miércoles, 20 de abril de 2011

Dos noches, dos vigilias

Ofrezco como catequesis hoy un resumen del último artículo que publiqué para el Boletín de la Adoración Nocturna (Córdoba), a petición de un buen amigo que ahora preside el Consejo diocesano de ANE (¡gracias, Juan, por tu confianza!).

Sabemos por experiencia que adorar al Señor la tarde del Jueves y la ya noche del Viernes Santo, es práctica común en movimientos y grupos eucarísticos así como en Monasterios; sin embargo, la noche de la Vigilia pascual -¡¡que es también noche de adoración!!- sigue en la mentalidad general como una celebración más bien vespertina y que no debe durar mucho ni ser muy nocturna.


Relacionemos las dos noches y las dos adoraciones y lo comprenderemos todo.

_____________________________________________

Dos noches importantes marcan la vida cristiana y espiritual: una la noche del Jueves Santo, noche de adoración silenciosa y contemplación del Señor en la Eucaristía para entrar en el Triduo pascual; la otra noche, la noche única y santísima de la Vigilia pascual, la madre de todas las santas vigilias. Una noche conduce a la otra; de la vigilia de adoración del Jueves Santo a la vigilia de celebración de la Pascua; una noche prepara a la otra, una noche anhela la otra. El centro de todo el año litúrgico es la Vigilia pascual.

    Veamos una y otra noche, su liturgia y su sentido.

    Jueves Santo, Misa in Coena Domini, gran y solemne prólogo del Santísimo Triduo pascual: es todo un anticipo y una disposición de ánimo de la Iglesia-Esposa para la Pascua de su Señor y Esposo.

 “Invítese a los fieles a una adoración prolongada durante la noche del santísimo Sacramento en la reserva solemne, después de la misa “en la Cena del Señor”. En esta ocasión es oportuno leer una parte del Evangelio según san Juan (capítulos 13-17).

Pasada la medianoche, la adoración debe hacerse sin solemnidad, dado que ha comenzado ya el día de la Pasión del Señor. Terminada la misa se despoja el altar en el cual se ha celebrado... No se encenderán velas o lámparas ante las imágenes de los santos" (Cong. Culto divino, Carta sobre las fiestas pascuales, nn. 48-57).



Estar ante la reserva eucarística, al inicio del Triduo pascual, tiene especiales resonancias, un sabor distinto, y la Iglesia acompaña a Cristo hoy en su oración, está con Él; sentada a sus pies, mira y adora a Cristo su Esposo, entra en oración. Esa tarde-noche tiene siempre sabor de Cenáculo, olor de Eucaristía, de Pascua adelantada y sacramento, de Iglesia nacida de los sacramentos del amor de Jesucristo.
Pero llega la gran noche: la Vigilia pascual. Aquí los verdaderos adoradores acuden gozosos, prestos, a vivir sacramentalmente la Vida que comunica el Resucitado. Nada nos puede retener, ni ninguna hay para ausentarse, porque para ello fuimos preparados por el Espíritu Santo en la Vigilia extraordinaria del Jueves Santo.

Es una celebración del todo especial y en nada se parece a una Misa vespertina del domingo. Es vigilia, tiempo que se le roba al sueño nocturno para estar como las vírgenes prudentes con las lámparas encendidas esperando que vuelva el Esposo (cf. Mt 25). La comunidad cristiana se reúne: padres con sus hijos, los abuelos, los catequistas de niños, jóvenes y adultos, los miembros de Cáritas, de la Pastoral de Enfermos, Asociaciones, Grupos, Movimientos, Cofradías, Adoración Nocturna, los religiosos y religiosas de vida activa... presididos por el sacerdote con los diferentes ministerios (acólitos, lectores, cantores, salmista): ¡una sola gran Vigilia Pascual, una sola y santa Iglesia Católica!

La primera parte de la Vigilia pascual es el Lucernario: el fuego nuevo del que se enciende el cirio pascual y después las velas de los fieles para entrar en procesión al templo, aclamando a Cristo Luz. Elemento antiguo cuyo origen fue encender las luces en el templo para el oficio vespertino y para las Vigilias. Se cierra el Lucernario con el solemne canto del Pregón pascual.

La Vigilia se configura con una amplia liturgia de la Palabra (2ª parte de la Vigilia), con lecturas a cuál más hermosa para llegar al canto (sí, al canto, es noche para cantarlo) del Evangelio de la Resurrección. Esta amplia liturgia de la Palabra (9 lecturas hoy, en la tradición romana incluso 12) era la última instrucción a los los que iban a ser bautizados y, a la par, la proclamación en síntesis de la historia de la salvación.

La tercera parte la liturgia bautismal; si hay bautismos, se cantan las letanías de los santos, se bendice el agua, renuncia y profesión de fe de los catecúmenos, Bautismo y Confirmación y, por último, la renovación de las promesas bautismales y aspersión con el agua bendecida a todos los presentes. Si no hay bautismos, se bendice el agua común, se renuevan las promesas bautismales y se asperge al pueblo. Se concluye con la oración de los fieles, con la mayor solemnidad posible, destacando el carácter orante y sacerdotal de los bautizados.

Sin prisas, sino con la mayor solemnidad, se pasa a la cuarta parte de la Vigilia es la Eucaristía: ofrendas, incensación, canto del prefacio, Canon romano y Comunión eucarística que nos une al Cuerpo resucitado del Señor.

La Vigilia pascual que cada año celebramos debe marcar y dejar su impronta de tal manera y forma que marque la vida espiritual hasta el año siguiente: tan importante, tan deseada, tan solemne, tan espiritual es. Todo un año viviendo intensamente de lo que la Vigilia pascual supuso en la propia vida.

8 comentarios:

  1. Gracias, don Javier, vamos caminando para entrar en esta noche de adoración y llegar a la noche santa de la Vigilia pascual. Dios está comprometido con esta noche:

    Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero CON MISERICORDIA ETERNA TE QUIERO -DICE EL SEÑOR, TU REDENTOR.

    Me sucede como en tiempo de Noé: Juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, NO SE RETIRARÁ DE TI MI MISERICORDIA NI MI ALIANZA DE PAZ VACILARÁ -DICE EL SEÑOR, QUE TE QUIERE. Is. 5,7-10.

    Y esta Palabra se hará presente, y cantaremos llenos de gozo:

    Que se alegre nuestra madre la Iglesia resplandeciente de la gloria de su Señor...

    Feliz miércoles santo a todos.

    ResponderEliminar
  2. Buenos días don Javier, el rito de la Luz y las velas es emocionante y debe perdurar en el corazón, sin prisas mucho mejor nada de sonetos "cortitos".Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Acabo de volver de un rato (largo y fatigoso) de tertulia con una pareja de Testigos de Jehová.

    Que inmenso tesoro pierden estas personas al alejarse de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo te das cuenta de que gran parte de las razones que les han llevado a dejar la Iglesia es la poca formación que recibieron cuando eran católicos.

    Te sacan todos los tópicos y según tu los rechazas con sus mismas armas, se van echando atrás y terminan por despedirse con cordialidad.

    En la Liturgia de estos días podríamos acordarnos de ellos y orar a Dios para que conozcan la verdadera Iglesia que han dejado. También podríamos acordarnos de nuestros catequistas y formadores, para que sepan transmitir a niños, jóvenes y adultos toda la profundidad del Misterios que nos ha legado Cristo.

    Un abrazo a todos. Que Dios les bendiga. :)

    ResponderEliminar
  4. Miserere:

    Dios le premiará ese inmenso ejercicio de paciencia -de la que yo carezco- con esos testigos de Jehová.

    Es verdad: falta formación, formación, formación. Eso fue lo que me movió a este blog, siendo una catequesis permanente.

    Una cosa solamente: pedimos en la Oración universal del Viernes Santo: -por los que no creen en Cristo, -por los que no creen en Dios. Ahí sobre todo, en el Triduo pascual, pedimos por estas personas.

    ResponderEliminar
  5. Desde Sevilla:

    Vd. lo ha dicho: Dios está comprometido con nosotros esa noche. ¡Él! Por eso la adoración eucarística del Jueves Santo al Viernes nos pone en tensión vigilante para orar y desear la Noche sobre toda Noche.

    NIP:

    Como ya creo que me conocen, nadie podrá argüir que yo meto el acelerador en la liturgia o que animo a ello. Pero tampoco es correcto una liturgia lenta, con vacíos por descoordinación ("¿ahora qué hacemos?", "¿salgo ya?") que convierten la solemnidad en pesadez, perdiendo la devoción. Todo tiene su ritmo.

    ¿Sonetos? Si. La liturgia ni son ripios para salir del paso, ni es el Romance épico que nunca acaba.

    ResponderEliminar
  6. Recuerdo al lado del Sagrario toda la noche del Jueves Santo.....esto ahora no lo puedo hacer, y lo sigo haciendo de corazón.....
    Buena Pascua de Resurreccion D Javier....Me ha gustado su entrada de hoy....

    ResponderEliminar
  7. Don Javier, gracias por las catequesis tan buenas e interesantes que llevo siguiendo más de 1 año (aunque no comente), me ayudan a comprender muchas cosas.
    Dios le bendiga por tanto esfuerzo.
    Les deseo a Vd. y a los seguidores del blog una feliz y sentida Semana Santa.
    Paloma.

    ResponderEliminar
  8. Les puedo pedir una oración, hoy Jueves Santo es mi cumpleaños, gracias.
    Paloma.

    ResponderEliminar