sábado, 24 de marzo de 2012

Y en el perdón de los pecados (Credo, VI)

Sí, creemos en el perdón de los pecados. El hombre que vuelve a Dios, arrepentido, cambiando de vida, puede recibir el perdón del Señor.

Es necesario reconocerlo, confesarlo, dejar que Cristo lo redima.

El Bautismo se nos da para el perdón de los pecados, dejando a nuestro hombre viejo, Adán, en el agua bautismal, y saliendo un hombre nuevo, creado (recreado, mejor dicho) a imagen de Cristo.

Nuestros pecados no tienen la última palabra, sino la Misericordia divina y su gracia. No hay mayor blasfemia que pensar que Dios no puede perdonar, que Dios no puede hacer ya nada, que la Gracia no puede obrar en el alma, porque esa es la blasfemia contra el Espíritu Santo.

Así a los catecúmenos se les enseñaba este artículo de fe y a nosotros, ya fieles cristianos por el bautismo, nos viene bien recordar que:

Creo en el Espíritu Santo,
el perdón de los pecados...



Lo explicaba San Agustín a sus catecúmenos y a sus fieles diciendo:

"n. 9. Y en el perdón de los pecados. Si no existiese en la Iglesia, ninguna esperanza nos quedaría. Si no existiese en la Iglesia el perdón de los pecados, ninguna esperanza habría de vida y liberación eterna. Damos gracias a Dios porque concedió este don a su Iglesia.

Ved que vais a acercaros a la fuente santa: os bañaréis en el bautismo salvador y os renovaréis en el baño de la regeneración; al salir de ese baño quedaréis sin pecado alguno. Todo lo que en el pasado os perseguía quedará destruido allí. Vuestros pecados serán semejantes a los egipcios que perseguían a los israelitas; los persiguieron, pero sólo hasta el mar Rojo. ¿Qué significa "hasta el mar Rojo"? Hasta la fuente consagrada con la cruz y sangre de Cristo. Lo que es rojo tiñe de rojo. ¿No ves cómo está teñido de rojo el partido de Cristo?

Pregunta a los ojos de la fe; si miras a la cruz, pon atención también en la sangre; si miras a lo que de ella cuelga, considera también lo que derramó. El costado de Cristo fue perforado con una lanza, y manó nuestro precio. Es la razón por la que el bautismo, es decir, el agua en la que os sumergís y por la que pasáis cual si fuera el mar Rojo, es signada con la señal de Cristo. Vuestros pecados son vuestros enemigos; van detrás de vosotros, pero sólo hasta el mar. Cuando hayáis entrado en él, vosotros os libraréis, pero ellos serán aniquilados, del mismo modo que el agua cubrió a los egipcios, mientras los israelitas pasaban a pie enjuto. ¿Y qué dijo la Escritura? No quedó ni uno solo de ellos

Sean tus pecados muchos o pocos, sean grandes o pequeños, ¿qué importa si no quedó ni uno solo de ellos? Pero como vivimos en este mundo, en el que nadie vive sin pecado, su perdón no se obtiene solamente en el lavado del santo bautismo, sino también mediante la oración del Señor [el Padrenuestro], diariamente repetida, que vais a recibir dentro de ocho días. En ella encontraréis una especie de bautismo diario, de forma que habéis de dar gracias a Dios, que concedió a su Iglesia este don que proclamamos en el símbolo; en efecto, después de decir: en la santa Iglesia, añadimos: y en el perdón de los pecados".

(S. Agustín, Serm. 213, 9).

23 comentarios:

  1. A raiz del tema de ayer, ofrezco el mal testimonio de mi insensibilidad e incompasión en momentos flagrantes, que estos días intento reparar con la ayuda fuerte del Señor. Con respecto al viaje del Papa a Méjico y Cuba: ¡tanto dolor y, sin embargo, tanta esperanza! ¡Cuánto color rojo escondido y manifiesto!
    En mi vida, todo me parece nada para agradecer el perdón de los pecados. Pero fue Jesús el que de veras lo realizó. ¡Cuántas gracias y cuánto amor se necesita!
    Incluyo hoy la intención de Julia Mª entre todas las que puedan tener otros miembros del blog, también D. Javier.
    Saludos a todos.

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    1. Realmente, SIL, es necesaria no sólo la humildad para pedir perdón, sino un constante agradecimiento a Cristo por su perdón y por tanto amor.

      Referente al viaje del Santo Padre apenas lo estoy siguiendo. Ya leeremos sus discursos y homilías, a ver qué luz nos aportan.

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  2. La catequesis de hoy, es de los temas que más me gustan.
    Qué curioso que el mar Rojo lleve precisamente ese nombre. De repente me han entrado ganas de poder besarlo por "estar teñido", aunque sea simbólicamente con la Sangre de Cristo. O mejor quizás poder sumergirme, bautizarme de nuevo en él.

    Aunque me alargue, contaré que hace poco se me pasó por la cabeza la idea absurda de si a mí me habrían bautizado realmente, si no se habría dado alguna circunstancia que hiciera nulo mi bautismo, y la "la loca de la casa" ya me presentaba delante de algún cura pidiéndole que me bautizara de nuevo y la cara que hubiera puesto el pobre cura... Afortunadamente recordé enseguida el bautismo de deseo, que supongo, me valdría...

    Por último, dos cosas que me han llamado también la atención:

    No hay mayor blasfemia que pensar que Dios no puede perdonar, que Dios no puede hacer ya nada...

    ...su perdón no se obtiene solamente en el lavado del santo bautismo, sino también mediante la oración del Señor [el Padrenuestro],

    (Saludos especiales para Julia María, deseando que se recupere pronto).

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    1. Uy, uy, cuidado con los escrúpulos y la imaginación, que juegan muy malas pasadas.

      Es demasiado hermoso ser hijo de Dios, la filiación divina, y gozar de un perdón paterno siempre asegurado si acudimos con corazón contrito y humillado. ¡Demasiado hermoso! ¡Cuánto amor de Dios!

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  3. “Vuestros pecados son vuestros enemigos; van detrás de vosotros pero sólo hasta el mar. Cuando hayáis entrado en él, vosotros os libraréis, pero ellos serán aniquilados… No quedó ni uno solo de ellos”. Sumergirnos en el amor de Dios nos salva. Qué absurdo el comportamiento del ser humano, nos aferramos a lo que nos hace daño como si fuera nuestro mejor tesoro.

    Gracias a todos ¡es hermosa la Iglesia!

    Tiene vd razón, don Javier. He subsanado el comentario a la entrada anterior con uno nuevo; sigue siendo curioso escribir con una sola mano, la otra ocupada con los tres goteros, ante las risas de mis hijos.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Aunque no sea el tema del post,

      decir que echo en falta en la Iglesia, en estos tiempos, un desarrollo más amplio de la teología del perdón, una más profunda teología del sacramento de la penitencia.

      Es una de las asignaturas pendientes. Ya De Lubac lo comenzó con su visión comunitaria y anti-individualista de los efectos del perdón, pero queda pendiente ahondar en sus misterios.

      Esta teología habrá de jugar un importante papel en la renovación de la vida eclesial que tanto anhelamos y en la nueva evangelización.

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    2. Julia Mª:

      Insisto mucho como sacerdote: de verdad, siga aquí y siéntase acompañada de todos nosotros. Esto debe ser una comunidad católica y ahora, que sepamos, hay un miembro hospitalizado y la acompañamos de veras en la distancia.

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    3. Alonso:

      Es verdad, hay poca teología sobre la penitencia. Lo más a lo que hemos llegado últimamente es a la exhortación REconciliatio et Poenitentia, de Juan Pablo II. Pero no se suele trabajar mucho teológicamente. Hay intentos en un autor salmantino pero todo es demasiado simbólico y antropocéntrico, no me convence su lenguaje ni sus propuestas.

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  4. Hace días que no me paso por este remanso de paz y hoy cuando entro leo esta bellísima entrada. En la sociedad actual el perdón desaparece junto con la aceptación de la culpa. Quien no se siente culplable, no necesita perdón. No nos sentimos culpables porque preferimos la ignorancia de las consecuencias de nuestros actos e inacciones. En todo caso y apoyado por los pseudocientíficos ateos, se culpa a la casualidad de todo lo que sucede.

    Se nos enseña que somos producto de la casualidad y que todo lo que hacemos es, por lo tanto, casual. Mal y bien son conceptos que no tienen cabida dentro de un universo sin sentido en su inicio y su final. Cuanta desesperanza conlleva todo esto.

    Pero toda esa desesperanza desaparece al decir una sola palabra: perdón. Encima es un perdón gratuito. Vaya misterio.

    Un abrazo D. Javier y toda la comunidad del blog. Feliz y Santo Domingo :)

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    1. Miserere:

      ¿Remanso de paz? No había pensado yo en esa dimensión de nuestra comunidad virtual.

      El perdón requiere primero una conciencia clara de que existe el bien y el mal, y que hemos obrado mal. Luego el arrepentimiento por el mal hecho y finalmente el proceso para pedir perdón y reparar el mal causado.

      Pero, ¿si hoy se niega que exista el bien y el mal, sino que todo es relativo y depende de circunstancias, puede existir el perdón? ¿Si hoy pedir perdón y reconocer el error se achaca a debilidad, a una moral de débiles, nitzscheana, nos extrañaremos de lo que vemos alrededor? Con el psicologismo reinante más el afán de disolverlo todo en sociología, ¿dónde está la responsabilidad personal?

      El cristianismo, en esto como en tantas cosas, sigue yendo contracorriente.

      Un gran abrazo extensivo a su esposa e hijos.

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  5. Ciertamente lo ha dicho de forma muy bella:
    nuestros pecados no tienen la última palabra, sino la Misericordia y la Gracia.

    La última palabra la tiene Cristo. Porque el perdón de Dios es una acción de Cristo:

    El pecado nos hace contraer una deuda sobrenatural con Dios. Pero tras la Caída no tenemos capital sobrenatural para saldarla, sólo tenemos medios naturales para ello, ineficaces.

    Y aquí viene lo sorprendente y escandaloso a ojos del mundo.

    El Dios acreedor del hombre deudor se convierte en saldo de satisfacción.

    Cristo avala con su Vida al ser humano deudor que no tiene ni tendrá jamás saldo propio para satisfacer a Dios. Cristo se hace moneda de pago, tesoro no sólo reparador, sino transformador --cuya mera posesión santifica y recrea en criatura no deudora. Es decir, en hijo adoptivo con derecho a herencia. Increíble.

    Se encarna, se deja crucificar, y se deja morir para entregarnos ese saldo que necesitábamos, que era su Vida Sobrenatural, capital sobreabundante para cancelar la deuda y, además, hacernos solventes, transformar nuestra vida natural -recrearla, como vd bien apunta- hacerla solvente en sobrenaturalidad

    Que locura. Dios mismo proporciona a sus deudores el capital que necesitan para pagarle, y lo da a manera de herencia.

    ¿Por la muerte de Quien?

    Por la muerte de su Hijo, que muere voluntariamente para que nosotros podamos cobrar la Herencia divina --y saldar una deuda que es nuestra y no Suya --en el Calvario, en cada Misa, en el sacramento de la penitencia.

    El cristiano adámico cree que conseguir el perdón de Dios es cosa suya, y no de Cristo. Cree que puede conseguir reunir ese capital él por su cuenta, con su conducta moral natural, con una lista de cumplimientos y obligaciones . No sabe que lo suyo sólo vale si viene de lo que Cristo le ha dado. Y que sólo en Cristo tienen valor divino sus acciones.

    LAUS DEO

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    1. Este comentario va en esa línea: profundizar en la teología del perdón, comenzando por lo más arduo, que es el aspecto metafísico y el concepto de deuda-ofensa, que es la primera dimensión del perdón, tal y como nos enseña el Señor en el Padrenuestro.

      En definitiva, la Mediación indispensable de Cristo en el perdón divino, primero en su aspecto judicial-misericordioso y luego en su aspecto santificador.

      Creo que este es el aspecto ménos tratado: la redención como perdón rescatador y absolución santificadora y transformante por la infusión de la caridad.

      La teología reformada entiende muy bien esta dimensión judicial, pero le falta la plenitud de la doctrina, que es aquella que reconoce, junto a la absolución, la infusión santificadora de la Gracia primero por el perdón bautismal y luego por el perdón trabajoso del sacramento de la penitencia.

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    2. Otros puntos de investigación: la relación intimísima que existe entre el perdón divino mediado por Cristo y la Comunión de los Santos como mediación eclesial de Cristo a través de su Cuerpo y sus miembros vivos.

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    3. Y no olvidemos un punto no menos fascinante: la relación que existe entre el sacramento de la penitencia como gracia pacificadora de la conciencia humana.

      Es un campo abierto por el filósofo Budziszewski: la conciencia tiene mecanismos para volver al ser humano a Dios tras el pecado, mecanismo en el cual el remordimiento es sólo el primer motor, al que siguen el deseo de confesión, el deseo de expiación y el deseo de reconciliación.

      Son los cuatro agentes de arrepentimiento que actúan en el mecanismo de la conciencia, ya conocidos por los griegos, y simbolizados bajo el mito de las Erinias.

      Este tema fue ya estudiado por von Balthasar, como recuerda Benedicto XVI en "Elogio de la conciencia":

      "En este mito (de las Erinias) se representa algo más que la superación del sistema de la venganza de sangre en pro de un ordenamiento juridico; así ha expresado Hans urs von Balthasar ese algo más. ""la gracia pacificadora siempre es restablecimiento originario de la justicia, no la justicia de la antigua época de las Erinias carente de gracia, sino la de un derecho lleno de gracia"

      El perdón de Dios que trae Cristo mediador rebasa la justicia natural del mundo pre-sobrenatural, es una justicia llena de gracia, es decir, misericordia.

      y se asienta sobre todo el mecanismo natural de la conciencia y sus motores de arrpentimiento (las Erinias) de forma que el ser humano, con la gracia pacificadora del perdón de Dios que Cristo consigue para nosotros por la Iglesia,

      encuentra satisfacción sanadora y pacificadora a los más hondos anhelos de su conciencia natural.

      La gracia del perdón sacramental se convierte así en lo único que pacifica verdaderamente al ser humano según su vocación divina natural.

      En fin, menciono esto para abrir campos de reflexión sobre este tema.

      Un abrazo

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    4. Ah, mucho ánimo y oración para Julia María y un saludo en Cristo.

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    5. Querido amigo:

      Me asombra la cantidad de temas que apunta para una teología de la penitencia hoy, líneas sugerentes, que me parecen interesantes.

      ¿Pero no me estará lanzando una indirecta para que las desarrolle? En tal caso, reciba ahora mi negativa.

      Entre otros trabajos, si nos ceñimos al blog, tengo pendiente la petición común de ofrecer pistas de trabajo y reflexión de los documentos del Concilio Vaticano II para el Año de la Fe, y eso, Deo volente, será en verano cuando empiece a escribirlas. Será un trabajazo, pero creo que vendrá bien aquí, al blog, a la comunidad.

      No obstante, aquí quedan sus propuestas para un lustro de esto, en que pueda dedicarle tiempo.

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    6. Ay amigo mío, sobre el CVII se ha escrito ya tanto!

      Falta quizá trabajar la línea de la hermenéutica de la continuidad que quiere Benedicto XVI y enlazar la Dignitatis humanae y Gaudium et Spes con todo el magisterio anterior, de forma que se aprecie la continuidad con que el Espíritu asiste a su Iglesia.

      Es importante hacer ver que el Concilio es algo santo, y que está en continuidad con lo anterior, incluso cuando es sorprendentemente nuevo-- porque no hay nada más novedoso que lo tradicional.

      Capta vd bien las indirectas....

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    7. Por cierto, hay mucha gente escribiendo sobre el CVII, y poca escribiendo sobre estos temas de marras... pero bueno... seguro que estará muy muy bien lo que escriba sobre el CVII y que estará magistralmente bien lo que no escriba sobre la teología de la penitencia... je, je

      Perdone la insidia insidiosa

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    8. Alonso:

      Normalmente suelo captar las indirectas. Cosa distinta es que haga como si no me enterase y ponga cara de tonto. Se me da bien.

      En el caso de estas indirectas concretas sobre el sacramento de la Penitencia, no me comprometo a nada.

      Y sobre el Concilio Vaticano II:

      Julia María, Aprendiz2 y algunos más querían que los trabajásemos juntos en el blog. Avisase con algo de antelación, todos leyeran con tiempo el texto, y aquí se hiciese más que una análisis exhaustivo una presentación de cada documento destacando sus líneas más importantes. Sería una lectura en común de los textos conciliares.

      Ese trabajo hay que prepararlo y redactarlo sin más pretensiones que la de ser catequesis para que todos trabajemos los textos. Me parece que puede ser una de las aportaciones de este blog-comunidad a las iniciativas planteadas por la Cong. para la Doctrina de la fe ante el Año de la Fe.

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    9. Ok, entendido.

      El CVII y su hermenéutica de continuidad, sobre todo,
      es tema de fondo,

      y creo yo que principalmente su espiritualidad, con esa apremiante y "desesperada" (si es lícito hablar así) convocatoria a la santidad ...

      Los asuntos difíciles (Dignitatis humanae etc.) hay que completarlos con el Magisterio posterior que lo interpreta como debe ser, sobre todo con la maravillosa doctrina de la Dominus Iesus) y con el Magisterio y Tradición anterior, que cierra los cabos sueltos y teocentriza lo que "parece" antropotrópico -y que aun pareciéndolo no lo es.

      Cuando pase el verano,como soy muy jartible (sé que esta palabra le recuerda a su tierra) le recordaré de nuevo lo de la teología de la penitencia...

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  6. Mañana, Dios mediante, intentaré responder a todos los comentarios.

    Pero quiero contaros sólo una leve anécdota que me ha hecho sonreír y que tal vez os alegre algo.

    Estaba medio chateando con un amigo en Facebook que me consultaba cosas de liturgia. Al final me dice que en su parroquia -diócesis de Bilbao- hoy les han entregado una fotocopia con un artículo sobre "El cirio pascual"... ¿sabéis de quién? De un servidor. Fue una catequesis en este blog y en el otro blog de Religión en libertad.

    Me hace gracia la casualidad: un amigo en su parroquia le entregan la catequesis que resulta ser mía....

    Supongo que esto también es formar, evangelizar y catequizar. Al menos así lo quiero considerar.

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    1. En la diócesis de Bilbao no me extraña, con el enchufazo que tiene usted allí. Para que vea usted que sus catequesis no sólo le sirven a cabras locas de parroquias de pueblo.
      Con relación al post, me sigue sorprendiendo el infinito amor que Dios nos tiene y que nos sigue demostrando todos los días en el Sacramento de la Reconciliación, como padre del hijo pródigo. Besos a todos y espero la pronta mejoría de Julia María. Unidos en oración.

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    2. hermana mayor:

      ¡Qué va ! Fue iniciativa personalísima -a lo que sé- de un párroco de la diócesis de Bilbao, nada que ver con el "enchufazo" que insinúas, entre otras cosas, porque no creo que nunca promocionara nada mío por escrúpulos, por no caer en nepotismo alguno.

      ¡Qué delicia es el sacramento de la Reconciliación! ¡El perdón, el abrazo del Padre!

      Sabes de sobra la de horas que he dedicado al confesionario y la de penitentes que poco a poco se fueron acercando en esos cuatro años. Vi milagros de la Gracia, alguna que otra conversión, y sobre todo cristianos muy normalitos que despegaron a gran altura, poco a poco. Es muy importante ese Sacramento.

      Besos.

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