sábado, 2 de abril de 2011

Los miedos que paralizan (Ejercicios VI)

Ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

“En los cuales versos pone los tres enemigos del alma, que son: mundo, demonio y carne, que son los que hacen guerra y dificultan el camino. Por las fieras entiende el mundo; por los fuertes el demonio, y por las fronteras la carne.
Llama fieras al mundo, porque el alma que comienza el camino de Dios parece que se le representa en la imaginación el mundo como a manera de fieras, haciéndole amenazas y fieros. Y es principalmente de tres maneras: la primera, que le ha de faltar el favor del mundo, perder los amigos, el crédito, valor y aun la hacienda; la segunda, que es otra fiera no menor, que cómo ha de poder sufrir no haber ya jamás de tener contentos ni deleites del mundo y carecer de todos los regalos de él; y la tercera es aún mayor, conviene a saber, que se han de levantar contra ella las lenguas, y han de hacer burla y ha de haber muchos dichos y mofas, y la han de tener en poco. Las cuales cosas de tal manera se les suelen anteponer a algunas almas, que se les hace dificultosísimo no sólo el perseverar contra estas fieras, mas aun el poder comenzar el camino.
Pero a algunas almas generosas se les suelen poner otras fieras más interiores y espirituales de dificultades y tentaciones, tribulaciones y trabajos de muchas maneras, por que les conviene pasar, cuales los envía Dios a los que quiere levantar a alta perfección, probándolos y examinándolos como al oro en el fuego (Sb 3, 5. 6), según aquello de David (Sal 33, 20), en que se dice: Multae tribulationes iustorum, esto es: Las tribulaciones de los justos son muchas, mas de todas los librará el señor. Pero el alma bien enamorada, que estima a su Amado más que a todas las cosas, confiada del amor y favor de él, no tiene en mucho decir: Ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras (San Juan de la Cruz, CB 3, 6-8).
  
    Seguir a Cristo no está exento de dificultades, tiene un costo elevado. La búsqueda del Amado hasta unirse a Él desgasta y tiene peligros. Hay que calcularlos: no vaya a ser que empecemos a construir una torre sin ver si tenemos o no para acabarla... o como un rey con un ejército se pone a calcular si con mil soldados puede salir al encuentro del que viene con diez mil.

    El cálculo ha de ser real y proporcionado; medir las fuerzas y saber realmente a lo que nos podemos enfrentar, haciendo acopio de fuerzas si vemos que nos pueden fallar, o teniendo un conocimiento real de los peligros para que la imaginación luego no los agrande dejándonos acobardados.

    Las fieras no son pocas: son muchas y bravas, buscan atemorizarnos y, si pueden, devorarnos. Podríamos resumir las fieras en nuestros propios miedos. Los tenemos y nos paralizan; provocan en nosotros un temor casi invencible que se agranda con la imaginación, pero poniendo “nombre” a estos miedos realmente los vamos empequeñeciendo, haciendo que tomen su medida real y proporcional. Y conociéndolos, y mirándolos de frente, llegamos a desafiar a nuestros miedos si nos dejamos sostener por la oración y la Gracia.

    No hay duda de que tenemos miedos: unos en el plano consciente, otros más inconscientes y disimulados. El trabajo interior debe descubrirlos.



    San Juan de la Cruz cita algunos trabajos (fieras, miedos), unos son exteriores y otros espirituales; tal vez cabría añadir alguno más.

    ¿A qué tenemos miedo?

    1) Miedo a perder el favor del mundo, la complacencia de los demás y un posible prestigio social; miedo a perder los amigos porque se enfría la amistad al perderse el contacto, o porque se vuelvan contra nosotros; miedo a dejar de tener crédito para los demás y no ser tenidos en cuenta ni escuchados; miedo incluso a perder lo que es de nuestra propiedad (patrimonio, bienes, etc.), quedarse sin nada.

    2) Otro miedo real: vivir sin todo lo que el mundo nos ofrece, sino seguir el estilo de Cristo Amado; hay otro criterio, otra mentalidad y otra medida para juzgar la realidad: con Cristo se vive en plenitud, pero el miedo nos dice que es imposible vivir sin el estilo que proporciona el mundo, ya sea de consumir, ya sea de distraerse, salir, comprar, la forma de vivir las vacaciones, etc.

    3) Tercer miedo externo: las lenguas de los demás; este peligro, ciertamente real, sólo se supera atendiendo a Dios y la rectitud de la propia conciencia y se logra esto con dificultad. Las lenguas, las burlas, saberse objeto de críticas constantes; observado para ser cazado; difamado por maldad e ignorancia; son miedos reales y muy posibles todos estos: hemos de enfrentarnos a estos miedos.

    En cuanto a la sutileza de miedos más interiores que externos:

    1) Dificultades y tentaciones: nos dan miedo las dificultades que se puedan presentar y las vamos imaginando cuando aún no se han presentado. Las vemos gigantescas e irresolubles. Al igual que las tentaciones: nos vemos pequeños frente a las tentaciones y creemos que vamos a sucumbir.

    2) Tribulaciones y trabajos: aquello que uno debe afrontar como misión, como nuevo encargo tal vez, provoca miedo. Los nuevos trabajos tal vez conlleven nuevas tribulaciones y la inseguridad nos puede, elevando fantasmas imaginarios y temibles. El miedo, como siempre, desfigurando la realidad, nos presenta trabajos inabarcables o insufribles, demasiado grandes para las pocas fuerzas o simplemente nos anticipamos a la realidad y juzgamos que va a ser un fracaso, un ridículo, una pérdida de tiempo...

    “Ni temeré las fieras”.

    * El principio para no temer las fieras es reconocerlas, conocerlas y ponerles nombre.

    * Luego frenar la imaginación y contrastar los pensamientos con los datos de la realidad hoy.

    * Y orar continuamente para ser fortalecidos con la gracia.

9 comentarios:

  1. No hay duda de que tenemos miedos.

    Pues claro que sí. Tenemos miedos que hay que identificar y llevar a la oración para que el Señor nos dé su gracia para vencerlos.

    San Pablo nos sugiere un método:... mirar nuestra vida, tal como ésta se presenta, a sacar a la luz los miedos que se esconden allí, el dolor, las amenazas,los complejos, ese defecto físico o moral, ese recuerdo penoso que nos humilla, y a exponerlo todo a la luz del pensamiento de que Dios me ama...
    Todo puede ser cuestionado, todas las seguridades pueden llegar a faltarnos, pero nunca esta: que Dios nos ama y que es más fuerte que todo. “Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra”.

    Y además, una misión:

    Los hombres necesitan saber que Dios les ama, y nadie mejor que los discípulos de Cristo es capaz de llevarles esta buena noticia... nadie – digo nadie – entre los filósofos ni entre las religiones, dice al hombre que Dios le ama, lo ama primero, y lo ama con amor de misericordia y de deseo: con eros y agape.
    P. Raniero Cantalamessa. Segunda Predicación de Cuaresma. 01-04-2011

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  2. S. Juan de la Cruz y don Javier comentándolo, tienen más razón que un santo al hacernos ver cómo los miedos nos paralizan.
    Yo me quedo con estas frases a modo de resumen:

    "Las cuales cosas de tal manera se les suelen anteponer a algunas almas, que se les hace dificultosísimo no sólo el perseverar contra estas fieras, mas aun el poder comenzar el camino".
    "Pero el alma bien enamorada, que estima a su Amado más que a todas las cosas, confiada del amor y favor de él, no tiene en mucho decir: Ni temeré las fieras..."
    "Y orar continuamente para ser fortalecidos por la gracia"

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  3. D. Javier, entre usted, San Juan de la Cruz y Desde Sevilla no me atrevo a comentar.

    Claro que tengo miedos, muchos miedos e inseguridades, pero el Señor me ayuda a vencerlos.

    Gracias por todo.

    Feliz tarde a todos en el sábado de la Virgen.

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  4. Yo, sencillamente, no me puedo poner aquí ni como modelo ni como testigo de nada. Más bien al contrario. Esta parte de los Ejercicios espirituales me cuesta sangre.

    Saludos a todos.

    feliz domingo (Laetare, color litúrgico rosa, algunas flores, música de órgano).

    +

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  5. Gracias por estas líneas, Javier. Antes de ir a la cama me he leído esta entrada y me ha venido fenomenal.No es malo tener miedos, lo malo es no ponerles nombre y no afrontarlos. En la oración y en la Gracia, he de encontrar esa fortaleza. Me quedo con eso.
    Un saludo y gracias por este blog que voy a seguir desde hoy.
    Muy buenas noches.
    Paz y bien

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  6. ültimo anónimo:

    Bienvenido. Que le sea útil. Aquí encontrará formación en diversos frentes y una comunidad católica virtual bastante viva.

    Sólo tiene un compromiso por delante, que todos hemos asumido: rezar los miembros del blog unos por otros cada día. Así el blog reforzará entre nosotros los lazos en la Comunión de los santos, sin ser una página más de información.

    Le pido, por favor, que firme con algún nick o pseudónimo para poder dirigirnos a Vd. sin tener que poner "anónimo".

    Feliz domingo.

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  7. Verdaderamente cada vez que leo su Blog es un regalazo del Señor.
    Claro que todos tenemos miedos, yo soy de las que se queda paralizada, inmovil, y a mi mente sólo acude el Padre Nuestro y el Ave María, es lo único que me desbloquea, voy a ponerles nombre a mis miedos y a seguir orando para que el Señor me convierta.

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  8. Carmen:

    Gracias. Me alegro de que mi blog sea para Vd. un regalazo del Señor. No deje de venir, de leer, de intervenir, de rezar por todos sus miembros y... de aconsejarlo a otros amigos.

    Pax.

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  9. La cuaresma es tiempo de meditación, ejercicios espirituales y rectificación: 1) La paideía griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud mediante la práctica continua de ejercicios espirituales. El educador, más que informar trataba de motivar a los participantes a ejercitarse en la virtud mediante discusión de casos y ejemplos prácticos de los diferentes aspectos o categorías axiológicas, para prevenir y curar las enfermedades del alma. La paideía griega enriqueció al cristianismo con los ejercicios espirituales y la metodología necesaria para inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad practicando las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma a fin de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). 2) Por lo contrario, el Antiguo Testamento y su teología fantástica, al abrogar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores, extraviándolos de la paideía de Cristo al desviarlos hacia la ecumene abrahámiaca que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual). Es tiempo de rectificar y retomar la paideía de Cristo sin judaísmo, separando el Antiguo Testamento de nuestra fe, que ha impedido a los cristianos alcanzar la trascendencia humana patente en Cristo y la sociedad perfecta (reino de Dios). Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

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