martes, 31 de mayo de 2011

Gracias sacramentales de la Unción

Es necesaria la catequesis sobre la Unción de los enfermos, uno de los sacramentos más desconocidos, arrinconados, asociado a una imagen tétrica del moribundo, y, por tanto, mal visto.

¡Qué diferente es la realidad!


Es un consuelo del Espíritu Santo para el cuerpo y el alma gravemente enfermo; es una gracia específica para una situación de grave enfermedad uniéndonos, también mística y sacramentalmente, con el Señor crucificado.

Redescubramos el valor y la eficacia de los signos sacramentales, en primer lugar. Lejos de considerarlos con una visión esteticista como ceremonias bellas, o desde el punto devocional-intimista como unas oraciones privadas para tener algo de paz, son presencia y actuación misma de Cristo; que si ayer curaba tocando con su mano y los enfermos se le acercaban, hoy -¡el hoy del Espíritu Santo y de la Iglesia!- sigue tocando, ungiendo, imponiendo las manos, mediante los sacramentos. Son intervenciones reales suyas y contactos salvadores.


lunes, 30 de mayo de 2011

Evangelizar en Internet y redes sociales (II)

Seguía el Papa Benedicto en el discurso a la Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones sociales valorando esta nueva cultura que ha surgido, que no sabemos bien adónde nos llevará, pero que, inevitablemente, ha cambiado el modo de comunicarse, de relacionarse, de ver y conocer el mundo. Es una nueva cultura, desde luego con muchísimas posibilidades.


El mundo de la comunicación interesa a todo el universo cultural, social y espiritual de la persona humana. Si los nuevos lenguajes tienen un impacto sobre el modo de pensar y de vivir, este afecta, de alguna forma, también al mundo de la fe, su inteligencia y su expresión. La teología, según una definición clásica, es inteligencia de la fe, y sabemos bien que la inteligencia, entendida como conocimiento reflexivo y crítico, no es extraña a los cambios culturales en acto. La cultura digital plantea nuevos desafíos a nuestra capacidad de hablar y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de la trascendencia. Jesús mismo en el anuncio del Reino supo utilizar elementos de la cultura y del ambiente de su tiempo: el rebaño, los campos, el banquete, las semillas etc. Hoy somos llamados a descubrir, también en la cultura digital, símbolos y metáforas significativas para las personas, que puedan ser de ayuda al hablar del Reino de Dios al hombre contemporáneo.
Hay que considerar también que la comunicación en los tiempos de los “nuevos medios de comunicación” comporta una relación cada vea más estrecha y ordinaria entre el hombre y las máquinas, desde los ordenadores a los teléfonos móviles, por citar sólo los más comunes. ¿Cuáles serán los efectos de esta relación constante? Ya el papa Pablo VI, refiriéndose a los primeros proyectos de automatización del análisis lingüístico del texto bíblico, indicaba una pista de reflexión cuando se preguntaba: ¿No es este esfuerzo de infundir en instrumentos mecánicos el reflejo de funciones espirituales, como se ennoblece y eleva a un servicio, que toca lo sagrado? ¿Es el espíritu el que es hecho prisionero de la materia, o no es quizás la materia, ya domada y obligada a seguir leyes del espíritu, la que ofrece al propio espíritu un sublime homenaje?” (Discurso al Centro de Automatización del Aloisianum di Gallarate, 19 junio 1964). Se intuye en estas palabras el vínculo profundo con el espíritu al que la tecnología está llamada por vocación (cfr Enc. Caritas in veritate, 69).

domingo, 29 de mayo de 2011

Jesucristo... ¡vale la pena!

Jesucristo sí responde a los mejores anhelos y deseos del corazón humano, aquello que hay de más puro, noble y verdadero, buscando el bien, la belleza, la verdad, la justicia.

Jesucristo responde al deseo de humanidad verdadera que está inscrito en el corazón de todo hombre.


Jesucristo es la respuesta. Aquí está, otra vez, el kerygma en estado puro, el anuncio del Señor resucitado, con el vigor de Juan Pablo II, aún joven.

Por eso, ¿qué vemos en corazones sanos, nobles y puros?

"Sé que con frecuencia os preguntáis acerca de cómo vivir vuestra vida de manera que valga la pena; cómo comportaros de modo que vuestra existencia esté llena y no caiga en un vacío; cómo hacer algo para mejorar la sociedad en la que vivís, saliendo al paso de los graves males que sufre y que repugnan a vuestra sed de sinceridad, de fraternidad, de justicia, de paz, de solidaridad. 

Sé que deseáis ideales nobles, aunque cuesten, y no queréis vivir una vida gris, hecha de pequeñas o grandes traiciones a vuestra conciencia de jóvenes y de cristianos. 

Y sé también que para ello estáis dispuestos a adoptar una actitud positiva frente a vuestra propia existencia y a la sociedad de la que sois miembros. 

sábado, 28 de mayo de 2011

Escenificar el Evangelio (ay, qué cosas)

Sí, ya lo sé.

Los liturgistas no son pastorales ni pastoralistas. No entendemos de nada. La pastoral es un criterio omnipotente que sirve para todo, id est, para justificar las arbitrariedades, caprichos y veleidades de cualquiera que se cree a sí mismo un "buen pastor". Éste, con sus ocurrencias, sí que sabe lo que es "la pastoral". ¡Qué palabra talismán, sagrada, para denostar todo y hacer lo que uno quiera! Todo es pastoral, y se hace lo que uno quiera "por razones pastorales".

Pero así nos va.

La liturgia misma es pastoral porque es acción de Cristo Pastor para su pueblo, sus hermanos, los fieles del pueblo cristiano. No insisto más: algunos ya dejarán de leer con alguna erupción cutánea y dedicados a escribir moniciones, inventar ofrendas y cambiar lo inmutable.

Entre esos puntos tan "pastorales" tenemos un elemento demaisado extendido: Escenificar el Evangelio.


Mejor que yo lo explica el blog Lexorandies en una entrada que me limito a traer aquí. Y quien quiera rigor, fuentes y sensatez sobre la liturgia deberá estar pendiente de las entradas de este blog.

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En nuestra web colgamos hace algún tiempo un flash litúrgico de D. Jaume González Padrós, publicado en la revista Liturgia y Espiritualidad, que creo que sigue siendo de "rabiosa actualidad". Para que no se pierda entre los muchos contenidos de www.lexorandi.es, la adjunto nuevamente en este post, además de unas reflexiones sobre la importancia de la proclamación del evangelio.

viernes, 27 de mayo de 2011

En el silencio escuchó Samuel su voz

En nuestra pastoral (disculpen que use esta palabra "talismán" que empleamos para todo y con la que justificamos todo), repito, en nuestra pastoral debe incluirse una perspectiva que es la de educar en el silencio. ¿Por qué? ¿Acaso somos eremitas perdidos, o cartujos, o vivimos en el desierto? No, cierto. Pero es que sólo en el silencio se puede escuchar la voz de Dios, la voz de Dios que llama incansablemente.

Muchas veces en las catequesis con jóvenes los educamos en muchas cosas (y si somos muy modernos, los educamos "en valores"), pero en el proceso formativo cristiano hay que incluir, necesaria e ineludiblemente, la educación en el silencio. Ahí, callados los ruidos exteriores y luego los ruidos interiores de la imaginación y la fantasía, se puede llegar a escuchar la voz de Dios que habla elocuentemente.

De la educación al silencio y de la calidad del silencio depende la vocación. Seguro que muchos jóvenes están siendo llamados por Dios a una vocación de especial entrega, de exclusividad y envío, pero no tienen sintonizada la emisora interior adecuada. ¡Ay si sintonizaran bien! Se volvería a repetir muchísimas veces la experiencia de Samuel en la noche: "Habla, Señor, que tu siervo escucha".

jueves, 26 de mayo de 2011

San Felipe Neri

Un santo simpatiquísimo de carácter es san Felipe Neri, y despierta mucha simpatía  a quien lo trata. Es incluso bromista.

Situémoslo.

Estamos a finales del Renacimiento italiano y entrando en el Barroco. El Concilio de Trento en activo: es momento de reformas, de nuevas iniciativas, de cortar abusos en la Iglesia, de anhelo de santidad, de responder a los retos de ese mundo que se gestó en el Renacimiento (antropocentrismo absoluto) y estalla ahora, en la Modernidad, con la exaltación de la subjetividad (el luteranismo).

Esta época nos ofrece santos contemporáneos de una talla formidable: san Ignacio, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Francisco Javier, San Cayetano de Thiene... y san Felipe Neri.

Sacerdote con un corazón muy afectivo, sensible, tierno, vuelca su ternura en el Señor y Él le ofrece un carisma especial de discernimiento y de leer el corazón. Su corazón le lleva a socorrer la inmensa pobreza en Roma y la acogida de los muchísimos peregrinos que no tienen ni dónde alejarse.

Quiere evangelizar, quiere conquistar para Cristo.

Y dentro del mejor humanismo cristiano, san Felipe crea un método: el Oratorio. Se reúnen jóvenes, se leen libros buenos, se canta, se oye música instrumental, se reza. De esta manera une la belleza de la música y de la literatura, con la formación cristiana y la experiencia de la oración en común y de los sacramentos (Eucaristía y confesión). Es un método de sorprendentes resultados.


miércoles, 25 de mayo de 2011

Orar y encomendar antes de predicar

Cualquier catequista se prepara el tema de la catequesis: se documenta, lo reflexiona, piensa cómo explicarlo mejor, procura engarzarlo con temas anteriores, busca cómo hacer que todos lo comprendan, lo asimilen y lo integren en la vida...

Nadie improvisa el contenido ni una programación de catequesis. Todos se preocupan de ajustarse a un plan que sea completo (en fe, en liturgia, en moral y en oración) ya que improvisar ("¿qué vemos hoy?") haría que algunos temas se repitiesen hasta la saciedad por interés de los catecúmenos y otros quedasen siempre en penumbra.

Lo dicho con la palabra "catequista" es extensible a todos los que se dedican al ejercicio de la Palabra: catequesis de niños, jóvenes y adultos, para una evangelización de la infancia o de la juventud, para el acompañamiento de adultos, para cursillos presacramentales (Bautismo, Matrimonio), para Escuelas de padres o Cursillos de Cristiandad, incluyendo por tanto a cualquiera que lleve adelante la formación de un grupo.

Pero junto a la programación hay otros aspectos que se no pueden dejar olvidados.

Ya dijimos una vez, con un texto de Pablo VI, que 3 normas para predicar o dar catequesis o cursillos serían rezar, estudiar y amar.

Los Padres de la Iglesia, cada vez que hablan del catequista, recuerdan su deber de orar para ser canal del Espíritu Santo, orando para ser dóciles al Espíritu, orando para que quienes están en catequesis se abran a la acción de Dios y la semilla que se siembra crezca.

Dice San Ildefonso:

lunes, 23 de mayo de 2011

Evangelizar en Internet y redes sociales

Junto al mensaje del Papa para la Jornada de los Medios de Comunicación social, que hemos ido viendo en catequesis anteriores, en febrero dirigió el santo Padre un discurso a la Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

Sus palabras, siempre tan ponderadas y clarividentes, marcan la ruta de este trabajo de evangelizar en la red, así como de participación en una cultura digital que es nueva, estilo, forma, contenido, presencia.

Creo que debemos empezar a leer este discurso:

En el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año, invité a reflexionar sobre el hecho de que las nuevas tecnologías no solamente cambian el modo de comunicar, sino que están llevando a cabo una vasta transformación cultural. Se está llevando a cabo una nueva forma de aprender y de pensar, con oportunidades inéditas de establecer relaciones y de construir comunión. Quisiera ahora detenerme en el hecho de que el pensamiento y la relación suceden siempre en la modalidad del lenguaje, entendido naturalmente en sentido general, no sólo verbal. El lenguaje no es un simple revestimiento intercambiable y provisional de conceptos, sino que el contexto viviente y palpitante en el que los pensamientos, las inquietudes y los proyectos de los hombres nacen a la conciencia y son plasmados en gestos, símbolos y palabras. El hombre, por tanto, no solo “usa”, sino que en cierto sentido “habita” el lenguaje. En particular hoy, las que el Concilio Vaticano II definió “maravillosas invenciones técnicas” (Inter mirifica, 1) están transformando el ambiente cultural, y esto requiere una atención específica a los lenguajes que se desarrollan en él. Las nuevas tecnologías “tienen la capacidad de pesar no sólo sobre las formas, sino también sobre los contenidos del pensamiento” (Aetatis novae, 4).
Los nuevos lenguajes que se desarrollan en la comunicación digital determinan, por otro lado, una capacidad más intuitiva y emotiva que analítica, orientan hacia una organización lógica del pensamiento y de la relación con la realidad, privilegian a menudo la imagen y y las conexiones hipertextuales. La tradicional distinción neta entre lenguaje escrito y oral, además, parece esfumarse a favor de una comunicación escrita que toma la forma y la inmediatez de la oralidad. Las dinámicas propias de las “redes participativas”, requieren además que la persona esté implicada en lo que comunica. Cuando las personas se intercambian informaciones, ya están compartiéndose a sí mismas y su visión del mundo: se convierten en “testigos” de lo que da sentido a su existencia. Los riesgos que se corren, ciertamente, están a los ojos de todos: la pérdida de la interioridad, la superficialidad en vivir las relaciones, la huida a la emotividad, el prevalecimiento de la opinión más convincente respecto al deseo de verdad. Y con todo estos son la consecuencia de una incapacidad de vivir con plenitud y de forma auténtica el sentido de las motivaciones. Por eso es urgente la reflexión sobre los lenguajes desarrollados por las nuevas tecnologías. El punto de partida es la misma Revelación, que nos da testimonio de cómo Dios comunicó sus maravillas precisamente en el lenguaje y en la experiencia real de los hombres, “según la cultura propia de cada época” (Gaudium et spes, 58), hasta la manifestación plena de sí del Hijo Encarnado. La fe siempre penetra, enriquece, exalta y vivifica la cultura, y esta, a su vez, se hace vehículo de la fe, a la que ofrece el lenguaje para pensarse y expresarse. Es necesario por tanto hacerse oyentes atentos de los lenguajes de los hombres de nuestro tiempo, para estar atentos a la obra de Dios en el mundo.

domingo, 22 de mayo de 2011

Kerygma: anuncio de Cristo, con fuerza

Sí, porque eso es el kerygma: el anuncio de Cristo, Señor de todo, Señor de todos.

Y hecho con fuerza, es decir, con convicción y con la valentía del Espíritu Santo (san Pablo llamaba a esa valentía "parresía", otra palabra que deberíamos aprendernos).

El anuncio de Cristo cambia a quien lo recibe porque le toca el corazón. Eso es obra del Espíritu Santo, claro. Pero no cabe duda de la necesidad de anuncios así, vigorosos y valientes, mostrando cómo Cristo tiene que ver con todo lo humano, lo plenifica ofreciéndole su vocación sobrenatural.


Con Cristo, la vida cambia, se vuelve luminosa y transparente. Da la verdadera medida de lo humano y eleva al hombre. Transforma las fronteras en puentes transitables, siendo así posible la armonía, la paz, la justicia social, el desarrollo verdadero. Muestra la verdad de lo humano para vivir el amor, la entrega, el matrimonio y la familia.

Sólo hay que mirar a Cristo, ¡mirarlo!, y buscarlo apasionadamente, tratando con Él en la liturgia y en los sacramentos.

¡Cristo! ¡Sólo Cristo!

"Quiero volver a repetir a los jóvenes chilenos: ¡Asumid vuestras responsabilidades! Estad dispuestos, animados por la fe en el Señor, a dar razón de vuestra esperanza. (cf. 1P 3, 25) 

sábado, 21 de mayo de 2011

El apostolado o compromiso pastoral

El apostolado del cooperador parroquial es una dimensión inherente al mandato misionero que el Señor encargó a su Iglesia: "Id y haced discípulos..."


    Pero este mandato misionero, que origina el apostolado, es un servicio al hombre para que descubra en el Evangelio el camino de la vida, de su salvación, de su plenitud. "¡Ay de mí si no evangelizare!" (1Cor 9,16): el grito de San Pablo bien podría ser el grito de cualquier cristiano que habiendo descubierto la perla escondida (Mt 13,45-46) quiere comunicarlo a los demás, la alegría de la mujer que encuentra el dracma perdido y avisa a sus vecinas (Lc 15,8). El mismo gozo de los enfermos que, curados por la potencia sanadora y curativa del Señor, anuncian y glorifican las obras de Dios. El que encuentra a Jesucristo en su vida, descubre el hontanar de su gozo, la fuente refrescante de una alegría serena.

    El apostolado es algo serio, radical, nacido de la propia iniciación cristiana, que llena de gozo, que plenifica al cristiano; por eso ni es un juego ni un recreo ni un divertimento ni algo pasajero, esporádico u ocasional, sino que se podría afirmar que es casi una dimensión más del ser cristiano, en el que se ve comprometida toda la existencia del bautizado en sus facultades (intelectivas, volitivas, afectivas...). La vocación cristiana es apostólica, enraizada en la fe, el cristiano es llamado a ser testigo, profeta, apóstol.

    Este apostolado no está exento de dificultades internas y externas. Son auténticas trabas, tentaciones del Maligno que nos sugiere en nuestra imaginación palabras seductoras y engañosas, de uno u otro género para hacer que desistamos de nuestro trabajo apostólico o que nosotros mismos lo hagamos estéril e infecundo.

    Ya que son tentaciones, podemos resistirlas y abatirlas agarrados a la cruz de Jesucristo. Asidos al Señor, podemos hacernos invulnerables a los ataques del Maligno.

    

viernes, 20 de mayo de 2011

Belleza de la Pascua en sus textos

Convenceos, amigos míos, los textos litúrgicos están para saborearlos y prolongarlos en la oración personal. Son bellísimos, encierran las verdades de la fe con el ropaje de la liturgia, solemne. Ellos, cuando son recitados con sentido y correcta entonación, cuando son meditados en la oración personal, nos unen al Señor con la plegaria de la Iglesia y nos adentran en los misterios de la fe.

¡Hay que conocer los textos litúrgicos! ¡Hay que rezarlos despacio, meditarlos, contemplarlos en oración, dejarnos empapar por ellos! La liturgia así deviene siempre en maestra de la vida espiritual. Y alcanzamos otro beneficio: una visión nueva del misterio de la liturgia sin las preocupaciones del esteticismo en boga, ni del adoctrinamiento y compromiso, ni la salvaje creatividad "pastoral" (ya sabemos, "pastoral" es todo lo que le guste a un sacerdote o a un grupito de supuestos comprometidos saltándose el Misal).

Tempranito, cuando está empezando a amanecer, cada mañana encuentro perlas escondidas en el Oficio de Lecturas: son algunos responsorios a las dos lecturas del Oficio. La inmensa mayoría de responsorios son bíblicos, con alguna cita del NT que es la clave de interpretación de la lectura anterior. Pero otros responsorios son composiciones eclesiales de gran belleza.

Así canta y modula los temas teológicos la liturgia de la Pascua.

Éstos son los corderos recién nacidos, que proclaman el mensaje, aleluya; acaban de renacer de la fuente bautismal. Han sido inundados de resplandor. Aleluya.
V/ Están delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
R/ Han sido inundados... (Resp. Jueves Octava).

jueves, 19 de mayo de 2011

Jesucristo anunciado: ¡No tengáis miedo!

Aquella primera homilía de Juan Pablo II, al inaugurar su pontificado, el 22 de octubre de 1978, fue un verdadero revulsivo para la vida de la Iglesia, un empuje, un vigor, una fuerza incontenible.


Sus palabras sobre Cristo se pueden definir, muy bien, como kerygmáticas: el anuncio central de Jesucristo. Y como la santa Pascua del Señor es el tiempo del kerygma, del anuncio del Señor resucitado, centro y vida de la Iglesia, centro y vida del hombre y de todo hombre, las volvemos a traer aquí.

Son palabras poderosas, pronunciadas con contundencia.

Son palabras para ser conmovidos, zarandeados, por la fuerza del Espíritu Santo.

Son palabras proféticas que inauguraron una nueva etapa en la vida de la Iglesia.

Son palabras que hoy igualmente pueden cuestionarnos.

¿Nos abrimos interiormente a este anuncio? ¿Las acogeremos como si fueran la primera vez que las oímos y las leemos?

Nuestro tiempo nos invita, nos impulsa y nos obliga a mirar al Señor y a sumergirnos en una meditación humilde y devota sobre el misterio de la suprema potestad del mismo Cristo.
El que nació de María Virgen, el Hijo del carpintero – como se le consideraba –, el Hijo del Dios vivo, como confesó Pedro, vino para hacer de todos nosotros «un reino de sacerdotes».

miércoles, 18 de mayo de 2011

Santa Pascua, todo es nuevo, todo se renueva

"Esta Pascua es la solemnidad común del universo, envío de Cristo al mundo por voluntad del Padre, amanecer divinamente inspirado de Cristo sobre la tierra, fiesta eterna de ángeles y arcángeles, vida inmortal de todo el cosmos, herida mortífera de la muerte, alimento inmortal de los hombres, vivificación celeste del universo, iniciación sagrada de cielos y tierra, que explica proféticamente Misterios viejos y nuevos, que en la tierra ven visiblemente y en el cielo contemplan espiritualmente quienes recibieron lo viejo y lo nuevo mediante un conocimiento sagrado.

Era preciso que el pecado fuera borrado; por eso Cristo mismo no cometió pecado. En su boca no se halló mentira alguna; pero se vistió de aquel cuerpo pobre y mortal (del primer Adán); de ahí que el Espíritu exclame a propósito de él. "No tenía apariencia ni presencia"; vimos que no tenía parecer ni belleza, desecho de los hijos de los hombres. En carne semejante a la del pecado, Él, que estaba sin pecado, condenó al pecado, demostrando así que no son los sanos, sino los enfermos, los que necesitan de médico. Curó nuestros cuerpos para que se cumpliera aquello de: "Yo, Yahvé, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas. Yo, Yahvé, ése es mi nombre. ¡Vosotros, sordos, escuchad las palabras de mi boca...!" mas cuando se haya hecho desaparecer toda maldad de cada uno, entonces será finalmente absorbida en la victoria la muerte hostil: "¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu aguijón?"

Esta era la Pascua que Jesús deseaba ardientemente padecer por nosotros. 

Con su Pasión nos libró de nuestras pasiones; con su muerte venció a la muerte; por medio del alimento visible nos comunicó su vida inmortal. Tal fue el anhelo redentor de Jesús, tal fue su espiritualísimo amor: presentar los tipos como tipos, y, en lugar de ellos, dar a sus discípulos su santo Cuerpo.

"Tomad, comed, éste es mi cuerpo; venid, bebed, ésta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecados". por eso no desea tanto comer, cuanto padecer, a fin de podernos librar de la pasión que merecimos nosotros por haber comido. Por eso plantó un madero y clavó piadosamente la mano que un día (en Adán) había sido mala, y demostró que, en verdad, de él (del árbol) estuvo suspendida la vida. Tú, Israel, no pudiste comer; nosotros, en cambio, comimos espiritualmente con conocimiento indestructible y después de esta comida morimos".

(Homilía pascual del Pseudo-Hipólito 
en Odo Casel, Misterio de la Cruz, pp. 209-210).


martes, 17 de mayo de 2011

En Pascua, se canta el Regina Coeli

La piadosa costumbre de rezar el Ángelus a mediodía (o tres veces al día) cambia durante la cincuentena pascual. Entonces, a las doce, se entona el Regina Coeli, así como al final de la jornada, la antífona mariana de Completas es, cotidianamente, el Regina Coeli.


¿Su historia?

"Durante el tiempo pascual, por disposición del Papa Benedicto XIV (20 de Abril de 1742), en lugar del Ángelus Domini se recita la célebre antífona Regina caeli. Esta antífona, que se remonta probablemente al siglo X-XI, asocia de una manera feliz el misterio de la encarnación del Verbo (el Señor, a quien has merecido llevar) con el acontecimiento pascual (resucitó, según su palabra), mientras que la "invitación a la alegría" (Alégrate) que la comunidad eclesial dirige a la Madre por la resurrección del Hijo, remite y depende de la "invitación a la alegría" ("Alégrate, llena de gracia": Lc 1,28) que Gabriel dirigió a la humilde Sierva del Señor, llamada a ser la madre del Mesías salvador.

Como se ha sugerido para el Ángelus, será conveniente a veces solemnizar el Regina caeli, además de con el canto de la antífona, mediante la proclamación del evangelio de la Resurrección" (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, n. 196).

lunes, 16 de mayo de 2011

La presencia cristiana en las redes sociales

Nada de lo humano nos es ajeno.

No, a los cristianos, nada de lo humano nos es ajeno.

En el mundo estamos sin ser del mundo. Y el mundo hoy es dominado (para bien y para mal, con sus luces y sombras, ventajas e inconvenientes) por lo digital, por la red, por las conexiones en Internet. Hay una forma de estar en este medio digital sin ser del mundo.

El valor y el riesgo de las redes sociales reside en que uno puede mostrarse con autenticidad cristiana, pero se corre el riesgo de crear una personalidad que nada tenga que ver con la realidad de uno mismo. Es necesaria la autenticidad, la verdad de la persona.

Pero, un riesgo evidente, es refugiarse en la red, enlanzando "amigos", perdiendo contacto con la realidad, creando un mundo que desde luego no es imaginario pero que pone una barrera con las personas con las que convivimos, trabajamos, nos relacionamos cotidianamente, llegando a marginarlas o a romper la comunicación con ella, esperando sólo la pantalla del ordenador para expresarse.

Cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser. La presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual. El anhelo de compartir, de establecer "amistades", implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio "perfil" público.
Las nuevas tecnologías permiten a las personas encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. ¿Quién es mi "prójimo" en este nuevo mundo? ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo "diferente" al que vivimos? ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas? Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida (Benedicto XVI, Mensaje para la XLV Jornada Mundial de los Medios de comunicación, 24-enero-2011).

Establecidos estos principios, viene un segundo momento para reflexionar: nuestra presencia católica en las redes es un medio de evangelizar, o, al menos, de mostrar una presencia cristiana y un estilo evangélico, con mucha sencillez, que pueda realmente interpelar a los otros. ¡No podemos desperdiciarlo!

domingo, 15 de mayo de 2011

Una plegaria eucarística hispano-mozárabe

La plegaria eucarística es central en la celebración de la Misa. Sus textos son teológicos expresando la fe de la Iglesia. Cada rito y familia litúrgica compuso -en largo proceso- sus propias plegarias de acción de gracias y consagración según su peculiar sensibilidad litúrgica, su carácter, su visión del Misterio.

Acostumbrados como estamos, desgraciadamente, a escuchar solo a toda carrera: "En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación... Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad...", apenas tendremos el hábito de saborear y unirnos espiritualmente a la plegaria eucarística, y mucho menos de meditarlas en oración personal.

Traigo aquí un ejemplo, en este caso del rito hispano-mozárabe, para saborear nuestra peculiar tradición hispana. Existen unas partes fijas (la consagración y la conclusión final doxológica -de alabanza-) y unas piezas que varían en cada Misa (Illatio, post-sanctus y post-pridie). Así se obtiene una gran variedad y belleza.

El lenguaje es rico en imágenes, poético, amplio, muy diferente de la concisión del rito romano. Olvidémonos de los gestos litúrgicos típicos del rito romano: genuflexión, arrodillarse, mostrar el pan consagrado y el cáliz, o elevar conjuntamente la patena y el cáliz al final; es otro rito, otra forma, simplemente distinta. Y obsérvese cómo los fieles intervienen ratificando cada parte, incluso las palabras de la consagración, con el "Amén".

Traigo aquí la plegaría eucarística del VI domingo de Pascua, respetando las rúbricas. Disfrutadla y rezadla.

PLEGARIA EUCARÍSTICA

La quinta oración se pone consiguientemente para la santificación
de la oblación, en la cual se incita también a la alabanza de Dios
a todo el conjunto de criaturas terrestres y virtudes celestiales,
y se canta el Hosanna in excelsis, porque naciendo el Salvador
del linaje de David, hasta lo más excelso ha llegado la salvación
al mundo (S. Isidoro, De Ecl. Of., 1,15,2).

Durante toda la plegaria eucarística, cerca del altar, los acólitos con dos incensarios en la Misa episcopal, esparcen el humo del incienso.

El Obispo se acerca al altar y dice: Me acercaré al altar de Dios.

Todos responden: A Dios que es nuestra alegría.

El diácono dice: Oídos atentos al Señor.

Todos responden: Toda nuestra atención hacia el Señor.

El Obispo, extendiendo las manos, prosigue: Levantemos el corazón.

Todos responden: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El Obispo, juntando las manos, dice:

A Dios y a nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios,
que está en el cielo,
demos debidas gracias y alabanzas.

Todos responden: Es justo y necesario.

El Obispo, con las manos extendidas, dice (en tono de prefacio):


sábado, 14 de mayo de 2011

La humildad en las Escrituras (un simple vistazo)

Las santas Escrituras tratan muchísimo de la humildad. Escrutarlas y leerlas desde esta clave nos llevan a la consideración de la verdad del hombre frente a la mentira más absoluta, que es la soberbia de querer ser como Dios, sustituir o reemplazar a Dios por uno mismo.



    1.Humildad en el AT

    Los humildes se identifican con los pobres del Señor; son los pobres, los desvalidos, los que sólo tienen a Dios. Los humildes son los pobres de Yahvé y éstos son los predilectos de Dios. Ahora bien, no basta con ser pobre, con no tener nada. Para recibir el auxilio de Dios ha de estar lleno de confianza en el Señor y con una clara conciencia de su pobreza, de su indigencia, sin atisbo alguno de orgullo ni soberbia, porque dice la Escritura: "Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes".

    Profetas y maestros de sabiduría predican la humildad. El Altísimo habita con aquel que es humilde de espíritu y tiene el corazón contrito. Dice el libro de los Proverbios: "El fruto de la humildad es el temor de Dios, riqueza, gloria y vida" (22,4). En el Eclesiástico adquiere la humildad la categoría de ideal moral bien determinado, accesible a todos los israelitas, tanto al pobre como al rico. Verdadero humilde el pobre, el sencillo de espíritu que vive en la fe y temor de Dios.


    2. Humildad en el NT

    Los pobres de espíritu, los verdaderos humildes, llenan las páginas del NT. Destaca ante todo la Virgen María, que se proclama la esclava del Señor y que deja su vida en las manos de Dios con obediencia incondicional: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Y cantará: "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". ¡Cómo y con qué fuerza resuenan sus palabras en el santo tiempo de la Natividad! Lo contemplamos encarnado, hecho hombre por amor al hombre. Nacido pobre el que era rico en su divinidad;  escondido, el Omnipotente. Silencioso, Niño pequeño, el que era la Palabra.  Adorado por unos pastores, el que es Señor y Rey de todas las cosas; sometiéndose al tiempo, la historia, y la mortalidad, el que es Inmortal y reina por los siglos y es Señor del tiempo y de la historia. ¡Misterios de fe y sencillez de nuestro Dios!

    El que se hizo para nosotros camino y tenía todas las cosas, no quiso tener las que el hombre apetece como lo más grande. Y no las apeteció, siendo así que suyo era el cielo y la tierra, por él fueron hechos el cielo y la tierra, a él le servían los ángeles en el cielo. Él hacía huir a los demonios, ahuyentaba las fiebres, abría los oídos de los sordos y los ojos de los ciegos, calmaba el viento y las tempestades y hasta resucitaba a los muertos. El que podía tantas cosas, pudo también mucho por encima de aquel a quien él mismo hizo. El Creador del hombre fue sometido al hombre, en cuanto que apareció como hombre, liberador del hombre. Sometido al hombre, pero en forma de hombre; ocultando la divinidad y manifestando la humanidad, despreciado como hombre y encontrado como Dios. Y no hubiera sido hallado como Dios si no fuera anteeriormente despreciado. No quiso manifestarte el esplendor de su gloria sin que anteriormente te enseñara la humildad (S. Agustín, Sermón 20 A, 4).

    

jueves, 12 de mayo de 2011

Los contenidos teñidos de ideología (Oración de los fieles - X)

En otros casos (siguiendo lo visto a lo largo de 10 artículos), es el lenguaje el que demuestra la pobreza y la ignorancia al proponer las intenciones de la plegaria universal. Se entremezclan con la oración la ideología al pedir o también pequeños discursos que adoctrinan “para que tomemos conciencia de algo”. Son elementos extraños al lenguaje de la liturgia.
  • “Por la Iglesia y todos los que la formamos, para que con la ayuda del Espíritu, sepa ser una Iglesia viva y atenta a todas las necesidades sociales que nos rodean. Roguemos al Señor”.

¿Esa es la misión de la Iglesia? ¿Estar atenta a las necesidades sociales? ¿Una nueva ONG? 

O un lenguaje que, más o menos sutilmente, critica la realidad de la Iglesia: 

  • “Por la Iglesia; para que incesantemente se reforme en sus instituciones y se renueve en sus miembros” (Libro de la sede, Domingo II Cuaresma). 

¿Constante reforma de las instituciones? ¿Qué se está pidiendo en realidad? Se inculca el pluralismo y la variedad de “opciones”, que responden no a la realidad carismática del Cuerpo eclesial, sino al lenguaje secularista: “Para que la pluralidad de caminos y opciones dentro de la Iglesia no rompa la unidad en la fe y en la caridad” (Libro de la sede, Viernes V Pascua).
  • “Pidamos por toda la Iglesia y por todos los que la formamos, para que sea en el mundo un testimonio vivo del Mensaje de Jesús, trabajando por hacer posible un mundo más justo y solidario, y ayudando especialmente a los pobres y marginados para que puedan salir de las situaciones que les crea la pobreza y marginación. Roguemos al Señor”.

Otro ejemplo más del lenguaje secularizado, otro ejemplo más de la secularización interna de la Iglesia: todo se reduce a vivir un “Mensaje”, como si Cristo y el Evangelio se pudieran reducir a un “Mensaje” o un “Manifiesto”. Y la vida de la Iglesia en clave secularizada, limitada a “hacer posible un mundo más justo y solidario”. Es un discurso secularizado en lugar de una intención litúrgica, cuando aquí no caben ni los discursos ni los conceptos secularizados. Por eso es fácil encontrar expresiones así:

  • “Para que el Espíritu sugiera a la Iglesia recrear nuevas formas de expresión del mensaje cristiano” (Libro de la sede, Sábado VI Pascua); 
 ¿está hablando de publicidad, imagen, marketing? 

  • “Para que la Iglesia sepa presentar el mensaje cristiano atrayente para todos” (Libro de la sede, Dom. XXXII T. Ord., ciclo C): 
 ¿cómo? ¿Rebajándolo, disimulándolo, acomodándolo a lo que el mundo vive? ¿Qué es hacerlo atrayente, dando por hecho, por el tono de la petición, que la Iglesia hoy no sabe presentar ese “mensaje cristiano”? ¿Presentamos un “mensaje atrayente” o llevamos a la Persona de Cristo Salvador?

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Tenemos que estar en Facebook?

Es una decisión personal, que, como tal, requiere un discernimiento ante el Señor y conocer su voluntad.

Pero la presencia católica en Facebook puede lograr un primer anuncio para los "amigos" que se agregan y van leyendo lo que escribimos, lo que "compartimos" en el Muro, o los enlaces de artículos o catequesis. Es además una forma de comunicar lo que somos de manera espontánea, sencilla. Quien es cristiano, quien ha sido tocado por Cristo, lo expresa en mil detalles a la hora de escribir en el Muro, o de escribirle a alguien, o de comentar una noticia. Esta forma de ser es una alternativa al paganismo reinante.

Todo tiene peligros porque el pecado anida en el corazón del hombre y se puede hacer un mal uso de Facebook... como de todo. Pero también tenemos que valorar el uso sano y evangelizador de Facebook.

La red -Internet- es hoy el gran continente por evangelizar, donde, curiosamente, nos encontramos personas de todos los países, de todas las edades y culturas. Se crean lazos -más fuertes o más débiles-, se comparten noticias rápidamente, se puede ofrecer algo y brotar también una nueva cultura cristiana. El proyecto es interesante.

Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet. Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión.

martes, 10 de mayo de 2011

El kerygma por las calles (otra crónica)

Si recordáis, el domingo en los comentarios, algunos miembros de este blog, en concreto "Desde Sevilla", "Mento" y "Gosspi" nos dijeron que iban a salir por las calles a anunciar el kerygma. Rezamos por ese anuncio.

Ellas -son tres mujeres- son miembros de una comunidad neocatecumenal, como hemos visto en sus comentarios y comparten también aquí, en esta comunidad virtual, su vida y sus experiencias. No sé si habrá alguien más del Camino Neocatecumenal aquí entre nosotros.

Quiero hacerme eco, gustosamente, del relato o explicación que me envía "Desde Sevilla" sobre el anuncio del kerygma. Y lo hago por varias razones:

a) Todo lo que sea Iglesia debemos apoyarlo, respaldarlo, estimarlo, aun cuando no coincida tal vez con nuestro estilo, nuestro lenguaje o nuestra sensibilidad y no estemos en tal o cual movimiento, asociación o camino espiritual. Pero si es de la Iglesia, es nuestro.

b) Vale la pena conocer distintas iniciativas y formas de evangelizar reconociendo la acción del Espíritu Santo en la Iglesia por caminos muy diversos, sin elevar ninguno a rango supremo, sino gozando de ver cosas distintas e integradas en el todo de la Iglesia.

c) La experiencia de alguien de esta comunidad, en este caso "Desde Sevilla", nos permite compartir la vida de nuestros hermanos aquí y será una palabra de edificación para todos.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sobre el sacramento de la Unción de enfermos

Uno se lleva muchas sorpresas en su vida ministerial, o sustos, sería más apropiado. Pero los que se refieren a la Unción de enfermos son demasiado abundantes, tal vez por las pocas veces que los fieles viven el rito y no saben muy bien qué hacer ni cómo va.

¡Curioso!


Acompañado siempre de una religiosa o de uno o dos seglares que visitan enfermos semanalmente, más la familia, el sacerdote comienza el rito de la Unción. Conmovido ante el dolor, haciéndose Padre del enfermo y hermano de sus familiares... empieza el rito. 

¡Oh sorpresa! Siempre hay alguien demasiado cariñoso e imprudente que, mientras el sacerdote recita la oración, lee la lectura bíblica o ... se pone a hablar al enfermo y le dice: "¡¡Qué bien!! ¡Vas a recibir la Unción! ¿Estarás contenta, no?" El sacerdote mira la indiscreción a ver si consigue el silencio y el decoro, pero vano es su deseo. Al momento un familiar se incorpora al diálogo: "Mamá, te están diciendo que si estás contenta". Y la enferma sonríe y en parte piensa: "¡Por qué no se callan!"

Prosigue el rito. Se intenta hacer silencio y seguir orando.

Cuando se van a imponer las manos, un nuevo revuelo. Se miran, se hablan para "dejar paso" al sacerdote y que pueda acercarse a la cabeza del enfermo... y rompen el silencio del Espíritu Santo en la imposición de manos.

domingo, 8 de mayo de 2011

¡Cristo, Cristo, Cristo!

El mejor y el mayor kerygma es el anuncio de Jesucristo. Kerygma es el término técnico para definir el anuncio central del Evangelio: Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, que se encarnó por nuestra salvación, murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó al tercer día. 


¡Está vivo! 
¡¡Es el Señor!!

Ese anuncio, este kerygma, cambia la historia por completo: es realmente "revolucionario". Desde entonces todo es nuevo, la muerte ha sido vencida, el Maligno derrotado, la Vida ha triunfado y se nos han abierto los cielos para la vida eterna que ya gustamos aquí.

¡Cristo! ¡Cristo vivo! 
¡Cristo resucitado! 
¡Cristo, Señor de todo!

Y es que todo ha cambiado. El anuncio del kerygma impacta con tal fuerza -a quien lo hace y a quien lo recibe- que se comienza una vida nueva, distinta, plena, feliz, bienaventurada.

sábado, 7 de mayo de 2011

Los bloggers en Roma (crónica de Miserere)

Sabemos todos que Miserere, amigo nuestro, fue invitado a participar en el encuentro de bloggers organizado por la Santa Sede en Roma. Para todos es una alegría porque un miembro de nuestra comunidad ha participado en algo así; no sólo se enriquece él, a título personal, sino todos y cada uno de nosotros. Nos prometió, si lo recordáis, una crónica, y ha cumplido -como siempre- su palabra (¡además de mandarnos fotos!).


Antes de empezar a leerla, quisiera aportar dos claves para la lectura:

1) el relato ágil de una experiencia cristiana, la de estar en Roma en la fecha de la beatificación de Juan Pablo II y asistir al encuentro de bloggers. Una comunidad católica crece al compartir la experiencia personal de cada uno. 

2) Los contenidos del encuentro de bloggers. Nos pueden iluminar, ayudar, animar, a quienes llevamos un blog, pero también a todos, empezando a valorar lo que es un blog y su alcance, a mirarlo de otra manera.

El relato de Miserere es amplio, largo, y muy ágil. Vamos a disfrutarlo.


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Relatar todo lo acontecido en los tres días que estuve en Roma sería muy largo y en muchas aspectos, demasiado distante el enfoque del blog de D. Javier. Así que he resumido los elementos que seguramente les sean más divertidos y atractivos.

Lo primero que comparto es que no esperaba volver con la sensación de haber peregrinado. Las peregrinaciones no son viajes de turismo o negocios, ya que te enriquecen y te hacen crecer más allá de las expectativas que puedas tener. Esto es lo he sentido. Un sentimiento de volverme con mucho más de lo que entraba en mi única maleta de mano.

viernes, 6 de mayo de 2011

Brilla el misterio de la Cruz (III)

"Cristo, ven en busca de tu oveja,
no por medio de siervos,
ni por medio de asalariados,
sino ven en persona.
Tómame en esta carne que cayó en Adán.
Tómame, no de Sara, sino de María...

Llévame a la Cruz,
que es salvación para los que yerran;
solo allí encuentran descanso los que están fatigados,
y vida, los que están muriendo".

(S. Ambrosio, In Ps. 118, XXII, 30).

jueves, 5 de mayo de 2011

Pero, ¿qué es la resurrección de Jesús? (y II)

La resurrección de Jesús es real, afecta a su cuerpo, que no conoció la corrupción, sino que fue traspasado por el Espíritu Santo para darle una vida nueva, no ya biológica, ni sometida al tiempo y a las leyes del espacio, sino gloriosa y vivificante.

¡Lo vieron! El Señor los confirmó en la fe mediante sus apariciones: lo tocaron, estuvieron con Él, lo oyeron...


Fue la manifestación absoluta de la divinidad del Hijo, de su poderío sobre la muerte, de la Verdad de su Palabra. Para ellos, la resurrección de Jesucristo fue lo más concreto que pudieron experimentar: era una Presencia real, no un fantasma, un sentimiento, una causa; era su Persona, su Cuerpo, su Carne glorificada la que experimentaban: y dieron testimonio.

Seguimos con las explicaciones claras de Ratzinger en "Jesús de Nazaret", volumen II.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Juan Pablo II, ¡beato! (y II)

    4. “No dudo en decir que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad” (NMI 30). Estas palabras de la carta Novo millennio ineunte desempeñan un papel programático y a la vez una clave hermenéutica. Papel programático pues orienta los pasos del camino pastoral de la Iglesia y centra objetivos y fuerzas que podrían dispersarse; y clave hermenéutica que nos otorga una nueva luz y más profunda comprensión sobre este dilatado y singular pontificado.

    La santidad era para Juan Pablo II el reto eclesial: ¡cuántas veces dijo: “no tengáis miedo a ser los santos del tercer milenio”! La pastoral de la Iglesia debía ser una pastoral para la santidad; cada miembro de la Iglesia, viviendo su vocación, debía ser santo y aspirar a la santidad. “Hacer hincapié en la santidad –nos decía- es más que nunca una urgencia pastoral” (NMI 30). Ciertamente, “poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad es una opción llena de consecuencias” (NMI 31). “Este ideal de perfección no ha de ser malentendido, como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos “genios” de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno... Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este “alto grado” de la vida cristiana ordinaria” (NMI 31). Cuando muchos gritaban clamando por más y más reformas, exigiendo métodos pastorales nuevos, pensando que con cambiar las formas y suavizar las exigencias evangélicas y morales, todo estaría resuelto, a costa de traicionar la Tradición de la Iglesia, la respuesta de Juan Pablo II fue magistral: “No basta renovar los métodos pastorales, ni organizar y coordinar mejor las fuerzas eclesiales, ni explorar con mayor agudeza los fundamentos bíblicos y teológicos de la fe: es necesario suscitar un nuevo “anhelo de santidad” entre los misioneros y en toda la comunidad cristiana” (Redemptoris missio, 90).

  

martes, 3 de mayo de 2011

La Cruz en el esplendor pascual (Pseudo-Hipólito)

En el calendario hispano-mozárabe, hoy se celebra la Invención (Hallazgo) de la Santa Cruz, una fiesta pascual que mira a la Cruz de Cristo, ahora gloriosa, transformada por el fulgor de la Resurrección.

Esta Cruz es gloriosa y celebrada popularmente como "las Cruces de mayo", donde la Cruz está hecha de flores... ¡de vida y de belleza de la Pascua!

Meditemos la Cruz santa del Resucitado.

"Brillan rayos de luz sagrada, se encienden luces puras del puro Espíritu, se abren tesoros celestes de gloria y de divinidad. La noche densa y oscura quedó absorbida, su negra oscuridad quedó anulada, la sombría muerte se desvaneció entre sombras. La vida se extendió en todo el universo; todo quedó lleno de una luz inconmensurable; la salida del sol del Oriente transfigura el mundo llenándole de luz. El gran Cristo, engendrado antes que el lucero del alba y antes que los astros, el Inmortal y el Rico, se manifiesta al universo brillante más que el sol. ¡Por eso, para los que hemos creído, amanece un día largo, eterno y eternamente resplandeciente!

¡Pascua!, el Misterio celebrado en figura por la Ley, pero cumplido realmente en Cristo.

¡Pascua!, el prodigio, el asombro, obra de la fuerza y del poder milagrosos de Dios, verdaderamente fiesta y memorial sempiterno.

¡De la pasión, impasibilidad;
de la muerte, inmortalidad;
del cadáver, vida;
de la enfermedad, salud;
de la caída, resurrección;
del hundimiento, elevación!

Así realiza Dios las cosas grandes; de lo imposible hace cosas maravillosas, para que se sepa que sólo Él puede hacer lo que quiere...


lunes, 2 de mayo de 2011

Discernir la vocación

En la vida cristiana, discernir significa valorar los signos e indicaciones de todo tipo en la existencia y ver cuál es el camino que el Señor está trazando, aquello que el Señor desea y espera de nosotros. Definamos discernir como una búsqueda libre de la voluntad de Dios concreta.

No hace mucho, "Católico" dejaba un comentario con una pregunta y vamos a tratar de responderle, señalando algunos principios para poder discernir.

Escribía él:

"Me gustaría, si es posible, que me comentara qué elementos se dan en la persona para reconocer que, efectivamente, una vocación es de Dios y no fruto de la imaginación o responde a un deseo únicamnente personal (propio o creado por terceros). Muchas gracias.

Un abrazo,

Católico" 

Hay dos campos de discernimiento: la orientación fundamental de la vida (vocación, esto es, llamada de Dios para algo) y las diversas opciones de cosas más concretas y temporales (una tarea, un apostolado específico, una decisión).
A) Un principio es fundamental para reconocer los signos de Dios: Los deseos de Dios en el alma se identifican por el ímpetu, la duración (si es pasajero, es capricho de la voluntad) y por la paz que dejan (porque se vive en paz ya que sabemos que si es de Dios, Él los realiza).

Cuando Dios llama a una vocación, aprovecha la naturaleza de la persona: sus inclinaciones espontáneas, sus cualidades, su manera de ser... Dios hace sentir una atracción hacia algo para que la persona se dé cuenta de que su corazón siempre se orienta hacia un mismo objeto. Es una atracción irresistible, un cierto afecto (al sacerdocio, o a una Congregación religiosa concreta, o al matrimonio), en el que no se puede dejar de pensar, aunque uno se vea muy lejos del ideal y de ser capaz de realizarlo. Pero esa atracción es ya un primer signo de Dios si dura en el tiempo y al pensar en ello provoca consuelo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Juan Pablo II, ¡beato! (I)

Tenemos hoy un nuevo beato, Juan Pablo II. La Iglesia, justamente, está de fiesta y agradece a Dios la figura de este Papa, un creyente y un pastor, y su largo pontificado.


Ofrezco, en dos entradas, la homilía que pronuncié en la Misa de Funeral que celebramos en aquellos días de abril de 2005.

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Tu es Petrus!!
¡¡Tú eres Pedro!!
...Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

    1. Venido de un país lejano, el 16 de octubre de 1978, fue elegido Juan Pablo II como Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, Cabeza del Colegio Episcopal, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. El Señor, que no abandona nunca a su Iglesia, antes bien la guía y la conduce amorosamente, eligió al Cardenal Arzobispo de Cracovia para ser el hombre que introdujera a la Iglesia en el Tercer Milenio. Juan Pablo II ha sido providencial. En cada momento el Señor da a su Iglesia lo que ella necesita: “...y las puertas del infierno no prevalecerán”. ¡Cuánto hemos de agradecer a Cristo este pontificado! ¡Cuántas gracias ha derramado el Señor sobre su Iglesia en la persona de este Papa! ¡Qué fervorosa ha de ser nuestra acción de gracias, qué profunda y sincera nuestra oración por el alma de Juan Pablo II, qué obligación de amor y justicia será el aceptar cordialmente y aplicar diligentemente su enseñanza magisterial!