viernes, 11 de diciembre de 2009

La presencia de la Virgen en el Adviento

Santa María acompaña nuestros pasos; Ella, presente en el Adviento de forma destacadísima alienta nuestra esperanza teologal y se presenta como señal segura por parte del Señor de que Dios cumple siempre sus promesas.

Si vemos los textos litúrgicos descubriremos los matices con que es presentada la Virgen y enriquecerá la vivencia espiritual del Adviento.

Diariamente las antífonas de la Hora Intermedia se ve el plan de Dios realizado mediante María:

"Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María" (ant. Tercia).

"El ángel Gabriel dijo a María: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres" (ant. Sexta).

"Dijo María: ¿Qué saludo es éste que me turba? ¿Voy a dar a luz al Rey sin romper los sellos de mi virginidad?" (ant. Nona).

En las preces de las Laudes y Vísperas aparece alguna mención discreta:

"Jesús, Hijo del Altísimo, anunciado por el ángel Gabriel a María Virgen, ven a reinar para siempre sobre tu pueblo" (II Visp., Dom. I),

"Tú que fuiste concebido por obra del Espíritu Santo, renuévanos a nosotros con la fuerza de este mismo Espíritu Santo" (Visp. Lunes I),

"Tú que tomaste carne en el seno de la Virgen María, líbranos de la corrupción de la carne" (Visp. Lunes III);

está igualmente presente en algunas antífonas:

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, María; no temas, concebirás en tu vientre al Hijo de Dios" (ant. Ben. Dom. I),

"No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo. Aleluya" (ant. Mag. Dom. I)...

así como en algunos responsorios bellísimos del Oficio de Lecturas:

"Mirad, ya se acercó el tiempo en que envió Dios a su Hijo, nacido de la Virgen, nacido bajo la ley. Para rescatar a los que estaban bajo la ley" (2ª lect., Martes I);

"El ángel Gabriel fue enviado a la Virgen María, desposada con José, para anunciarle el mensaje; y la Virgen se asustó del resplandor. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo" (2ª lect., Viernes II);

"Recibe, Virgen María, la palabra del Señor, que te ha sido comunicada por el ángel: Concebirás y darás a luz al que es Dios y hombre juntamente. Por eso te llamarán bendita entre las mujeres. Darás a luz un hijo, sin detrimento de tu virginidad; quedarás grávida y serás madre, permaneciendo intacta" (2ª lect., 20 diciembre).

Entre las oraciones colectas, sólo destacar dos de ellas, romanas puras, de su Tradición más clásica:

"Dios, creador y restaurador del hombre, que has querido que tu Hijo, Palabra eterna, se encarnase en el seno de María, siempre Virgen, escucha nuestras súplicas, y que Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne hacernos partícipes de su condición divina" (17 diciembre),

"Señor y Dios nuestro, a cuyo designio se sometió la Virgen Inmaculada aceptando, al anunciárselo el ángel, encarnar en su seno a tu Hijo: tú que la has transformado, por obra del Espíritu Santo, en templo de tu divinidad, concédenos, siguiendo su ejemplo, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón" (20 diciembre).

Muchos más textos se podrían presentar. Con esta breve antología nos puede bastar para que la liturgia -verdadero tesoro, auténtica Tradición- eduque nuestro espíritu, porque la Liturgia es la maestra de vida espiritual y celebrar, leer y luego orar personalmente sus textos litúrgicos, modelan nuestra alma en una verdadera espiritualidad según el sentido recto y auténtico de la Tradición.

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