domingo, 4 de marzo de 2012

2º Domingo, la Transfiguración del Señor

El contexto litúrgico da la clave de interpretación de la Palabra proclamada.

O sea, no es lo mismo la Fiesta de la Transfiguración del Señor el día 6 de agosto, que el 2º domingo de Cuaresma y, sin embargos, en ambos días se proclama el evangelio de la Transfiguración.

El 6 de agosto es una celebración en la que destaca la divinidad de Jesús que se muestra a los suyos y ofrece la posibilidad de la divinización a los que viven en Cristo.

El 2º domingo de Cuaresma, al leer la Transfiguración del Señor, se quiere subrayar cuál es la meta de la Cuaresma: llegar a la Pascua donde veremos la gloria del Señor resucitado, pero que, para ello, antes hay que ir a Jerusalén, sufrir la pasión, pasar del Tabor al Gólgota.

Son distintos enfoques o claves de interpretación del mismo evangelio según se proclame un día u otro de la santa liturgia.

Los mismos prefacios apuntan a esa perspectiva.

El prefacio de la Fiesta de la Transfiguración canta:

 Cristo nuestro Señor reveló su gloria ante los testigos que él escogió; y revistió con máximo esplendor su cuerpo, en todo semejante al nuestro, para quitar el corazón de sus discípulos del escándalo de la cruz y anunciar que toda la Iglesia, su cuerpo, habría de participar de la gloria que tan admirablemente resplandecía en Cristo, su cabeza.


Habría que sumar, para una perspectiva completa, las demás oraciones propias de la Misa del 6 de agosto.

Sin embargo es la pasión y la resurrección, alentando a catecúmenos, penitentes y pueblo cristiano, la que se ofrece como el término del largo camino cuaresmal:

Cristo Señor nuestro. Quien, después de anunciar la muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección.

Algo parecido, por ejemplo, ocurre con la lectura de hoy (ciclo B), el sacrificio Abrahán. Se lee en la Vigilia pascual como segunda lectura y apunta que el carnero para el sacrificio que Dios provee se cumple y se realiza en Jesucristo y su Pascua. Él es el verdadero Cordero. Además, la promesa hecha a Abrahán de un pueblo grande y numeroso se cumple en la noche de la Pascua, donde el pueblo se ve incrementado por los hijos de adopción que van a nacer por el Bautismo:

Oh Dios, Padre supremo de los creyentes, que multiplicas sobre la tierra los hijos de tu promesa con la gracia de la adopción y, por el misterio pascual, hiciste de tu siervo Abrahán, el padre de todas las naciones, como lo habías prometido: concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada (Oración 2ª lectura, Vigilia pascual).

La misma lectura, sin embargo, es leída hoy, 2º domingo de Cuaresma en el ciclo B. Pero la clave es distinta: hay que situarla dentro de la selección de todas las primeras lecturas cuaresmales que van mostrando las distintas actuaciones salvadoras de Dios en la historia de la salvación: Noé (1º Cuaresma), Abrahán (2º Cuaresma), la ley de Moisés (3º), etc. Dios va guiando a su pueblo, actuando, mostrando más claramente su revelación y su salvación que se cumplirán definitivamente en la Pascua de su Hijo.

Atendamos, así pues, a la Palabra de Dios proclamada, pero la entenderemos mejor si la situamos en el contexto litúrgico en que se escucha y, si los hay, en los textos litúrgicos que la pueden interpretar.

5 comentarios:

  1. Los mismos testigos-discípulos en la agonía de Getsemani y en la glorificación del Tabor, anonadamiento y glorificación y la misma situación vital en los discípulos, duermen; paradoja siempre, cruz y gloria, y los testigos dormidos, tesis, antítesis y contradicción se funden, Cristo se hizo obediente hasta la muerte de cruz y Dios lo glorificó. Se nos cuenta que los discípulos estaban presos de gran temor, temor necesario para que no rebajemos la grandeza de Dios hasta el nivel de nuestras rutinas y proyectos mundanos. Jesús no atempera sus planes a nuestros deseos sino que nos hace levantar los ojos por encima de este mundo. La transfiguración es ya una victoria oculta.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Y porque, como dice vd., la transfiguración es ya una victoria oculta, la Iglesia quiere alentar a sus penitentes para que miren ya la victoria pascual, y animar a sus catecúmenos para que caminen hacia el bautismo y sean iluminados (bautismo: iluminación, fotismós)... y todos los fieles cristianos no olviden la meta: LA SANTÍSIMA VIGILIA PASCUAL.

      Un cordial saludo amiga y, como siempre, extensivo a sus insectos ya creciditos.

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  2. Que maravilloso ha sido para mi leer sus lineas. Padre Javier. Disculpe mi ignorancia, pero apenas me doy cuenta de todo lo que nos comenta en la entrada. La misma lectura con dos significados diferentes, y todo sumado al momento litúrgico. Es que si conociéramos mas sobre la liturgía entenderíamos muchas cosas y abriríamos mucho mas nuestro corazón al Amado para entendiendo le, amarle. Una herramienta mas para mejorar en la Lectio divina de este evangelio. Agradecida.

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    1. Amiga venezolana:

      es que para eso está este blog. La liturgia tiene tesoros inexplorados y a veces una breve pincelada muestra insospechadas riquezas. Entonces todo se entiende mejor.

      Un saludo cordialísimo

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  3. Compartiré esta entrada en mi perfil de FB, Comentaré: "Algo insospechado en el evangelio del 2º Domingo de Cuaresma.

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