lunes, 24 de enero de 2011

El lenguaje cristiano sobre el amor

Pocas lecturas tan mal interpretadas y tan mal oída habrá como la del himno de la caridad de San Pablo (1Cor 13). Simplemente por escuchar la palabra "amor", en el clima vitalista y emotivo en que vivimos, se entiende por amor un simple sentimiento romántico, que, como tal, es pasajero, fugaz, variable y muy voluble. ¡Cuántas parejas de novios desean esta lectura, simplemente porque habla de "amor" y ellos entienden el sentimiento de enamoramiento del que gozan! Pero ¿acaso es eso el amor cristiano? ¿Ese contenido fugaz es la caridad cristiana, la caritas, el ágape?

El amor cristiano es realmente sublime, purificando y elevando el amor humano y el deseo (eros) mediante la caridad divina (ágape). El amor realmente nace y viene de Dios y a Él tiende, por lo cual ni entiende de egoísmos, ni de búsqueda del propio interés, ni de la mala educación... y por tanto espera, ama, perdona y disculpa sin límites, ¡a imagen del amor de Dios!

"Consiste, por el contrario, en la caridad (agape), es decir, en el amor auténtico, el que Dios nos reveló en Jesucristo. La caridad es el don "mayor", que da valor a todos los demás, y sin embargo "no es jactanciosa, no se engríe"; más aún, "se alegra con la verdad" y con el bien ajeno. Quien ama verdaderamente "no busca su propio interés", "no toma en cuenta el mal recibido", "todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (cf. 1 Co 13, 4-7). Al final, cuando nos encontremos cara a cara con Dios, todos los demás dones desaparecerán; el único que permanecerá para siempre será la caridad, porque Dios es amor y nosotros seremos semejantes a él, en comunión perfecta con él" (Benedicto XVI, Ángelus, 31-enero-2010).

Este amor, esta forma de amar, este dinamismo de la caridad, es el distintivo del cristianismo. Dejemos ya el lenguaje sentimental sobre el amor, pasemos ya a comprender, vivir, predicar, enseñar, un amor mucho más sublime, el amor hecho donación y entrega abierta al sacrificio (y por eso se es capaz de perdonar, de superar rupturas, de no albergar rencor, venganza o llevar cuentas del mal: ¡cuántas veces lo justificamos porque vivimos en las claves del mero sentimiento!).

"La caridad es el distintivo del cristiano. Es la síntesis de toda su vida: de lo que cree y de lo que hace...  El amor es la esencia de Dios mismo, es el sentido de la creación y de la historia, es la luz que da bondad y belleza a la existencia de cada hombre. Al mismo tiempo, el amor es, por decir así, el "estilo" de Dios y del creyente; es el comportamiento de quien, respondiendo al amor de Dios, plantea su propia vida como don de sí mismo a Dios y al prójimo. En Jesucristo estos dos aspectos forman una unidad perfecta: él es el Amor encarnado. Este Amor se nos reveló plenamente en Cristo crucificado. Al contemplarlo, podemos confesar con el apóstol san Juan: "Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él" (cf. 1 Jn 4, 16; Deus caritas est, 1).

Queridos amigos, si pensamos en los santos, reconocemos la variedad de sus dones espirituales y también de sus caracteres humanos. Pero la vida de cada uno de ellos es un himno a la caridad, un canto vivo al amor de Dios" (Benedicto XVI, ibíd.).

El lenguaje cristiano sobre el amor debe renovarse: amar es entregarse, darse, regalarse al otro... porque antes el amor de Dios ha inundado la propia vida y la ha transformado. El sentimentalismo reinante provoca rupturas y disfunciones: cuando pasa el sentimiento, se enfría, se provocan rupturas en las relaciones humanas, separaciones, enfrentamientos.

El amor/caridad es nuestro distintivo.
Enseñarlo, nuestra tarea urgente.
Vivirlo, la consigna que nos dejó el Señor.



6 comentarios:

  1. Me aviva mucho su estilo D.Javier, la reflexión de hoy para meditar,porque tiene la energía del estropajo que me quita todo ese sentimentalismo que se adhiere como polvillo del camino, los sentimientos vienen y van, el amor verdadero perdura, procuraré desprender esa broma del casco,nada como un buen carenado.Un saludo.

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  2. El lenguaje cristiano sobre el amor debe renovarse: amar es entregarse, darse, regalarse al otro... porque antes el amor de Dios ha inundado la propia vida y la ha transformado.

    Perfecto resumen. Lo triste es reducir el cristianismo a un moralismo, a cumplir unas leyes con nuestras solas fuerzas. No es así, el cristianismo es un acontecimiento, es Dios que te busca y te manifiesta su Amor, un Amor distinto a todos los demás, que sacia todos los deseos, un Amor manifestado en Cristo Jesús, con el Espíritu Santo que se nos ha dado. La respuesta en nosotros es el amor: todo por amor a Jesucristo y ya nada es un fastidio, como dice san Juan Crisóstomo: la virtud no es cristiana si no se hace sin esfuerzo. El que ha sido encontrado con este amor vive de él y necesita encontrarse con él cada día.

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  3. De acuerdo.

    Pero vamos a afinar aún más. Los sentimientos no son malos per se, son estados emotivos y como tales tienen su importancia (su fruición y goce también), y deben ser educados, reorientados, purificados. No se trata de anular los sentimientos nunca, en todo caso, orientarlos. El problema es identificar el amor sólo con sentimiento (sentimentalismo, emotividad y afectividad de tipo adolescente).

    Pero los sentimientos son importantes también, tienen su propio lugar, nos hacen y nos demuestran estar vivos.

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  4. Me alegra haber llegado un poquito tarde para poder leer estos tres comentarios.
    Para las cosas de Dios soy muy estricta y máxime en el día de hoy cuando todo es y se tiene que ver "normal".
    Me quedo con este trozo:"La caridad es el don "mayor", que da valor a todos los demás, y sin embargo "no es jactanciosa, no se engríe"; más aún, "se alegra con la verdad" y con el bien ajeno. Quien ama verdaderamente "no busca su propio interés", "no toma en cuenta el mal recibido", "todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (cf. 1 Co 13, 4-7)".

    Yo llevo casada unos pocos de años (no los digo, pero sí, muchos) Si no se vive el amor con toda generosidad hacia la persona que se ama y se olvida uno de sí mismo, el matrimonio dura lo que dura ahora, un año, año y medio, dos a lo sumo.

    Tratándose de Dios hay que comprometerse, hay que "mojarse", hay que darlo TODO. Es un maravilloso trabajo que además tiene PREMIO.

    Me encanta su blog, pero le da mucho trabajo.
    Tómese unos días de descanso; nosotros estaremos en la puerta esperándole.

    Gracias, muchas gracias y a rezar por los curas para que no se casen, ¡por Dios bendito!. Que el matrimonio se las trae; el sacerdocio también, y ustedes no tienen capacidad para dos sacramentos tan comprometidos.El Señor me ha ayudado a escribir esto, porque no lo tenía pensado.

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  5. Capuchino de Silos:

    Agradezco su reflexión y creo que quienes la lean, también.

    ¿Vacaciones? Tal vez haya algún día suelto donde no haya catequesis, pero el blog es un compromiso sacerdotal, un ejercicio de mi ministerio, y no creo que sea bueno -por ahora- "ausentarme", porque entonces estaría fallando a Aquel que me lo encomendó. Cuando no pueda más, por lo que sea, le diré a Él que me diga qué hago.

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  6. De acuerdo, pero prometa que se tiene que cuidar.

    Que el Señor le proteja y le cuide también.

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