sábado, 16 de abril de 2011

El pecado de envidia (y V)

"Y, porque la envidia procede de la soberbia, la medicina contra este veneno es amar la humildad y aborrecer la soberbia que es madre de muchos vicios y de seguro de la envidia. El soberbio no puede sufrir superior o igual alguno. Fácilmente tiene envidia de aquellos que en alguna cosa le aventajan, por parecerle que él queda más bajo si ve a otros en más alto lugar.

Esto lo captó muy bien el apóstol Pablo, cuando dijo: "No seamos codiciosos de la gloria mundana compitiendo unos con otros y teniendo envidia unos de otros" (Gal 5,28). Pablo, según esto, pretendiendo cortar las ramas de la envidia, cortó primero la raiz amarga de la ambición, de donde la envidia procede.

Por igual razón debemos apartar el corazón del amor desordenado de los bienes del mundo y amar la heredad celestial y los bienes espirituales. Estos no se hacen menores porque muchos los posean, sino que más se dilatan cuanto más crece el número de los que los gozan. Todo lo contrario de lo que acontece con los bienes materiales, cuanto entre más poseedores se los repartan. Y en esto reside el por qué la envidia atormenta tanto el alma de quien los ambiciona. La razón es que recibiendo otro lo que él codicia, o del todo se lo quita o al menos se lo disminuye. Es natural que el envidioso sienta pena si otro posee lo que él desea, e incluso cree necesitar.

El gran remedio contra la envidia es hacer al prójimo el mayor bien que se pueda. No debe contentarse uno con no tener pesar de los bienes del prójimo sino que debe trabajar por hacer todo el bien que se pueda y pedir al Señor que haga él lo que nosotros o no sabemos o nos sentimos incapaces de hacer.



Contra envidia, amor sincero al prójimo. Todos somos hermanos porque tenemos un mismo Padre que es Dios. Somos hermanos porque tenemos una común madre que es la Iglesia, y un hermano común, el primogéntio de Cristo. Somos todos, también, hermanos porque estamos llamados a una herencia de nuestro Padre, que es el Reino, donde todos moraremos en la misma casa y nos alegraremos no sólo de nuestros bienes propios, sino también de los bienes de los demás, ya que el amor mutuo hará que todos los bienes sean comunes.

Si somos hermanos en el Señor, si juntamente herederos con Cristo, si miembros de un solo cuerpo, si redimidos con una misma sangre, si tenemos una fe común y somos llamados a una misma gracia y gloria, razón es ésta pra que un hermano quiera bien a otro, le desee bien y le haga bien yhuelgue con su bien. Y, al contrario, no existe razón alguna para alegrarse de sus adversidades y dolerse de sus prosperidades, que es lo propio de la envidia"

(Mª Mercedes Cerezo, La carcoma de la envidia, Liturgia y espiritualidad 2010/10, p. 538s).

7 comentarios:

  1. En realidad, la vivencia del Amor de Dios en Jesús es el Remedio, con mayúsculas, para todos nuestros males y contra nuestros pecados todos.
    El odio es el inspirador de todo pecado contra Dios, pues, nosotros, si nos adherimos al máximo y pedimos Gracia al Altísimo, podremos amar al que nos hace bien, al que le somos indiferentes, al que le caemos mal, al que nos odia y al que intriga en nuestra contra, porque sabemos que nuestro Padre celestial hace salir su sol sobre todos y, como hijos suyos en el Hijo, debemos hacer salir el sol de nuestro amor también sobre todos. Y esto no es debilidad. ¡Ojo! Hace falta muchas agallas para seguir amando a aquellos que nos dañan. Nada de melindros. Somos robles añejos que hunden sus raíces en la tierra milenaria de la Iglesia de Crsito y beben del torrente de la Vida que fluye por sus entrañas.
    ¡Buen fin de semana a todos!

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  2. Cierto D. Javier. Nada como el amor sincero y desprendido para despejar toda sombra de envidia. Sobre todo si somos conscientes de lo necesitados que estamos todos de ese tipo de amor.

    Feliz domingo y provechosa Semana Santa. Que Dios le bendiga :)

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  3. Al estar con niños como docente es una constante lucha desde esos primeros años por lograr el compañerismo, la cooperación entre ellos, es que el egoísmo y la envidia es lo que logro ver mas a menudo entre ellos, y si en casa no ven un ejemplo, cuanto mas difícil es volver a levantar lo que con una sola palabra han destruido.Creo que cuando somos jóvenes la envidia nos ataca mas, pues el querer ser el centro de todo te hace ver la vida diferente. Pero cuando los ideales son los mismos ideales de Jesús, la envidia desaparece y el querer darte porque ves en el otro a un Cristo, a un hermano se convierte en tu día a día, que por donde tu pases, también pase Cristo.

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  4. El gran secreto, creo yo, es la aceptación de la voluntad de Dios en todo. ¡Es qué el Padrenuestro lo contiene todo o casi todo!
    Lo que no sabía es que la envidia procediera de la soberbia. Me he quedado de piedra, porque es un pecado tremendamente malo, feo y dañino.
    Que el Señor nos libre del uno y del otro y nos haga humildísimos. Es lo que quiero obtener cada día poquito a poquito: la preciosa humildad.

    Feliz tarde de la Virgen y una Semana Santa maravillosa en el Señor les deseo a todos.

    D. Javier, muchas gracias.

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  5. La entrada en la Semana Santa nos dispone de otra forma, tiene otra tonalidad espiritual. Impresiona escuchar la Pasión en el Deomingo de Ramos.

    A todos, Semana que sea Santa.

    Esta semana el blog -comunidad- continúa en activo. De manera intensiva a las catequesis sobre la liturgia de las grandes celebraciones. No faltéis.

    pax

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  6. Creo que esta es la catequesis sobre la envidia que más me ha gustado.
    Da la casualidad que poco despues he escuchado en internet una charla en la que se cuenta entre otras cosas cómo a Cristo lo mataron por envidia de los del Sanedrín, etc, y lo he vuelto a escuchar en el evangelio de la misa de esta tarde, víspera del Domingo de Ramos.

    Esperamos impacientes las catequesis de Semana Santa.
    También tengo interés este año en poder asistir a la Misa Crismal, en que los sacerdotes renuevan su Ordenación y poder alegrarme y pedir por ellos.

    Feliz Semana Santa a todos.

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  7. La envidia es el pecado que desgraciadamente mueve el mundo. Ojalá lo moviera el amor.

    Me da mucha pena ver los paises y sus líderes competir por ser más y mejores que sus "competidores", qué quieren conseguir, ¿lo mejor para sus ciudadanos?.

    Qué pocos hacen las cosas sin esperar ser reconocidos y recompensados.

    Feliz Domingo y fructífera Semana Santa.

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