lunes, 30 de junio de 2014

Adoración eucarística - VI



            ¿Cómo se realiza esta piedad eucarística, este culto al Santísimo Sacramento? Hay tres formas fundamentales según la Instrucción Eucharisticum Mysterium:


1)      Oración de acción de gracias en privado después de la comunión y de la Misa
2)      La visita y oración ante el Sagrario.
3)      La exposición del Santísimo Sacramento.




            Ya en la carta apostólica Mane nobiscum Domine, afirmaba Juan Pablo II:


18. Hace falta, en concreto, fomentar, tanto en la celebración de la Misa como en el culto eucarístico fuera de ella, la conciencia viva de la presencia real de Cristo, tratando de testimoniarla con el tono de la voz, con los gestos, los movimientos y todo el modo de comportarse. A este respecto, las normas recuerdan —y yo mismo lo he recordado recientemente— el relieve que se debe dar a los momentos de silencio, tanto en la celebración como en la adoración eucarística. En una palabra, es necesario que la manera de tratar la Eucaristía por parte de los ministros y de los fieles exprese el máximo respeto. La presencia de Jesús en el tabernáculo ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo como escuchando su voz y sintiendo los latidos de su corazón. «¡Gustad y ved qué bueno es el Señor¡» (Sal 33 [34],9).

domingo, 29 de junio de 2014

Pedro y el apóstol Juan

Jesús muestra en los evangelios sinópticos un grupo de discípulos más preferidos, un núcleo más restringido formado por Pedro, Santiago y Juan. Así aparece en varios episodios como la resurrección de la hija de Jairo (Lc 8, 49-56), la transfiguración (Lc 9,28-36) y la agonía de Getsemaní (Mc 14,32-42). Por este grupo es indudable que, pese a las diferencias de edad y carácter, Pedro y Juan estrecharon lazos e hicieron amistad. Estos relatos no aparecen en el evangelio de Juan, sin embargo, por diversos indicios podemos comprobar que existía una estrecha relación entre Juan, el discípulo amado, y Pedro, el primero de los Apóstoles.


Desde dos puntos de vista distintos, y a la vez convergentes, se puede estudiar la relación entre Pedro y Juan: desde el punto de vista humano, la amistad, y desde la confrontación de actitudes y funciones entre los dos discípulos, de manera complementaria.

viernes, 27 de junio de 2014

Devoción al Corazón de Cristo (y II)



 Vayamos a la cuarta pregunta: ¿Cuáles son las aplicaciones prácticas de la devoción al Corazón de Jesús?


           La primera es la posibilidad de vivir nuestra vocación fundamental: la santidad, que consiste en un amor apasionado a Dios y un amor de entrega al prójimo. “Del Corazón del Redentor, de su costado traspasado nació la Iglesia, que se renueva incesantemente mediante los sacramentos. Procurad alimentaros espiritualmente con la oración y con una intensa vida sacramental; profundizad en el conocimiento personal de Cristo y tended con todas las fuerzas a la santidad, el "alto grado de la vida cristiana"” (Benedicto XVI, Discurso a una peregrinación de la diócesis de Verona, 4-junio-2005).

            La segunda aplicación espiritual que luego resulta ser muy práctica y cotidiana es la siguiente: si sabemos que somos de verdad amados por Dios en el Corazón de Cristo, nada nos puede faltar. Vivamos, pues, sin sobresaltos, ni agobios, ni angustias: su amor no nos va a fallar, y su Providencia rige amorosamente nuestras vidas. Esta aplicación, pues, tiene un nombre: abandono confiado en el Amor de Dios. ¡¡Él proveerá lo que es mejor para nosotros porque nos ama!!

            Señalemos una tercera aplicación: si el Amor de Dios es inmenso, y nos lo ha manifestado en Cristo Jesús, “nuestra paz será hacer su voluntad”. Vivir por amor la voluntad concreta de Dios, sea la que sea, se exprese de la forma en que se quiera expresar: vivir y hacer la voluntad de Dios, porque es para nuestro bien. Porque nos ama, queremos lo que él quiera, amamos lo que Él desee, no como una imposición externa, sino que, por ese amor, nuestra voluntad se une a la suya queriendo lo mismo. ¿Qué dice el Corazón de Jesús? “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4,34).

        La última pregunta es más fácil y breve de responder: ¿Cómo vivir esta devoción? ¿Cuáles son las prácticas de esta devoción?

miércoles, 25 de junio de 2014

Medida y ejemplo, los santos (Palabras sobre la santidad - IV)

La santidad, a la cual todos estamos llamados en virtud de nuestro bautismo, encuentra un modelo claro en los santos. Ellos revelan que la santidad es realmente posible, que la santidad se puede encarnar en existencias concretas, con sus peculiaridades y dificultades, sus formas de ser y carácter, sus contradicciones y luchas.


Canonizar a alguien significa que la Iglesia reconoce la santidad en la vida de alguien y lo propone a todos como "canon", "norma", "medida", digna de ser no sólo admirada sino también imitada.

Los santos, especialmente los canonizados, se convierten en un referente para nosotros, un señal y signo claro de cómo vivir el Evangelio en las diferentes vocaciones. Sus reacciones, sus iniciativas, sus apostolados, su forma de orar y de amar, su respuesta concreta al amor de Cristo, se convierten para nosotros en sugerencias para vivir.

martes, 24 de junio de 2014

Devoción al Corazón de Cristo (I)



            Deberíamos plantearnos hoy una serie de preguntas que nos ayuden a comprender y vivir mejor esta devoción absolutamente cristológica y de raigambre teologal. Y las preguntas, que luego iremos respondiendo para recibir luz, serán cinco:

 
             ¿Por qué hay una urgencia en la Iglesia para revitalizar la verdadera devoción al Corazón de Cristo?
            ¿Cuál es el núcleo de la devoción al Corazón de Jesús?
            ¿Qué valores encierra esta devoción?
            ¿Cuáles son las aplicaciones prácticas de esta devoción?
            ¿Cómo vivir esta devoción?

Primera pregunta: ¿Por qué hay una urgencia en la Iglesia para revitalizar la verdadera devoción al Corazón de Cristo?

            Aunque esta devoción ha pasado por alguna que otra crisis cuando se confundió con una devoción más, mezclada con aspectos excesivamente sentimentales, y vinculando esta devoción a una imagen concreta, una iconografía, que poco reflejaba su contenido profundo, hoy es urgente recuperar el contenido preciso, exacto, evangélico, espiritual y social que tiene el culto al Corazón de Jesucristo.

            Y es que “sigue siendo siempre actual la tarea de los cristianos de continuar profundizando en su relación con el Corazón de Jesús para reavivar en sí mismos la fe en el amor salvífico de Dios, acogiéndolo cada vez mejor en su vida” (Benedicto XVI, Carta al Prepósito General de la Compañía de Jesús con motivo del 50º aniversario de la Encíclica Hauretis aquas, 15-mayo-2006). En la medida en que revitalicemos esta devoción al Corazón de Cristo, reavivaremos nuestra fe –tantas veces lánguida, mortecina, medio apagada por tantos combates y tantos cansancios, tan atacada y denostada- en el amor salvífico de Dios: reavivaremos nuestra fe sabiéndonos profundamente amados por Dios, acogidos por Dios, y recibiendo su Amor en nuestras vidas, transformando la existencia, dejándonos inundar por la corriente vivificadora de su Amor. ¡¡Sólo el Amor de Dios puede transformar el corazón, cambiar nuestro corazón de piedra, incapaz de amar, en un corazón de carne, como el de Jesucristo!!

La segunda pregunta: ¿Cuál es el núcleo de la devoción al Corazón de Jesús?

lunes, 23 de junio de 2014

Una gran obra de catequesis

La evangelización es el anuncio de Jesucristo. Una vez anunciado, a aquellos que lo acepten, hay que posibilitarles un proceso de crecimiento, y éste se llama catequesis. En ellos debe ir resonando, en sentido amplio, la Palabra -catequesis viene de resonar, de eco-, para que acampe en ellos y haga morada en ellos, conformando un modo de ser, de pensar, de sentir y de actuar.


La Iglesia siempre ha tenido en altísima consideración la catequesis y su paradigma, su modelo fundamental, era la catequesis para adultos y estoy convencido de que hoy sigue siendo válido ese paradigma. Normalmente y en general, asociamos catequesis sólo para la infancia. Pero esta catequesis infantil es sólo una parte, pequeñita y muy extendida, pero el referente será siempre la catequesis de adultos con la variedad de formas que hoy puede asumir (como grupos de catequesis de adultos parroquial, formación continuada y sistemática en Asociaciones, grupos, Movimientos, en Adoración Noctura, en equipos de liturgia, etc., etc.).

domingo, 22 de junio de 2014

Jesús, el Ungido

Es el Ungido por excelencia, Aquel en quien reposaba plenamente el Espíritu del Señor, ungido de modo invisible. Hasta tal punto que se le llama propiamente "Jesucristo", es decir", Jesús el Ungido.

Con el Espíritu Santo que lo ungió, Jesús lleva a cabo toda la obra de la redención, es vivificado en su santa Resurrección y glorificado. Entonces para nosotros, y para la Iglesia toda, se convierte en Señor del Espíritu, y su santísima Humanidad glorificada es la fuente del Espíritu para todos, haciéndonos así partícipes de su Unción, partícipes de su Espíritu Santo.

"Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo" (Hch 10,38): así definió san Pedro a Jesús al anunciarlo a los hombres.

"El nombre de Jesús es un vocablo hebreo y significa salvador. Cristo proviene de cisma, es decir, de la unción... Cristo es un nombre sacerdotal o regio, pues antiguamente eran consagrados mediante el óleo de la unción tanto los sacerdotes como los reyes. Pero éstos, mortales y corruptibles, eran ungidos con ungüento de materia corruptible, mientras que Jesús devino Cristo por haber sido ungido por el Espíritu Santo" (Rufino de Aquileya, Expl. Simb., 6).

Nuestro Salvador recibe el Espíritu Santo para sí mismo en su humanidad y, a la vez, para poder comunicarlo y transmitirlo desde su santa Pascua. Es Ungido en cuanto hombre, sobre todo, por nosotros, en orden a nuestra santificación.

viernes, 20 de junio de 2014

Magisterio: sobre la evangelización (XVII)

Ningún ámbito puede estar restringido a la evangelización y a la participación de los católicos. Nuestro lugar no es la sacristía, nuestra acción no se puede limitar a las acciones pastorales dentro el templo, en el ámbito cristiano. Más bien, el lugar de la Iglesia -por tanto, de los católicos- es el mundo, fuera, a la intemperie pero arropados por todos los demás católicos.


Lugar nuevo, muy a la intemperie, y apenas valorado, es la evangelización del mundo de la cultura, de la razón, del diálogo, del arte, del pensamiento. Parece una "evangelización menor" o muy alejada de nosotros, sobre todo si, con estrechez de miras, limitamos la evangelización a cuatro lugares comunes, acciones pastorales de siempre (primeras comuniones, belén viviente...) a las que vemos que, por diversas razones acuden muchísimos, y pensar que con eso solamente "ya están evangelizados", postergando otras acciones como ilusorias, lejanas o pérdida de tiempo (cultura, arte, Internet...).

Sin embargo, la evangelización requiere la presencia y la acción en nuevos campos, y entre ellos destaca todo lo que se podría denominar, globalmente, "cultura".

Al Magisterio pontificio nos remitimos:

"Desde luego, la cultura es un terreno decisivo para el futuro de la fe y para la orientación global de la vida de una nación. Por eso, os pido que prosigáis el trabajo que habéis emprendido para que la voz de los católicos esté constantemente presente en el debate cultural italiano y, más aún, para que se refuerce la capacidad de elaborar racionalmente, a la luz de la fe, los múltiples interrogantes que se plantean en los diversos ámbitos del saber y en las grandes opciones de vida. Además, hoy la cultura y los modelos de comportamiento están cada vez más condicionados y caracterizados por las representaciones que proponen los medios de comunicación:  por tanto, es meritorio el esfuerzo de vuestra Conferencia para tener, también en este nivel, una adecuada capacidad de expresión a fin de proporcionar a todos una interpretación cristiana de los acontecimientos y de los problemas" (Benedicto XVI, Discurso a la Plenaria de la CEI, 30-mayo-2005).

jueves, 19 de junio de 2014

Plegaria: Pasión de Cristo, nuevo y verdadero Adán

San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia, bebió de los Padres de la Iglesia la forma de leer el Antiguo Testamento como tipo, figura y profecía del Nuevo Testamento. Cada personaje, cada acontecimiento, era tipo de lo que había de cumplirse en Cristo.

La oratoria avilista se explaya muchas veces en forma de oración y plegaria dirigida a Cristo. Ahí se ve la fina sensibilidad de san Juan de Ávila, a la vez que se observa su profundo arraigo no en devociones sensibleras, sino en la misma Tradición.



Con él vamos a orar hoy, de manera teológica a la par, asumiendo los modos teológicos de orar de san Juan de Ávila y penetrando en su contenido: Cristo es el nuevo Adán.



"Amor, dolor y Pasión de Cristo, nuevo Adán


            ¡Qué caro, Señor, te cuesta el nombre de Padre del siglo futuro (cf. Is 9,6) que te puso Isaías! Pues, así como ningún hombre hay que, según la generación de la carne, que se llame el primer siglo, no venga de Adán, así tampoco hay nadie que, según el ser de la gracia, no venga de ti. Pero Adán fue un mal padre, que por malos placeres se mató a sí y a sus hijos; pero tú, Señor, alcanzaste el nombre de Padre a costa de tus dolorosos gemidos, con los cuales, como leona que brama, diste la vida a los que el primer padre había matado.


miércoles, 18 de junio de 2014

Participar en la liturgia es ver y oír


            La primera participación que reseñamos está relacionada con ver y oír la celebración litúrgica. Este es un primer modo de participación necesario para todos: ver el desarrollo de los ritos y poder oír las oraciones, lecturas, plegarias y cantos. Ver y oír ya es participar y nos introduce en el Misterio celebrado.


            El mismo Misal prescribe así el lugar de los fieles en la nave de la iglesia:

            “Dispónganse los lugares para los fieles con el conveniente cuidado, de tal forma que puedan participar debidamente, siguiendo con su mirada y de corazón, las sagradas celebraciones. Es conveniente que los fieles dispongan habitualmente de bancas o de sillas. Sin embargo, debe reprobarse la costumbre de reservar asientos a algunas personas particulares. En todo caso, dispónganse de tal manera las bancas o asientos, especialmente en las iglesias recientemente construidas, que los fieles puedan asumir con facilidad las posturas corporales exigidas por las diversas partes de la celebración y puedan acercarse expeditamente a recibir la Comunión.
            Procúrese que los fieles no sólo puedan ver al sacerdote, al diácono y a los lectores, sino que también puedan oírlos cómodamente, empleando los instrumentos técnicos de hoy” (IGMR 311).

“Al edificar los templos, procúrese con diligencia que sean aptos para la celebración de las acciones litúrgicas y para conseguir la participación activa de los fieles” (SC 124).

martes, 17 de junio de 2014

Dios es Médico eficaz

Una de las metáforas más empleadas para explicar la salvación, la acción redentora, es la de "médico y medicina" que se aplican tanto a Dios en general como a Jesucristo en particular.

Vamos a familiarizarnos con el lenguaje de los Padres de la Iglesia.

Es Médico eficaz que no teme acercarse al enfermo, sino que lo toca, diagnostica su mal para, a continuación, sanarlo. 

"Muchas veces uno sigue estando enfermo bajo el cuidado de los médicos, incluso con técnicas y medicamentos, la ciencia no es eficaz y se escapa el poder de un determinado tratamiento. Respecto a Dios no sucede eso, sino que,cuando los pones delante del Médico, sucede quelaherida es curada totalmente. En efecto, no se trata de una ciencia humana que carezca de efecto, sino un poder divino que se adueña de naturaleza, enfermedades, perversidad y de todo mal" (S. Juan Crisóstomo, Com. al salmo 6,3,2).

Nada hay que temer; al contrario, es preferible mostrar las llagas, las heridas, las enfermedades al Médico porque sólo buscará sanar con amor infinito.

domingo, 15 de junio de 2014

Salmo 110: Esplendor y belleza son su obra

Resuena la voz de Cristo en los salmos, en este salmo 110: “Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea”. Es el corazón de Jesús, el corazón humano y glorificado de Jesucristo. Con todo su corazón, con toda su capacidad de alabar está dando gracias a Dios Padre. Él, Sumo Sacerdote, está intercediendo ante el Padre; Él, Sumo Sacerdote, está también cantando ante el Padre. Cristo cantor, Cristo alaba al Padre con toda su alma. 


“Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos en la asamblea”. ¿Quiénes son los rectos? Los que han encontrado el camino de la salvación, los que han encontrado la fe, los que han encontrado el Evangelio. ¿Cuál es la asamblea? La Iglesia; de hecho, la palabra “Iglesia” significa asamblea. Por eso el Señor Jesucristo da gracias al Padre en compañía de los rectos, en la asamblea. Da gracias al Padre en compañía de sus hermanos, nosotros, nosotros y los santos del cielo, en la gran asamblea de la Iglesia. Él canta en el cielo y resuena su voz entre nosotros, “en compañía de los rectos, en la asamblea”.

    “Grandes son las obras del Señor”. Dios cuando hace las cosas, las hace a lo grande. Nos deja maravillados. Grandes son las obras del Señor. Es grande la obra de la creación, pero más grande aún es la obra de la redención: lo decimos en una oración de la Vigilia pascual. La obra de la muerte y resurrección de Cristo, el envío del Espíritu, la creación de la Iglesia.

    “Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman”. Hay que pararse. Hay que pararse y contemplar este “dignas de estudio”:  lo podemos considerar un estudio que es meditación, y, por tanto, las obras del Señor merecen que se recen, las obras del Señor merecen que cojamos las Escrituras y las meditemos una y otra vez hasta irlas comprendiendo y “guardándolas en el corazón”, como el estudio de la teología, que también es necesaria la formación, el leer, el profundizar;  siempre con la condición de que aquello que se medita, se estudia y se forma uno,  no es para saber más sino para amar más. Y la oración, la meditación, el estudio, la formación, la teología, lo que deben conducir es mayor amor al Señor.

   

viernes, 13 de junio de 2014

Pensamientos de San Agustín (XXVI)

La escuela de los Padres de la Iglesia es una escuela con solera, dada la hondura de su enseñanza y la fidelidad con la que transmite la fe.


Ellos, los Padres, son la Tradición viva de la Iglesia, sus privilegiados y a nosotros nos pueden hacer mucho bien si, con apertura de ánimo y de mente, nos acercamos a ellos. Es verdad que cada Padre de la Iglesia tiene su método propio, sus líneas teológicas, diferente sensibilidad espiritual, y que entre ellos son muy diversos; leyéndolos, los complementamos y nos enriquecemos.

Aquí seguimos, especialmente, la estela de san Agustín, uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia occidental y sus frases, lapidarias, con una forma apta para la memorización y resumir una enseñanza, nos vienen a educar a nosotros, católicos en el siglo XXI como antes lo hizo con tantas otras generaciones.

Actuar buscando la alabanza, y casi la adulación, nunca es motivo recto y pierde todo el "mérito" que a los ojos de Dios pudiera tener: "ya han recibido su recompensa". Pero igualmente es necio quien obrando rectamente, luego se ve alabado y se detiene y recrea en la alabanza. En ese momento ha apartado su vista de Dios para fijarla en sí mismo.
El que es alabado por otros y consiente, no lleva consigo aceite; se le apaga la lámpara y se le cierra la puerta (San Agustín, Enar. in Ps. 69,8).
¿Qué pensamos? ¿Que la fe no es tan importante y que delante de ella van otras virtudes? La moda es pensar que la fe es irracional y puro sentimiento y, por tanto, antes están otras virtudes: fraternidad, tolerancia, respeto, etc., y toda la jerga de "valores" que a veces la misma enseñanza de grupos y catequesis ofrece. Más bien al revés: la fe es la que engendra las verdaderas virtudes, que no son dictados desde fuera, sino verdaderos hábitos y modos de ser que conforman nuestra actuación hasta hacernos "virtuosos".
Nadie comienza a vivir bien si no es por la fe. Luego nuestra fe se halla entre nuestros primogénitos. Cuando se conserva nuestra fe, pueden seguir las demás virtudes (San Agustín, Enar. in Ps., 134,18).

jueves, 12 de junio de 2014

Un corazón católico

El corazón, el centro de la persona, su motor, su afecto y su voluntad, puede adquirir una nueva forma, más nueva y amplia, más universal, si es católico.

Un corazón católico integra a todos en sí, abraza a todos y huye de lo que signifique cerrazón.


Un corazón católico mira más allá de sí mismo y ve a los demás, siente sus problemas, gozos, angustias y esperanzas.

Un corazón católico se dilata y se ensancha aprendiendo a amar más y mejor.

Un corazón católico edifica pensando en todos, valora lo de los demás, no ve su propio camino como exclusivo y obligatorio para todos, sino que respeta y potencia todo lo que sea eclesial.


martes, 10 de junio de 2014

Interceder

Una cita de san Ambrosio vale por toda una catequesis de horas.

¿Qué es interceder?

¿Qué es pedir por los demás?

«Si oras solamente por ti, serás el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera, obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros». (San Ambrosio, Tratado sobre Caín y Abel).
Una oración que sabe interceder se hace católica, universal, integrando a todos.

domingo, 8 de junio de 2014

¿Y qué es la teología?

Personalmente, me gusta muchísimo este apartado de la Teología fundamental que reflexiona sobre el hecho mismo de la teología, condiciones, premisas, funciones, estatuto eclesial, vocación, misión.

Hay un clima de anti-intelectualismo en la Iglesia que es peligroso; se sospecha de la intelectualidad, del estudio y de la investigación, y se suprime por el "fervorín" de tono apologético, que siempre es una repetición anodina. Se sospecha del estudio y se le opone la oración, como si acaso oración y teología fuesen dos polos opuestos ante los que hubiera que escoger.

Incluso de los males de la Iglesia se culpa a la teología y a los teólogos, con un simplismo grande de análisis; y entonces, más que teólogos, se buscan "compiladores" de lo que otros dijeron, y repetidores de citas magisteriales que vean peligros por todas partes. 

Pensar es una noble función por la cual participamos del Logos-Jesucristo; investigar es una función irrenunciable de la fe que busca entender, siempre dentro de la Comunión de la Iglesia. El bello y verdadero nombre de la teología no se puede empañar con sospechas.

¿Y qué es la teología?

Un primer paso lo da el papa Benedicto XVI:

viernes, 6 de junio de 2014

El futuro de la Iglesia

Hemos de ser realistas y mirar la vida de la Iglesia, discerniendo los signos. La secularización de la cultura y la secularización interna de la Iglesia ha planteado problemas y retos, poniendo de relieve la necesidad de un laicado formado y maduro, de unas parroquias y comunidades mucho más compactas. Desde luego ni la mayoría de la sociedad es católica, ni vive como tal, aunque permanezcan en las estadísticas bodas, bautizos y primeras comuniones en gran número. Ni nos podemos engañar pensando que esas estadísticas muestran la vitalidad del catolicismo hoy. Los caminos van por otro lado.

Tampoco las tradiciones vinculadas al catolicismo como las procesiones y romerías, que tantísimas personas convocan, son un signo de vida católica, sino que hoy se viven de manera secularizada, como productos culturales sin vinculación real con lo celebrado. Salvadas las excepciones de las personas, pocas, que todo esto lo viven cristianamente y con fe católica.

Hay un ropaje externo, católico, que envuelve la nada, el vacío. Esto cuestiona (debe cuestionar) la acción pastoral y el impulso de la nueva evangelización, conscientes de que no estamos en tiempos de una Iglesia de mayorías, socialmente bien considerada, sino de minorías, más activas, conscientes y formadas. Contentarse con que el ropaje externo se mantiene, es vivir de ilusiones, pues su incidencia real es mínima.

¿Por dónde va el futuro del catolicismo? ¿Cómo vamos a ser y qué hemos de emprender?

miércoles, 4 de junio de 2014

Oración Adsumus de San Isidoro

Clásica y hermosísima, la oración "Adsumus" de san Isidoro se emplea siempre al inicio de reuniones, asambleas, o incluso de Concilios.


Tengámosla a mano e invoquemos al Espíritu Santo con ella para que nos asista en nuestros trabajos.

"Aquí estamos, Señor Espíritu Santo.

Aquí estamos frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.
Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con tu ayuda sepamos agradarte en todo.


lunes, 2 de junio de 2014

El Espíritu Santo en la santa Unción

En todos los sacramentos se nos comunica el don del Espíritu Santo con su actuación específica, su gracia particular. 

Cada sacramento, en su modalidad específica, nos permite participar de la Unción del mismo Cristo; su Humanidad glorificada es la fuente del Espíritu Santo para ungirnos a nosotros; de modo particular, visible, expresivo, en aquellos sacramentos en los que se emplean los óleos santos, por el valor de la unción sacramental:
"En los Hechos de los Apóstoles, Pedro alude también a la unción que recibió Jesús, cuando recuerda "cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo Él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo" (Hch 10,38). Así como el aceite penetra la madera o las otras materias, de la misma manera el Espíritu Santo penetra todo el ser del Mesías-Jesús, confiriéndole el poder salvador de curar los cuerpos y las almas. Por medio de esta unción con el Espíritu Santo, el Padre realizó la consagración mesiánica del Hijo" (Juan Pablo II, Audiencia general, 24-octubre-1990).

El Espíritu Santo no es una fuerza alocada, impulsiva, al margen de la Iglesia y de la liturgia -como muchas veces se le presenta- sino que es precisamente la Iglesia el lugar donde florece y se da el Espíritu Santo y la liturgia sacramental es viva porque el Espíritu, presente en ella, se comunica por medio de los sacramentos. Sí, el Espíritu y toda gracia se nos dan por la liturgia. ¿Cuál es la acción del Espíritu Santo?

domingo, 1 de junio de 2014

En la escuela del Espíritu (Preces de Laudes de Pascua - y



Congregados en oración, los hijos de la Iglesia no cesan de pedir el pleno cumplimiento de las promesas y un nuevo y eficaz Pentecostés. La súplica eclesial recuerda, en las distintas preces de Laudes, la multiforme acción del Santo Espíritu.


            El Espíritu dirige a los hijos de Dios para vivir filialmente orientando la vida: “Señor Jesús, haz que nos dejemos llevar durante todo el día por el Espíritu Santo y que siempre nos comportemos como hijos de Dios” (Dom VII).

            El Espíritu, “que lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios” (1Co 2,10), conduce a penetrar más en el Misterio, conocerlo y amarlo, asombrándonos de su grandeza y de su amor: “Danos, Señor, el sentido de Dios, para que, ayudados por tu Espíritu, crezcamos en el conocimiento de ti y del Padre” (Dom VII).

            Si tenemos el Espíritu Santo, y seguimos sus mociones y sus gracias, seremos miembros vivos de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, porque participamos de la vida de Cristo en sus miembros: “Concédenos vivir de tu Espíritu, para ser de verdad miembros vivos de tu cuerpo” (Lun VII), ocupando cada cual su lugar en este Cuerpo.

            El Espíritu Santo santifica las almas fieles, las enriquece con sus dones, gracias y carismas, le concede sus frutos abundantes: “Colma nuestra fe de alegría y paz, para que, con la fuerza del Espíritu Santo, desbordemos de esperanza” (Lun VII).