"Entre los muchos sufrimientos que asedian al envidioso se encuentra el esfuerzo cosntante que debe realizar para que no se descubra su propia envidia. Quiere perjudicar al que provoca su envidia y, a la vez, quiere que no se note el sentimiento que le empuja a ello. La rabia le impulsa a realizar el mal, pero el temor le contiene y le sujeta. Suele sucumbir al miedo, porque este vicio es propio de personas pusilánimes. Por esto mismo se sirve del anonimato, de la denuncia cobarde, de las palabras con doble sentido, de las insinuaciones encubiertas, de los medios que no le comprometen, pero con los que difícilmente logra sus propósitos y sólo consigue la propia amargura. Porque el envidioso vive en un tormento de desesperación y de rabia, en un fuego que abrasa sin consumirse y que más se enciende cuanta más felicidad ve en los otros.
Parece, a veces, que Dios se divierta sacando al envidioso ileso de sus intrigas contra sus víctimas, ascendiéndolas al lugar más destacado. ¡No es así! Lo que sucede es que no pueden las nubes ocultar por mucho tiempo el azul de cielo ni deja la luna de seguir su majestuoso camino a pesar de los aullidos de los lobos. Pero, quien es dominado por la envidia, tampoco puede satisfacerse cuando logra su objetivo. Si alguna vez el ser humano, dominado por la envidia, logra gozarse en la desgracia de alguien, la voz de su conciencia le recrimina entonces y arroja sobre su alegría la amargura del remordimiento [esto si no ha deformado su propia conciencia].
Desde que el mundo es mundo
Cuando uno considera la envidia que existió no sólo entre los dos hermanos que fundaron Roma, sino entre los dos primeros hermanos que poblaron la tierra, la cual fue tan grande que bastó para matar uno al otro; y la que hubo entre José y sus hermanos, la cual les hizo venderle como esclavo; y la que hubo entre los mismos discípulos de Cristo antes que sobre ellos viniese el Espíritu Santo; y, sobre todo, la que tuvieron Aarón y María, hermanos y escogidos de Dios, hacia su hermano Moisés, ¿quién podrá imaginar lo que harán los otros seres del mundo, donde no hay esos vínculos de parentesco, esa comunión de ideales ni ese influjo especial de Dios? Tristemente se trata de un vil comportamiento que se enseñorea desde siempre, y me temo que enseñoreará siempre y en todo tiempo de la tierra, y la tiene sometida.
Contra envidia, caridad y humildad
Sí, fue la envidia la causa del primer crimen que registra la historia de la humanidad. Caín no recibió ofensa alguna de Abel; le mató porque no soportaba ver a su hermano corresponder genersoamente con sus ofrendas al amor que Dios le mostraba. Pues es más fácil perdonar una ofensa personal que la "sombra" que nos hacen, o que a nosotros nos da la impresión que nos hacen. Por eso, si queremos rezar sinceramente el Padrenuestro, debemos saber liberar nuestra envidia, "perdonando", pasando por alto ese algo que jamás fue ofensa, pero que enturbia nuestro corazón y le roba la alegría y la paz. ¿Perdonando?... Más que perdonar: ¡Alabar y dar gracias a Dios! Darle gracias porque distribuyó sus dones a manos llenas entre los hombres, y porque nosotros también los recibimos, diferentes quizá de esos que nos producen envidia. Y si desconociéramos qué dones Dios nos ha regalado, deberíamos descubrirlos para ponernos al servicio de nuestros hermanos los hombres. Solo así cambiaremos la envidia por caridad, por servicio gratuito, por condivisión de cuanto tenemos, siempre don de Dios, y hacerlo, eso sí, por amor"
(Mª Mercedes Cerezo, La carcoma de la envidia, Liturgia y espiritualidad 2010/10, pp. 537-538).
Solo desde el Amor de Dios tiene sentido mo vida y cuanto la rodea...Gracias por su entrada porque es estupenda y me ayuda a meditar mis tendencias hacia este pecado tan tormentoso. un abrazo
ResponderEliminarDios no ayude a no vernos dentro de la espiral de las envidias. Cuanto tiene que disfrutar el enemigo a ver que sufrimos por le bien ajeno. Cuanto tiene que regocijarse si luchamos contra quien podría ser nuestro aliado contra el mal.
ResponderEliminarYa estamos en la última semana de cuaresma y no viene mal echar el resto para llegar a las Pascua preparados para renacer junto al Señor.
Que Dios les bendiga :)
Hola don Javier. Aprenderé por la alabanza a Dios a trocar toda envidia que quiera prender en mí por amor, caridad.Que no nos domine ningún vicio.Un abrazo.
ResponderEliminarQue mi alma, con la ayuda del Señor, pueda permanercer limpia para no ofenderlo y que me ayude a no caer en ese pecado tan feo y tremendo.
ResponderEliminarGracias, D. Javier.
Feliz día a todos.
"Y si desconociéramos qué dones Dios nos ha regalado, deberíamos descubrirlos para ponernos al servicio de nuestros hermanos los hombres. Solo así cambiaremos la envidia por caridad, por servicio gratuito, por condivisión de cuanto tenemos, siempre don de Dios, y hacerlo, eso sí, por amor"
ResponderEliminarY tengo el truquillo...CONOCER A DIOS y todo lo que me regala cada día, sólo así seré capaz de mirar la prójimo sin envidias ni rencores, sólo así seré capaz de perdoanr al prójimo, sólo así seré feliz.
Siento mi desconexion de este fin de semana, peo he estado en una convivencia a la que mi grupo interparroquial del campamento fue invitado por Juniors M.D.
Fué impresionante, 900 jóvenes educadores reunidos todos el fin de semana disfrutando del Señory compartiendo nuestra labor como educadores. Nos sentíamos afortunados, afortunads por poder elegir pasar un sábado por la noche todos allí reunidos con el Señor, en lugar de reunirnos con cuatro botellas de alcohol en un parque. ¡ Fue maravilloso sentir al Señor tan cerca!
Un abrazo
Buenas noches hermanos.
ResponderEliminar¡Fin de las labores: Amo de las viñas paga los trabajos de tus viñadores!
¡Qué día más largo! El de mañana no se queda a la zaga: 4 Misas y otros menesteres. Espero que el Señor me sostenga.
Quiero ser pesado: además de mirar si estamos invadidos por la envidia -Dios no lo quiera en ninguno de nosotros- quiero insistir muchísimo en lo importante que es descubrir los mecanismos del envidioso.
Pusilánime, bastante cobarde, no da la cara, siembra la duda, disimula alabando para luego dejar caer sus alfilerazos insidiosos, insinuaciones con cara de no haber roto un plato y un mecanismo que descubrí y que la autora del artículo no señala: proyecta en los demás su propia envidia cuando se siente descubierto. Es decir, el envidioso dirá: "yo te quiero mucho, pero es que tú me tienes envidia" y el envidiado se quedará con cara de pócker, blanco diciendo para sus adentros: "¿Qué? ¿Qué me está contando?". Es el mecanismo de proyección.
CArolina:
ResponderEliminar¡Nos hemos cruzado con los comentarios!
¡Qué bueno qué viniste! Nos alegramos todos por ti, seguro.
Ayer me llamó una amiga (para mí, una hermana) y entre muchos temas me comentaba sobre "Carolina", en el blog, cómo le daba cosa que te sintieras a veces, como joven, tan sola -parroquia, Universidad-, con pocos jóvenes alrededor. ¡Para que veas que todos nos interesamos por ti!
Yo le dije a mi "hermana" que era verdad pero que, al menos, aquí en esta comunidad te sentías arropada. ¡Eso espero! Aquí tienes tu lugar propio, respaldada por hermanos muy variados y de diferentes edades: lo que es una comunidad.
Así que te mando un abrazo y con el mío irán el de muchos más amigos.
finalmente:
ResponderEliminarComo todos estamos rezando por el padre de un miembro de blog, copio el email que hace una hora me envió:
"No he podido escribirte, por eso aprovecho un momento para decirte que hoy le iban a dar el alta a mi padre por la tarde, le iban a hacer un tac y tenía que estar en ayunas, le midieron el azúcar y lo tenía alto. Le pusieron insulina y al rato tuvo una bajada, estaba semiinconsciente. Menos mal que mi hermano se dió cuenta y avisó. Ha sido un error del enfermero y nos hemos llevado un susto. Ahora tienen que controlarlo. Espero que todo pase pronto."
Sigamos rezando.
Pax +
Buenas Tardes para todos: (noches) Que terrible pecado Padre Javier,me ha encantado lo dicho por Carolina y así me quedó a mi: Si aprendo a ver en el prójimo el rostro de Jesús, no caeré en esta terrible falta, aunque me diga que le tengo envidia y "quede con cara de pocker blanco".
ResponderEliminarTodos presentes esta noche en el Rosario de la reunión de Cursillo, en especial el papá de nuestro hermano bloguero.
Muy buena esta caatequesis sobre la envidia. A mí me viene de lujo. Pero me parece que no solemos ser sinceros cuando nos planteamos este tema tan serio. Yo creo que la inmensa mayoria pensamos que es un pecado que sólo tienen los demás. Yo nunca me había planteado el tema de los talentos relacionado con la envidia, pero es cierto. Gracias, don Javier, por hacernos raflexionar todos los días. De todas formas, si rezáramos más, no endríamos estos problemas. Me uno en la oración a todas vuestras intenciones. Que el Señor los bendiga.
ResponderEliminarMaria Auxiliadora:
ResponderEliminarGracias por incluirnos en ese Rosario.
Ultreya:
¿Con que te viene de lujo, eh? Sí, si rezáramos más, iríamos mejor, proque la oración tiene mucho que ver con la Verdad de Dios y la verdad de uno mismo. Ahí todo cambia.
En cuanto a tu "gracias, don Javier", te lo convalido por un café de los de siempre, en familia, para empezar la jornada...