Mal ejemplo, aunque muy extendido, es que el lector en vez de proponer una intención para que todos oren, se dirige Él a Dios. Pensemos –repitamos- que el diácono o lector se dirigen directamente a los fieles motivándolos para que sean ellos los que oren, no los sustituyen orando ellos directamente a Dios. Y aunque este uso esté muy extendido -¡la falsa creatividad!- eso no justifica que sea correcto ni lícito.
Mostremos ejemplos para ver claro:
- “Te pedimos Señor, por los nuevos esposos M Carmen y Emilio que hoy han contraído matrimonio, para que les ayudes a fortalecer su amor y lo hagan nuevo cada día. Escúchanos, Señor
- Te pedimos Señor por M Carmen, para que con la ayuda de María sea sencilla, humilde y fiel a este proyecto de amor. Escúchanos, Señor
- Te pedimos por Emilio para que sea reflejo de Ti. Dale paciencia, constancia y entrega en este camino de amor y servicio a los demás...
- Te pedimos por la Iglesia para que sea fiel a los valores del Evangelio, transmitiendo el amor, la ternura y la misericordia que Dios tiene a toda la humanidad.
- Te pedimos por los que hoy no han podido estar junto a nosotros celebrando este sacramento del Amor, por todos aquellos familiares y amigos que un día nos dejaron, esperando tu resurrección. Hazles participes de nuestra alegría y nuestro gozo, en espera del abrazo fraterno.
- Te pedimos por los pobres, los enfermos, por todos aquellos que son tus favoritos, para que poco a poco todos intentemos hacer un mundo mejor. Ayúdanos a ser la voz de los sin voz y a ser más sensibles ante las injusticias y necesidades de este mundo”.
El lenguaje es directo, rompiendo la tradición litúrgica. No se proponen intenciones, sino que el lector es el orante.
Además el lenguaje está impregnado del secularismo vigente: ni una palabra para pedir la santidad matrimonial, ni una para hablar de los hijos como don de Dios.
Añádanse las alusiones tales como la palabra talismán “valores”, “mundo mejor”, “proyecto de amor”, etc...
Volvamos a leer ese formulario después de estas advertencias, y realmente nos sorprenderán sus deficiencias.
Otro ejemplo con otro formulario dirigido a Dios; formularios reales, que se han empleado:
- “Señor, te pedimos la paz entre los pueblos y entre las personas, para que todos podamos vivir a gusto [sic!] en el mundo. Roguemos al Señor…
- Te pedimos por las personas de nuestra ciudad y de nuestra parroquia, para que sigan trabajando en las cosas buenas que nos unen. Roguemos al Señor…
- Te pedimos por nuestros maestros, para que sigan trabajando y enseñando a los niños y a las niñas a que cuiden nuestro mundo [otra vez, sic!], que es tu regalo Señor. Roguemos al Señor…”
Aquí de nuevo observamos que se arrebata a los fieles la oración (el derecho de todos los fieles bautizados de orar) para ser el lector el que se dirija a Dios; además el estilo literario sumamente deficiente: comienza dirigiéndose a Dios y de pronto se interrumpe para dirigirse a los fieles: “Roguemos al Señor”.
Lo mismo en este otro ejemplar: “Te pedimos Señor por los que están en la pobreza y exclusión: para que los cristianos seamos sensibles ante esta realidad que sufren muchos hermanos nuestros. Que denunciemos esta situación injusta y se sientan acompañados”. Además de mezclas de estilo (tanto a Dios como a los fieles), ¿la petición es por los que “están en la pobreza y exclusión”, o si leemos atentamente, la petición real se plantea hacia los que celebran para “que seamos sensibles... que denunciemos esta situación injusta”? ¿Se pide por una necesidad real o al final es siempre un eterno “por nosotros”?
Ojalá que la disección de este tipo de intenciones-preces nos permita adquirir un paladar sabio para orar y no introducir elementos distorsionantes en la liturgia. Porque, estamos ya tan acostumbrados a esto, que, ¡encima!, nos parece normal y bien.
Padre,Ave!! me gustaría que nos diera algunos ejemplos de como debería ser la oración de los fieles, algunos ejemplos concretos del lenguaje serian de una ayuda inmensa.Un gusto poder leer su blog,es muy educativo y al mismo tiempo esperanzador! Salve!
ResponderEliminar¡Qué razón tiene! Y lo peor es que los fieles se acostumbran y lo ven bien y normal como usted dice.
ResponderEliminarPara cualquier cosa que se haga no se debe caer en la rutina, pues se trivializa y se cae en errores tremendos pues hay algunos sacerdotes que habría que darles algunas clases hasta de comportamiento celebrando la Santa Misa.
Estoy de acuerdo con "la del rincón" que unos ejemplitos no nos vendrían nada mal.
Muchas gracias.
Chicas, en la entrada del 23 de noviembre tenemos los ejemplitos:
ResponderEliminarEstos son los tres modos que hallamos en las intenciones de diferentes rituales y celebraciones litúrgicas, que, por tanto, sirven de pauta y modelo para todos.
a) Con el inicio “Por”...
b) Con el inicio “Para que”...
c) En forma diaconal, con el incipit “Oremos por”...
Vienen perfectamente explicados.
Bendiciones.
Ojalá que la disección de este tipo de intenciones-preces nos permita adquirir un paladar sabio para orar y no introducir elementos distorsionantes en la liturgia.
ResponderEliminar¡Completamente de acuerdo!. Gracias, don Javier.
Desde Sevilla:
ResponderEliminarLo que me he reído al leer su aviso: "Chicassss!!".
Sí, había ejemplos y muchos. Los seguirá habiendo porque la serie sobre la Oración de los Fieles son XI artículos... así que quedan unos cuantos.
El paladar tiene que hacerse con el sabor litúrgico de la oración y no alterarlo. Es integrarlo, disfrutarlo, hacerlo nuestro para orar así y conectar rápido con la liturgia celebrada.
Me gustaria conocer si emanado de la Conferencia Episcopsl o del Vaticano, se hace un modelo de Oración de los fieles para cada domingo,como pauta para ser seguido en las parroquias que lo quieran
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