miércoles, 10 de agosto de 2011

El Nilo (segundo signo a Moisés Ex 3)

Después de la mano y la lepra, en el Horeb Dios concede un segundo signo acreditativo a Moisés.


    Egipto vive del Nilo, de sus crecidas y de su delta, que vuelven fecunda la tierra permitiendo grandes cosechas para abastecer la población.

    El Nilo es divino porque es vida. Convertirlo en sangre es destinar a Egipto a la muerte, hacerle ver la caducidad de su prosperidad y de su vida, teniendo así un poder superior a las propias aguas, un poder divino que puede llegar a hundir a Egipto en la miseria y el hambre.

    Moisés tiene un tercer signo credencial, la capacidad de tomar agua del Nilo y al derramarla en el suelo se convierte en sangre. Es el tercer signo, el agua del Nilo, “la linfa vital de Egipto que riega las plantas y mueve las norias, que es fuente de vida en su riego, limpieza en el baño y energía en los molinos. Esa agua, derramada en tierra por Moisés, se vuelve sangre, pero sangre derramada y sin vida” (Shökel).

Si nos fijamos en la imagen del icono, unos riachuelos, unas corrientes de agua están en la base, recordando así este signo.



2 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. Una nueva alianza en la que brota de un torrente agua y sangre para nuestro rescate de la esclavitud espiritual del Faraón de este mundo. Un abrazo.

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  2. Sangre y agua.... como en la imagen de la Divina Misericordia, gran tabla de salvación para nuestros tiempos.
    Un saludo veraniego y cordial, Don Javier.
    ;O)

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