“Y líbranos del mal”, que quiere decir, líbranos del Maligno, del demonio. El Maligno es el príncipe y padre de la mentira (Jn 8,44), miente, engaña, se opone a Cristo, lo rechaza porque Jesucristo es la Verdad; quiere separarnos (diablo, en griego, es separar) del Amor de Dios; nos engaña diciéndonos que Dios no nos ama, que cómo permite tales cosas en tu vida... Mentiras tras mentiras, engaños, para que dudes de Dios, para que murmures y reniegues de Jesucristo. ¡No te lo creas! La Virgen María, creyó, incluso en la oscuridad de la fe; por el Amor de Dios en su vida, rechazó toda tentación, el Maligno no pudo tocarla.
“Aleja las insidias del enemigo” dice la liturgia. Aleja de nosotros tanto engaño, tanta falsedad, del Maligno, que es el Soberbio, el que quiso ser como Dios y envidió al hombre, la criatura más amada por Dios Creador. El demonio es un ángel, pero un ángel que se rebeló contra Dios, lleno de odio y de muerte, y quiere llevarnos a la muerte, meter el odio en nuestro corazón. No lo vemos, incluso muchos no creen que exista el Maligno, pero está ahí, en el mundo, sembrando odios, rencillas, discordias, guerras, desánimos, desconfianzas, envidias...
“Este capítulo sobre el demonio y sobre el influjo que puede ejercer lo mismo en cada persona que en comunidades y sociedades enteras, o en los acontecimientos, sería un capítulo muy importante de la doctrina católica que habría que estudiar de nuevo, mientras hoy se estudia poco. Algunos piensan que van a encontrar en los estudios psicoanalíticos y psiquiátricos o en experiencias espiritísticas, hoy por desgracia tan difundidas en algunos países, una compensación suficiente. Se teme recaer en viejas teorías maniqueas, o en terribles divagaciones fantásticas o supersticiosas. Hoy se prefiere mostrarse fuertes y sin prejuicios, adoptar una actitud positivista, aunque después se den crédito a tantas gratuitas ideas supersticiosas, mágicas o populares, o, aún peor, se abra la propia alma -¡la propia alma bautizada, visitada tantas veces por la presencia eucarística y habitada por el Espíritu Santo!- a las experiencias licenciosas de los sentidos, a aquellas deletéreas de los estupefacientes o también a las seducciones Ideológicas de los errores de moda, fisuras éstas a través de las cuales el maligno puede fácilmente penetrar y alterar la mentalidad humana.
No es que todo pecado se deba directamente a la acción diabólica; (cf. S. Th. 1,104,3) pero sin embargo, es cierto que quien no vigila sobre sí mismo con cierto rigor moral (cf. Mt. 12,45; Et. 6,11), se expone al influjo del mysterium iniquitatis al que Pablo se refiere (2Tes 2,3-12) y que hace problemática la posibilidad de nuestra salvación...
¿Qué defensa, qué remedio oponer a la acción del demonio?: la respuesta es más fácil de formular, aunque sea difícil de poner en práctica. Podríamos decir: todo lo que nos defiende del pecado nos separa, por ello mismo, del enemigo Invisible. La gracia es la defensa decisiva La inocencia asume un aspecto de fortaleza. Y todos recordamos además en qué gran medida la pedagogía apostólica ha simbolizado en la armadura de un soldado las virtudes que pueden hacer invulnerable al cristiano (cf. Rm13,12; Ef 6, 11,14-17: 1Tes 5,8). El cristiano debe ser militante; debe vigilar y ser fuerte (1Pe 5,8); y a veces debe recurrir a algún ejercicio ascético especial para alejar determinadas incursiones diabólicas; Jesús nos lo enseña indicando como remedio "la oración y el ayuno" (Mc. 9,29). Y el Apóstol sugiere la línea maestra a seguir: "No te dejes vencer del mal, antes vence al mal con el bien” (Rm 12,21; Mt 13,29).
Con conciencia, pues, de las adversidades presentes en las que se encuentran hoy las almas, la Iglesia, el mundo, nosotros intentaremos dar sentido y eficacia a la acostumbrada invocación de nuestra principal oración: "¡Padre nuestro... líbranos del mal!” (Pablo VI, Audiencia general, 15-noviembre-1972).
"Líbranos del mal". Aparta de nosotros a Satanás, aparta al Acusador.
Buenos días don Javier. "Líbranos del Mal" y que lo aplaste el pie de la Virgen.Un abrazo.
ResponderEliminarY nosotros, bien arrimados a la Señora, intentando seguir todas sus sugerencias inmaculadas, susurradas al oído por una Madre buena que es sede de la Sabiduría y Medianera de todas las Gracias que brotan del Sagrado Corazón.
ResponderEliminar¡Libranos del mal! Amén.
Feliz viernes de dolores, junto a SAnta María.
:)
¿Podemos librarnos del mal por nosotros mismos? Seguro que todos sabemos que no somos capaces. por eso tenemos que rogar a Dios para sea El el que nos de su mano y nos proteja aquello que nos separa y aleja de Él. Señor, líbranos del mal!!!
ResponderEliminarQue Dios les bendiga :)
Ha sido una maravilla esta catequesis sobre nuestra oración más querida , la que nos enseñó Jesús . Vale la pena guardarla y volver a ella de vez en cuando; yo por ejemplo no sabía que cuando decimos " santificado sea Tu Nombre " estamos pidiendo también nuestra santidad y seguro que al releerlo me daré cuenta de más cosas que me han pasado desapercibidas.
ResponderEliminarCiertamente, el capítulo de hoy es muy importante y no solo se estudia poco , normalmente ni se menciona al diablo, cualquier problema se psicologiza, se psiquiatriza , de todas formas en la catequesis de Confirmación a la que va uno de mis hijos , en nuestra Parroquia ,el otro día el sacerdote dedicó toda la hora a hablarles de esto y la verdad , es que la explicación que nos daba luego mi hijo sobre ello nos hizo ver que se lo habían explicado muy bien y que él lo había entendido perfectamente.
Buen día a todos
María M.
Estupenda catequesis, don Javier.
ResponderEliminarSólo podemos vencer al maligno con la ayuda de nuestro Padre Celestial...
Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y solo el poder divino lo puede vencer y tan solo la luz divina puede desenmascarar sus artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUz, Cantico espiritual, 3, 9).
Y mortificación, y humildad... Feliz Viernes de Dolores a todos.
Nos viene estupendamente esta catequesis, don Javier, en esta sociedad en la que el demonio ha conseguido convencernos de que no existe. Es el mayor logro al que podia aspirar. Por eso nos hace falta tanta formación y tantas catequesis como esta, para que al menos unos pocos sí tengamos claro que está al acecho. Ojalá tuviéramos la fortaleza de Jesús en el desierto para rechazarlo. También contamos con la presencia de la Virgen a la que tanto teme el demonio, porque sabe que es mediadora. Pidamos a la Virgen que nos proteja. Que terminen de pasar un santo viernes de Dolores
ResponderEliminarEl demonio sigue haciendo de las suyas siempre para que no se nos olvide que existe.
ResponderEliminarComo dice nuestro amigo Nip que el pie de Nuestra Señora lo aplaste.
Nosotros los aplastaremos con nuestra penitencia para que no pueda acercarse siquiera.
Que Nuestra Madre nos bendiga a todos y nos de la paz que el demonio quiere deshacer.
Me han gustado los medios para vencerlo: ¡La Gracia es la defensa decisiva!
ResponderEliminarY me ha impactado la seria advertencia: "quien no vigila sobre sí mismo con cierto rigor moral (cf. Mt. 12,45; Et. 6,11), se expone al influjo del mysterium iniquitatis"
Corregir errata:
ResponderEliminarCreo que la Gracia no es un medio sino un remedio.
Debe decir:
Me han gustado los remedios para vencerlo...
Y que lo aplaste el pie de la Virgen, revestida de sol, de Gracia.
ResponderEliminarCon esto terminamos las catequesis sobre el Padrenuestro. Otros años las repetiremos. Sus palabras son sustanciosas formando un "compendio de todo el Evangelio".
Un saludo a todos.