON VALENTIA A LA JMJ SABIENDO QUE EN ELLA EL SEÑOR ME DARIA VALOR PARA AFRONTAR MI VOCACION. ME SORPRENDIO LA RESPUESTA. DIOS NO ME QUERIA PARA LA VIDA CONTEMPLATIVA, POR ESO SUFRIA TANTO. ME QUERIA COMO MADRE DE FAMILIA, HOY SE QUE A PESAR DE SER UN TRASTO DE MADRE ES EL PROYECTO DE DIOS CONMIGO Y LO LLEVO CON ALEGRIA AUNQUE ME CUESTA.

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  9. Estimados todos,
    Aun siendo yo una persona no cristiana quisiera, si la condición mencionada con anterioridad no se considera un impedimiento, comentar ciertos aspectos vertidos en el escrito del padre y en los comentarios posteriores.

    Primero de todo, me interesaría saber cómo distingue una persona que la idea de la vocación proviene de Dios, y que por tanto está sostenida por su gracia, y que no se trata de un excepcional, pero no por eso menos humano, anhelo de un gran amor o ideal.
    Esto es, si el cristianismo afirma con rotundidad la excelsitud sin sombra y la constancia sin falla del amor divino frente a la falibilidad del afecto humano, si el el magisterio de la Iglesia sentencia la superioridad de la virginidad y del estado sacerdotal frente al matrimonio (Sacra Virginitas)y si la ascética reconoce en el mundo un enemigo del alma y motivo de tentación a nuestra concupiscente naturaleza , ¿por qué motivo NO toda persona que ame el deber, reconozca la superioridad del amor de Dios, sepa que el mundo no satisfacerá todos sus afanes y desee servir a la Iglesia va a pensar que tiene vocación?, ¿es mero voluntarismo lo que afirma el p. Baeteman en "La formación de la joven" cuando describe una de las posibles sendas a la vocación, el llamado camino de piedra dura, como aquella en la que: "Ningún aliciente; ningún ensueño. Se camina fríamente, varonilmente, casi con bravura, porque se siente que ésta es la obligación. No se retrocede ante el deber. La joven considera entonces que, para ella, la vocación es:el mejor camino para la salvación,el medio más seguro para la perfección,el mejor empleo de las energías interiores.La naturaleza no tiende a ello, el temperamento tampoco. Pero la voluntad es la que manda y la que finalmente decide. Es el camino áspero, pedregoso, duro, sin sombra"? Mozalbeta

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  10. Asimismo, me gustaría saber cómo puede ser que, a la luz de lo comentado anteriormente y sabiendo que "el hombre casado se ocupa de las cosas del mundo, el no casado se ocupa de las cosas de Dios" (ICor 7) y que "el matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo"(Camino 28), alguien tenga absoluta certeza de estar llamado al matrimonio. Salvo el caso de los padres de Santa Teresa de Lisieux, los cuales ansiaban una vida religiosa para la cual parecen no haber estado llamados, no conozco otro caso de cristianos que deseando en su juventud amar a Cristo "indiviso corde" sabiendo que "la mies es mucha y los operarios pocos" sus deseos de virginidad por el Reino de los Cielos se vieran frustados por el mandato de Cristo a formar una familia. Mozalbeta

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  11. Finalmente, y sin ánimo de molestar con mis disquisiciones, me intriga la idea de que una señal de tener vocación es la paz que la idea del llamado brinda.
    La historia de la Iglesia demuestra como fueron muchos los santos que entraron en la vida religiosa a pesar de la REPUGNANCIA que ésta misma les causaba (Santa Teresa de Jesús, San Claudio de la Colombiere, San Gabriel de la Dolorosa...)imponiéndose el deber (cumplir el MANDATO divino) frente al querer (rechazar la vida religiosa).
    Utilizo el término mandato porque es Cristo mismo utiliza el imperativo "sígueme" y porque doctores de la Iglesia como San Alfonso María Ligorio relacionan el rechazo a la vocación, y por ende al beneplácito divino, con el compromiso de la salvación eterna.
    Gracias. Mozalbeta

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  12. Muchas gracias, como siempre, Javier. Qué cabeza más ordenada tienes, es un don de Dios. Acertadísima la referencia a S. Bernardo, In Cant. 18, I, 3; cita ésta que, en un principio, pocos traerían aquí para relacionarla con el tema del artículo.
    Gracias de nuevo.

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  13. Alvaro:

    Gracias a ti por tus palabras.

    procuro tener una cabeza ordenada, casi alemana (leer mucho, mucho; estudiar y lo que se pueda, memorizar), porque si no, no se puede funcionar. Lo que no llego es a ser un escolástico, con el pensamiento ordenadísimo en tesis, argumentos de razón, de fe, objeciones y conclusiones.

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  14. En fin, como veo que mi comentario no ha surtido mucho efecto, quisiera saber si más adelante se tratará en esta bitácora el tema de la vocación de una manera específica como en este post. De cualquier modo, muchas gracias. Mozalbeta

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