viernes, 5 de noviembre de 2010

Salmo y participación litúrgica (un poco de todo)

Desde que leí esta afirmación de san Juan Crisóstomo no la he podido olvidar por lo gráfica e impactante que es refiriéndose al estribillo del salmo responsorial:

"Yo os exhorto a no salir de aquí con las manos vacías, sino a recoger las respuestas como perlas, para que las guardéis siempre, las meditéis y las cantéis a vuestros hijos" (Com. Sal 41).

Esta frase nos daría para varios puntos de catequesis y formación:

1. Los salmos deben ser alimento constante para la oración personal, repetirlos, cantarlos, asimilarlos, memorizarlos, porque esa es la Tradición de la Iglesia.

2. El salmo responsorial, al que alude el Crisóstomo, se cantaba desde el ambón (no se sustituía por un canto cualquiera) y el pueblo participaba cantando la antífona como estribillo. Este salmo era objeto muchísimas veces del comentario homilético del Obispo (y esto era práctica común en todos los ritos y familias litúrgicas y en la praxis de los Padres de Oriente y Occidente).

3. El pueblo participaba en la sagrada liturgia cantando, oyendo al salmista, respondiendo con el canto. No asistía en silencio a un rito incomprensible en lengua extraña, sino que tomaba parte cantando, rezando, respondiendo. Y esto mismo le otorgaba un carácter sagrado a la celebración: cantaban a Dios, cantaban delante de Dios, cantaban las palabras de Dios (los salmos y antífonas).
Lo sagrado no es asistir en silencio a algo incomprensible.

4. Participar activa, consciente, plenamente es hacer propio, asimilar e interiorizar las oraciones litúrgicas, las lecturas, el salmo. Es lo que ofrecía el Crisóstomo a su pueblo: tomar la antífona del salmo responsorial como "bastón de viaje" que lo acompañara siempre después del Oficio. La participación litúrgica es orar con los textos que el sacerdote pronuncia, interiorizar las lecturas bíblicas en las que Dios sigue hablando a su pueblo, dejarse empapar por el estilo y el contenido de los textos que se proclaman, se rezan o se cantan en la divina Liturgia.

¡Y cuántas cosas más se podrían añadir...!

Empecemos -¡atención los coros parroquiales!- a cantar el salmo responsorial. Y todos a vivir una sincera espiritualidad litúrgica.

2 comentarios:

  1. Hola D. Javier:
    "Lo sagrado no es asistir en silencio a algo incomprensible",tengo que esforzarme en vivir una sincera espiritualidad litúrgica, mojándome, cantando, participando, orando y empapándome.Me voy a aplicar a ello.

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  2. El parrafo ... sin exagerar... me ha dado escalofrios. Lo sagrado es camino, que si no se anda, no nos lleva a ningún sitio. La comunidad de fieles camina hacia Dios y lo hace unida en armonía. ¿Qué mejor forma de andar el camino que cantar y que este canto nos una a Dios?

    Gracias D. Javier por compartir estas catequesis con nosotros. Dios le bendiga :)

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