jueves, 11 de agosto de 2011

El Catecismo está para estudiarlo

Desde que Juan Pablo II promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica con la Constitución "Depositum fidei", la Iglesia tiene un texto de referencia, una transmisión firme de la fe.

De él deben beber todos los catecismos particulares, y para eso se preparó, fundamentalmente. Pero no cabe duda de que es una fuente preciosa para conocer, estudiar, pensar y rezar la fe en sus cuatro dimensiones: qué creer, cómo celebrar, cómo vivir, cómo orar (Fe, liturgia, moral, oración).

A muchas personas en búsqueda de Dios, a muchos que se cuestionan y que necesitan las certezas de la fe y no las opiniones de éste o de aquél, el Catecismo les resultará una ayuda imprescindible en su camino hacia Dios.

A la hora de buscar un libro para formarse, incluso en el plano de lectura espiritual, meditada, sólida, el Catecismo es una guía y alimento sólido.

Y cuando hay que plantearse una formación seria, sistemática, en catequesis de adultos, en la formación de catequistas, o en equipos de liturgia, o coro parroquial, o asociaciones cristianas diversas, el Catecismo es un instrumento utilísimo y, en mi experiencia sacerdotal, valiosísimo.

Cuando a principios de curso se retoma la actividad normal en las parroquias y comunidades, y siempre alguno se pregunta aquello de "¿qué vemos este año?", habría que sugerirle trabajar más y mejor las partes íntimamente relacionadas del Catecismo.


En breve los jóvenes tendrán su encuentro con el Papa y se les ha preparado una selección o compendio del Catecismo. Para ellos el Papa escribió una introducción o prólogo muy personal, pero que perfectamente se puede ampliar a todos los católicos y a toda formación impartida en las parroquias y movimientos.

"Algunas personas me dicen que el catecismo no interesa a la juventud de hoy; pero yo no creo en esta afirmación y estoy seguro de que tengo razón. Ésta no es tan superficial como se la acusa de ser; los jóvenes quieren saber en qué consiste de verdad la vida. Una novela criminal es irresistible porque nos implica en la suerte de otras personas, pero que podría ser también la nuestra; este libro es irresistible porque nos habla de nuestro propio destino y que por ello nos afecta de cerca a cada uno de nosotros.
Por este motivo os invito: ¡estudiad el Catecismo! Este es mi deseo de corazón.
Este subsidio al Catecismo no os adula. No ofrece soluciones fáciles, exige una vida nueva por vuestra parte; os presenta el mensaje del Evangelio como “la perla preciosa” (Mt 13,45) por la cual es necesario dar cualquier cosa. Por esto os pido: ¡estudiad el Catecismo con pasión y perseverancia!
¡Sacrificad vuestro tiempo por ello! Estudiadlo en el silencio de vuestra habitación, leedlo entre dos, si sois amigos formad grupos y redes de estudio, intercambiad ideas en Internet. ¡Continuad de todas las formas posibles el diálogo sobre vuestra fe!
Debéis conocer aquello que creéis; debéis conocer vuestra fe con la misma precisión con la que un especialista en informática conoce el sistema operativo de un ordenador; debéis conocerla como un músico conoce la pieza; sí, debés estar profundamente enraizados en la fe de las generaciones de vuestros padres, para poder resistir con fuerza y decisión en los desafíos y las tentaciones de este tiempo. Necesitáis la ayuda divina, si vuestra fe no quiere secarse como una gota de rocío al sol, si no queréis sucumbir a la tentación del consumismo, si no queréis que vuestro amor se ahogue en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles y a las víctimas de abusos y de violencia.
Si os dedicáis con pasión al estudio del catecismo, querría daros un último consejo: sabéis todos como ha sido herida la comunidad de los creyentes por los ataques del mal en los últimos tiempos, por la penetración del pecado en el interior, incluso en el corazón de la Iglesia. No uséis esto como pretexto para huir de la mirada de Dios, ¡vosotros mismos sois el cuerpo de Cristo, la Iglesia! Llevad el fuego intacto de vuestro amor en esta Iglesia cada vez que los hombres le han oscurecido el rostro. “Con solicitud incansable y fervor de espíritu, servid al Señor” (Rom 12,11)"
Cuando Israel estaba en el punto más oscuro de su historia, Dios llamó, no a las personas importantes o consideradas, sino a un joven llamado Jeremías, el cual se sintió desbordado por una misión demasiado grande: “Yo respondí: ¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven”. (Jer 1,6). Pero Dios no se dejó engañar: “El Señor me dijo: No digas: Soy demasiado joven, porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene” (Jer 1,7).
(Benedicto XVI, Prefacio al Youcat preparado para la JMJ, 4-febrero-2011).

Atendamos a las indicaciones del santo Padre y pongamos el Catecismo de la Iglesia Católica en el centro de nuestra actividad pastoral y formativa, tanto en común -parroquia- como en privado (el estudio personal siempre necesario).

7 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. Peregrinaré durante este año punto a punto el Catecismo.Un abrazo.

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  2. Totalmente de acuerdo D. Javier. Tener el catecismo en la mesilla de noche y antes de acostarse leer un trocito, hace que lo vayamos repasando sin darnos cuenta. En los viajes, también viene bien llevárselo para llenar las esperas en tren o avión.

    También tenemos el compendio del Catecismo, que no está nada mal.

    Que Dios le bendiga a usted y a todos los demás compañeros de blog :)

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  3. Yo también estoy totalmente de acuerdo; más beneficia la lectura del Catecismo que la de la última novedad "teológica" del momento (aunque también existan buenos libros). Imprescindible para la educación de nuestros hijos. Buena idea la de la mesilla de noche.
    ¡Qué Dios les bendiga!

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  4. El post de hoy me ha dado el empujoncito que necesitaba. ¡También se puede leer en el móvil!

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  5. Me gusta esta entrada de hoy por que me hace saber que no estoy equivocada a la hora de utilizarlo. Yo tengo el catecismo junta al salterio y la biblia en un mueble de salón como lugar privilegiado. Y me gusta leer en el, a la paz que en la biblia es mucho mejor a la hora de preparar catequesis y moniciones. Mucho mejor.
    Un abrazo.

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  6. NIP:

    Con prudencia y discreción, no se le vaya a atragantar.

    Por ejemplo, durante un tiempo los mandamientos.

    Otro año, según los ciclos litúrgicos, siguiendo el Credo...

    Miserere y Aprendiz:

    ¡Eso se llama aprovechar el tiempo! En la mesita de noche, en una sala de espera, en el móvil...

    Mento:

    Sí, es una herramienta imprescindible. Para moniciones por supuesto pero también para preparar una catequesis, etc.

    Julia María:

    El Catecismo es imprescindible. Pero también buenos teólogos (no el teólogo de moda). Necesitamos también de la reflexión teológica, pero una vez que los cimientos de la fe estén muy firmes.

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  7. Lo que quiero destacar (aparte de la lectura personal) es que el Catecismo debería ser estudiado, desglosado, en toda formación: catequesis de adultos, grupos de reflexión, equipos matrimoniales, pastoral de enfermos, escuela de catequistas...

    El Catecismo es el "material" seguro y primero de formación para grupos cristianos a fin de ir preparando un laicado con sólida doctrina.

    Gastamos mucho en fotocopias de articulitos y de no sé qué, cuando es una magnífica inversión el Catecismo para todos y en todos los grupos de jóvenes y de adultos.

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