sábado, 12 de mayo de 2012

Todo es nuevo

Con la santa Pascua del Señor, ¡todo es nuevo!

El mundo entero se ha renovado.


El hombre nuevo ha renacido en las fuentes bautismales.

El tiempo es un tiempo nuevo porque se convierte en tiempo de gracia y salvación mediante Cristo, Señor del tiempo, Alfa y Omega, Principio y Fin.

¡Todo es nuevo!

La liturgia expresa esta nueva creación, este orden nuevo, mediante la novedad de su liturgia. 

El fuego para la Vigilia pascual es nuevo y se bendice; 

 el cirio pascual es nuevo cada año; 
 
el Aleluya es nuevo, mudo desde el miércoles de ceniza; 

el agua bautismal es nueva y bendecida; 

los óleos son nuevos, fruto de la Misa crismal para esta noche; 

el Bautismo es nuevo ofreciendo novedad de vida; 

nueva es la Eucaristía solemne, que durante el Viernes y el Sábado Santos no se ofrecía.

Dice el libro del Apocalipsis: ¡Todo lo hago nuevo! Ecce omnia nova facio!

Esta novedad que nos regala la Pascua está presente en la enseñanza de la Iglesia, con prismas y enfoques diversos, pero sugerentes. Leamos algunos.

"[La Pascua] no es un tiempo cronológico, sino espiritual, que Dios abrió en el entramado de los días cuando resucitó a Cristo de entre los muertos. El Espíritu Creador, al infundir la vida nueva y eterna en el cuerpo sepultado de Jesús de Nazaret, llevó a la perfección la obra de la creación, dado origen a una "primicia": primicia de una humanidad nueva que es, al mismo tiempo, primicia de un nuevo mundo y de una nueva era" (Benedicto XVI, Regina Coeli, 15-abril-2007).

Se ha inaugurado una nueva creación, naciendo hombres nuevos por el Bautismo y la Confirmación, que participan y llevan en sí la vida nueva del Señor resucitado.

"En la Nueva Alianza es un signo del Espíritu que actúa con la fuerza de la redención de Cristo. El que nos ama, nos ha dado el amor como don, para que podamos alcanzarlo, haciéndonos una "nueva creación": hombres nuevos y pueblo nuevo" (Juan Pablo II, Hom. en la Misa Crismal, 16-abril-1987).
 La misma lectura del Génesis al inicio de la Liturgia de la Palabra en la Vigilia pascual evoca esta nueva creación de Dios con la resurrección de su Hijo. No es un recuerdo poético de algo que pasó al inicio de los tiempos, sino profecía de lo que acontece con la Pascua del Señor.

"En la Vigilia Pascual, la Iglesia lee la narración de la creación como profecía. En la resurrección se realiza del modo más sublime lo que este texto describe como el principio de todas las cosas. Dios dice de nuevo: "que exista la luz". La resurrección de Jesús es un estallido de luz. Se supera la muerte, el sepulcro se abre de par en par. El Resucitado mismo es Luz, la luz del mundo. Con la resurrección, el día de Dios entra en la noche de la historia. Se hace de día. Sólo esta Luz, Jesucristo, es la luz verdadera, más que el fenómeno físico de luz. Él es la pura Luz: Dios mismo, que hace surgir una nueva creación en aquella antigua, y transforma el caos en cosmos" (Benedicto XVI, Hom. en la Vigilia pascual, 11-abril-2009).

2 comentarios:

  1. "Ecce omnia nova facio". Este fue el lema que escogí para mi ordenación diaconal. Me contagio de tu alegría pascual.

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    1. ¡Caramba, amigo! Estamos 'condenados' a entendernos y coincidir (jeje).

      Ese versículo -lema de tu ordenación diaconal- para mí es muy querido y fue una de las claves de interpretación en mi tesina de lo que ocurría en la Vigilia pascual y, como extensión, en la Misa crismal sobre los óleos.

      Además, es profundamente consoladora la frase que pronuncia el Señor; llena de esperanza. "Omnia nova facio!" "Veni, Domine Iesu!!"

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