viernes, 22 de enero de 2010

Pastoral eucarística con niños y jóvenes (¿las llamamos propuestas?)


Lo que me preguntaron hace días, vamos ahora a intentar responder.

Lo que he visto de trabajo con niños, más bien preadolescentes, tal vez pudiera servir de modelo, ejemplo y estímulo. Veamos.

1. Lo primero es saber que son niños, pero no tontos; que son niños, pero tratarlos puerilmente da siempre mal resultado porque pueden asociar siempre lo que se les enseñó y la misma Eucaristía a una etapa sólo de su vida y cuando crezcan abandonarlo como "cosas de niños". Por ejemplo, ese es el resultado de las "Misas DE niños" (ni siquiera "con niños"), en lugar de poner los cimientos para que se integren desde el principio no en la Misa "de" niños, sino en la Misa parroquial que es lo que siempre ellos y todos vamos a vivir.

2. Segundo: acostumbrar a los niños y jóvenes al Sagrario y a la capilla del Sagrario. Enseñarles que el Señor realmente está en el Sagrario, que una vela o lámpara roja siempre encendida indica su presencia, se le saluda haciendo la genuflexión (rodilla derecha en tierra) y se reza personalmente. Puede ser muy útil llevar a los niños al Sagrario al empezar o acabar la sesión de catequesis y allí rezar juntos pero pausadamente, es decir, no algo rápido y mecánico, casi de trámite, sino verdadera oración. Por ejemplo, el grupo con su catequista van al Sagrario, rezan el Padrenuestro, Avemaría y gloria, se les deja unos minutos de silencio y luego el catequista en voz alta dirige la oración al Señor, despacio, convirtiendo en lenguaje de oración lo que en la catequesis han tratado. Terminar con el Gloria o con unas preces respondiendo "Señor, ten piedad".

3. Tercero. Los Tarsicios son la rama infantil-adolescente de la Adoración Nocturna. El grupo de adoradores tiene su vigilia mensual un sábado por la tarde. En la sesión de formación se les va educando en qué significada cada elemento de la liturgia, cómo se realiza (incluso ensayo de tipo práctico) y cómo vivirlo (dimensión espiritual).

La vigilia se estructura con la exposición del Santísimo, el canto de Vísperas y la oración personal. Los niños se convierten en protagonistas responsables: uno entona las antífonas, otro la lectura breve, otro las preces; los salmos a dos coros... El silencio se va distribuyendo en las Vísperas, a tenor de las normas litúrgicas, y al final un tiempo prudente de adoración eucarística personal. Llegan a vivir la adoración como algo "suyo", y el responsable o catequista debe poseer junto a una gran experiencia de Dios, una solidez doctrinal y litúrgica para hacer de mistagogo-introductor con los Tarsicios.

4. Añadiría otro camino más. Muchas veces se organizan retiros y convivencias de niños o jóvenes. Ahí uno de los momentos fuertes podría ser la adoración eucarística aprovechando la riqueza del Ritual del culto a la Eucaristía fuera de la misa: lecturas bíblicas, cantos, homilía que dé pie a orar personalmente, silencio sagrado (tal vez con suave música de fondo), preces, himnos, plegarias o salmos recitados entre todos o alternativamente y bendición, todo dirigido a Cristo. En estos momentos, con la exposición del Santísimo, muy bien se podría utilizar un tono mistagógico en moniciones y homilía que introduzcan en el sentido de la adoración e inviten a orar. (Terminarlo todo siempre con una Misa ha empobrecido la vida litúrgica y espiritual -una vigilia, un retiro, el envío de catequistas, una bendición de algo... todo es una Misa-. La liturgia es muy rica con variedad de celebraciones, como tesoro del que disfrutar).

5. Alguna que otra parroquia ha introducido una práctica altamente valiosa. El Jueves Santo, tras la Misa in Coena Domini, viene la adoración ante la Reserva eucarística (a partir de medianoche sin solemnidad). A lo largo de la tarde del Jueves Santo hay turnos de adoración, horas santas, dirigidas por el sacerdote: con el grupo de Cáritas, otra hora con el grupo de pastoral de enfermos, con los niños de catequesis, con los jóvenes, con las Cofradías y Hermandades, con las asambleas familiares, con los grupos de catequesis de adultos, otra abierta a toda la parroquia. Los niños y jóvenes descubren el valor de la Reserva eucarística, se saben miembros de la parroquia como todos los demás, oran y se les introduce en la celebración cumbre del Triduo pascual anual.

6. Aunque parezca obvio, la primera pastoral sería que los padres (y los abuelos) entren con sus hijos a hacer la visita al Sagrario con toda naturalidad o se lleguen un rato a la parroquia cuando el Santísimo esté expuesto. Estas cosas quedan bien grabadas y son testimonio de fe.

Estos serían algunos puntos, caminos o sendas. Los comentarios podrán ser iluminadores. Pero así respondo a la petición de Seneka y de Embajador: ¡que por mí no quede!, siempre que se pueda responder.

19 comentarios:

  1. Hola Javier... tu entrad de hoy me recuerda el tiempo en que fui catequista, este año no pude continuar debido al trabajo.

    Vivíamos con alegría e intensidad, a través de lo que el libro de catecismo iba marcando...ese conocimiento de quien fue JESUS...y de cómo DIOS está presente en la naturaleza, en toda la creación, en nuestro propio cuerpo...en nuestro corazón...en los demás.

    Y También íbamos a rezar a la iglesia... para hablar con ÉL...con DIOS...con MARIA. Si que se aprendían las pregarias básicas...pero creo que lo más importante eran los ratos de silencio..tanto en clase como allí, frente al Sagrario... en los que le explicábamos a DIOS aquello que nos preocupaba... y pedíamos por nuestros seres queridos...y por los demás... esos que hemos de amr también...seres en sufrimiento, niños huérfanos, enfermos, ancianos en soledat...seres con maldad... todos.

    Recuerdo una vez que hicimos el Padrenuestro escribiendo cada niño una parte en una carulina azul pequeñita...y entre todos escribirlo entero. Lo pusimos en un sobre azul... y con ello hicimos una ofrenda a JESÚS...la imagen del SAGRADO CORAZÓN... y allí, en silencio...cada uno dijo en voz alta su trozo escrito... y al final..le dimos gracias a DIOS por permitrinos conocer a SU HIJO...y por todo...padres, escuela, comida, casa.... catequesis.

    Al marchar...dejamos el sobre con los trocitos de ñl mPdrenuestro ..como una ofrenda a los pies de JESÚS. Créeme ,Hermano Javier... aún recordándolo..mis ojos se empañan... por la intimidad que se creó entre todos con JESÚS.

    Perdona, me he extendido. Pido disculpas por si he herido la sensibilidad de alguien en algún comentario...

    Es lo que siento deciros.

    Por todo...gracias.

    Carmen.

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  2. Carmen: Precioso testimonio. Hemos de llevar a las personas -ya sean niños, jóvenes o adultos- a Cristo en el Sagrario. Los catequistas pueden hacer mucho bien.

    Pax!

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  3. Un buen principio (son niños, pero no tontos) augura un buen final (la primera pastoral sería que los padres (y los abuelos) entren con sus hijos a hacer la visita al Sagrario con toda naturalidad).

    Muchas gracias D. Javier.

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  4. Embajador: ¿Se lo debía, no? Yo intento cumplir con todos, de verdad.

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  5. Gracias, páter.
    Mis hijos están en un colegio de la Obra, y ésta práctica se fomenta allí con la naturalidad y la sensatez que usted menciona.

    La contrapartida: hemos intentado llevarles a la Parroquia a la "Media hora santa" para niños y hemos tenido que desistir. Se trata de una ceremonio pastelosa y ridícula en la que los niños, sentados en el suelo frente al altar, con el Santísimo expuesto, no paran de revolotear y hacer ruido mientras una bienintencionada catequista no deja de mencionar lo guay que es Jesús, que es su amiguito, y que le digan cosas bonitas. Sin olvidarnos de ese momento tan emotivo en que los chavales desfilan ante el Santísmo para pegar en una cartulina un corazoncito o un papelito con una bella frase u oración.

    Bien es cierto que un buen número de esos chavales son muy pequeños (alrededor de los 5 años) pero la mayoría ronda los 7-9 años.

    De los 12 a los teitantos la brecha es espectacular, y no me extraña.

    He pensado un millar de veces hablar de esto con el párroco (que por otro lado es un gran sacedote) pero no me atrevo (aunque cuento con el afecto de todos ellos, he de decirle que entre la gente de Accion Católica de la parroquie soy conocido como "el troglodita"; hágase una idea, jajajaja).

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  6. Seneka:

    En los colegios de la Obra, este aspecto lo cuidan estupendamente.

    ¿Troglodita? ¡Si supiera Vd. las cosas que me han llamado a mí!!!!! Y por contra, para algunos tradicionalistas, yo soy un modernista declarado. Jesús, qué cosas.

    Pero volviendo al tema: con niños de 7-9 años, es difícil, lo reconozco y hay que saber hacerlo. Costará más si nunca han entrado con sus padres o sus abuelos a "ver al Señor" (que era lo que me decía mi madre a mí de chico).

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  7. En la obra, lo primero que se hace al entrar, es "saludar" al Señor presente en el sagrario.

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  8. Anónimo (¿cuál es su nick?):

    cierto, en la Obra lo primero es saludar al Señor en el oratorio cuando se llega a un centro. Debería ser lo normal para todos: el sacerdote (catequistas, miembros de Cáritas...) al llegar a la parroquia, dirigirse antes que nada a saludar al Señor en el Sagrario; los religiosos y religiosas de vida activa cuando van a la comunidad, irse derechos a la capilla para saludar al Señor en el Sagrario. ¡Es lo normal!

    Nos queda recuperar la visita al Señor en el Sagrario cuando pasamos por una iglesia: entrar unos minutos, hacer la genuflexión, saludar al Señor y orar.

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  9. Bueno, D. Javier, lo que nos queda antes que recuperar la visita es recuperar el Sagrario, porque en tantas ocasiones uno no sabe ni donde está.

    Aprovecho para plantearle un asunto similar al de Séneka: En mi parroquía hay una habitáculo al cual, con más voluntarismo que sentido de la realidad llaman "capilla del Santísimo". ¿Como hace uno para sugerirle al Sr. Párroco- al cual tengo enorme respeto, por otro lado- la conveniencia de poner al Señor de la Casa en el presbiterio?.

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  10. Lo que habría que ver si es conveniente o no que la Reserva eucarística esté en el presbiterio o en una capilla sacramental, tanto teológica como litúrgicamente.

    En el barroco, algunas iglesias con planta de salón situaron el Sagrario en el presbiterio como centro de todo y con la idea teológica falsa de ofrecer la Misa al Sagrario cuando la Misa se ofrece a Dios Padre por Cristo en el Espíritu; pero, igualmente en el barroco, en otras áreas, proliferaron preciosas capillas sacramentales concebidas para el culto a la Eucaristía fuera de la Misa, la exposición del Santísimo y la oración personal.

    Vayamos a la normativa litúrgica actual:

    + Una Instrucción –es decir, reglamentación litúrgica- prescribe: “El lugar de la iglesia o del oratorio en que se guarde la Eucaristía en el sagrario sea verdaderamente destacado. Conviene que sea al mismo tiempo apto para la oración privada, de modo que los fieles no dejen de venerar al Señor en el Sacramento, aun con culto privado, y lo hagan con facilidad y provecho. Por eso se recomienda que el sagrario en cuanto sea posible, se coloque en una capilla que esté separada de la nave central del templo, sobre todo en las iglesias en que se celebran más frecuentemente matrimonios y funerales y en los lugares que son muy visitados por razón de los tesoros de arte y de historia” (Eucharisticum Mysterium, 53). Añadiendo: “«La sagrada Eucaristía se reservará en un sagrario sólido e inviolable, colocado en medio del altar mayor, o de un altar lateral, pero que sea realmente destacado, o también, según costumbres legítimas y en casos particulares, que deben ser aprobados por el Ordinario del lugar, en otro sitio de la iglesia, pero que sea verdaderamente muy noble y esté debidamente adornado” (Id., n. 54). No hay obligatoriedad alguna de que sea en el altar mayor, pero sí que sea MUY NOBLE y DEBIDAMENTE ADORNADO.

    + El Ceremonial de Obispos sobreentiende que el lugar es una capilla aparte; en la Misa estacional el obispo es recibido en la puerta y con cruz y precedido por el cabildo, presbíteros y clero, recibe el hisopo se asperja y asperja a los presentes; “de inmediato prosigue con su comitiva al lugar donde se reserva al Santísimo Sacramento, y allí ora brevemente, y, por último, va a la sacristía” (Ce, n. 79). De hecho se advierte que “si la procesión pasa delante de la capilla del Santísimo Sacramento, no se detiene ni se hace genuflexión” (CE, n. 128) (por sentido común, girarse de dos en dos a hacer genuflexión destroza el orden y el sentido de la procesión). Por si fuera poco: “Se recomienda que el tabernáculo, según una tradición antiquísima conservada en las iglesias catedrales, se coloque en una capilla separada de la nave central. Si en algún caso particular el tabernáculo se encuentra sobre el altar en el cual va a celebrar el Obispo, trasládese el Santísimo Sacramento a otro lugar digno” (CE, n. 49).

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  11. 2/ + El Ritual de la dedicación de iglesias y de altares prevé la existencia de una capilla del Sagrario. Dicen las rúbricas: “Conviene hacer la inauguración de la capilla de la reserva de la santísima eucaristía de la siguiente manera: Después de la comunión, se deja sobre la mesa del altar el copón con el santísimo sacramento. El obispo va a la cátedra y todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el obispo dice la oración después de la comunión. Después, el obispo vuelve al altar e inciensa de rodillas, el santísimo sacramento y, tomando el velo humeral, recibe el copón en sus manos, cubiertas con dicho velo. Se ordena la procesión, en la cual, marchando todos detrás del crucífero, se lleva el santísimo sacramento con cirios e incienso por la nave de la iglesia a la capilla de la reserva”.

    + Lo último es la Exhortación apostólica Sacramentum caritatis de Benedicto XVI, que no entra dentro del Derecho litúrgico (no es una Instrucción o un Motu), sino que plantea los caminos doctrinales que nos llevan a reconsiderar actuaciones o planteamientos actuales. Así, en este tema, dice el Papa:

    “Sobre la importancia de la reserva eucarística y de la adoración y veneración del sacramento del sacrificio de Cristo, el Sínodo de los Obispos ha reflexionado sobre la adecuada colocación del sagrario en nuestras iglesias. En efecto, esto ayuda a reconocer la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. Por tanto, es necesario que el lugar en que se conservan las especies eucarísticas sea identificado fácilmente por cualquiera que entre en la iglesia, también gracias a la lamparilla encendida. Para ello, se ha de tener en cuenta la estructura arquitectónica del edificio sacro: en las iglesias donde no hay capilla del Santísimo Sacramento, y el sagrario está en el altar mayor, conviene seguir usando dicha estructura para la conservación y adoración de la Eucaristía, evitando poner delante la sede del celebrante. En las iglesias nuevas conviene prever que la capilla del Santísimo esté cerca del presbiterio; si esto no fuera posible, es preferible poner el sagrario en el presbiterio, suficientemente alto, en el centro del ábside, o bien en otro punto donde resulte bien visible. Todos estos detalles ayudan a dar dignidad al sagrario, cuyo aspecto artístico también debe cuidarse. Obviamente, se ha tener en cuenta lo que dice a este respecto la Ordenación General del Misal Romano. En todo caso, el juicio último en esta materia corresponde al Obispo diocesano” (n. 69).

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  12. ¡y 3/!
    + Ya que Benedicto XVI cita la Ordenación General del Misal Romano, termino citando los Prenotandos, donde se explicita lo que sigue:

    314. Para cualquier estructura de la iglesia y según las legítimas costumbres de los lugares, consérvese el Santísimo Sacramento en el Sagrario, en la parte más noble de la iglesia, insigne, visible, hermosamente adornada y apta para la oración.[125]

    Como norma general, el tabernáculo debe ser uno solo, inamovible, elaborado de materia sólida e inviolable, no transparente y cerrado de tal manera que se evite al máximo el peligro de profanación. Conviene, además, que se bendiga según el rito descrito en el Ritual Romano antes de destinarlo al uso litúrgico.

    315. Por razón del signo conviene más que en el altar en el que se celebra la Misa no haya sagrario en el que se conserve la Santísima Eucaristía.

    Por esto, es preferible que el tabernáculo, sea colocado de acuerdo con el parecer del Obispo diocesano:

    a) o en el presbiterio, fuera del altar de la celebración, en la forma y en el lugar más convenientes, sin excluir el antiguo altar que ya no se emplea para la celebración (cfr. n. 303);

    b) o también en alguna capilla idónea para la adoración y la oración privada de los fieles, que esté armónicamente unida con la iglesia y sea visible para los fieles.

    316. Cerca del sagrario, según la costumbre tradicional, alumbre permanentemente una lámpara especial, alimentada con aceite o cera, por la cual se indique y honre la presencia de Cristo"(IGMR 314-316).

    Visto lo cual, amigo Embajador: Más que sugerirle a su párroco que traslade la Reserva al Altar Mayor, lo propondría el embellecimiento de la actual Capilla y que se destaque verdaderamente para que sea fácil localizarla, sea recogida para la adoración, sea espléndida para el Señor. Es dificultoso orar al Señor en el Sagrario cuando se hace la visita o cuando uno dedica más tiempo a la plegaria si está en el “altar mayor” y están celebrando la santa Misa.

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  13. A mí siempre me ha disgustado entrar en una iglesia y no ver inmediatamente el sagrario, es más, pasa que muchas personas inconscientemente, a mi también me ha ocurido, al entrar hacen la genuflexión en dirección al altar, y luego mirar con más detenimiento y darte cuenta que allí no está el sagrario.

    Y por lo que parece de toda la normativa parece que lo mejor es que el sagrario esté presidiendo la iglesia.
    Juvenal

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  14. Juvenal:

    Por más que leo la normativa, y la conozco bien, no llego a la conclusión de que el Sagrario presida la iglesia estando en el presbiterio, sino que esté en una capilla muy noble, cerca del presbiterio, lugar verdaderamente destacado, y que se pueda orar allí.

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  15. Pues tiene razón, es más lo de colocar el sagrario en el presbiterio es de antes de ayer, pue por lo visto el primero que lo hizo fue el obispo de Verona, Matteo Giberti, en 1543.

    Juvenal

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  16. Así es Juvenal.
    Resumiendo mucho: la reserva de la Eucaristía en la iglesia (no en las caas privadas, como era durante siglos) está atestiguada en el concilio XVI de Toledo, canon 16. Se reservaba en el sacrarium (el ábside lateral derecho), lo que hacía de sacristía con los vasos sagrados y el crisma. Vendrían luego los sagrarios en forma de palomas (las columbas eucarísticas) colgadas encima del altar, los sagrarios o torres eucarísticas, luego los sagrarios murales (un hueco excavado en un muro más bien lateral del presbiterio) en el románico-gótico, y luego la Capilla del Sagrario como ámbito propio. Solamente en algunos sitios, cuando la vida litúrgica se hace cada vez más incomprensible y hay ya otra visión teológico-devocional de las cosas, el Sagrario se coloca presidiendo toda la iglesia en el altar mayor.

    Pero más bien hay que tender a una capilla hermosísima, bien localizada en el templo, recogida, para el Sagrario.

    Pax!

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  17. Muchas gracias, D. Javier, por las aclaraciones. Muy buen trabajo.

    No ceje en el empeño:
    http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=5362

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  18. HOLA, ESTA MUY INTERESANTE ESTA PUBLICACIÓN, PERO TENGO UNA ENORME DUDA, ¿CÓMO SE DEBE SALIR DEL SAGRARIO?¿DE ESPALDAS?

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  19. ¿De espaldas? ¡Jesús mío!

    Se sale del banco donde se está haciendo la oración,

    se hace genuflexión (rodilla derecha en tierra) mirando al Sagrario

    se gira uno y se va procurando no hacer ruido para no molestar a los demás.

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