1. Aunque algunos dan la impresión de participar en la fe y en las buenas obras, con todo, por estar faltos de la caridad del amor fraterno, no consiguen ningún aumento de virtud. Ya que, como dice el Apóstol, “si entregare mi cuerpo al fuego, mas no tuviere caridad, de nada me aprovecha” (1Cor 13,3).
2. Sin amor de caridad, por más que uno crea rectamente, no puede alcanzar la felicidad eterna, porque es tan grande la virtud de la caridad, que sin ella incluso el don de profecía y el martirio se valoran en nada.
3. Ningún premio vale por la caridad. En efecto, la caridad posee la primacía entre todas las virtudes. De ahí que el Apóstol llame a la caridad vínculo de perfección (cf. Col 3,14), por cuanto todas las virtudes quedan sujetas con este lazo.
4. El amor de Dios, en frase de Salomón, se compara a la muerte. “Firme como la muerte es el amor” (Cant 8,6); pues como la muerte separa con violencia el alma del cuerpo, así también el amor de Dios aparta eficazmente al hombre del amor mundano y carnal.
5. No ama a Dios quien desprecia sus mandamientos, pues tampoco amamos a un rey si tenemos aversión a sus leyes.
6. Con los varones santos hay que mantener la unidad en la caridad; y, en la medida en que uno se aparta del mundo, es preciso que se asocie a la compañía de los buenos.
7. La caridad consiste en el amor de Dios y del prójimo. Mas aquel conserva en su alma el amor de Dios que no se aparta del amor del prójimo. Quien se aparta de la comunidad fraterna queda privado de la participación del amor divino. No podrá amar a Dios quien sabemos falta en el amor al prójimo. Cristo es Dios y hombre. Por tanto, no ama a Cristo en su totalidad quien odia al hombre.
8. Corresponde a la discreción de los buenos no aborrecer a las personas, sino los pecados; y no desdeñar como falsas, antes bien aprobar las cosas bien dichas.
9. Los que son imperfectos en el amor de Dios deciden con frecuencia dominar los vicios; pero, abrumados por el peso de éstos, incurren de nuevo en aquellos defectos que desean eliminar.
(S. Isidoro, Sentencias II, c. 3).
¿qué es una espada sin hoja? Pues lo mismo que un cristiano sin caridad.
ResponderEliminarEstupendos textos de San Isidoro. Gracias, nos recuerda la importancia de la caridad.
Dios le bendiga :)