martes, 6 de julio de 2010

3 normas para predicar o dar catequesis o cursillos


El diario de la Santa Sede se ha hecho eco de la publicación de un manuscrito del Papa Pablo VI, fechado en 1969, publicado a su vez por “Noticiario” del Instituto Bresciano. Se trata de unos apuntes del Papa con tres reglas de oro para la predicación, todo un tesoro de sabiduría de la inteligencia y del corazón que pueden ser bien útiles. Este es el texto traducido:

“Para la predicación es necesario:


1.- REZAR: Es decir, una preparación interior de fe, de hacer hacia Dios, de invocación humilde, muy humilde y confiada en la asistencia del Espíritu Santo, “sermonem dictans gutturi”.

2.- ESTUDIAR: Es decir, saber bien de lo que se debe hablar; estudiar la Palabra de Dios y su interpretación teológica ortodoxa; estudiar las cuestiones humanas a las que se refiera predicación, que no de debe ser empírica, aproximativa, impresionista y superficial, sino sencilla y llana.

3.- AMAR. Es necesario tener en la voluntad un verdadero interés por el bien de aquellos a quienes se habla, una simpatía, un afecto, una amor hacia quienes van a escuchar la predicación”.

Aplíquese esto al orden de la Palabra en la Iglesia.

Quien por el ministerio sacerdotal ha de predicar: rezar, estudiar, amar.
Quien recibe el encargo de educar mediante la catequesis: rezar, estudiar, amar.
Quien pronuncia un curso de formación cristiana: rezar, estudiar, amar.

Porque si falla el rezar, pronunciaremos palabras que pueden estar vacías o repetirlas sin vida ni fuerza.

Porque si falla el estudiar, no se profundizará ni se dará razón de nuestra fe y esperanza, y sin solidez en la doctrina, poco se transmite.

Porque si falla el amar, no buscaremos el bien del otro sino cumplir una función encomendada y acabar cuanto antes y no encomendaremos a las personas a las que tenemos que formar.

Orar, estudiar, amar: ¡qué fina pedagogía!

9 comentarios:

  1. Pedro Arroyo Gómez06 julio, 2010 11:33

    Lamentablemente que pocos Sacerdotes se preparan para una predicación seria y rigurosa.
    Ultimamente asistimos a la improvisación constante y a Homilías larguísimas, que se saben como empiezan pero no como terminan y al final con argumentos repetitivos que no dicen practicamente nada.
    Yo creo, que lo único que nos queda es una Oración profunda que llene ese hueco.
    En mi vida, d. Javier, hay mucha teoría y quizá demasiada poca práctica y los argumentos que expreso, se que son ciertos, pero la desidia,la falta de constancia y muchas veces, el poco interés, hacen de mi vida un contrasentido.
    Tengo que seguir rezando para cambiar.

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  2. Pedro: Mezclas conceptos.

    1. Las homilías que padecemos, ¿qué te voy a decir? Los que van por la vida de "muy pastoralistas ellos", al final crean un discurso improvisado, sin contenido que pueda iluminar, y sin saber hablar en público (oratoria) minusvalorando en el fondo al pueblo cristiano. Se les trata como a tontos, hablando de vaguedades

    2. La oración, el estudio y el amor son las tres normas que citaba Pablo VI. Nos hacen bien a todos: cursillos prebautismales, prematrimoniales, cursillos de cristiandad, círculos, retiros, predicaciones, catequesis de adultos...

    3. Y lo tuyo personal: practica esas tres normas y confía en la Gracia.

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  3. Nos hemos encontrado en otro blog y tenía pendiente entrar más despacito en este, con tiempo para comentar. Ya he encontrado el tiempo.
    Yo rezo y me esfuerzo -aunque debería rezar más y esforzarme más- y siento un gran respeto por los fieles que escuchan día tras día mi predicación -que no son muchos-.
    Suelen dormirse todos, pero no me preocupa demasiado. Creo que son muy buenos.
    Lo de amar... Gracias por escribirlo en este blog. Creo que ni el diablo se dormiría oyerdo predicar a Cristo.
    Y eso de estudiar... Otra cosa importante a la que dedico poco tiempo.
    ¿Ve usted? ¡Gracias!

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  4. Cierto, nos hemos encontrado en otro blog. Y le agradezco su visita por estos lares. Si le ayuda el blog, ¡bienvenido sea!, porque para esto está.

    Deduzco que es sacerdote. Anime a sus fieles/hermanos para que entren aquí, hombre, sea bueno conmigo...

    Y puestos en serio: me alegro que pueda servir este blog a un hermano sacerdote.

    Un abrazo.

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  5. Pues sí, soy cura. ¿Cómo lo ha adivinado? ¿Es usted policía?
    Espero que no se arrepienta usted de haber invitado aquí a mis amigos. Son un poco gamberros.

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  6. ¿Cómo lo he adivinado, je,je? ¡Por su alusión a la predicación a sus fieles! No hace falta ser policía: me ha preguntado el color del caballo blanco de Santiago... y hasta el más ingenuo, como yo, lo puede adivinar.

    En cuanto a sus amigos/feligreses (o "feligrosos") pues sí, invítelos si les puede hacer bien el blog.

    Un abrazo

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  7. Pues doy fé de que si entro en este blog, es por que Don Javier Vicens , ha publicado el enlace en el suyo y como uno de mis hijos ha recibido la semana pasada una prudente oferta de un sacerdote para hacerse catequista, cuestión para lo cual mi hijo le confenso no sentirse preparado en modo alguno, he sentido una vez más mi habitual aguijón de curiosidad.
    Me ha gustado, si señor, me ha gustado, lo leeré y quien sabe a lo mejor hasta me tiene que echar usted de él, puedo ser muy plasta, pero intento, siguiendo los sabios consejos d Don Javier :hacer los comentarios de forma amable.
    Encantada de conocerle y me verá por aquí Don Javier,un saludo y que Dios le bendiga me aplicaré por lo menos a rezar ya que no he de predicar.....Mariajo

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  8. Mariajo:

    Bienvenida. Espero no echar a nadie (la única condición es el respeto y educación en los comentarios y la fidelidad al sentir de la Iglesia). Y respondo según pueda y tenga tiempo.

    ¿No tiene Vd. que predicar? Tal vez no dando una catequesis... pero cuántas veces no predicará a su propia familia, o dando un consejo a alguien, o aportando su experiencia cristiana a quien esté buscando... Pues eso es predicar en otro nivel, pero predicar al fin y al cabo.

    Bienvenida.

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  9. Gracias, y si es verdad , una madre con hijos adolescentes se pasa la vida predicando y rezando que dejo a Santa Mónica como una hormiguita a mi lado , es lo que tiene este oficio.
    Un saludo .
    Mariajo

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