lunes, 15 de agosto de 2011

Triunfo y Pascua de María

Misterio de gracia: María santísima asociada al Redentor en su misión es solidaria igualmente de su destino. Ella goza ahora, en su cuerpo y en su alma de la Gloria de su Hijo resucitado.

Es su Pascua, su triunfo, al no conocer la corrupción del sepulcro, y entrar así, plenamente redimida desde el mismo instante de su Concepción, en la gloria del cielo, en la vida de amor de la Trinidad. Ella participa ya de la pascua de su Hijo, de su santa resurrección, la primera, la más bendecida y con razón.

La Iglesia hoy celebra el Misterio y eleva su corazón al Señor reafirmando su esperanza en los bienes del cielo. Lo que se ve es pasajero, lo que no se ve es eterno. Cristo Cabeza espera a los miembros de su Cuerpo para participar de esa misma gloria. Subamos con María ya al cielo, elevemos así nuestra esperanza.

Los textos litúrgicos, como siempre, expresan las verdades de la fe con su estilo orante.

La oración colecta de la Misa vespertina de la vigilia reza:

Porque te has complacido, Señor, enla humildad de tu sierva, la Virgen María, has querido elevarla a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado en este día de gloria y esplendor; por su intercesión, te pedimos que a cuantos has salvado por el misterio de la redención nos concedas también el premio de tu gloria.


Con ecos del Magnificat, la oración canta la humildad de la sierva, la Virgen María, y cómo Dios se ha complacido en la humidad de su sierva. Esta es la razón porque la que Dios la predestinó, la llamó y la justificó para ser dignísima Madre de su Hijo.

En este día, hoy -el 'hoy' de la liturgia que actualiza el Misterio- Dios ha coronado de gloria y esplendor a la Madre, enjoyándola con el oro del Espíritu Santo, bellísima, entrando en el Santurario real del cielo.

Nosotros, aún peregrinos, que hemos recibido ya la redención de Cristo y se nos ha aplicado en los sacramentos, esperamos por intercesión de María santísima, recibir los premios de la gloria, pues eso deseamos; así la redención culmina en escatología, en gloria eterna y resurrección.

Asimismo, la oración colecta de la Misa del día:

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella su misma gloria en el cielo.

El núcleo del dogma de la Asunción está expresado en la oración primera: "has elevado en cuerpo y alma a los cielos" a la Virgen María. No sólo su alma purísima, sino también su cuerpo santísimo ha entrado en los cielos, la primera y única y después de su Hijo. De los santos tenemos sus reliquias, restos, y todos aguardan a la resurrección del último día, pero Ella ha sido hoy coronada de gloria y honor con su Pascua.

Pedimos a Dios que sostenga y aliente nuestra esperanza aspirando siempre a las realidades divinas, elevándonos sobre el orden material, lo creado; entonces, viviendo en tensión esperanzada hacia el cielo, deseamos participar con ella de su misma gloria en el cielo.

¡Alegría de toda la Iglesia, esperanza de los corazones!

"La Virgen María asciende hoy al cielo" (Resp. Laudes). ¡Aleluya!

9 comentarios:

  1. Hay gente que se queja y tal vez con razón de que en la predicación ha desaparecido el tema del más allá, etc como si fuera ahora políticamente incorrecto.
    Sin embargo en las oraciones de la liturgia, creo que, especialmente la de postcomunión, es un tema recurrente. Casi no hay día que no se aluda a ello.
    Parece que la predicación se ve influida por las tendencias o modas del momento pero la liturgia nos ancla en la fe bimilenaria de la Iglesia.
    Sin embargo tengo que decir que la palabra premio me chirría un poco. En todo caso será un premio obtenido por los méritos de Cristo, no por los nuestros, entonces sería más bien un regalo.

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  2. En María tenemos el vivo ejemplo de conducta de vida a imitar para llegar al cielo, junto al Padre y al Hijo.
    Feliz dia de la Asunción a todos.

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  3. El tema que trae aprendiz me suena de mis conversaciones con Alonso. El Misterio de la Redención es tan grande que se nos escapan detalles y siempre hay algo que chirría en nuestro entendimiento. Por algo es un Misterio y no una evidencia.

    Humildemente creo que el "premio" es un regalo inmerecido que debe ser aceptado por nosotros.

    ¿Es la aceptación del regalo un mérito? Yo creo que no, pero sí creo que es condición necesaria para disfrutar del regalo. Un tema a profundizar es qué nos mueve a aceptar el regalo. Mi conciencia científica me susurra al oído: fractal, es un fractal... pero dejemos el asunto. :-)))

    Andamos sobre sutilezas sutiles que tienen precipicios considerables a ambos lados: luteranismo, quietismo, pelagianismo, gnosticismo etc. Andar en la senda justa y precisa tampoco es mérito nuestro, pero requiere mucha atención y discernimiento. Se me hace como andar por la cuerda floja, pero con algo mejor que un listón para guardar el equilibrio: la Gracia de Dios.

    Seguro que D. Javier nos ayuda a discernir mejor el asunto. :)

    Que Dios le bendiga D. Javier, Aprendiz y todos quienes pasen por el blog :)

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  4. Muchas gracias Miserere.
    Seguramente es un tema sutil como Vd dice y, como la ignorancia es atrevida, se me ha ocurrido meterme en él.
    De todas formas estoy de acuerdo con Vd salvo los fractales. No por nada sino porque no tengo ni idea de lo que son (:-)

    He buscado en Mt 25 y allí no habla de premio sino de recibir la herencia del Reino. Seguramente tiene una base bíblica, pero ahora mismo no recuerdo ningún texto con esa palabra.

    Que el Señor nos bendiga a todos y nos dé su Gracia hasta que podamos encontrarnos con nuestra Madre.

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  5. He vuelto a leer Mt 25 y al final dice:
    "E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna»
    Siendo premio lo opuesto a castigo, debería decir, los justos a un premio eterno, pero no lo dice así.
    Y ésto me ha recordado una frase que oí a un dominico que dice que algo así como que nosotros no podemos salvarnos por nuestra cuenta, -porque eso es un regalo que nos ha obtenido Cristo-, pero sí podemos condenarnos por nuestra cuenta -cuando despreciamos o rechazamos ese regalo-.

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  6. Amigos,
    el mérito no es sino el derecho a una retribución debida a una acción (una retribución positiva es un premio)

    El mérito corresponde a la virtud de la justicia, cuya base es la igualdad, darle a cada uno lo que le corresponde.

    En este sentido, no tenemos mérito retributivo de justicia ante Dios. No tenemos estricto derecho a recompensa o premio.

    Pero...

    Dios ha decidido asociarnos a su obra redentora: hace una Alianza Nueva con nosotros, y en base a esta alianza sellada con la sangre de su Divino Hijo, nos concede un mérito. Una Gracia de Dios. ((... si no estamos en gracia, no nos reconoce mérito alguno, porque hemos quebrantado el Pacto Nuevo, por el pecado.)

    Es decir, no hay mérito retributivo, pero sí de misericordia, por participación del mérito del Verbo al morir en la cruz.

    Esto lo explica a las mil maravillas el CATECISMO:

    ""2008 El mérito del hombre ante Dios en la vida cristiana proviene de que Dios ha dispuesto libremente asociar al hombre a la obra de su gracia.

    ""La acción paternal de Dios es lo primero, en cuanto que El impulsa, y el libre obrar del hombre es lo segundo en cuanto que éste colabora, de suerte que los méritos de las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al fiel, seguidamente. Por otra parte, el mérito del hombre recae también en Dios, pues sus buenas acciones proceden, en Cristo, de las gracias prevenientes y de los auxilios del Espíritu Santo.

    2009 La adopción filial, haciéndonos partícipes por la gracia de la naturaleza divina, puede conferirnos, según la justicia gratuita de Dios, un verdadero mérito.

    ""Se trata de un derecho por gracia,

    ""el pleno derecho del amor, que nos hace ‘coherederos’ de Cristo y dignos de obtener la ‘herencia prometida de la vida eterna’ (Cc. de Trento: DS 1546).

    ""Los méritos de nuestras buenas obras son dones de la bondad divina (cf Cc. de Trento: DS 1548). ‘La gracia ha precedido; ahora se da lo que es debido... los méritos son dones de Dios’ (S. Agustín, serm. 298, 4-5).

    ---Es decir, Dios nos concede (en Nueva Alianza con nosotros) un mérito, en virtud del mérito de su Hijo. Y ese mérito es verdaderamente nuestro por participación del mérito de Cristo, es por gracia, no es de derecho retributivo, sino derecho de gracia, de misericordia.

    Un abrazo

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  7. Buenos días don Javier. ¡Aleluya! fue un día precioso. Lo que le pasó a Enoc y Elías ¿Qué fue? Un abrazo.

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  8. ¡Menudo debate y en menudos berenjales os metéis, hermanos míos!

    Contesto in genere.

    Sobre el premio y el concepto de mérito ya ha respondido acertadamente Alonso, al traer el Catecismo.

    San pablo -cito de memoria- habla de correr la carrera que nos toca, para recibir la corona merecida, pero que es Cristo el justo juez el que la ganó para nosotros.

    El premio/mérito corresponde con la respuesta a la gracia de Dios. Nuestra libertad se rinde a la Gracia y al Amor y obra bien, santa y correctamente. Esa responsabilidad personal es coronada por Dios porque Cristo lo ganó todo para nosotros.

    San Pedro exhorta a que seamos fieles y los presbíteros obremos no por sórdida ganancia, sino por el bien de las almas, para que recibamos la corona de gloria que no se marchita. Ergo, nuestras acciones -movidas por gracia- merecen la recompensa, el premio, el mérito, de alguna manera libre por parte de Dios.

    (Como Aprendiz también pregunto: ¿fractales? ¿Mandeeee? ¿Eso que es?)

    En cuanto a la escatología, Aprendiz tiene razón. Las oraciones de postcomunión de la Misa poseen ese matiz escatológico interesantísimo y seguro que más que de una tesina y tesis doctoral se han elaborado sobre tal materia.

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  9. Mento:

    María es el mejor modelo, la condensación más perfecta de la fe, esperanza y caridad. Ella es el ejemplo, plenitud -dice el Concilio- de lo que la Iglesia espera y ansía ser.

    NIP:

    Enoc y Elías fueron arrebatados al cielo. ¿Cómo interpretarlo? No sé bien. Desde luego es una imagen de atracción a Dios, pero los cielos sólo se abrieron con la Pascua de Jesús (mientras el sheol, el lugar de las tinieblas aguardando no se sabía qué).

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