En la antigüedad cristiana, en sus primeros siglos, no sólo hubo controversias cristológicas sobre la divinidad y la humanidad de Cristo y cómo se relacionaban entre sí, sino también controversias pneumatológicas, sobre el Espíritu Santo, el Santo Pneuma: su divinidad y su acción.
Estas controversias pneumatológicas, zanjadas luego en diversos concilios, provocaron la respuesta de los Padres de la Iglesia con diversos tratados para defender la divinidad del Espíritu Santo. Son joyas un tanto desconocidas a lo que hay que sumar la poca sensibilidad pneumatológica de Occidente, en contraste con el protagonismo que se le da en Oriente en la teología, en la liturgia y en la espiritualidad.
Uno de esos tratados, con traducción castellana en Biblioteca de Patrística de la editorial "Ciudad Nueva", es el de san Basilio Magno, con páginas antológicas, sabrosas, intuitivas. Como ya se acerca Pentecostés, sirvan las palabras de san Basilio para disponernos al culmen de la cincuentena pascual.
¿Qué hace el Espíritu Santo en nosotros?
El Señor, que nos da la vida, estableció con nosotros la institución del bautismo, en el que hay un símbolo y principio de muerte y de vida: la imagen de la muerte nos la proporciona el agua, la prenda de la vida nos la ofrece el Espíritu.
En el bautismo se proponen como dos fines, a saber, la abolición del cuerpo de pecado, a fin de que no fructifique para la muerte, y la vida del Espíritu, para que abunden los frutos de santificación; el agua representa la muerte, haciendo como si acogiera al cuerpo en el sepulcro; mientras que el Espíritu es el que da la fuerza vivificante, haciendo pasar nuestras almas renovadas de la muerte del pecado a la vida primera.
Esto es, pues, lo que significa nacer de nuevo del agua y del Espíritu: puesto que en el agua se lleva a cabo la muerte y el Espíritu crea la nueva vida nuestra. Por eso precisamente el gran misterio del bautismo se efectúa mediante tres inmersiones y otras tantas invocaciones, con el fin de expresar la figura de la muerte, y para que el alma de los que se bautizan quede iluminada con la infusión de la luz divina.
Porque la gracia que se da por el agua no proviene de la naturaleza del agua, sino de la presencia del Espíritu, pues el bautismo no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura.
Por el Espíritu Santo se nos concede de nuevo la entrada en el paraíso, la posesión del reino de los cielos, la recuperación de la adopción de hijos: se nos da la confianza de invocar a Dios como Padre, la participación de la gracia de Cristo, el podernos llamar hijos de la luz, el compartir la gloria eterna, y para decirlo todo de una sola vez, el poseer la plenitud de las bendiciones divinas, así en este mundo como en el futuro; pues al esperar por la fe los bienes prometidos, contemplamos ya, como en un espejo y como si estuvieran presentes, los bienes de que disfrutaremos.
Y si tal es el anticipo ¿cuál no será la realidad? Y si tan grandes son las primicias ¿cuál no será la plena realización? (De Spir. Sanct., 15,35-36).
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envías tu Espíritu y los creas.
R./ Y renovarás la faz de la tierra.
R./ Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que has iluminado
los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
danos siempre de ese mismo Espíritu,
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
danos siempre de ese mismo Espíritu,
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Conocer las obras, el pensamiento, de los Padres de la Iglesia, creo que es una de las asignaturas pendientes para los católicos; puede que profundizando en ellos nos ahorramos decir alguna que otra "tontería" en relación a realidades de nuestra fe, por ejemplo al referirnos al Espíritu Santo.
ResponderEliminarGracias por traer la patrística al blog.
¡Qué Dios les bendiga!
La patrística es lindísima.
EliminarDesde que en la editorial Ciudad Nueva salió la colección "Biblioteca Patrística", hoy por el volumen 87, me enganché a ella, la tengo entera y he leído todos su volúmenes, además de leer y trabajar lo muchísimo que publicó la BAC en años anteriores.
Los Padres siempre serán un referente y hay que acudir a ellos.
Saludos!!