viernes, 24 de septiembre de 2010

El mundo de la docencia: para profesores y maestros

Ahora que está empezando un nuevo curso escolar, con lo difícil que está el mundo educativo porque difícil es este mundo secularizado (sin interés, sin autoridad, nivel bajísimo en todo, etc.), los docentes deben armarse de una gran visión espiritual, de un sentido cristiano de su labor, para saber adónde deben llegar y animarse en su paciente trabajo.


De forma más especial aún, los colegios católicos con ideario católico: ¡deben ser tales, formando católicos, pues eso esperan los padres de ellos! Aquí se incluye la abnegada labor de muchos religiosos y religiosas consagrados a la enseñanza. Tienen en sus manos a muchísimos jóvenes y no es suficiente darles clases, y luego hablar de "valores", "tolerancia", "paz"... sino un aprendizaje de ser persona con sólidos principios católicos.

Los maestros y los religiosos de la enseñanza son educadores: esto es siempre algo más que la transmisión de unos contenidos prescritos por un programa con unos créditos y "objetivos". Es colaborar con Cristo en el desarrollo plenamente humano y sobrenatural de sus alumnos.

Prefiero dejar la palabra al Santo Padre. Orienta al profesorado a realizar cristianamente su docencia.

"A todos los hombres y mujeres que dedican sus vidas a enseñar a los jóvenes, deseo manifestarles mis sentimientos de profundo agradecimiento. Formáis a las nuevas generaciones no sólo en el conocimiento de la fe, sino en cada aspecto de lo que significa vivir como ciudadanos maduros y responsables en el mundo actual. 

Como sabéis, la tarea de un maestro no es sencillamente comunicar información o proporcionar capacitación en unas habilidades orientadas al beneficio económico de la sociedad; la educación no es y nunca debe considerarse como algo meramente utilitario. Se trata de la formación de la persona humana, preparándola para vivir en plenitud. En una palabra, se trata de impartir sabiduría. Y la verdadera sabiduría es inseparable del conocimiento del Creador, porque «en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y destreza de nuestras obras» (Sab 7,16)...

Al mirar a mi alrededor hoy en día, veo a muchos religiosos de vida activa cuyo carisma incluye la educación de los jóvenes. Ello me ofrece la oportunidad de dar gracias a Dios por la vida y obra de la Venerable María Ward, originaria de esta tierra, cuya visión de la vida religiosa apostólica femenina ha dado tantos frutos. Yo mismo, siendo niño, fui educado por las “Damas Inglesas”, y tengo hacia ellas una profunda deuda de gratitud. Muchos pertenecéis a congregaciones dedicadas a la enseñanza, que han llevado la luz del Evangelio a tierras lejanas, como parte de la gran obra misionera de la Iglesia. También doy gracias a Dios por esto y le alabo. A menudo, pusisteis las bases de la previsión educativa mucho antes de que el Estado asumiera la responsabilidad de este servicio vital tanto para el individuo como para la sociedad. Como los papeles respectivos de la Iglesia y el Estado en el ámbito de la educación siguen evolucionando, nunca olvidéis que los religiosos tienen una única contribución que ofrecer a este apostolado, sobre todo a través de sus vidas consagradas a Dios y por medio de su fidelidad: el testimonio de amor a Cristo, el Maestro por excelencia.

En efecto, la presencia de los religiosos en las escuelas católicas es un signo que recuerda intensamente el tan discutido ethos católico que debe permear todos los aspectos de la vida escolar. Esto va más allá de la evidente exigencia de que el contenido de la enseñanza concuerde siempre con la doctrina de la Iglesia. Se trata de que la vida de fe sea la fuerza impulsora de toda actividad escolar, para que la misión de la Iglesia se desarrolle con eficacia, y los jóvenes puedan descubrir la alegría de participar en "el ser para los demás", propio de Cristo (cf. Spe Salvi, 28)" (Benedicto XVI, Colegio Universitario Santa María de Twickenham (London Borough of Richmond), 17-septiembre-2010).

10 comentarios:

  1. El obstáculo más grande que esos educadores católicos han de vencer en la educación de los infantes son los padres de las criaturas. El panorama es desolador.

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  2. Amigo Séneka:

    Suma y sigue. Los sujetos -alumnos- de varias generaciones hasta hoy están fragmentados, tienen muy poca consistencia humana, existen divisiones interiores. El "humanum" está muy resentido, muy dañado. Son sujetos muy débiles, quebradizos, y por tanto apáticos ante toda realidad que podría ser sugerente, nulo deseo de adquirir algo que sustente sus vidas, una voluntad sin virtudes que se mueve a resorte de impulsos exteriores...

    Suma y sigue. ¿Hablamos de los colegios supuestamente católicos? Algunos son excelentes, no hay duda; pero hay una gran masa de colegios católicos que sólo tienen de "católicos" el nombre y la foto del "Fundador" o la "Fundadora" pero la vida académica y escolar transcurre en absoluta y completa secularización. ¡Y no les intentes razonar!, porque entonces ellos te hablan de "ser modernos", "adaptarse", "pastoral", "ir con los tiempos". Son éstas palabras talismanes para justificar su vacío real.

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  3. Y en tono positivo:

    el artículo de hoy, post o catequesis, pretende ser una palabra de aliento y ánimo a tantos docentes, maestros, profesores, catedráticos, en su tarea; ¡ánimo!, continuad realizándola con espíritu sobrenatural, visión de fe y amor por Cristo.

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  4. Gracias por lo que me toca como profesor de universidad pública.

    Incluso en la enseñanza más aséptica y dentro del entorno más acéptico a la religión... un profesor católico puede plantar muchas semillas en sus alumnos.

    Cercanía, respeto, comprensión, exigencia, sentido del deber, enseñar que existe el "sentido" como un todo que nos permite entender lo que nos rodea...

    Cierto que no nos permiten hablar de Cristo directamente... pero se pueden decir muchas cosas sin palabras.

    Sobre los colegios católicos... ufff Mi experiencia como alumno de uno de ellos fue más bien perturbadora.

    El colegio de mis hijos, que también es católico... no pasa la apariencia externa. Por evidencias... no hay ni religiosos por la falta de vocaciones y todo se lo tienen que guisar seglares. Ojo... que la inexistencia de religiosos no debería ser razón para bajar la guardia, sino más bien un estímulo. :)

    Pero, detrás de los niños estamos los padres... gracias a Dios.

    Dios le bendiga D. javier :)

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  5. Seneka , es verdad que el panorama es desolador , fallamos los padres y fallan los colegios supuestamente católicos . En el que va mi hijo pequeño -católico concertado - ( es el pequeño pero tiene ya 16 años )se ha suprimido la catequesis de Confirmación , nos han mandado una circular dicendo que ya decidirán ellos cuando sean universitarios. Eso si, el día de la paz, del libro , del medio ambiente etc se celebra mucho. Me llevé un digusto , pero pensándolo bién quizá sea mejor que vaya a catequesis a la Parroquia.
    Nos queda rezar mucho , confiar en la Gracia y no perder la esperanza
    María M.

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  6. María M.:

    Vd. ha definido perfectamente lo que yo sólo quería dejar entrever. Ese es el problema de muchos colegios (pseudo)católicos.

    Lo peor es ver padres y madres felicísimos de que sus hijos están en esos colegios, pensando que la educación que van a recibir es una educación católica como ellos la recibieron, tal vez en ese colegio, años atrás.

    Se les hace ver... y sacan las uñas. Tenemos aquí un grave problema que, en definitiva, se llama "secularización interna de la Iglesia". Es más importante el día de la paz, del libro, de la ecología, del calentamiento global, etc., que anunciar a Cristo, hacer que lo conozcan y que interioricen la vida y las costumbres cristianas.

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  7. magnifico como siempre, hermano mio.

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  8. Gracias, desconocido y anónimo hermano. ¿quién serás?

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  9. lo siento, pero debo decir que desanima bastante leer los comentarios del día... aunque es una alegría tanto dinamismo interno, esto es como ver intereconomía tv... se te viene el alma al suelo. un saludo a toddos

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  10. D. Javier, enhorabuena por el post de hoy.
    La educación es una tarea apasionante, y, aunque sea tópico, de ella depende el futuro de la sociedad. Pero el panorama actual de la educación en general y de la "educación católica" en particular es desolador. Estamos en el reino de la igualdad por abajo. Lejos de presentar el ideal de la excelencia, nos conformamos con la mediocridad aceptada.
    La gran mayoría de colegios "católicos", dirigidos por religiosos aseglarados, vendidos por el plato de lentejas del concierto con la Administración, se dedican a esa anodina "educación en valores" completamente tibia, buenista, incapaz de formar auténticos católicos.
    Es efectivamente, como dice el blogger, la secularización interna, el enemigo introducido dentro de la Iglesia, "el caballo de Troya en la ciudad de Dios".

    FIL

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