viernes, 22 de abril de 2011

Vigilia pascual, ritos (y II)

Ya estamos en el primer día del Santísimo Triduo pascual. Hoy celebraremos la Cruz santa de Cristo, su Pasión y Redención. Ya vimos hace unos días la catequesis sobre esta Liturgia austera y solemne a la vez.

Pero ya el Viernes Santo, entrando en el Triduo pascual, mira a su Corazón, que es la Vigilia pascual. Nuestros templos hoy, formando una sola y gran comunidad católica, deberán estar atestados de fieles, y los mismos fieles mañana por la noche se reunirán para vivir el "desenlace".

Seguimos donde nos quedamos en la catequesis sobre la Vigilia pascual.




III. LITURGIA DEL BAUTISMO

La Redención de Cristo se comunica por los sacramentos, signos visibles que comunican la gracia y toman su fuerza de la Pascua del Señor.

Es el momento del Bautismo, de la Pascua personal; para ella se han preparado los catecúmenos durante un tiempo (más de un año) y éste es el momento de renacer y vivir.

a) Si hay bautismos

Tras la homilía, se toma el cirio pascual y van en procesión los ministros, catecúmenos y sus padrinos, hasta la fuente bautismal mientras se cantan las letanías de los santos.

Entonces se bendice el agua bautismal con una plegaria antiquísima que recomiendo su lectura meditada. "Oh Dios que por medio de los signos sacramentales tú obras con invisible potencia las maravillas de la salvación..." Cuando llega el momento de invocar la bajada del Espíritu Santo sobre las aguas, se introduce el cirio pascual en el agua, porque el Espíritu viene por el Resucitado.

A los catecúmenos que van a ser bautizados, y en el caso de niños, a sus padres y padrinos, se les pide la renuncia al pecado y la profesión de fe, y uno a uno son bautizados. 

Entonces, en el caso de los niños, se les unge con el santo Crisma. Se revisten de las vestiduras blancas, se les entrega un cirio encendido a cada uno y, a los adultos, se les crisma confiriendo el Sacramento de la Confirmación. Vuelven al presbiterio en procesión cantando.

Finalmente, a todos los fieles presentes, se les pide la renovación de las promesas bautismales y se les asperja con agua bendecida.

b) Si no hay bautismos

Si no hay bautismos ni los va a haber al día siguiente, se bendice el agua en un recipiente dentro del presbiterio. (Si habrá bautismos sí se cantan las letanías y la plegaria solemne de bendición del agua). Una vez bendecida con una fórmula breve, se procede a la renovación de las promesas bautismales y a la aspersión. ¡Qué gracia más infinita esta noche! Actualizamos la gracia de nuestro Bautismo para que no se extinga, sino que florezca llevándonos a la santidad de vida. Por cierto, la renovación de las promesas bautismales esta noche tiene indulgencia plenaria (Enchiridion, n. 44; con las condiciones de siempre).

Luego la liturgia bautismal culmina con la Oración de los fieles. Por primera vez los nuevos bautizados, como hijos de Dios, van a orar como fieles, siendo sacerdotes por el bautismo para pedir e interceder.

El diácono propone la intención y los fieles oran: "kyrie, eleison", "Señor, escucha y ten piedad". Esta oración de los fieles -que es la respuesta de todos- conviene que se cante para que la oración propiamente dicha sea solemne, cantada, resaltada en su importancia.

IV. LITURGIA EUCARÍSTICA

El clima espiritual se suaviza, pero no para acelerar y acabar rápido por cansancio o por supuestas "razones pastorales".

Los neófitos, como sacerdotes por el bautismo, pueden ofrecer por vez primera. Ellos llevarán toda la ofrenda de pan, vino y agua: tantas patenas, copones y cálices como sean necesarios.

Se inciensa y somos incensados: una única y misma ofrenda es la que está en el altar y cada uno de nosotros con Cristo.


Comienza la plegaria eucarística, la solemne y Gran plegaria eucarística de la Pascua; cantada, expresiva, orante. "Es justo y necesario glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en esta noche en que Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado... Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria..."

El Canon romano o plegaria eucarística I es la más adecuada esta noche, cantada por completo, porque posee textos propios en esta noche: "Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la noche santísima...", "Acepta, Señor, en tu bondad..." por los nuevos neófitos.

La Comunión nos permite participar de la Vida del Señor Resucitado para resucitar con Él, para recibir su vida eterna. Siempre que sea posible, la Comunión de la Pascua debería administrarse con las dos especies.

Noche de Pascua.

Cristo resucita glorioso, victorioso. Ha sido constituido Señor de cielo y tierra.

La Iglesia, cada uno de sus fieles, goza con su Señor. ¡Ésta es la noche!

4 comentarios:

  1. No es fácil preparar la Pascua en pleno Viernes Santo. Se evidencia la desesperación de los Apóstoles y discípulos al ver al Señor capturado y sentenciado a muerte.

    Pero la Esperanza nos llama con su voz así imperceptibles. Si la semilla no muere, no podrá germinar en nosotros.

    Que Dios les bendiga a todos. Ya queda poco para la Vigilia :)

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  2. Buenas tardes don Javier. ¡Qué bella semana! La estoy disfrutando desde el interior en cada paso y rito.Muchas gracias por la catequesis padre y las dos entradas de la Vigilia Pascual de mañana. Un abrazo.

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  3. El cielo se une al dolor de la tierra. Me impresiona siempre el Viernes Santo, realmente cósmico, con lluvia y con tormentas (al menos aquí, en el Sur). El cielo se sigue oscureciendo porque el Señor ha sido sacrificado.

    Ahora empezamos a vivir de Esperanza. Pedidla también para mí.

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  4. NIP:

    Me alegro de su vivencia. El fin de tantas catequesis sobre el Triduo pascual era permitir la contemplación y la participación más plena, activa, fructuosa e interior.

    No obstante, parece que tengo que seguir en esta línea de catequesis, también en mi parroquia.

    Comienza la celebración en silencio y me postro en tierra y los fieles, de rodillas. Sonrisitas de alguno que no habían visto nunca la postración. ¡Ay!

    Adoro la cruz. Me quito la casulla y los zapatos (esto es facultativo, no obligatorio), y me miran asombrados -¡mira que lo expliqué en catequesis!- y camino descalzo: genuflexión y beso a la Cruz.

    Cuando vuelvo, unas piadosas mujeres se han llevado el velo de la cruz y la casulla a la sacristía, y mis zapatos también. Ataque de nervios, carreras a la sacristía y a esperar...

    Hay que repetir una y otra vez cómo se celebran estos ritos y el sentido de cada acción litúrgica.

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