Un santo simpatiquísimo de carácter es san Felipe Neri, y despierta mucha simpatía a quien lo trata. Es incluso bromista.
Situémoslo.
Estamos a finales del Renacimiento italiano y entrando en el Barroco. El Concilio de Trento en activo: es momento de reformas, de nuevas iniciativas, de cortar abusos en la Iglesia, de anhelo de santidad, de responder a los retos de ese mundo que se gestó en el Renacimiento (antropocentrismo absoluto) y estalla ahora, en la Modernidad, con la exaltación de la subjetividad (el luteranismo).
Esta época nos ofrece santos contemporáneos de una talla formidable: san Ignacio, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Francisco Javier, San Cayetano de Thiene... y san Felipe Neri.
Sacerdote con un corazón muy afectivo, sensible, tierno, vuelca su ternura en el Señor y Él le ofrece un carisma especial de discernimiento y de leer el corazón. Su corazón le lleva a socorrer la inmensa pobreza en Roma y la acogida de los muchísimos peregrinos que no tienen ni dónde alejarse.
Quiere evangelizar, quiere conquistar para Cristo.
Y dentro del mejor humanismo cristiano, san Felipe crea un método: el Oratorio. Se reúnen jóvenes, se leen libros buenos, se canta, se oye música instrumental, se reza. De esta manera une la belleza de la música y de la literatura, con la formación cristiana y la experiencia de la oración en común y de los sacramentos (Eucaristía y confesión). Es un método de sorprendentes resultados.
En esa misma tradición humanista, san Felipe Neri ama la historia y la quiere dar a conocer, la historia de la Iglesia, una historia de mucha santidad. Los domingos es día de excursión: los chicos del Oratorio van a visitar las catacumbas romanas y luego rezan en las basílicas mayores. Una verdadera reforma siempre será ir a los orígenes y así los iba educando. Más aún, cuando su acción se vea rodeada de más sacerdotes y se cree la Congregación del Oratorio, uno de los mejores, César Baronio, irá a estudiar y escribir una Historia de la Iglesia y de los Papas, porque imprescindible para conocer a nuestra Iglesia, conocer su historia.
Es además san Felipe un hombre carismático, con abundantes experiencias del Espíritu Santo, viviendo más de una vez experiencias carismáticas en las catacumbas y en la santa Misa. Tuvo un particular Pentecostés, en 1544. Oraba en la catacumba de san Sebastián, víspera de Pentecostés, y vio un globo de fuego venir hacia él que entró por su boca y se alojó en su pecho, que lo dejó hinchado para siempre casi como un puño e incluso las costillas -como se vio cuando murió- se abrieron para dejar hueco. Se sintió lleno del amor de Dios de una manera absoluta y plena, cayó derribado al suelo, y gritó: "¡basta, Señor, basta! ¡Ya no puedo más!"
Un texto de Juan Pablo II puede señalarnos los rasgos místicos y espirituales de este simpático santo:
"San Felipe, abierto a las demandas de su tiempo, no rechazó aquella aspiración a la alegría, pero se comprometió a proponer su verdadera fuente, que él había identificado con el mensaje evangélico. Es la palabra de Cristo la que dibuja el rostro auténtico del hombre, descubriendo los rasgos que hacen de él un hijo amado por el Padre, acogido como humano por el Verbo encarnado y santificado por el Espíritu Santo. Son las leyes del Evangelio y los preceptos de Cristo los que conducen a la alegría y a la felicidad; ésta es la verdad proclamada por San Felipe Neri a los jóvenes que encontraba en su cotidiano trabajo apostólico. Su anuncio estaba dictado por la íntima experiencia de Dios conseguida sobre todo en a oración. La oración nocturna en las catacumbas de San Sebastián, a donde no pocas veces se apartaba, no era solamente una búsqueda de soledad, sino un deseo de entretenerse en diálogo con los testigos de la fe, un deseo de interpelarlos, de la misma manera que los sabios del Renacimiento establecían coloquios con los Clásicos de la Antigüedad; y del conocimiento surgía la imitación y posteriormente la emulación.
Aquí tenéis el enlace de la Carta, por si os apetece leerla entera.
En San Felipe Neri, al cual durante la vigilia de Pentecostés del año 1544 el Espíritu dio un “corazón de fuego”, es posible entrever la alegoría de las grandes y divinas transformaciones operadas en la oración. Un fecundo y seguro programa de formación para la alegría –enseña nuestro Santo- se alimenta y apoya sobre una constelación amorosa de opciones: la oración constante, la Eucaristía frecuente, el redescubrimiento y la revalorización del sacramento de la reconciliación, el familiar y cotidiano contacto con la Palabra de Dios, el ejercicio fecundo de la caridad fraterna y de servicio; y además, la devoción a la Virgen, modelo y verdadera causa de nuestra alegría. ¡Cómo olvidar a este respecto, su advertencia sabia y eficaz: “Hijitos míos, sed devotos de María: sé lo que digo! ¡Sed devotos de María!” (Carta, 7-octubre-1994).
Leer una biografía de san Felipe Neri es entrar en el humanismo más eclesial y en cómo el Espíritu Santo llena a un hombre por completo y lo impulsa a tareas nuevas en momentos nuevos, dar respuestas nuevas a problemas nuevas, como era la descristianización de Roma en el XVI.
Os lo aconsejo: conoced a san Felipe Neri, leed alguna biografía.
Pero leed su biografía con la clave que en esta comunidad virtual tratamos las vidas de los santos; no en sus anécdotas o milagros, sino viendo la Gracia de Dios obrar en ellos, es decir, percibir la "existencia teológica" de los santos.
Pero leed su biografía con la clave que en esta comunidad virtual tratamos las vidas de los santos; no en sus anécdotas o milagros, sino viendo la Gracia de Dios obrar en ellos, es decir, percibir la "existencia teológica" de los santos.
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NB. En la columna de la derecha, arriba de todo, acabo de insertar un aviso sobre un retiro para chicas jóvenes. Ya lo hicimos en otra ocasión. Ofrezcámoslo a quien le pueda interesar y oremos por el fruto de este retiro.
Un santo simpatiquísimo de carácter es san Felipe Neri
ResponderEliminar...Y le gustaba rezar así: Señor, no te fíes de mí. Señor, ten de tu mano a Felipe, que, si no, un día, como Judas, te traicionará :)
Feliz día a todos.
D. Javier por favor recomiéndenos una biografía .
ResponderEliminarLo que dice Juan Pablo II de que es el Evangelio y los preceptos de Cristo los que conducen a la alegría y a la felicidad es una verdad que podemos experimentar y esa alegría la tenemos que ir regalando por donde vayamos, no la podemos guardar para nosotros ya que Cristo sonrie y quiere a los hombres ( también) a través nuestro.
El método de San Felipe Neri oración - en común y solos - y sacramentos, además de ser un método con buenos resultados yo creo que es EL MÉTODO , no hay que inventar " cosas raras ".
Como decía ayer citando a Pablo VI , oración, estudio y amor y por ese orden ya que la oración te lleva a querer estudiar , conocer mas a Dios, a los santos ... y entonces el amor sale solo.
Me hace ilusión conocer a este Santo del que no se nada , seguro que nos enseña mucho . D. Javier , acuerdese de decirnos una biografía. Gracias .
Un abrazo a todos
María M.
María M.:
ResponderEliminarTengo dos o tres biografías. La que recuerdo más porque me gustó mucho y la suelo releer es:
San Felipe Neri, apóstol de Roma (1515-1595). Meriol Trevor. Sal terrae, 1986.
Espero que no esté agotada.
Un apunte sólo: cuando hablo de "método" en san Felipe Neri, me refiero a la realidad del Oratorio: temas de formación, literatura, música clásica y oración en común; todo junto, incluyendo así la belleza y el arte al servicio de la fe. Esto es específico del Oratorio filipense.
¡¡¡Ya estoy aquí de nuevo!!!Todo arreglado!!!
ResponderEliminarSan Felipe me ha debido ayudar.
Encomendemos en este día a los sacerdotes oratorianos para que sean fieles a las enseñanzas de su fundador san Felipe Neri.
Me compraré la biografía que nos recomienda.
Feliz día para todos.
Buenas tardes don Javier. Disfruto mucho leyendo la vida de los santos, apunto la biografía.Un abrazo.
ResponderEliminarBuenas tardes D. Javier. Interesante la vida de
ResponderEliminarS. felipe de Neri.
En otra ocasión ya visité su extraordinario blog.
No me atrevo a seguirle, por ser usted sacerdote.
Yo estoy consagrada en un instituto secular.
¡Muchas gracias por su entrada!
Me encomiendo a sus oraciones.
¡Feliz dia!
Marian:
ResponderEliminarDisculpe pero no entiendo una frase de su comentario: "No me atrevo a seguirle, por ser usted sacerdote". ¿Qué quiere decir?
Aquí, en este blog, se está generando una comunidad católica "virtual" de formación, se están creando lazos humanos, y hay un compromiso "obligatorio": rezar por los miembros del blog, unos por otros, todos los días. Venga cuando lo estime oportuno, que siempre será bien recibida.
Además, como consagrada, tal vez sería bueno que apareciese por aquí y nos enriqueciera a todos con su opinión y su testimonio de vida.
Pax.
A San Felipe Neri le tengo un especial cariño. Estudié en un colegio que le tenía como patrón y que se construyó a a partir de un oratorio que se fundó en Cádiz.
ResponderEliminarSu vida muestra como se puede ser santo sin dejar de ser un ser humano cercano y comprometido con los demás. A muchas personas le parecen que los santos son personas tan especiales, que parecen inhumanas.
Un abrazo D. Javier y que Dios les bendiga a todos. :)
PD. Enhorabuena a Capuchina de Silos por volver a la normalidad su blog. Dios no nos deja tirados. Y a Marián sólo decirle que siempre será bienvenida en este rinconcito del ciberespacio. :)
Aunque he ido antes respondiendo a algunos comentarios que salieron mientras estaba trabajando en el ordenador, pego ahora un último repaso a todos los comentarios.
ResponderEliminarCapuchino de Silos:
Me alegro de que por fin se solventara el problema técnico con su blog.
Encomendamos hoy a la Congregación del Oratorio (Padres Filipenses) muy especialmente. Tienen un carisma sumamente atractivo.
NIP:
Yo también disfruto leyendo vidas de santos con dos condiciones: que estén bien escritas y que huyan de leyendas y pequeñas anécdotas elevadas a categorías de admiración. Me gustan las biografías donde se nota el hilo del Espíritu Santo actuando en sus vidas.
Miserere:
ResponderEliminar¡Caramba, oratoriano! Supongo que habrá bebido abundantemente de la fuente de san Felipe Neri.
Sí, la santidad es profundamente humana, humanísima, agradable. Nada seca, nada recia, nada estirada: lo humano elevado por gracia.
A todos, bendición, gracia y paz. +
En mi parroquia antes se hacia el Oratorio con los niño, pero fue una de las cosas que cambiaron con el cambio de párroco, una pena.
ResponderEliminarMe encantaría poder ir al retiro de jóvenes, pero me pilla bastante lejos, no creo que pueda ser.
Un abrazo