¿Cuál es el Don del Espíritu Santo?
¿Por qué oramos con intensidad esta semana?
¿Qué realiza el Espíritu Santo en nuestras almas?
San Cirilo
de Jerusalén, Catequesis 16, sobre el Espíritu Santo (1, 11-12.16: PG
33, 931-935.939-942)
El agua viva del Espíritu Santo
El agua
que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta
hasta la vida eterna. Una nueva clase de agua que corre y salta; pero que salta en
los que son dignos de ella.
¿Por qué
motivo se sirvió del término agua, para denominar la gracia del Espíritu? Pues,
porque el agua lo sostiene todo; porque es imprescindible para la hierba y los
animales; porque el agua de la lluvia desciende del cielo, y, además, porque
desciende siempre de la misma forma y, sin embargo, produce efectos diferentes:
Unos en las palmeras, otros en las vides, todo en todas las cosas. De por sí,
el agua no tiene más que un único modo de ser; por eso, la lluvia no transforma
su naturaleza propia para descender en modos distintos, sino que se acomoda a
las exigencias de los seres que la reciben y da a cada cosa lo que le
corresponde.
De la misma
manera, también el Espíritu Santo, aunque es único, y con un solo modo de ser,
e indivisible, reparte a cada uno la gracia según quiere. Y así como un tronco
seco que recibe agua germina, del mismo modo el alma pecadora que, por la
penitencia, se hace digna del Espíritu Santo, produce frutos de santidad. Y aunque
no tenga más que un solo e idéntico modo de ser, el Espíritu, bajo el impulso
de Dios y en nombre de Cristo, produce múltiples efectos.
Se sirve de
la lengua de unos para el carisma de la sabiduría;
ilustra la mente de otros
con el don de la profecía;
a éste le concede poder para expulsar los demonios;
a aquél le otorga el don de interpretar las divinas Escrituras.
Fortalece, en
unos, la templanza;
en otros, la misericordia;
a éste enseña a practicar el
ayuno y la vida ascética;
a aquél, a dominar las pasiones;
al otro, le prepara
para el martirio.
El Espíritu se manifiesta, pues, distinto en cada uno, pero
nunca distinto de sí mismo, según está escrito: En cada uno se manifiesta el
Espíritu para el bien común.
Llega mansa
y suavemente, se le experimenta como finísima fragancia, su yugo no puede ser
más ligero. Fulgurantes rayos de luz y de conocimiento anuncian su venida. Se
acerca con los sentimientos entrañables de un auténtico protector: pues viene a
salvar, a sanar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar
el alma, primero de quien lo recibe, luego, mediante éste, las de los demás.
Y, así como
quien antes se movía en tinieblas, al contemplar y recibir la luz del sol en
sus ojos corporales, es capaz de ver claramente lo que poco antes no podía ver,
de este modo el que se ha hecho digno del don del Espíritu Santo es iluminado
en su alma y, elevado sobrenaturalmente, llega a percibir lo que antes ignoraba.
Oremos, pidiendo el Espíritu Santo en esta semana.
“Bendigamos a Cristo, el Señor, por quien podemos acercarnos
al Padre con un mismo Espíritu, y supliquémosle, diciendo: Cristo, óyenos.
´-Envía tu Espíritu, huésped deseado de las almas, y haz que nunca lo pongamos triste.-Tú que resucitaste de entre los muertos y estás sentado a la derecha de Dios,intercede siempre en nuestro favor ante el Padre.-Haz que el Espíritu Santo nos mantenga unidos a ti, para que ni la aflicción, ni la persecución, ni los peligros nos aparten nunca de tu amor.-Enséñanos a acogernos mutuamente, como tú nos acogiste para gloria de Dios.
Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza,
para que nuestro pensar te sea grato
y nuestro obrar concuerde con tu voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Cristo, óyenos.
ResponderEliminarCristo, escúchanos.
EliminarBuenos días don Javier. Meditaré:"distinto en cada uno, pero nunca distinto de sí mismo" para identificarme más con cada carisma de mi Iglesia y con todos sus grupos.Un abrazo.
ResponderEliminarEso es lo hermoso y lo interesante.
EliminarLa guerra de carismas, nunca en la teoría, sino a pie de calle, en las parroquias, es lo más opuesto al Espíritu Santo. Cada uno defiende el carisma de su grupo, familia, etc., como si fuera el único y el mejor. ¡Qué pena!
Pero todos, todos, todos, son complementarios y enriquecedores, si son del Espíritu Santo (la Iglesia es la que discierne siempre).
Siempre me asombra el Espiritu Santo D Javier......es la Persona que hace con sus Dones exulte mi corazón de Alegria y Esperanza....me hace Descansar en la Espera y me mantiene dispuesta para que la Voluntad de dios se haga en mi....Gracias a esta Persona veo los prodigios de la Providencia cada dia y me hace entrar en el presente con serenidad y sin perder la Presencia.....y asi seguiria contandole cosas.....Lo pido a cada momento y es el que Ora dentro de Mi ...me enseña tantas cosas.......
ResponderEliminarCuanta mayor sea nuestra familiaridad con el Espíritu Santo, más dócilmente dejaremos que nos guíe y así pasaremos de lo carnal a lo espiritual.
Eliminar¡Qué necesario es el Espíritu!
Veni, Sancte Spiritus!
no se como se siente el espiritu santo
ResponderEliminarXime:
EliminarMás que "sentir" al Espíritu Santo, sabemos que poseemos el Espíritu en nosotros por su acción e influjo:
-si amamos cada vez más a Cristo
-si somos dóciles a la Palabra divina
-si crecemos en familiaridad filial con Dios
Y así san Pablo ofrece todo un catálogo para discernir si seguimos la carnalidad (nuestros instintos heridos) o si seguimos al Espíritu (Gal 5,16-25):
"Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, envidias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el Reino de Dios.
En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí".