Lo leí hace tiempo, pero no lo recordaba. Me encuentro en las Últimas Conversaciones (Cuaderno Amarillo, 15.7.5) de Santa Teresa de Lisieux una descripción maravillosa de la Comunión de los santos. ¿Acaso no celebramos hoy este Misterio? ¿Acaso en la Iglesia lo invisible y santificador no es tanto o más real que lo visible?
¡Uno sostiene a los demás! ¡Todos apoyan a quien está débil en la fe! La caridad de uno refuerza a otro. Y sin conocerse, amando de forma nueva al entregarse al Misterio de la Comunión eclesial. Quien se santifica y sube a Dios, santifica y hace que otros suban un poco más a Dios, aunque personalmente jamás se hayan tratado.
"Sor María de la Eucaristía quería encender las velas para una procesión. No tenía cerillas, pero al ver la lamparilla que arde ante las reliquias, se acercó; pero, ¡ay!, la encontró medio apagada, no quedaba más que un débil destello en la mecha carbonizada. Sin embargo, consiguió encender su vela, y, gracias a esa vela, se fueron encendiendo todas las de la comunidad. Fue aquella lamparita medio apagada la que produjo aquellas hermosas llamas que, a su vez, hubieran podido producir infinidad de otras e incluso incendiar el universo. Sin embargo, la causa primera de ese incendio se debería siempre a aquella lamparita. ¿Podrán entonces las hermosas llamas, sabiendo esto, gloriarse de haber provocado semejante incendio, cuando ellas mismas sólo se encendieron gracias a aquella centellita...?
Lo mismo ocurre con la comunión de los santos. Muchas veces, sin que nosotros lo sepamos, las gracias y las luces que recibimos se las debemos a un alma escondida, porque Dios quiere que los santos se comuniquen la gracia unos a otros por medio de la oración, para que en el cielo se amen con un gran amor, con un amor todavía mucho mayor que el amor de la familia, hasta el de la familia más ideal de la tierra. ¡Cuántas veces he pensado si no deberé yo todas las gracias que he recibido a las oraciones de un alma que haya pedido por mí a Dios y a la que no conoceré más que en el cielo!
Sí, una centellita muy pequeña puede hacer brotar grandes lumbreras en toda la Iglesia, como doctores y mártires, que estarán muy por encima de ella en el cielo; ¿pero quién podrá decir que su gloria no se tornará la de ella?
En el cielo no habrá miradas de indiferencia, porque todos los elegidos reconocerán que se deben unos a otros las gracias que les han merecido la corona".
Siempre que pienso en la Comunion de los Santos lo relaciono con la teoria de los vasos comunicantes donde la oración asi va por las almas ayudandonos unos a otros.
ResponderEliminarMe gusta tu blog!
¡Eso es! Exactamente eso!!
ResponderEliminarOtro ejemplo de comunión de los Santos es la comunidad virtual de católicos que actuamos e interactuamos en la red. No nos hace falta conocernos... pero nos sabemos acompañados :)
ResponderEliminarSiguiendo con los paradigmas físicos, tenemos el efecto de resonancia. Cuando una cuerda suena en resonancia con cualquier objeto, este reacciona vibrando a la misma frecuencia. Para gozar de la comunión, lo que nos hace falta es sintonizar el alma a la frecuencia de Dios.
La revelación natural de Dios nos da más pistas de lo que podríamos pensar a priori.
Dios le bendiga :)
INTROITUS.
ResponderEliminarGraudeamus omnes in Domino,
diem festum celebrantes sub honores Santorum omnium:
de quorum solemnitate gaudent Angeli, et collaudant Filium Dei.
Ps. Exultate iuisti, in Domino: rectos decet collaudatio.
GRADUALE.
Timete Dominum, omnes sancti eius: quoniam nihil deest timentibus eum. Inquirientes autem Dominum, non deficient omnii bono.
ALLELUIA.
Venite ad me omnes qui laboratis et onerati estis: et ego reficiam vos.
OFFERTORIUM.
Iustorum animae in manu Dei sunt, et non tanget illos tormentum malitiae: visi sunt oculis insipientium mori: illi autem sunt in pace, alleluia.
COMMUNIO.
Beati mundo corde, quoniam ipsi Deum videbunt: beati pacifici, quoniam filii Dei vocabuntur: beati qui persecutionem patiuntur propter iustitiam, quoniam ipsorum est regnum caelorum.
Siento la tardanza en responder: día complicado, de ofrecer al Señor muchas, muchas cosas...
ResponderEliminarMiserere:
gracias por su aportación, le agradezco los datos porque enriquecen la reflexión.
Tulkas:
Vale. Pero tranquilo, ¿eh?