1. A tu Madre, Señor nuestro, nadie sabe
cómo llamarla: si uno la llama “Virgen”,
ahí está su Hijo; si “esposa”,
ningún hombre la ha conocido. Si hasta tu Madre
es inabarcable, ¿quién podrá abarcarte a Ti?
2. Ella, Ella sola es Madre tuya,
y tu Hermana, al igual que todos. Ella fue tu Madre
y tu Hermana. También tu Esposa,
al igual que lo son las vírgenes.
Con adorno de todas clases.
3. Ella estaba desposada, según la naturaleza,
antes de que vinieses. Y quedó encinta,
al margen de la naturaleza, después de que viniste,
¡oh, Santo! Y era virgen
al darte santamente a luz.
cómo llamarla: si uno la llama “Virgen”,
ahí está su Hijo; si “esposa”,
ningún hombre la ha conocido. Si hasta tu Madre
es inabarcable, ¿quién podrá abarcarte a Ti?
2. Ella, Ella sola es Madre tuya,
y tu Hermana, al igual que todos. Ella fue tu Madre
y tu Hermana. También tu Esposa,
al igual que lo son las vírgenes.
Con adorno de todas clases.
3. Ella estaba desposada, según la naturaleza,
antes de que vinieses. Y quedó encinta,
al margen de la naturaleza, después de que viniste,
¡oh, Santo! Y era virgen
al darte santamente a luz.
4. Contigo obtuvo María todas las propiedades
de las mujeres casadas: el fruto en su seno,
sin cópula; la leche en sus pechos,
de forma insólita. A la tierra sedienta
la hiciste de repente una fuente de leche.
5. Si Ella pudo llevarte, es que tu montaña inmensa
aligeró su peso; si pudo nutrirte,
es que Tú quisiste tener hambre; si te dio de beber,
es que Tú quisiste tener sed; si pudo abrazarte,
es porque tu fuego ardiente protegió su regazo.
6. ¡Tu Madre es un prodigio! Entró el Señor a Ella,
y se volvió siervo; entró el Hablante,
y se quedó mudo en Ella; entró el Trueno,
y acalló su voz; entró el Pastor de todos,
y se volvió en Ella cordero, que salía balando.
7. El seno de tu Madre ha trastocado los órdenes:
El que todo lo ordena entró siendo rico,
y salió pobres; entró a Ella ensalzado,
y salió humilde; entró a Ella resplandeciente,
se vistió del cuerpo, y salió de pálidos colores.
8. Entró el Héroe y se revistió de temor
en el interior del seno; entró el que a todos aprovisiona
y adquirió hambre; el que a todos da de beber,
y adquirió sed, desnudo, despojado,
salía de Ella el que a todos viste.
(S. Efrén, Himno De Nativitate, XI).
Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.
ResponderEliminarY todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de "Madre de la Iglesia". Benedicto XVI, 2008
Delicioso texto el de hoy.
ResponderEliminarTambién es la "Reina de la familia".
Que nuestra Madre le ampare y le cubra con su manto.
Muchas gracias.
Precioso. Como siempre, san Efrén me mueve a contemplar el misterio. Nunca he leído algo de él que me dejase frío o sin emoción.
ResponderEliminarMuchas gracias Javier, porque el otro día me enviaron este mismo texto que hoy publicas, pero sin decir el autor... El caso es que me sonaba mucho, pero no fui capaz de rescatar del anonimato este bello texto. Quería publicarlo también en 'Sentire cum Ecclesia' pero no me atrevía a hacerlo sin hacer referencia al autor. Ahora está claro todo.
In Christo +
¡Qué maravilla de himno, Don Javier ! Sólo los santos son capaces de expresiones atrevidamente divinas como estas. Muchísimas gracias por traérnoslo.
ResponderEliminarMe alegro de que os guste el texto. San Efrén es muy, muy sugerente, elegante, imaginativo. Ojalá algún día se publiquen en castellano sus obras completas.
ResponderEliminarPax.
una maravilla, seguramente inspirado por el espiritu santo, solo un santo en comunion con dios, pude escribir con tanta hermosura y amor.
ResponderEliminargracias, por hacernos conocer este texto.
Roberto:
ResponderEliminarComo sabrá, a san Efrén se le llamaba "la cítara del Espíritu Santo", y quien así lo calificó, acertó sobradamente.
Aconsejo vivamente esta página donde se están traduciendo sus obras:
http://www.sanefren.es/index.php