domingo, 30 de abril de 2017

El mundo renovado

Canta un himno de Pascua:

Pascua sagrada, cantemos al Señor.
El mundo renovado canta un himno a su Señor.


La Resurrección de Cristo ha renovado el mundo entero, lo ha transfigurado y elevado. Se inicia la nueva creación.

"El mundo ha reencontrado, en Pascua, su inocencia bautismal, y con ella el esplendor, la juventud y la gloria de su creación" (CANTALAMESSA, R., La Pascua de nuestra salvación, Madrid 2006, p. 217).

sábado, 29 de abril de 2017

Teología de la oración (e incluso mística)

Un católico es un orante en razón de su bautismo. Tal es el sentido del sacerdocio real que se nos dio en el Bautismo. En el mejor sentido de la palabra, la oración es un "deber", una suavísima obligación.

Todos orantes, alabando, adorando e intercediendo, porque el bautismo nos ha consagrado como miembros de un pueblo sacerdotal.

La oración es misión e igualmente acción apostólica, verdadero apostolado, ya que llegamos adonde nuestras palabras o acciones no llegarían. Y si nos falta espíritu de oración, y si carecemos de tiempo real para la oración, sin duda ya el apostolado que podamos hacer se estará resintiendo, y nuestro testimonio ya se estará empobreciendo.

No es un deseo piadoso el que aquí, en esta catequesis, estamos manifestando: es apuntar al centro vital, al camino que toca recorrer, a aquello que da cohesión y vida sobrenatural:

"Para esta pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración... En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: « Permaneced en mí, como yo en vosotros » (Jn 15,4). Esta reciprocidad es el fundamento mismo, el alma de la vida cristiana y una condición para toda vida pastoral auténtica. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre, por Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre. Aprender esta lógica trinitaria de la oración cristiana, viviéndola plenamente ante todo en la liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial, pero también de la experiencia personal, es el secreto de un cristianismo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve continuamente a las fuentes y se regenera en ellas" (Juan Pablo II, Novo millennio ineunte, 32).

Es imprescindible que, de mil maneras distintas, cada comunidad cristiana, parroquia, asociación de fieles, etc, sea una comunidad de oración, que inicie y eduque en la oración y que favorezca los espacios y los tiempos para orar.

viernes, 28 de abril de 2017

Fases en la vida de oración (teología de la oración)

Sabemos, y lo hemos experimentado, que la vida de oración atraviesa por fases o etapas en su crecimiento. Es natural.

Desde los primeros grados de purificación-iluminación-unión, o de principiantes-proficientes-perfectos, hasta un análisis más pormenorizado del progreso en la vida interior que desarrolla Santa Teresa en el libro de la Vida (las cuatro formas de coger el agua y regar, cap. 11-21) o las siete moradas del Castillo interior, con muchas estancias arriba y abajo, de manera que cada uno recorre su peculiar camino que sólo es comparable con el de otro a grandes rasgos o etapas.

Normalmente, se comienza la vida de oración por medio de oraciones vocales, y sólo por oraciones vocales, hasta avanzar y descubrir la meditación, en que un libro o una representación nos ayuda a considerar las verdades cristianas, ahondar en ellas, asimilarlas vitalmente, hasta pasar a una oración más interior, de trato de amistad con Cristo, diálogo y adoración...

Desde luego, y para todos, se requiere una "determinada determinación", es decir, emprender el camino de la oración con una firme decisión y jamás detenerse ni salirse del camino.

La teología de la oración, que en definitiva es una teología de la gracia y de la libertad, de la revelación y de la obediencia, se desarrolla en etapas que evolucionan casi sin darnos cuenta, y hemos de estar atentos a los signos que el Espíritu Santo nos va dando en la oración, para no aferrarnos a "ningún método" ni "fórmula", sino dejarnos guiar.

jueves, 27 de abril de 2017

Vida sobrenatural (Palabras sobre la santidad - XXXVII)

El cristiano ha renacido a una vida nueva, distinta, sobrenatural, por el bautismo. Los santos son quienes mejor y más profundamente han vivido esta vida sobrenatural.


Llenos de Dios, asistidos por el Espíritu Santo, los santos adquirieron una visión sobrenatural de la realidad, una capacidad para descubrir la verdad de las cosas, de los hombres y de la realidad tal como Dios las ve. Es más, esta visión sobrenatural propia del cristiana, desarrollada al máximo en los santos, les permite percibir los signos de Dios, el lenguaje de Dios en la vida y en la historia.

La capacidad de los santos de llegar a tener una visión sobrenatural de todas las cosas, los condujo a saber discernir, es decir, saber con certeza aquello que realmente viene de Dios, es una palabra personalísimo para ellos de Dios en sus vidas, y obedecer.

martes, 25 de abril de 2017

Espiritualidad de la adoración (XIX)

De unos años para acá se ha recuperado ampliamente el culto a la Eucaristía fuera de la misa, que durante un tiempo estuvo muy apagado por una falsa teología y una mala pastoral: sólo se veía lo comunitario y festivo, las iglesias sólo se abrían para el culto litúrgico-comunitario y se veía como algo pasado de moda e intimista la adoración eucarística.


Sin embargo, es un signo del Espíritu Santo el reflorecimiento de esta piedad eucarística que responde a la verdad del Sacramento y a la búsqueda espiritual del alma. 

Allí donde se ha ido cuidando la adoración eucarística y se ha propiciado que existan tiempos amplios de silencio y adoración de Cristo, allí la vida cristiana ha florecido, la vida interior se ha consolidado. Para recorrer el camino de la santidad, y suscitar este anhelo de santidad, nada más dulce, nada más eficaz, que la adoración eucarística en las parroquias, comunidades, asociaciones cristianas, movimientos, etc.

domingo, 23 de abril de 2017

Comienza lo nuevo y eterno

Con gozo desbordante, la Iglesia celebra anualmente la Pascua del Señor Jesucristo. No le falta razón. 

Ha llegado la primavera, donde la tierra vuelve a revivir tras el invierno, todo florece, el ciclo cósmico anual anuncia la esperanza. La luna llena, la primera de la primavera, lo llena todo de luz. En ese momento, el Señor resucitó, porque Él es la verdadera luz que lo va a inundar todo, y por Él, la creación, el mundo, la tierra y también los hombres, van a ser renovados y plenificados.


Resucita el Señor, y el cosmos entero se ilumina. Pero es también el hombre concreto el que es renovado; pasa de ser un hombre viejo, guiado por su pecado, a la renovación sacramental por la gracia que lo constituye en un hombre nuevo a imagen de Cristo. Ha nacido, así pues, una nueva humanidad plasmada según el verdadero Hombre Nuevo, el Señor resucitado.

viernes, 21 de abril de 2017

Lo que sí es una parroquia

"Y desearíamos decirles que este encuentro nos hace apreciar, podríamos decir por una cordial  experiencia personal, el significado de la “Iglesia local” que el Concilio ha honrado con relieve particular, tanto a nivel diocesano como a nivel parroquial (cf. LG 23. 28; SC 42, etc.). 


Evoquemos, por tanto, una sola palabra, sobre el aspecto comunitario y original de la parroquia; dice, en efecto, el Concilio: “La parroquia ofrece un luminoso aspecto de apostolado comunitario, fundiendo juntamente todas las diferencias humanas que allí se encuentran e insertándolas en la universalidad de la Iglesia” (AA 10). 

La parroquia inserta al fiel en el Cuerpo mismo de Cristo. 

La parroquia es la primera comunidad eclesial. 

La parroquia es la primera familia espiritual cualificada. 

lunes, 17 de abril de 2017

El culto para la vida (participar) - y IV

El culto para la vida nace de la liturgia como de su fuente. Es en la liturgia donde la Iglesia encuentra su razón de ser y como un movimiento de sístole-diástole, bombea vida, impulsando a todos los miembros del Cuerpo a un servicio santo en el mundo.





La participación interior en la liturgia dispone y orienta para una vida santa; no es un refugio afectivo, cálido, del que guarecerse, sino la casa común donde aprovisionarse para un largo camino que viene después. 


De ahí se sigue que se participa bien, interiormente en la liturgia, el corazón del fiel va poco a poco cambiando, recibiendo una configuración distinta, orientándonos para el ejercicio de nuestra santificación en la vida, en las obras santas. Poco servirá ese concepto secularista de "participar" entendiéndolo como "intervenir" en la liturgia, reduciendo y estrechándolo todo a una liturgia movida, activista, como si eso constituyese el todo.

En la liturgia, recibimos una "educación para la vida", pero no por el verbalismo de muchas palabras moralizantes, sino por la fuerza misma de la liturgia cuando se entrega el corazón a la acción de Dios. La liturgia nos conduce, transformándonos, a una vida santa:

a) modelada según la liturgia
b) unión profunda con Cristo
c) somos presencia de Cristo
d) "pneumatóforos" con una vida teologal
e) hacer la voluntad del Padre.

Un último rasgo será cómo la liturgia nos configura -al participar internamente, conscientemente en ella- para estar en el mundo sin ser del mundo, es decir, nos sitúa de un modo nuevo ante el mundo.



martes, 11 de abril de 2017

La paciencia (Tertuliano - II)

Continuamos con el tratado de Tertuliano sobre la paciencia.

¿Dónde fundamentamos nuestra paciencia?

¿Qué es la paciencia cristiana?


Es una imitación de la paciencia de nuestro buen Dios.

Así nos sintetiza mucho, tal vez en exceso, la paciencia de Dios en el capítulo II, como una referencia fundamental para que podamos vivir la paciencia.

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Capítulo 2: Paciencia de Dios con los hombres
A nosotros la obligación de practicar la paciencia no nos viene de la soberbia humana, asombrada de la resignación canina, sino de la divina ordenación de una enseñanza viva y celestial, que nos muestra al mismo Dios como dechado de esta virtud. Pues desde el principio del mundo Él derrama por igual el rocío de su luz sobre justos y pecadores. Estableció los beneficios de las estaciones, el servicio de los elementos y la rica fecundidad de la naturaleza tanto para los merecedores como para los indignos. Soporta a pueblos ingratísimos, adoradores de muñecos y de las obras de sus manos; y que persiguen su nombre y a su familia. Su paciencia aguanta constantemente la lujuria, la avaricia, la iniquidad insolente, a tal punto que, por esta causa, la mayoría no cree en Él porque jamás lo ven castigando al mundo.

miércoles, 5 de abril de 2017

Mirada de conjunto a la Oración del Señor

Concluidas las siete peticiones del Padrenuestro, la catequesis pronunciada por San Agustín retoma el vuelo y lanza una mirada final al conjunto.


Recapitulemos la enseñanza sobre la Oración dominical, sentados junto a los "competentes" y sus padrinos, y actualicemos la doctrina de la Iglesia.

"n. 12. Las tres primeras peticiones: Santificado sea tu nombre, Venga tu reino y Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, son eternas. Las cuatro siguientes corresponden a la vida presente.

Danos hoy nuestro pan de cada día: ¿acaso, una vez que hayamos llegado a aquella saciedad, hemos de pedir diariamente el pan de cada día? 

lunes, 3 de abril de 2017

El ayuno es lo propio de la Cuaresma (textos)

Si nos preguntaran qué caracteriza la Cuaresma cristiana, probablemente enumeraríamos una serie de elementos devocionales, pero se nos olvidaría el ayuno porque, con la actual disciplina del rito romano en el Código de Derecho, sólo es día de ayuno el miércoles de Ceniza y el Viernes santo, y la abstinencia de carne, además de dichos días, se extiende a todos los viernes de Cuaresma.


Pero lo característico de la Cuaresma cristiana es, fundamentalmente, de manera destacada, el ayuno cristiano, que es purificación, que es deseo, que es penitencia. 

Los días cuaresmales reproducían el desierto, la experiencia misma del desierto, que vivió el pueblo de Israel, que vivieron los santos y profetas del Antiguo Testamento, que vivió san Juan Bautista, que experimentó el mismo Jesucristo cuarenta días con sus noches sin probar alimento. Allí, en el desierto, privado de alimento, en total ayuno, se encontraron con Dios y oyeron sus Palabras, alimentándose solamente de la palabra divina, más preciosa que cualquier alimento.

La realidad del desierto se hacía presente en la vida cristiana por medio de los días cuaresmales escuchando más abundantemente las lecturas de la Sagrada Escritura y ayunando rigurosamente hasta la vigilia pascual.

sábado, 1 de abril de 2017

Líbranos del mal (VII)

La última petición del Padrenuestro suplica la defensa contra el Maligno, contra el demonio.

Su presencia se nota sembrando el odio, generando el mal y la soberbia, la destrucción, la violencia, el rencor, el resentimiento. Lejos de ser una figura metafórica, un género literario que dirían algunos, es un espíritu real y concreto, caído, malvado.


Sus ataques son constantes y la Escritura de fe de ello en muchísimos pasajes. Cristo se enfrenta a él y lo vence en las tentaciones, lo pisotea con el árbol de la cruz. Ahora, dirá el Apocalipsis, se va a hacer la guerra a los que guardan los mandamientos y dan testimonio de Jesús.

Cada día, tres veces al día según la tradición litúrgica, entonamos la Oración dominical y suplicamos ser librados del Maligno.


"n. 11. Después de haber dicho: No nos dejes caer en la tentación, continúa: Y líbranos del mal

Quien quiere ser librado del mal, atestigua que está metido en él.