Éste es un blog que pretende ser formación y catequesis de adultos, mistagogia de la liturgia, pensamiento teológico, vida espiritual y aliento para la santidad. Y lo pretende con fidelidad a la Iglesia, al sentir eclesial y a la Tradición. ¡Sé bienvenido!
jueves, 12 de agosto de 2010
Ante el secularismo y la secularización: respuestas claras
Vamos reflexionando sobre el secularismo que reina hoy en nuestra cultura post-moderna y su secularización social, que ha penetrado con tantísima fuerza en la vida y en la praxis de la Iglesia.
¿Qué hacer, cómo responder, cuál es el camino correcto?
¿Cómo afrontar este reto del secularismo y la secularización?
¿Cuál es la perspectiva correcta para valorar este fenómeno y superarlo?
“Frente a cierta secularización efectiva de este mundo, los cristianos tienen una misión profética que cumplir: la de impugnar la tendencia del hombre secularizado a cerrarse sobre sí mismo, a buscar en sus propias fuerzas la salvación y la liberación de todos sus males, incluyendo entre ellos los del pecado y la muerte.
Esto no les impide en ningún modo a los cristianos reconocer lealmente cuanto hay de valedero –y con frecuencia notablemente- en los esfuerzos realizados por sus hermanos increyentes para construir un mundo más humano. Porque nada que sea verdaderamente humano puede dejarlos indiferentes. “Cuanto hagáis a uno de mis hermanos, a mí me lo hacéis”. Pero los cristianos tienen buen cuidado de no olvidar –aunque sean impotentes para hacer compartir esta convicción de fe, de la que únicamente pueden dar testimonio, respetando las otras convicciones- que el Hijo del hombre ha venido a salvar a los hombres para hacer de ellos hijos de Dios.
Tal es el campo inmenso que se abre a los católicos de este siglo secularizado en su diálogo con el mundo ateo: “Creer en Dios tiene que significar vivir de tal forma, que esa vida no podría vivirse si no existiese Dios”” (Pablo VI, Discurso al Secretariado para los no-creyentes, 18-marzo-1971).
Por tanto:
-responder con el testimonio de una vida tan plena que muestre cómo sin Dios el hombre se cierra sobre sí mismo,
-clara identidad, reconociendo que sin Cristo la vida sería otra muy distinta y deshumanizada, y que Cristo no es un añadido a lo humano, ni algo exterior o superficial, sino su misma sustancia,
-colaboración con todo lo bueno y humano con todos los hombres,
-sin olvidar el anuncio y la llamada a la conversión a todos los hombres, con respeto pero con verdad.
-Para lograr esto, sin más remedio, habrá que superar ya ese “cristianismo secular”, esa desfiguración de un cristianismo diseñado según la moda y el pensamiento de cada época que anteriormente vimos.
No seamos ilusos, tampoco ingenuos: es una etapa difícil la que nos toca vivir, de derrumbamiento de una cultura y el emerger como sistema la postmodernidad que todo lo invade. Los caminos de la Iglesia deben ser claros; la pastoral de la Iglesia determinada y firme; la teología elocuente y sólida; la espiritualidad, madura y recia. Éstos son los retos y aquí -con análisis claros- es donde deben converger los pensamientos y las líneas de acción en lugar de la dispersión que genera la secularización interna de la Iglesia o la discusión de los usos y costumbres para volvernos a encerrar en nosotros mismos.
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"El segundo fenómeno, consecuencia del anterior, es la completa identificación del cristianismo con el pensamiento secular, de manera que ser cristiano deja de ser significativo, y no conforma ninguna diferencia en la vida real. David L. Schindler ha expresado de esta forma cómo se da este fenómeno en América:
ResponderEliminar''Mi argumento, en lo que se refiere a los cristianos, es que el problema del laicismo en América comienza de forma significativa dentro de las mismas iglesias (protestante y católica) y de su teología y sus prácticas religiosas. Expresándolo en términos más radicales y que de hecho a mí me parecen los más precisos, la desaparición o de hecho la muerte de Dios es un fenómeno que se da no sólo en el 5 por ciento de americanos que no creen en Dios sino también y de forma más relevante en el 95 por ciento que sí creen.''
El fenómeno al que David L. Schindler alude aquí no es un fenómeno particularmente americano. Aunque los porcentajes de creyentes puedan no ser los mismos en América y en España (o en otros países europeos), la realidad descrita por Schindler es exactamente la misma que la de la mayoría de los católicos españoles, o sólo ligeramente diferente. Y eso es porque el problema que describe es el problema de una Iglesia que ha aceptado desaparecer al aceptar comprenderse a sí misma en el marco del liberalismo, o, lo que es igual, de la “razón secular” ."
D. Javier Martinez, Arzobispo de Granada
Más allá de la razón secular.
http://humanitas.cl/html/biblioteca/articulos/d0473.html
Gracias, Seneka, por su aportación, una cita de alguien para mí muy clarividente.
ResponderEliminar¡Hacía tiempo que no escribía en este pequeño blog, amigo! Pax
Pero yo tengo preguntas, dudas … Esta secularización tiene unas causas, un pasado y un presente.
ResponderEliminarY, creo, que todo lo referido por usted (de lo que no quito ni una coma) se produce dentro de un marco político-económico concreto que margina el hecho religioso a las conciencias, un marco que se fundamenta y crea “estructuras de pecado”. Y esto lo afirmo no como hipótesis de trabajo sino más bien como un certero análisis de lo actual. Pero, mi pregunta: ¿es necesario o, quizá, nos llevará a un orden político concreto que respete y defienda los derechos de Dios y la Iglesia?. Es decir: ¿son las actuales estructuras ( o mejor: superestructuras) causantes de esta secularización?. ¿Es el Magisterio lo suficientemente explícito para que los católicos no se conformen a la sociedad que les rodea?. O viceversa: ¿somos los creyentes, imbuidos del ambiente, los que cercenamos el mensaje de Cristo, Dios Vivo Encarnado y muerto en la Cruz y resucitado, como centro de la Historia, en el que debemos instaurarlo todo, convirtiendo nuestra vida (que debiera ser imagen de Cristo) en personas con una ética más y una moral que no va más allá de lo concerniente al aspecto sexual de la persona, olvidando la integridad del Evangelio, sin empapar todas nuestras actuaciones en la sociedad: económicas, sociales, políticas, etc.?.
¿Es la falta de nuestra visión sobrenatural y presencia de Dios, o puede serlo, lo que nos impide percibir el verdadero fin de la sociedad: Dios?. ¿Sabemos que somos Iglesia, comunidad, que no nos “salvamos solos”?.
Cuando hablamos de temas “banales”, por así decirlo, nos deslizamos como paganos. Cuando se habla de economía, no está Cristo. Cuando se habla de sociología, no está Cristo. Cuando se estudia psicología, no está Cristo. Cuando se estudia Física, no está Cristo.
Algo sencillo: un creyente, un Domingo, día del Señor, ¿es necesario que vaya a las rebajas?. Pues se va. Se va a Misa … y a las rebajas.
Un saludo.
P.D.: Perdón por la extensión y el batiburrillo, pero el espacio no me da.
No, Roberto ... como paganos no, como apóstatas. La diferencia no es sutil, sino desgarradora.
ResponderEliminarCierto ... ¡y tan cierto!: "apóstatas".
ResponderEliminarRoberto:
ResponderEliminargracias por su aportación. No coincido en todo con ella (por ejemplo, en el nivel social o de Estado "cristiano"), pero no me puedo detener a argumentar con tranquilidad. En general, muy cierto.
Yo sí usaría más el concepto "pagano" que el de "apóstata". Estamos en un neopaganismo fruto de la quiebra de la civilización occidental, que nació cristiana, que fue cristiana... que se va pervirtiendo. Un mundo entero cae; empezamos a ver las ruinas.
Roberto y Séneka:
Me gusta vuestro diálogo en el blog. Me recuerda a cuando en las catequesis de adultos dejaba un resquicio para el diálogo y se enzarzaban unos y otros amablemente... y yo sólo intentaba que no se desmadrase mucho aquello.
Repetidlo cuanto queráis. Gracias.
"Estado cristiano". Si con esta expresión se entiende un estado confesional, pues no lo he dicho. Sin embargo, si se refiere a un estado que tenga como máxima la ley de Dios, entiéndase ésta como Ley Natural, por ejemplo, pues va sa er que sí.
ResponderEliminarNo existen neutralidades en el ámbito del derecho. Y simplemente por una causa: el hombre es el sujeto del derecho, ¿porqué?.
O en ¿qué se basa la dignidad del hombre?.¿En la soberanía?, ¿en su afiliación?, ¿porque yo lo valgo?, ¿porqeu lo ha dicho alguien?, ¿porque , de momento, estamos todos de acuerdo?. No existe neutralidad tal. Parece fruto de la racionalidad así admitirlo, pero nada más lejos de la realidad. El Hombre es creatura.
Con esto no concreto que sistema político debe haber.No.
Pero sí de donde emanan las leyes.
Por ejemplo: la estupidez del referendum contra el aborto. ¿sería un logro?. En absoluto, sería un terrible mal con apariencia de bien, y terrible porque no lo parece.
Un saludo.
Pero pongámoslo más concreto.
ResponderEliminarNo puede haber futuro en esta cultura dominante de la considerada nueva economía de la posmodernidad, que es verdadera religión, sin más horizonte, en definitiva, que la nada. Lo explica con suma claridad (mejor que yo, evidente) William T. Cavanaugh, en su libro Imaginación teo-política : «Usar y tirar, no simplemente en los productos, sino en las relaciones y afectos particulares de cualquier tipo, es el rasgo distintivo del consumo en la nueva economía», la cual «depende de la elaboración de un mapa que yuxtapone a las personas de todo el mundo en un mismo espacio y tiempo. Esta yuxtaposición -continúa- sitúa a las localidades diversas en competencia unas con otras». En la verdad que se ha demostrado en el amor, por el contrario, en la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, todo lo débil que se quiera, pero en la que reside del poder de la Verdad, «no estamos yuxtapuestos, sino identificados». Como dice san Pablo, en este Cuerpo, «si un miembro sufre, todos los demás sufren con él; y si un miembro es honrado, todos forman parte en su gozo». Y añade Cavanaugh: «Este colapso radical de las barreras espaciales no da lugar a competencia, sino a más honor y cuidado para el miembro más débil, que se identifica con uno mismo».
Y es este Cuerpo de Cristo el ue conformaría una nueva sociedad.
Y perdón por la extensión.
Otro saludo.
Roberto:
ResponderEliminarMuy de acuerdo con Vd. Ahora está todo más claro, muy bien explicado y además se ha tomado la molestia de buscar las citas de "Imaginación Teo-política". Se lo agradezco enormemente.
Sobre el referendum sobre el aborto, tengo escrito un post en este blog: http://corazoneucaristicodejesus.blogspot.com/2010/01/derecho-la-vida-si-pero-sin-referendum.html que trata tanto del referendum como en el fondo, de la idolatría de la democracia. Está en la línea en que Vd. escribía y creo que le agradará.
Por último: No tiene que pedir perdón por la extensión. Un blog de formación como éste se enriquece con las aportaciones fundamentadas y ponderadas.
Gracias.
D. Javier, un mundo que fué cristiano y se ha ido pervirtiendo hasta el extremo opuesto ... ¿no es un mundo apóstata?. Si la voluntad consciente es elemento necesario para caracterizar la apostasía, podríamos discutir hasta que punto el calificativo es adecuado, pero en caso contrario su aplicación se me antoja indiscutible.
ResponderEliminarY lo malo es que eso tiene consecuencias, y graves, porque esa perversión supone la aceptación de contravalores morales que no son sino la imagen "en negativo fotográfico" de los valores cristianos otrora rectores de una sociedad cristianizada.
Un saludo.
Seneka:
ResponderEliminarEstamos en lo conceptual únicamente, en la discusión dialéctica; a efectos prácticos, es lo mismo y Vd. y yo lo valoramos igualmente.
Dicho esto: la apostasía es voluntaria, absolutamente malvada y consciente y yo la señalaría en los procesos revolucionarios activos marcados de anticlericalismo y ateísmo.
Pero pienso que lo que hoy vivimos está en una clave distinta. La secularización reinante es más sibilina, no apostata, simplemente deja a Dios recluido en el silencio estéril y en las sacristías de los templos. No es negar a Dios, es vivir como si no existiera. No se pelea contra Dios y se sustituye con la "Diosa Razón" en Notre-Dame... sino que simplemente no se habla de Él como algo in-significante. Creo que son modos distintos o realidades distintas.
Tal vez en esto influye mi experiencia personal: cuando he visto dos o tres casos pidiendo realmente la apostasía, se ven claramente que son distintos de los meramente secularizados de hoy. Es otra cosa.
Un fuerte abrazo en su reincorporación post-veraniega al blog.
Ahora entiendo el distingo, D. Javier. Lo que ocurre es que usted destaca el aspecto "formal" (canónico, incluso) de la apostasía, y yo me fijo más en las consecuencias prácticas. Porque, al fin y al cabo, no confesar la Fe, abandonar o incluso negar esa Fe, no deja de ser apostasía.
ResponderEliminarNo es, ni de lejos, lo mismo un bautizado que abandona su fe que un pagano que no ha tenido ocasión de conocer a Cristo. Lo se por propia experiencia. De ahí mi empeño en acentuar el hecho de la apostasía.
En esta línea, yo no dudaría en calificar de apóstata a la nación española, por ejemplo (y entiéndase nación en el sentido clásico, no en el sentido moderno del término).
Seneka: Estamos Vd. y yo condenados a entendernos.
ResponderEliminarEs evidente que las diferencias son de perspectiva, simplemente. Pero yo reservaría muchísimo más el uso de "apostasía" para la situación actual. Creo más conveniente usar "secularización", porque viven al margen de Dios... pero sin batallas, luego van se bautizan, vuelven para casarse sin mayor problema ni rechazo (ni fe tampoco). En fin, la fe sui generis de la secularización.
Saludos cordiales.
Si, eso es muy cierto. Algunos hasta volvemos con la intención de quedarnos para siempre ;).
ResponderEliminarEL CRISTIANISMO PURO es un movimiento humanista con un anhelo eterno por alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta. Que ha soportado los cambios de paradigmas que se han dado en el devenir, los seísmos, la reforma luterana, la contrarreforma, etc. Porque puede enfocarse de diversas maneras y enmarcarse en diferentes contextos, culturas, modelos y religiones; de todas maneras permanece inmutable. Debido a que la doctrina de la trascendencia humana que Cristo ilustró y predicó, tiene un valor genérico y universal; por ello, pudo injertarse al judaísmo y mantenerse en el oscurantismo privado de la luz de la razón durante dos milenios, sin asfixiarse, cegarse o extinguirse. Y también puede enmarcase en el helenismo, el hinduismo, el budismo, el sufismo. Y crecer y desarrollarse en el ateismo, el desarrollo humano, el empirismo, el escepticismo, el misticismo, el positivismo, la nueva Era, la modernidad, la post modernidad, racionalismo, y el sincretismo. El reto es sacar el cristianismo del oscurantismo, a fin de que la trascendencia humana refleja en Cristo ilumine al mundo. http://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismo-a-Efecto-De-Afrontar-Con-Exito-La-Crisis-De-La-Modernidad
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