domingo, 11 de julio de 2010

Alabanza por la resurrección de Cristo


Luego, después que a la muerte puso fin y al hombre devolvió la vida, sube victorioso al encumbrado tribunal de su excelso Padre, llevando al cielo la gloria esclarecida de su pasión.

¡Honor a Ti, Juez de los muertos; honor a Ti, Rey de los vivos; a Ti que, por tus méritos en todas partes conocido, estás sentado a la derecha del Padre, de donde habrás de venir como justo vengador de todo crimen!


¡Que a Ti canten los ancianos y los jóvenes; a Ti el coro de los niños, la multitud de madres y de vírgenes, y las niñas cándidas, a una vez y con sus cantos puros!


¡Las cascadas y las aguas de los ríos, el estruendo de los litorales, la lluvia, el calor, la nieve, la escarcha, el bosque y el viento, la noche y el día, te glorifiquen a una por todos los siglos de los siglos!

Prudencio, Himno de todas las horas, vv. 106-115.

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