La renovación de la vida bautismal exige la penitencia. Por tanto, el templo debe estar preparado para que se pueda expresar el arrepentimiento y la recepción del perdón, lo cual exige asimismo un lugar apropiado (Catecismo de la Iglesia, nº 1185).
El sacramento de la penitencia es un sacramento eclesial, puesto que el pecador ofende a Dios y a la Iglesia con su pecado, y de ambos se separa, y por ambos, vuelve a la comunión. Es el sacramento de la paz de Dios donde se vuelve a la pax Ecclesiae. Es, asimismo, claro ejemplo, de cómo la Iglesia es santa en sí misma y pecadora en sus miembros.
Este sacramento es un sacramento comunitario, aunque sólo lo celebre un penitente y un presbítero. Es un sacramento comunitario y eclesial, pero un tanto especial por su celebración. Reformada ésta por el Concilio y el Ritual, ahora consta -¡debe constar!- de saludo, lectura bíblica, confesión, penitencia, oración del penitente, imposición de manos y absolución, oración de acción de gracias y despedida.
Este sacramento no es un encuentro psicológico ni una dirección espiritual: es una celebración litúrgica, donde existe una sede presidencial y un ministro que preside el sacramento revestido de las vestiduras litúrgicas, porque es signo e instrumento eficaz de Cristo.
Junto a la sede del presidente, el lugar del penitente. Es conveniente que tenga la posibilidad de sentarse para confesar, igualmente que se pueda poner cómodamente de rodillas para la absolución, y que no existan separaciones que impidan la imposición de manos sobre la cabeza del penitente.
La reja, que debe existir en todo confesionario, es un signo de respeto para el que quiera preservar su anonimato, pero no es lo deseable, puesto que impide la realización concreta y entera de los signos del sacramento.
Debe haber un lugar discreto pero iluminado, que no produzca miedo sino serenidad y confianza para celebrar con tranquilidad el sacramento. Educar para el sacramento: silencio, imposición de manos, lectura de la Palabra, oraciones del penitente.
Recordemos la instrucción pastoral "Dejaos reconciliar con Dios" del Episcopado español:
"El sacramento de la penitencia normalmente se celebrará, a no ser que intervenga una causa justa, en una iglesia u oratorio. Ha de evitarse por todos los medios que las sedes para el sacramento de la penitencia o confesionarios estén ubicados en los lugares más oscuros y tenebrosos de las iglesias como en ocasiones sucede. La misma estructura del "mueble confesionario" tal y como es en la mayoría de los casos presta un mal servicio a la penitencia que es lugar de encuentro de Dios, tribunal de misericordia, fiesta de reconciliación. Por esto y para dar todo el relieve necesario al acto del coloquio penitencial, debe cuidarse la estética, funcionalidad y discreción de la sede para oír confesiones. En todo caso tener presente que, tanto en la iglesia como fuera de ella, el lugar para la reconciliación de responder, por una parte, a la discreción propia de la acción que se realiza y así pueda favorecer el diálogo; pero, a la vez, no debe perder el carácter de lugar visible.
No podemos dejar de recordar aquí el respeto que se debe tener a este sacramento y la dignidad con la que debe celebrarse, incompatible con algunos usos que se manifiestan, a veces, en la manera de vestir o de comportarse el sacerdote durante la celebración. En este sentido recordamos que los ornamentos propios para celebrar la reconciliación individual en la iglesia son el alba y la estola" (n. 79).
NB. Y añado a lo estrictamente litúrgico, porque me sale del alma: una buena sede penitencial requiere algo tan sencillo como que el sacerdote realmente se siente, aunque no confiese nadie, todos los días; que esté esperando allí aun cuando no acuda nadie ni un día ni otro ni otro. ¡Que aproveche para leer o para orar! Pero eso de los tablones de anuncios: "Confesiones media hora antes de la Misa" debe ser absolutamente real. El sacerdote ha de sentarse diariamente en su sede penitencial como Cristo que siempre está esperándonos. Esa es una gran catequesis sin palabras sobre la verdad del sacramento.
Muy interesante, D. Javier. Muchas gracias.
ResponderEliminarMe gusta imaginarme un poco como Moisés ante la zarza cuando me acerco a la confesión. ¡Qué sabia es la Iglesia!
Hola D.Javier:
ResponderEliminarPensé que lo de las rejillas era obligatorio para las mujeres.Veo que ya no hay diferencias ¿no?. Pocos hacen lo de la imposición de manos, por experiencia sé que los buenos padres, espero se entienda lo de bueno, son los que más horas meten en el confesionario, aunque se la pasen solos con el diurnal, o escribiendo, conozco uno que aprovecha para componer música.
Que difícil es encontrar donde confesarse hoy en día D. Javier... no digo más.
ResponderEliminarDios le bendiga :)
Muchas gracias Pater por las aclaraciones.
ResponderEliminarDe un tiempo a esta parte, en mi parroquia, un joven sacerdote se sienta de nuevo en el confesionario media hora antes de las misas, con alba y estola, y si bien no hay largas colas de feligreses, si nos acercamos un buen número a reconciliarnos. A pesar de las cuestiones de tipo litúrgico que no son de mi agrado, y que de vez en cuando comento en mi bitácora de internet, este detalle me hace apreciar la parroquia.
Un pequeño comentario: la tradición que yo recuerdo, según me enseñaron siempre mis padres, es que las mujeres se confiesan colocándose en el lateral, al amparo de la reja, y los hombres en el frontal, dando la cara al sacerdote.
Seneka:
ResponderEliminar¡bonita imagen, amigo!
NIP:
De acuerdo en su apreciación. La rejilla hoy no es obligatorio usarla sino tenerla para el penitente que desee usarla y preservar el anonimato. En el caso de las mujeres, en general, lo veo una buena medida de prudencia y recato.
Miserere:
Tiene razón. ¿Y qué hacemos? Yo lo digo, porque es un ministerio que llevo grabado en mi alma a fuego, a los hermanos sacerdotes y llevo años predicando con el ejemplo.
Un chouan:
La liturgia, si no caemos en esteticismos, es teología y espiritualidad pura, venero de agua viva auténtica y es apasionante. Los debates que se han puesto de moda en torno a la liturgia al final la frivolizan y, de fondo, la tratan como un solemne ceremonial.
Y sí: más que tradición estaba codificado que las mujeres por la reja y los hombres de frente; pero, como dije antes, a día de hoy no es obligatorio. Sí creo que en muchos casos es conveniente por prudencia.
Tulkas:
ResponderEliminarLe dije ayer en este blog que aquí "tranquilo". Veo que no hay forma.
Segundo: No le consiento que me tutee. Tal cual.
Tercero: la pregunta que plantea sobre "luteranizarse" el Novus Ordo "ese" no entra en el tema. Así que a dar guerra a otro sitio.
Léase los Pontificales (Romano-germánico, siglo XII Y XIII y el Guillermo Durando y verá lo luteranizado de esos Pontificales... porque hacen lo mismo que el actual Ordo.
Adiós muy buenas.
Estimado Javier,
ResponderEliminarcon retraso me incorporo otra vez a la lectura de tu blog. En Lucena, como sabrás, se nos va a construir, Deo gratias, un nuevo templo. ¿Podemos los miembros "básicos" del pueblo de Dios dar nuestra opinión sobre la obra a construir? Lo pregunto por que, al menos yo, no me gustan los templos modernos y por ahí se ve "cada cosa"... Supongo que se seguirán las normas que tú nos has ido mostrando al describirnos los lugares sagrados... pero el arte moderno, a mi juicio, mueve poco al recogimiento. Un saludo
Ricardo:
ResponderEliminarNo sé el procedimiento exacto; tal vez se convoque a concurso y se elige luego el proyecto, o directamente se asigna a un arquitecto... Pero el proyecto que sea es revisado por peritos diocesanos y el Consejo episcopal (también debería serlo por el Delegado de Liturgia y el de Arte y patrimonio).
Pero ya está. No se hace una ronda de consultas abiertas a los fieles.
En cuanto a tu apreciación sobre el arte contemporáneo: sí y no; sí en que muchas veces se hacen bodrios; no, porque identificamos belleza y recogimiento sólo con el arte barroco, y en el siglo XXI habrá que buscar nuevas formas arquitectónicas que faciliten la participación en la liturgia, la devoción y el recogimiento para la plegaria personal, etc.
No queramos, no identifiquemos, el barroco como el único estilo arquitectónico válido.
Saludos, Ricardo, y ponte al día en el blog....
Vamos, Don Javier ... ¡el Barroco, el Barroco, el Barroco...!
ResponderEliminar¡¡¡Donde esté el Gótico ...!!!
jajajaja
Séneka: ¡¡No me toque los arbotantes!!
ResponderEliminar¡¡Donde esté el mozárabe, astur-leonés o renacimiento que se quite tó!!
Tanto gótico.......... Así se visten luego algunos de "góticos"............. je,je
Por favor: ¿donde puedo encontrar indicaciones para los materiales para altar, ambón y sede? Gracias y bendiciones
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