domingo, 22 de mayo de 2011

Kerygma: anuncio de Cristo, con fuerza

Sí, porque eso es el kerygma: el anuncio de Cristo, Señor de todo, Señor de todos.

Y hecho con fuerza, es decir, con convicción y con la valentía del Espíritu Santo (san Pablo llamaba a esa valentía "parresía", otra palabra que deberíamos aprendernos).

El anuncio de Cristo cambia a quien lo recibe porque le toca el corazón. Eso es obra del Espíritu Santo, claro. Pero no cabe duda de la necesidad de anuncios así, vigorosos y valientes, mostrando cómo Cristo tiene que ver con todo lo humano, lo plenifica ofreciéndole su vocación sobrenatural.


Con Cristo, la vida cambia, se vuelve luminosa y transparente. Da la verdadera medida de lo humano y eleva al hombre. Transforma las fronteras en puentes transitables, siendo así posible la armonía, la paz, la justicia social, el desarrollo verdadero. Muestra la verdad de lo humano para vivir el amor, la entrega, el matrimonio y la familia.

Sólo hay que mirar a Cristo, ¡mirarlo!, y buscarlo apasionadamente, tratando con Él en la liturgia y en los sacramentos.

¡Cristo! ¡Sólo Cristo!

"Quiero volver a repetir a los jóvenes chilenos: ¡Asumid vuestras responsabilidades! Estad dispuestos, animados por la fe en el Señor, a dar razón de vuestra esperanza. (cf. 1P 3, 25) 

Vuestra mirada atenta al mundo y a las realidades sociales, así como vuestro genuino sentido crítico que os ha de llevar a analizar y valorar juiciosamente las condiciones actuales de vuestro país, no pueden agotarse en la simple denuncia de los males existentes. En vuestra mente joven han de nacer, y también ir tomando forma, propuestas de soluciones, incluso audaces, no sólo compatibles con vuestra fe, sino también exigidas por ella. Un sano optimismo cristiano robará de este modo el terreno al pesimismo estéril y os dará confianza en el Señor.

¿Cuál es el motivo de vuestra confianza? Vuestra fe, el reconocimiento y la aceptación del inmenso amor que Dios continuamente manifiesta a los hombres: “Dios Padre que nos ama a cada uno desde toda la eternidad, que nos ha creado por amor y que tanto nos ha amado a los pecadores hasta entregar a su Hijo unigénito para perdonar nuestros pecados, para reconciliarnos con El, para vivir con El una comunión de amor que no terminará jamás” (Mensaje para la II Jornada mundial de la juventud, n. 2, 30 de noviembre de 1986). Sí, Jesucristo, muerto, Jesucristo resucitado es para nosotros la prueba definitiva del amor de Dios por todos los hombres. Jesucristo, “el mismo ayer y hoy y por los siglos” (Hb 13, 8), continúa mostrando por los jóvenes el mismo amor que describe el Evangelio cuando se encuentra con un joven o una joven... 

Este mundo, que es el vuestro, no está muerto, sino adormecido. En vuestro corazón, queridos jóvenes, se advierte el latido fuerte de la vida, del amor de Dios. La juventud no está muerta cuando está cercana al Maestro. Sí, cuando está cercana a Jesús: vosotros todos estáis cercanos a Jesús. Escuchad todas sus palabras, todas las palabras, todo. Joven, quiere a Jesús, busca a Jesús. Encuentra a Jesús

¡Sólo Cristo puede dar la verdadera respuesta a todas vuestras dificultades! El mundo está necesitado de vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del Maestro: “Contigo hablo, levántate”.

Estamos viendo cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el Señor de la vida, el vencedor de la muerte...

Si penetráis en vuestro interior descubriréis sin duda defectos, anhelos de bien no satisfechos, pecados, pero igualmente veréis que duermen en vuestra intimidad fuerzas no actuadas, virtudes no suficientemente ejercitadas, capacidades de reacción no agotadas. 

¡Cuántas energías hay como escondidas en el alma de un joven o de una joven! ¡Cuántas aspiraciones justas y profundos anhelos que es necesario despertar, sacar a la luz! Energías y valores que muchas veces los comportamientos y presiones que vienen de la secularización asfixian y que sólo pueden despertar en la experiencia de fe, experiencia de Cristo vivo, Cristo muerto, Cristo crucificado, Cristo resucitado

¡Jóvenes chilenos: No tengáis miedo de mirarlo a El! Mirad al Señor: ¿Qué veis? ¿Es sólo un hombre sabio? ¡No! ¡Es más que eso! ¿Es un Profeta? ¡Sí! ¡Pero es más aún! ¿Es un reformador social? ¡Mucho más que un reformador, mucho más! Mirad al Señor con ojos atentos y descubriréis en El el rostro mismo de Dios. Jesús es la Palabra que Dios tenía que decir al mundo. Es Dios mismo que ha venido a compartir nuestra existencia de cada uno. 

Al contacto de Jesús despunta la vida. Lejos de El sólo hay oscuridad y muerte. Vosotros tenéis sed de vida. ¡De vida eterna! ¡De vida eterna! Buscadla y halladla en quien no sólo da la vida, sino en quien es la Vida misma" (Juan Pablo II, Encuentro con los jóvenes, Santiago de Chile, 2-abril-1987).

4 comentarios:

  1. Muchas gracias D. Javier, quien lea hoy su blog se planteará la vida de otra manera.

    Feliz domingo a todos.

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  2. Tal vez entre aquellos jóvenes estaba el actual presidente de Chile que es provida...

    "...tanto nos ha amado a los pecadores hasta entregar a su Hijo unigénito para perdonar nuestros pecados, para reconciliarnos con El, para vivir con El una comunión de amor que no terminará jamás”

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  3. Desde Sevilla22 mayo, 2011 19:44

    “Dios Padre que nos ama a cada uno desde toda la eternidad, que nos ha creado por amor y que tanto nos ha amado a los pecadores hasta entregar a su Hijo unigénito para perdonar nuestros pecados, para reconciliarnos con El, para vivir con El una comunión de amor que no terminará jamás” .

    Este es el punto importante, don Javier. Todos los sufrimientos del hombre son a causa de los pecados. Sufrimos por nuestros pecados o por los de los demás. El mundo hace culpable a Dios del sufrimiento, este es el gran engaño del Maligno. Lo primero que hace Jesucristo, después de entregar su Amor gratuitamente, sin merecerlo, es que puedas ver tus pecados y que puedas entregárselos a Él. Es maravillosos sentir su Amor en el perdón de los pecados, su misericordia, que recrea y da la fuerza de su Espíritu Santo para seguir el combate contra las siete naciones (siete pecados capitales) que habitan el país de Canaán, la tierra prometida, la Vida Eterna.
    Esta es la salvación que Jesucristo nos trae, una auténtica revolución, porque de nada sirve cambiar las estructuras del mundo, si no se cambia el corazón del hombre:

    Luego agregó: «Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
    Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Mc. 7, 20-22.

    Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, por el Amor. Este es Su diseño inefable de arte para cada hombre.

    Feliz domingo a todos :)

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  4. Capuchino de Silos:

    Ojalá sea verdad lo que Vd. afirma, que quien lea esta catequesis quede realmente impactado y cambie de vida.

    Me gustaría muchísimo porque entonces el blog estaría siendo fiel a su finalidad: catequizar, evangelizar, formar.

    Aprendiz:

    ¡Puede ser!

    Desde Sevilla:

    Gracias por "completar" en cierto modo el kerygma.

    A mí me sale otro tono y otra forma al predicarlo cuando, evidentemente, el contenido es el mismo. Pero yo provengo de otra formación o de otro carisma/espiritualidad distinto al suyo...

    Un fuerte abrazo.

    A todos, saludos y mi bendición +

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