sábado, 20 de febrero de 2010

El canto en la liturgia cuaresmal

El canto en la Cuaresma tiene sus modalidades propias, y no se puede nunca cantar cualquier cosa en la liturgia con tal de cantar. El Directorio Canto y música en la celebración ofrece una visión panorámica que cualquier coro litúrgico debe, simplemente, adoptar y realizar, sin falsas creatividades.

"Son tan ricos y característicos los textos de este tiempo preparatorio de la Pascua que difícilmente pueden sustituirse por otros. Lo importante es musicalizarlos debidamente o saber escoger los cantos más acertados.

Merecen especial atención como días clave los domingos, pero también los viernes de Cuaresma y el miércoles de ceniza con que se abre.


No se debe usar música instrumental durante las celebraciones litúrgicas –misa y oficio especialmente- si no es para sostener el canto. Se permiten el 4º domingo (“Laetare”), solemnidades y fiestas.


El canto de entrada ha de hacer captar desde el principio de la Misa que estamos en domingo cuaresmal.
El primer domingo de Cuaresma se podría empezar con las letanías de los Santos para entrar en el ejercicio cuaresmal y como signo del bautismo, pues la invocación de los santos nos evoca la que se hace en la renovación de las promesas en la Vigilia pascual.

En los domingos de Cuaresma no se sustituye el salmo responsorial por otros cantos penitenciales.

El aleluya no se canta ni se dice en Cuaresma, incluidas solemnidades y fiestas. Al ser sustituido por una breve aclamación, se hace ver que estamos en camino hacia la Pascua en que se volverá a entonar el Aleluya.


Para utilidad de los fieles, en lugar del símbolo niceno-constantinopolitano, la profesión de fe se puede hacer, especialmente en el tiempo de Cuaresma y en la Cincuentena pascual, con el símbolo llamado de los apóstoles. Es más breve proporcionalmente se centra más en el misterio pascual: pasión, muerte y resurrección.


La oración de los fieles se podría resaltar cantando la respuesta, que bien puede ser “Kyrie eleison”.


Cántese el prefacio propio de cada domingo, cuando los hay, como en el ciclo A.
La tercera aclamación, “Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor”, podría cantarse todos los domingos de Cuaresma como algo característico, después de la consagración.

La bendición solemne, propia de Cuaresma. También puede cantarse. [Con la 3ª edición del Misal, en su IGMR, se señala que es obligatorio cada domingo la Oración sobre el pueblo y luego la bendición en lugar de la posibilidad de usar la bendición solemne trimembre].


El canto final sería preferible omitirlo, especialmente en este tiempo, como un signo más de la austeridad cuaresmal. Si se canta, que sea especialmente breve y adecuado remitiendo siempre al itinerario pascual.


El “Attende Domine” es típico y modélico como canto cuaresmal. El olvidarlo sería una pérdida.


Los cantos que enfatizan la pasión y muerte de Cristo deben usarse con casi exclusividad en la última semana, la 5ª del tiempo de Cuaresma. El prefacio I de la Pasión del Señor, se dice en las ferias de esta semana".
(Directorio Canto y Música, n. 213).
Destacaría en síntesis algunos puntos:
  • Canto de las Letanías los santos al iniciar la Misa del domingo I de Cuaresma (los santos nos acompañan y rezan en nuestra peregrinación cuaresmal)
  • Importancia de cantar el "Señor, ten piedad" en el acto penitencial, sin introducir ningún canto pseudo-penitencial
  • El canto del salmo responsorial
  • Una breve aclamación antes del Evangelio
  • Cantar "Kyrie éleison" o "Señor ten piedad" como oración de los fieles
  • Silencio durante la preparación de las ofrendas
  • Silencio al final de la Misa cuando los ministros se retiran
  • Cantos que hablen del desierto, cuaresma, conversión hasta la IV semana de Cuaresma; sólo a partir de la V semana cantos que hablen de la pasión, de la cruz...

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