Comenzamos ya a ver la Vigilia pascual, con una serie de catequesis que desglosen su liturgia y su sentido, el modo de realizarla y cómo participar plena, consciente, activa, interiormente, fructuosamente también.
Es la celebración amadísima por la Iglesia, la "madre de todas las santas vigilias", el día en que actuó el Señor, el día nuevo, día octavo, día del Señor. Aquí la asistencia del pueblo cristiano entero revela el amor por Cristo y el trabajo realizado durante la Cuaresma. ¡Es el día de los días! Ha llegado: ésta es la noche testigo de Cristo que resucita, y nosotros velamos aguardando la Gloria de Cristo. ¿Se puede faltar? ¿O porque no sea de precepto ya nos dispensamos por comodidad, pereza, falta de costumbre? ¡Hemos esperado tanto hasta llegar a esta Noche!
El horario nocturno, propio de la Tradición, no puede impedirnos participar (en Navidad, con más frío, las familias acuden a la Misa de medianoche); cuánto le debemos a Pío XII que en 1955 restauró el horario nocturno y revisó la celebración pascual aun cuando no acaba de penetrar en la vida parroquial y pastoral, en la espiritualidad y fervor de los fieles. Pensemos que esta celebración nocturna, una vigilia para pasar la noche en vela, se fue adelantando progresivamente hasta terminar celebrándose -¡qué contradicción!- en la mañana del Sábado Santo. Amanecía y se estaba encendiendo el cirio pascual; la luz empezaba a entrar por las ventanas de la iglesia, y se cantaba "Ésta es la noche" en el Pregón pascual. Algunos reivindican hoy volver a ese horario extraño aduciendo un falso concepto de "tradición", así en minúsculas. Desde Pío XII, la Vigilia pascual volvió a su horario nocturno, tal como los textos litúrgicos rezan: "in nocte sanctissima"
¡Es la gran noche, es la Pascua de Jesucristo!
Es una celebración del todo especial y en nada se parece a una Misa vespertina del domingo, ni se puede anunciar como Misa del sábado por la tarde, ni se puede realizar buscando la brevedad como si fuera una Misa vespertina.
Es vigilia, tiempo que se le roba al sueño nocturno para estar como las vírgenes prudentes con las lámparas encendidas esperando que vuelva el Esposo (cf. Mt 25). La comunidad cristiana se reúne: padres con sus hijos, los abuelos, los catequistas de niños, jóvenes y adultos, los miembros de Cáritas, de la Pastoral de Enfermos, Asociaciones, Grupos, Movimientos, Cofradías, Adoración Nocturna, los religiosos y religiosas de vida activa... presididos por el sacerdote con los diferentes ministerios (acólitos, lectores, cantores, salmista): ¡una sola gran Vigilia Pascual, una sola y santa Iglesia Católica! Nada elitista, ni particular, ni para una élite: es todo el pueblo cristiano, grande, numeroso, variado.
La primera parte de la Vigilia pascual es el Lucernario: el fuego nuevo del que se enciende el cirio pascual y después las velas de los fieles para entrar en procesión al templo, aclamando a Cristo Luz. Elemento antiguo éste que ritualizó y dio contenido espiritual-cristológico al gesto funcional de la Iglesia de encender las luces para el oficio vespertino y para las Vigilias. La normativa actual:
"82. La primera parte consiste en una serie de acciones y gestos simbólicos que conviene realizar con tal dignidad y expresividad que su significado propio sugerido por las moniciones y las oraciones, pueda ser realmente percibido por los fieles. En el lugar adecuado y fuera de la iglesia, en cuanto sea posible, se preparará la hoguera destinada a la bendición del fuego nuevo, cuyo resplandor debe ser tal que disipe las tinieblas e ilumine la noche.
Prepárese el cirio pascual que, para la veracidad del signo, ha de ser de cera, nuevo cada año, único, relativamente grande, nunca ficticio, para que pueda evocar realmente que Cristo es la luz del mundo. La bendición del cirio se hará con los signos y las palabras propuestas por el Misal o con otras, aprobadas por la Conferencia de Obispos.
83. La procesión en la que el pueblo entra a la iglesia se ilumina únicamente por la llama del cirio pascual. Del mismo modo que los hijos de Israel durante la noche eran guiados por una columna de fuego, así los cristianos siguen a Cristo resucitado. Nada impide que a las respuestas "Demos gracias a Dios" se añada a alguna aclamación dirigida a Cristo.
La llama del cirio pascual pasará poco a poco a las velas que los fieles tienen en sus manos, permaneciendo aún apagadas las lámparas eléctricas.
84. El diácono proclama el pregón pascual, magnífico poema lírico que presenta el misterio pascual en el conjunto de la economía de la salvación. Si fuese necesario, o por falta de un diácono o por imposibilidad del sacerdote celebrante, puede ser proclamado por un cantor. Las Conferencias de los Obispos pueden adaptar convenientemente este pregón introduciendo en él algunas aclamaciones de la asamblea" (Cong. Culto Divino, Carta sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales).
Destaquemos algunos puntos:
* El cirio ha de ser nuevo cada año, hermoso, ¡porque es en honor del Señor! Es cicatería vergonzosa utilizar un año y otro el mismo cirio. La Pascua es novedad del Señor que lo hace todo nuevo.
* Siendo una parte festiva, llamativa, la del lucernario, debe tener su medida y proporción, porque no es lo más importante esta noche: es un prólogo, una introducción amplia, pero el peso específico va a venir después.
* Hay una gradualidad en la procesión con el cirio; tres veces se le aclama: "Luz de Cristo", "Demos gracias a Dios"; a la segunda aclamación, en la puerta del templo, se encienden las velas de los fieles; tras la tercer aclamación, al pie del presbiterio "se encienden todas las luces de la iglesia" según las rúbricas, sin celebrar la Liturgia de la Palabra a oscuras (como algunos hacen) o encender sólo unas pocas luces y luego en el Gloria otras pocas y finalmente todo en el Aleluya (un poco teatral). Se encienden todas porque es éste el momento del Lucernario y la aclamación a Cristo-Luz.
* Vamos todos en procesión precedidos por el cirio, sin dividir la asamblea litúrgica (unos en el templo, sentados a oscuras y otros fieles en procesión). El cirio debe ser el que rompa la oscuridad del templo y los fieles todos detrás del Señor.
En el plano espiritual, la vivencia interior, el Lucernario es rico y expresivo para todo el pueblo cristiano:
- Aquél que dijo "Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas" lo actualiza ahora litúrgicamente. Vivir cristianamente es ser iluminado por Cristo, seguir la Luz y no vivir en tinieblas.
- Aquél a quien vemos despreciado en la Cruz y que descendió a los infiernos, a las sombras de la muerte, es ahora el Señor del tiempo y de la historia, como se destaca al signar el Cirio pascual: "Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén". ¡Hay esperanza! La historia tiene una clave de sentido, Jesucristo.
- Aquél que fue apagado en la Cruz es encendido por el Espíritu en la Resurrección y su vida se nos comunica a nosotros a medida que encendemos nuestra vida en la de Él (significado en la transmisión de la luz del Cirio pascual a las velas de los fieles).
- Cristo es la verdadera columna de fuego que guía a su pueblo, así como estaba prefigurado cuando una columna de fuego iluminaba a los hijos de Israel.
- En la procesión, aclamando a Cristo-Luz, supliquemos ser iluminados nosotros; desaparezcan las tinieblas interiores que a veces nos ofuscan.
- El pregón pascual, el gran canto inaugural de la Vigilia pascual, nos pondrá en situación: En esta noche, Cristo vence todo; el Padre reconcilia al hombre consigo por el sacrificio pascual del Hijo y "de nada nos hubiera valido haber nacido si no hubiésemos sido redimidos", por eso, "Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!" ¡Cuánta gratitud y expectación debe brotar en el corazón ante esta noche que actualiza y nos comunica los prodigios y gestas salvadores del Resucitado!
Veamos los textos eucológicos.
La monición inicial que señala el Misal romano invita así a los fieles:
"En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, oyendo su palabra y celebrando sus misterios [sentido de la Vigilia: velar, orar, escuchar y celebrar], podremos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con él siempre en Dios [dimensión escatológica de la Vigilia]".
La oración de bendición del fuego suplica que "la celebración de estas fiestas pascuales encienda en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la eterna luz". Otra vez la escatología, porque la Vigilia pascual orienta el corazón al deseo de la vida eterna y de la resurrección de nuestra carne al final de los tiempos. ¡La Vigilia pascual es anticipo del cielo!
Por eso, qué fuerza tienen las palabras al encender el cirio, tan evocadoras, tan impactantes para todos: "La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".
Ésta es la primera parte de la Vigilia pascual. Posee fuerza evocativa, y quien no la ha vivido nunca (pero la va a vivir este año, seguro) quedará impresionado por la belleza litúrgica y espiritual de la Vigilia pascual. A ello nos dispone la Cuaresma.
Añadamos un díptico para el "apostolado de la difusión", con el que ofrecer material de reflexión y formación, así como también puede servir para impartir una catequesis a algún grupo.
Sabe? es en el Pregón Pascual donde mi corazón se ensancha y entra de Lleno en esta Celebracion....siento que por dentro se estremece y siente que es tan Grande lo que allí pasa...que no lo puede abarcar.....siento la magnanimidad y la solemnidad de un Dios Todopoderoso que ha llegado al limite con nosotros, al Todo por nosotros.....Cuando cantamos Oh Feliz Culpa, que mereció tal Redentor...siento que se derrama mi corazón.....no sé como expresarlo.....Un Misterio !! Esta Palabra lo dice todo. Se entra en el Misterio esta Noche!!
ResponderEliminar¡¡Ya está cerca la Hora de Cristo!!
EliminarCaminemos hacia Él, el santo Triduo pascual es inminente.
Tengo que reconocer que determinadas acciones me distraen en la celebración de la Vigilia Pascual: salida y entrada al templo en el rito del fuego, 8 lectores subiendo y bajando del altar y actitudes (no rúbricas de la liturgia) que, a mi juicio, son propias de reuniones de amigos pero no de la celebración de la Resurrección del Señor, celebración de júbilo, de alegría porque tenemos la certeza que resucitó, que Él esta vivo, que el plan de salvación de Dios ha llegado a su cumplimiento en el Hijo.
ResponderEliminarLa duración de la celebración y que ésta sea nocturna no debería ser un problema pues ¿no nos vamos de juerga con amigos por la noche hasta las tantas? Además de repetir lo que decía Escrivá de Balaguer, que ya he citado en otros comentarios: la celebración no es larga, lo que sucede es que tu amor es corto, me pregunto si somos realmente conscientes de que Jesús resucitó y que está vivo, realmente vivo, que cumplió aquello que dijo: “destruid este templo y en tres días lo levantaré”. Que Jesús cumple siempre lo que dice. Damos tantas cosas por supuestas y sabidas... Difícilmente podrá celebrar quien se quede en los entremeses y no llegue al plato principal.
El júbilo aunque tenga manifestaciones externas no es la euforia. Ya para los antiguos griegos “entusiasmarse” significaba estar absorto en lo divino. En el latín clásico el verbo intransitivo jubilare, jubilatum, significa alegría y alborotar, gritar como hacían los pastores y campesinos al cantar. En el latín de la Vulgata se suele construir con el dativo Deo y significa lanzar gritos de júbilo para alabar a Dios.
Es difícil resistir la tentación de relacionar el júbilo del corazón ante la Resurrección de Cristo con el jubileo de Israel, porque si era un gran júbilo para los israelitas la llegada del año jubilar en el que se producía la liberación de una verdadera esclavización por deudas o trabajo ¿no nos ha liberado Él a nosotros de cargas más pesadas y hasta de nuestra propia muerte?
De vuelta al hogar. Dieta severísima sin residuos durante un mes ¡menos mal que yo como poco! Qué poquita cosa somos y cómo presumimos. La infección ha desaparecido, la inflamación ha disminuido al igual que el dolor pero ahora hay que enfrentarlo sin analgésicos; veremos si una buena evolución producto de la dieta espartana hace innecesaria la operación. Mi total gratitud a Hermana mayor, María M, Alonso Gracián, aprendiz2, SIL y a todos por sus oraciones y palabras de ánimo, y especialmente a Vd don Javier por sus bendiciones. Esta comunidad y cada uno de los hermanos en la fe que la componen ha estado presente en mi oración.
¡Qué Dios les bendiga!
(Cómo habrá visto en el comentario a la entrada anterior "me rendí sin condiciones", pero le aviso: hoy he empezado a echar tapioca al caldo....)
Es normal que suban y bajen los lectores, eso es "de toda la vida"... Lo que no entiendo es eso de "salir y entrar en el templo": al templo se entra en procesión y mientras nos reunimos en el lugar conveniente o lugar señalado para el lucernario. El problema es que en vez de eso, dejamos la iglesia abierta, las personas se sientan... les decimos que apaguen las luces y salgan... y ya se arma un barullo sin necesidad.
EliminarCon la nueva dieta va a lograr ya -antes de la Parusía- el cuerpo glorioso de 18 años que vd. soñaba!!!!!!
Seguimos en comunión.
Y la amenaza de tapioca al caldo ¿significará un espíritu aguerrido y combatiente, como una walkiria, desenfundando espada y cortando cabezas en el blog? ¡Dios nos libre!
Aquí estoy de nuevo, pasando por mi comunidad, algo distraída pero ejerciendo mis responsabilidades de Estado que a veces me apartan de comentar.
ResponderEliminarDescubrí hace poco la Vigilia Pascual (hace unos años), y a medida que fui conociendo de su contenido comencé a celebrarla. Tuve oportunidad, muy pocas de escuchar el Pregón Pascual con la voz de una soprano, quedé estaciada, después lo oía una y otra vez en you tube (video)e alguna versión que conseguí por allí.
En ocasiones los movimiento bruscos en el presbiterio puede sacarnos del recojimiento, no es lo mismo participar como lector que permanecer en la Asamblea, ya lo he vivido.
¿Responsabilidades de Estado? ¿Familiares o responsabilidades laborales o cívicas?
EliminarMe alegro de que descubriera la Vigilia pascual. Su fuerza espiritual, cuando se celebra bien, alcanza a todos los participantes y los introduce en el Misterio de Cristo mismo.
En la liturgia no debe haber nunca movimientos bruscos, ni carreras precipitadas, sino gravedad, tranquilidad, serenidad. Distraernos forma parte de nuestra condición humana limitada, pero la liturgia es actio, movimiento, no un rato de meditación espiritual, subjetiva, a solas, en quietud. Es distinto.
Un gran abrazo!!!!!
Responsabilidades familiares y laborales, Padre Javier.
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