sábado, 18 de septiembre de 2010

Ante la dictadura del relativismo, respuestas claras

Los discursos del papa Benedicto XVI son luminosos, muy sencillos en la forma facilitando la comprensión, pero al mismo tiempo, y es un don, claros y profundos. Es el estilo de un verdadero maestro.


En este viaje que está realizando a Inglaterra, ha pronunciado uno de esos párrafos que se convierten en antológicos. Se refiere a la dictadura del relativismo, un término acuñado por él, para expresar la realidad cultural en la que estamos inmersos y que se filtra por todas las rendijas generando una mentalidad perniciosa.

Leamos primero sus palabras:

"La evangelización de la cultura es de especial importancia en nuestro tiempo, cuando la "dictadura del relativismo" amenaza con oscurecer la verdad inmutable sobre la naturaleza del hombre, sobre su destino y su bien último. Hoy en día, algunos buscan excluir de la esfera pública las creencias religiosas, relegarlas a lo privado, objetando que son una amenaza para la igualdad y la libertad. Sin embargo, la religión es en realidad garantía de auténtica libertad y respeto, que nos mueve a ver a cada persona como un hermano o hermana. Por este motivo, os invito particularmente a vosotros, fieles laicos, en virtud de vuestra vocación y misión bautismal, a ser no sólo ejemplo de fe en público, sino también a plantear en el foro público los argumentos promovidos por la sabiduría y la visión de la fe. La sociedad actual necesita voces claras que propongan nuestro derecho a vivir, no en una selva de libertades autodestructivas y arbitrarias, sino en una sociedad que trabaje por el verdadero bienestar de sus ciudadanos y les ofrezca guía y protección en su debilidad y fragilidad. No tengáis miedo de ofrecer este servicio a vuestros hermanos y hermanas, y al futuro de vuestra amada nación" (Benedicto XVI, Homilía durante la celebración de la Misa en el Bellahouston Park de Galsgow, 16-septiembre-2010).
Vayamos por partes.

1) Dictadura del relativismo: hoy en día se afirma -con palabras o con actitudes- que no existe una Verdad, que no existe la Verdad. Quien afirme que existe la Verdad, un Absoluto, es tachado inmediatamente de fundamentalista o fanático. ¿Qué es lo que hoy se lleva? Unas palabras aparentemente agradables al oído que esconden la negación de la Verdad: el consenso, el talante, la tolerancia. Nada hay verdadero por lo que tendremos que ponernos de acuerdo en unos mínimos para vivir; nada hay verdadero, da igual lo que cada uno piense o haga mientras no afecte al talante, al consenso, a la tolerancia, a la solidaridad. Se piensa que todas las opiniones son respetables cuando lo respetable son las personas que opinan, no las propias opiniones que pueden estar equivocadas.

2) El Papa pone como prioridad evangelizar la cultura. ¡Qué lejos estamos de ello y qué poca importancia le damos! Nos quedamos siempre con acciones muy caseras, muy domésticas, muy limitadas (una pastoral de campanario). Imaginamos que, por ejemplo, con las primeras comuniones estamos evangelizando a padres, abuelos y niños, y más si hacen cantos, tocan palmas y presentan las "ofrendas simbólicas" tan propias de una liturgia que no merece ya ni ese nombre... Pero luego, tras la primera comunión, ni aparecen. O soñamos que, por organizar tal vez una procesión, la multitud que asiste ya está evangelizada y eso es evangelizar. Pero la evangelización de la cultura no llegamos a asumirla. Sin embargo es una prioridad. Es crear y generar pensamiento, hábitos, formas de vida, belleza, arte: hay que trabajar -y necesitamos católicos preparados para ello- en medios de comunicación, Internet, prensa, cine, literatura... así como en escuelas católicas verdaderamente católicas (y no con barniz religioso por celebrar el Domund y la fiesta del Padre fundador) y en Universidades católicas así como en la Universidad pública generando foros y ámbitos de pensamiento.

3) La misión del laicado en el mundo: no está en encerrarse en los despachos parroquiales charlando; no es recluirse en las sacristías; no es vivir la fe como sentimiento... El mundo es el campo del laicado y ahí es donde debe oírse su voz, cualificada y con razones, para entablar el diálogo con el mundo. "Se necesitan voces claras" dice el Papa. Voces claras que no titubeen, sino que tengan la seguridad de la fe, el razonamiento sólido de los principios de la fe, la valentía de exponer la fe. Se requiere la formación sólida, sí, y una vida de oración y piedad intensa, pero también la convicción de que el lugar del laicado es el mundo, la sociedad, los nuevos foros y la cultura. En definitiva, un giro grande a lo que cotidianamente vemos, vivimos y planteamos.

7 comentarios:

  1. que razon lleva en todo lo que dice ,pero a los laicos nos hace falta (por lo menos a mi)formacion , sentir que mi paroquia me respalda y no verme en medio "de mi mundo como un vicho raro".pero doy gracias a dios porque a diario el me llama a dar tentimonio.una alumna

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  2. Ricardo Moreno Gómez18 septiembre, 2010 12:53

    Reverendo Padre, amigo y "maestro",
    como siempre, y con tus entradas no iba a ser menos, dando en la llaga; a pesar de que en los días previos a la visita del Santo Padre a "la pérfida albión" algunos medios se empecinaban en hacernos creer que iba a ser un auténtico desastre de asistencia, hemos comprobado que, como no podía ser de otra manera, erraban. La capacidad de atracción del Sumo Pontífice es inmensurable; la capacidad de atracción de Dios, es eterna. La actitud de Benedicto XVI como gran estadista, ha dejado a la altura de una babucha a los más irreductible anglicanos. La prensa seria (hablo por ABC) ha dejado en su auténtico lugar histórico la visita a Gran Bretaña, con el triple mensaje papal: ataque al relativismo; no olvidar las raices cristianas; y negar ningún "enfrentamiento" entre catolicismo y anglicanismo, sino realzar la importancia del mensaje de Cristo. Un fuerte abrazo, Rvdo. Padre.

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  3. Anónimo: Animo. El testimonio de Cristo hoy en el mundo es difícil. Una parroquia nos acompaña entregándonos a Cristo en los sacramentos para santificarnos y ofreciéndonos su Palabra en la predicación y en la formación.

    Ricardo:

    Los discursos del Papa en todos sus viajes se van a convertir en un punto de referencia. Todo lo que diga es poco: son excepcionales. Desde aquí espero ir dando difusión a algunos poco a poco, como instrumentos de formación.

    Veo que en todo existe mucha confusión y se necesita solidez y claridad en la doctrina. Ojalá vaya consiguiendo algo con este blog y la exposición del magisterio lúcido de Benedicto XVI.

    Un gran abrazo.

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  4. Quiero recalcar algo más: el tema de fondo, ante la dictadura del relativismo, es EVANGELIZAR LA CULTURA.

    El campo del laicado es el mundo, la sociedad, los nuevos foros que se abren. Y sin embargo la realidad cotidiana es que queremos al laicado organizado cositas "buenas" de puertas adentro. También genera sonrisas y sospechas la evangelización de la cultura (¡incluso un pequeño blog como éste!): pero en conciencia sé que es aquí -y en lugares semejantes- donde hemos de estar y crear un pensamiento válido y razonable.

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  5. Apostillo sobre la "importancia de los discurso del Papa"; los que realiza ante la Signatura Apostólica son tan importantes como sentencias o estudios. Rara es la resolución de un Tribunal diocesano (o metropolitano, o incluso del de la Rota de Madrid) que no haga referencia a algún discurso del Santo Padre, sobre todo los que dirige a la Signatura al comienzo del curso judicial.
    PD, desde ahora omitiré los apellidos en la firma, ya sabes quien soy, no?; saludos

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  6. Benedicto XVI es justo lo que Iglesia necesitaba en estos momentos. El Espíritu Santo actúa más y mejor de lo que podemos imaginarnos. Por eso la esperanza no debe desaparecer de nuestra ánimo.

    Sobre el discurso. Espléndido. La dictadura del relativismo se nos cuela por cada una de las grietas que dejamos abiertas. Lo difícil es ser testigo de absoluto en un mundo que teme tomar compromisos serios con nada. A las personas debemos respeto... pero las ideas no merecen el mismo trato.

    Evangelizar la cultura es un reto que solo podemos abordar si renunciamos al éxito frente al mundo. Arte, pensamiento y ciencia, son territorios en los que ir colocando semillas con paciencia. Ninguna acción es pequeña o insignificante. Cada paso es valioso.

    El papel del laico es importante, pero requiere que nos sintamos acompañados. Por ahora, nos sentimos solos y perdidos, dentro de una sociedad aséptica que rechaza la Fe. Mi experiencia es que este aislamiento termina por crear un cómodo enquistamiento del que es difícil salir.

    Menuda labor para tan débiles manos... pero el Señor está con nosotros. Dios le bendiga D. Javier :)

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  7. Miserere:
    NO puedo por menos de coincidir con Vd.

    "Arte, pensamiento y ciencia, son territorios en los que ir colocando semillas con paciencia": ¡exacto! El problema es una pastoral de cortas miras, todos encantados de haberse conocido, mirándose a sí mismos. Los otros retos los miran como lejanos y extraños.

    "El papel del laico es importante": el discurso de hoy de Benedicto (o una homilía, no lo recuerdo bien) hacía referencia a ello y lo traerá al blog en este mes o en el que viene. EStoy convencido del papel del laicado sin ser un laicado sólo de "sacristía".

    "Nos sentimos solos y perdidos": hombre, en unos sitios más, en otros menos. Depende de muchos factores y se lo digo como sacerdote que le podría decir lo contrario: ante mucha oferta, poca respuesta.

    En la medida en que se peude, este blog está generando una comunidad cristiana virtual muy interesante aunque no todos escriban y comenten. Ya me consta que participan y leen también sacerdotes. En esa medida, espero que este blog sea acompañamiento y respaldo de unos a otros.

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