viernes, 12 de noviembre de 2010

La Palabra es eficaz en la liturgia

    La Palabra adquiere en la liturgia un rango casi sacramental, porque la Palabra actúa de modo eficaz en el sacramento. Esta Palabra proclamada produce un efecto de gracia, sólo atribuible a Dios. La escucha y acogida de la Palabra es también gracia salvadora y acrecienta la fe (que entra por el oído, que dice S. Pablo).

La misma Ordenación del Leccionario de la Misa explica:

"En la celebración litúrgica, la palabra de Dios no se pronuncia de una sola manera, ni repercute siempre con la msma eficacia en los corazones de los que la escuchan, pero siempre Cristo está presente en su palabra y, realizando el misterio de salvación, santifica a los hombres y tributa al Padre el culto perfecto.
Más aún, la economía de la salvación, que la palabra de Dios no cesa de recordar y de prolongar, alcanza su más pleno significado en la acción litúrgica, de modo que la celebración litúrgica se convierte en una continua, plena y eficaz exposición de esta palabra de Dios.
Así, la palabra de Dios, expuesta continuamente en la liturgia, es siempre viva y eficaz por el poder del Espíritu Santo, y manifiesta el amor operante del Padre, amor indeficiente en su eficacia para con los hombres" (OLM 4).
   
Por ello habríamos de ser conscientes de que:


    * La Biblia es fundamental para la vida y el crecimiento en la fe de un cristiano.

    * No basta saber que está ahí; hay que leerla, rezarla, traducirla a la vida. Dios escribe hoy una historia de salvación con la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, nuevo y verdadero Israel.

    * No basta saber su división, ni la historia de Israel, ni sus autores o fechas, ni conformarse con métodos exegéticos rigurosos; hay que leerla en asamblea, celebrarla en la liturgia, orarla en la plegaria personal.

    * En la liturgia, no basta escuchar; hay que preparar las lecturas antes, saber cuáles son, qué sentido tienen...

    * La lectura personal ha de ser lectura orante. La Escritura está dirigida a cada uno, en sus circunstancias, en su historia, aquí y ahora. No es un relato histórico de algo pasado, no es una novela ni un mensaje moral, sino una palabra viva, dirigida a cada cristiano, a su corazón. Y así, cuando se lee la Palabra, es Dios el que está hablando a cada individuo, personalmente. Ésa es la forma clave de leer la Palabra. Toda la vida está escondida en la Palabra, y ella es la que ilumina la propia vida y existencia y va iluminando en el camino diario de cada bautizado...

    * La Palabra da fruto de por sí en el corazón de cada hombre, pero lo importante para que dé fruto es el corazón en que esta Palabra es sembrada. Basta leer la parábola del sembrador (Mc 13): Jesucristo siembra la Palabra en nuestros corazones, pero ¿se dan frutos? Éste es el objetivo de la lectura espiritual, que hemos presentado; éste es el fin de orar y meditar la Escritura personalmente y en la asamblea litúrgica. La Palabra es creadora y generadora de vida, comunicándonos el Espíritu Santo.

        "Cada árbol se conoce por los frutos" (Lc 6,44a), y esta Palabra tiene que ir dando en cada cristiano y en la comunidad eclesial los frutos del Espíritu (Gal 5,22-23), si no es así, no se estará dejando invadir por el Espíritu Santo y no habrá posibilidad de que Él opere, penetre, discierna, transforme y transmita su gracia. Y, aunque esto sea más propio de un retiro espiritual, no podemos olvidar que tenemos que ser una tierra buena, unos sarmientos (Jn 15) que den fruto, que den uvas, no agrazones; una higuera que no puede ser estéril...
P.D. Es algo evidente, pero digámoslo por si acaso: No se puede llegar tarde a la liturgia, y calcular si cumplimos o no el precepto... Se trata de llegar con tiempo, prepararse a la Misa y estar disponible espiritualmente (y no distraidos o nerviosos) cuando comience la liturgia Verbi.

4 comentarios:

  1. Estupenda reflexión. :)

    Nunca está de más la Palabra de Dios. Siempre es oportuna, siempre está a tiempo. Cristo, antes de ascender al Cielo nos dijo que estaría entre nosotros cuando dos o tres nos reuniéramos en su Nombre... Cuanto más estará con nosotros, si al reunirnos leemos Su Palabra.

    Dios le bendiga D. Javier :)

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  2. Hola D. Javier: Ojalá cambiara de estrategia el E.S. y me invadiera, en vez de estar esperando que abra y a la mínima de cambio, sin rechistar, salir expulsado a patadas por mi soberbia, miseria, pecado...

    Cuánta razón tiene con lo del 3º precepto, al que estableció el punto de validez de la santa Misa habría que... "·?@! Bueno,también es culpa nuestra que del 1 al 10 no nos hemos enterado nada sobre los Mandamientos, nada más desde los 10 años.

    Preciso catequésis, llevo algunas páginas anteriores leídas en su blog y sé que aquí, a poco que me aplique, voy a crecer, graaacias D.Javier!!

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  3. Miserere:

    ESta entrada estaba programada desde hace meses, pero coincide, providencialmente, con la exhortación apostólica "Verbum Domini" que ayer el Papa firmó. ¡Estamos en onda! Y la liturgia no se entiende sin la Palabra de Dios, así como la Palabra de Dios no se entiende sin liturgia (sin la Iglesia-Esposa que recibe y acoge)

    NIP:

    ¡Es que llegar tarde puede suponer que se cierren las puertas del banquete, golpeemos en ellas, y nos digan: "No os conozco"!

    Gracias por sus palabras y deseo que este blog de catequesis-formación le sea útil, porque para eso nació. (P.D. Y, por tanto, dele difusión entre sus amigos........)

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  4. "y esta Palabra tiene que ir dando en cada cristiano y en la comunidad eclesial los frutos del Espíritu (Gal 5,22-23), si no es así, no se estará dejando invadir por el Espíritu Santo y no habrá posibilidad de que Él opere, penetre, discierna, transforme y transmita su gracia".
    Cuando la Palabra es proclamada, busca en quien posarse, busca a un hombre que la crea y la acoja en el corazón,como la Virgen María, que dijo: Hágase en mi, según tu Palabra. E inmediatamente empezó a gestarse en su seno Jesucristo,la Palabra hecha carne. Estamos llamados a encarnar la Palabra.
    Gracias por tan maravillosa entrada

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