Si la liturgia es un entramado de estas diversas
realidades donde se conjugan cantos e himnos, lecturas y oraciones, fiestas y
lugares, ayuno, sacramentos, ministerios eclesiales en la liturgia, etc., ya
podemos comprender que en san Isidoro la liturgia es una realidad de servicio
divino que realiza la Iglesia
desde lo que la Iglesia
es en sí misma con diversidad de ministerios, oficios y carismas.
Este
servicio divino es armonioso en la variedad de misterios celebrados y de formas
rituales, celebrativas y sacramentales a lo largo del ciclo del año cristiano:
· “debían de orar y la manera de rogar a Dios”, “suplicar a Dios mediante
oraciones contra las enfermedades del alma” (I, 8)
· “mientras se celebra este misterio de alabanza [canto de los Laudes],
si con fe verdadera y devoción se realiza, estar unido a los ángeles” (I, 13)
·
“invocar a Dios” (I, 15)
·
“reverenciar la
Trinidad” (I, 19)
·
adorar la Trinidad
(cf. I, 19)
· “nos presentemos ante la mirada de Dios y cantemos, dándole el culto de
nuestras oraciones, ofreciéndole el sacrificio y, al mismo tiempo, gocemos en
sus alabanzas” (I, 20)
·
“Se reza al amanecer para celebrar la resurrección de Cristo” (I, 23)
· “absteniéndonos durante él [el domingo] de todo trabajo terreno y de
los halagos del mundo, únicamente nos dediquemos al culto divino, honrando tal
día con honor y reverencia” (I, 24)
La liturgia, culto divino,
es también la ofrenda del sacrificio, el mismo de la Cruz y la Resurrección que se
ofrece por los vivos y los difuntos:
·
“Nos inunda la alegría al participar en aquel verdadero sacrificio,
cuya sangre salvó al mundo” (I, 14)
·
[Las 7 oraciones de la
Misa] “mediante las cuales consagramos a Dios el sacrificio
que le ofrecemos” (I, 15)
·
“se ofrece por los oferentes y por los fieles difuntos para que
consigan el perdón por el sacrificio que se realiza” (I, 15)
· “el sacrificio que los cristianos ofrecen a Dios, lo instituyó Cristo
Nuestro Señor y maestro cuando entregó a los Apóstoles su Cuerpo y su Sangre”
(I, 18)
·
“Ofrecer el sacrificio por el descanso de los fieles difuntos y orar
por ellos, ya que ésta es la costumbre que se observa en todo el mundo...” (I,
18)
La liturgia, finalmente, es
la obra de santificación de la
Ofrenda y de los hombres en sentido estricto
(sacramental) y en sentido amplio
(espiritual, por decirlo así):
·
“mover piadosamente las almas y encender la llama del amor divino” (I,
6)
·
“no poco ayuda la lectura [liturgia Verbi] para la edificación de los
oyentes” (I, 10)
·
“la presentación de la inlatio para santificar la ofrenda” (I, 15)
·
“Se sigue la conformación del Sacramento, para que la oblación que se
ofrece a Dios, santificada por el Espíritu Santo, se convierta en Cuerpo y Sangre
de Cristo” (I, 15)
·
“la septiforme gracia del Espíritu, don del cual es la santificación de
las ofrendas” (I, 15)
·
“Al pan, que robustece el cuerpo, se le llama Cuerpo de Cristo” (I, 18)
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