miércoles, 16 de octubre de 2024

La vestición (Ritos y gestos - XIII), 1ª parte



            Ya san Pablo expresa la novedad radical del ser cristiano con un cambio de vestiduras: “Revestíos del Señor Jesucristo” (Rm 13,13), “os habéis revestido de Cristo” (Gal 3,27). El cambio de vestidos en la liturgia expresa el cambio en lo interior del ser obrado por la gracia en el sacramento, o el nuevo modo de vivir en la Iglesia en el caso de la profesión religiosa.




Vestidos bautismales


            La Tradición, desde el principio, despojaba a los catecúmenos de sus vestidos, los bautizaba desnudos, y después les entregaba las vestiduras blancas, símbolo de su nueva condición:

            “Bautizad después a los hombres y finalmente a las mujeres, que habrán dejado sueltos sus cabellos y habrán dejado a un lado las joyas de oro y plata que llevaban, pues nadie llevará consigo un objeto extraño al introducirse en el agua… De este modo [el sacerdote] lo entregará desnudo al obispo o al presbítero que, a fin de bautizarlo, está en pie junto al agua” (Hipólito, Traditio, c. 21).

            Era una cuestión práctica: el bautismo era realmente un baño y por tanto había que desnudarse para entrar en la fuente bautismal.